Partida Rol por web

Me levanté y miré la humareda que iba dejando la estampida tras nuestra espalda. ¿Qué habría ahuyentado a tal cantidad de dinosaurios? Sin duda, no presagiaba nada bueno... Sin embargo, tras la estampida, no se escuchaba nada. Sólo silencio...

–Si algo ha asustado a esos dinosaurios, o estaba muy lejos y no ha querido perseguirlos, o ha cazado a uno de esos y está comiéndolo ahora, o no es demasiado grande y apenas hace ruido – dije, mirando a mis compañeras –. Sea lo que sea, será mejor que nos larguemos de aquí pronto... por otro camino. No quiero encontrarme de cara con lo que fuera.

Aunque un pequeño rodeo nos haría perder más tiempo... tiempo que tampoco teníamos para malgastar...

Jadeando tratando de recuperar el aliento, Sophia se sacudió la tierra de la ropa.

-Aquí hay cosas a considerar- Tardó algunas bocanadas de aire antes de poder volver a hablar.

-Si abandonamos el camino despejado, la lógica dictaría que pasaríamos más inadvertidas, pero que eso no os confunda... Muchos de los depredadores están habituados a desplazarse por terreno arbolado. Los Deynonichus o los Dilophosauridos, por decir algunos... Volvió a guardar unos segundos para recuperar el haliento.

-Los árboles nos ofrecen cierto grado de ocultación, pero desde luego también se la confieren a los depredadores... La ruta despejada nos permite ver venir el peligro de más lejos, como ha sido el caso.

Carol consiguió incorporarse un poco. Hasta aquel entonces, las tres se habían puesto de acuerdo sobre cómo proceder con relativa facilidad; pero, en aquel momento, Ihna y Sophia opinaban una cosa diferente cada una. En un primer momento, Carol había pensado en dar un rodeo, como Ihna, para evitar lo que fuera que había causado la estampida. Pero las palabras de la científica tenían bastante sentido, era lógico pensar que unas criaturas diseñadas específicamente para sobrevivir en una jungla y cazar pudieran camuflarse bien entre la arboleda. 

Tras meditar unos instantes, por fin tomó la palabra. -Bueno, yo diría que, si un dinosaurio ha provocado la estampida, tiene que ser uno grande. Ya sabéis, ese del que nos advirtieron tanto en la central. El de los bracitos cortos -La mujer encogió sus brazos para imitar a un Tiranosaurio Rex. -Creo que ese es al que más tenemos que evitar. Si nos encontramos a algún otro carnívoro entre los árboles, será algo más pequeño. Ihna y yo llevamos armas. Si tenemos que enfrentarnos a algo, mejor que sea pequeño... ¿no? -Desde luego, Carol estaba de todo menos segura de lo que acababa de decir.  -Lo que sí que tengo claro es que las tres juntas tenemos más posibilidades que separadas, así que tenemos que ponernos de acuerdo. -En esto sí que sonaba tajante. 

Temerosas de que la estampida pudiese marcar la ruta a un lugar mucho peor, las intrépidas militares marcaron una ruta alternativa a través de la jungla.

En un principio sería una ruta algo más larga, haciendo que la noche esté cada vez más cerca de sus cabezas, pero probablemente también sea más segura.

En vista de las necesidades, el grupo se vio obligado a seguir avanzando buscando un lugar seguro donde descansar. La fatiga volvía a estar presente en vuestros cuerpos y más después de todo lo acontecido.

Los árboles y zonas de vegetación que estaban viendo no eran prácticas de cara a conseguir un lugar seguro, de modo que siguieron andando y rastreando en busca del lugar óptimo para tener cobijo y sobre todo buena visibilidad.

Pasaron más de 30 minutos y no parecía encontrarse un lugar adecuado ¡pero aquello era demasiado grande! la noche estaba a punto de caer y encontrar un refugio ya se había convertido en una obligación más que en una opción.

Parecía que ahora eran necesarias las técnicas de supervivencia para salir del embrollo.

Habían llegado a un punto en el que el cansancio empezaba a hacer mella y empezaba a superar al miedo en cuanto a preocupación máxima inmediata.

A Sophía no se le escapó que incluso sus compañeras, unas avezadas y preparadas militares, necesitaban pararse a descansar, por lo que sin decir nada, se limitó a ir observando el entorno por el que iban pasando. En un momento dado, al casi tropezarse con lo que a primera vista parecía una raiz, la científica al fin sonrió casi por primera vez desde que habían llegado a la isla. Un grueso cable cruzaba entre sus pies escondido entre la hojarasca.

Eso es justo lo que estaba buscando. Tenía muy claro que toda aquella infraestructura debía estar milimétricamente diseñada para ser sostenible y controlable. Tras hacer parar a su grupo, empezó a seguir aquel grueso cable de alta tensión y apenas tardaron 20 minutos en localizar una pequeña construcción de hormigón que se alzaba casi de manera irreal enmedio de la maleza.

-Una caseta de mantenimiento, como suponía- dijo orgullosa.

-La isla no dispone de infraestructuras energéticas acopladas a ninguna red superior, es complétamente autosuficiente, por lo que tiene que estar repleta de transformadores, fusibles y demás pequeñas instalaciones como esta que conecten todos los puntos de la isla con los diferentes generadores-Explicó.

Comenzaba a estar cansada, y la luz poco a poco iba menguando cuanto más caminábamos. Por un momento, temí haber cometido un error al decir que nos desviaramos para evitar peligros... Necesitábamos un sitio donde hacer un descanso hasta que pasaran las horas de mayor oscuridad.

Ver la construcción de hormigón me hizo dar un ligero suspiro de alivio. Segundos antes daba por hecho que tendríamos que acampar al raso, lo que nos pondría en una situación complicada para aguantar el clima y los dinosaurios en caso de que hubiera alguno cerca que pudiera rastrearnos, sin embargo el hormigón sería suficiente como para frenar tanto el frío como a esos seres. Había sido un golpe de fortuna y acierto por parte de Sophia.

–¡Oh! Bien – contesté escuetamente mientras me acercaba a la puerta y comprobaba que se pudiera abrir sin forzar la cerradura.

Carol se sentía desvanecer. Como los niños pequeños, sentía ganas de tirarse al suelo, de patalear y llorar, aunque no sabía si tenía energía suficiente para ello. Estuvo a punto de parar, sentarse, y decirle a sus compañeras que siguieran ellas, pero por suerte Sophie encontró un cable, que quizá las llevara hacia un refugio donde poder pasar la noche. Aquel descubrimiento le dio fuerzas para continuar. 

Tras un corto rato caminando, llegaron a una pequeña construcción de hormigón. La imaginación de Carol se dejó desbordar, imaginando que dentro podrían encontrar latas de comida, o una fuente para rellenar las cantimploras, o incluso sillones o camas cómodas en las que pasar la noche. Pero Sophie dijo que se trataba de una caseta de mantenimiento. Aquello no sonaba ni a comida, ni a comodidad, ni a nada. 

-¿Una caseta de mantenimiento? ¿Para qué sirve eso?

Con un poco de insistencia y dotes de orientación, Sophia logró encontrar una zona que parecía ser lo suficientemente cómoda y a la vez resguardada para tomar un descanso.

La caseta de mantenimiento además podría ofrecer una visión esclarecedora del parque si se subía a su techo a través de la escalera, acción que no dudaron en llevar a cabo usando un poco de esfuerzo físico.

A pesar de que prácticamente era de noche, las vistas desde la caseta revelaban lo que todas os imaginabais: la isla era gigantesca.

Con un rápido vistazo se pudo observar como de la zona norte sobresalían varios edificios, ¡probablemente el centro de visitantes esté allí! con lo cual lo más acertado ahora era descansar un poco (ya que no se veían dinosaurios por los alrededores) y continuar la marcha, ya que tras divisar el edificio a través de las alturas era más sencillo mantener el ritmo de una manera certera.

Una vez asegurada la posición el cansancio comenzó a pasar factura a los cuerpos de las allí presentes.

Tal y como dictaba la lógica, el grupo se dividió entre los durmientes y aquella que debía hacer guardia el breve lapso de tiempo que iba a durar aquella ronda de vigilancia.

Los minutos pasaban y la jungla del interior de la isla se tornaba pacífica.

Poco a poco ibais turnando las horas de sueño hasta que finalmente un par de horas pasaron. Ahora estabais en plena noche, oscura y misteriosa pero con la mente y el cuerpo más descansados.

Igual iba siendo hora de continuar el trayecto ahora que os habíais logrado reubicar.

El grupo emprendió la marcha tras descansar; la noche las arropaba bajo el silencio de la luna.

El avance era más lento porque la visibilidad era reducida, pero también era reducido el sonido ambiental de vuestro alrededor.

No sabíais cuantos kilómetros faltarían para llegar al centro de visitantes pero a cada metro que avanzabais las esperanzas de que ya quedase menos alimentaba cada gota de sudor derramada.

En un determinado momento durante vuestro avance escuchasteis un ruido. No sabíais muy bien qué era pero os llamó bastante la atención ¿era una persona? parecía un gemido.

A Sophia se le tensó todo el cuerpo de golpe. una gota de sudor corrió por su nuca al tiempo que tragó saliva.

Lentamente se llevó el dedo índice a los labios  y de reojo miró a sus compañeras de viaje.

-Es un dinosaurio. No tengo ninguna duda-Dijo susurrando a sus compañeras. -En este terreno somos totalmente vulnerables, tenemos que llegar ya-dijo en tono temeroso, a la vez que miraba hacia todos lados tratando de localizar el origen de aquel sonido.

Aunque era evidente que la situación no era la mejor, aquel descanso sentó a Carol como agua de mayo. Se sentía mucho más fresca, más avispada, más ágil... en condiciones de continuar aquella descabellada aventura por una isla llena de dinosaurios. 

Un sonido quejumbroso llenó el aire. Carol notó cómo Sophia se tensaba. No parecía tener intención de seguir el ruido, y en otras circunstancias, Carol tampoco. Pero el ruido sonaba como un gemido. ¿Y si no era un dinosaurio? ¿Y si era un humano atrapado allí?

-Chicas, ¿no creéis que deberíamos echar un vistazo? -preguntó, también en susurros.  

La científica negó enérgicamente con la cabeza.

-Sería como ir directas a la boca del lobo...Soy incapaz de diferenciar si se trata de un herbíboro o de un depredador, pero os aseguro que es un dinosaurio... Fijaos en como cae el gorgojo al final.. Eso sonido lo producen cuando el saco aéreo circundante a la siringe expulsa el aire a través de la tráquea vertebral... ya sabéis, como lospájaros... Trató de explicar en tono desesperado.
 

Carol escucha con atención a Sophia. Sabía que la japonesa tenía más conocimiento que ella, y que si afirmaba que era un dinosaurio, tendría razón (aunque no sabía a qué se refería con lo de los pájaros. ¿Los pájaros y los dinosaurios estaban relacionados? Pero solo hay un tipo que tienen alas, ¿no?). 

-Bueno, supongo que tienes razón, Sophia. Tú eres la experta aquí -su voz no sonaba hostil, simplemente estaba expresando un hecho. 

Tras el inesperado suceso no quedaba más remedio que continuar el viaje, el tiempo se agotaba...

En mitad de la noche y tras haber superado más de un obstáculo, por fin se había logrado llegar al edificio que contenía aquello que os haría cumplir la misión.

Ya el suelo dejó de ser tierra húmeda y la vegetación se sustituyó por muros hechos de hormigón que de poco sirvieron para retener a los dinosaurios que arrasaron con el parque. A fin de cuentas a estas alturas deberíais dar gracias de seguir con vida después de todo lo sucedido.

Apenas había iluminación porque se daba por hecho que allí no habría nadie. Ahora estabais a tan solo unos pasos de abrir la puerta principal para buscar el lugar donde los laboratorios encerrarían secretos que actuarían como dignos manjares de especuladores y empresarios.