Partida Rol por web

¿Qué hace? ¿Qué hace? - No dejo de repetirme los eternos segundos que dura el despliegue de impresición e impericia de Knox. Para el segundo intento ya tengo una mano en la cabeza y ruego que se acabe pronto. Ahora sí estamos del todo jodidos. Estamos rodeados y el cacharro ese no puede despegar. Hub corre cuando nos vienen a buscar. Ya no creo que salgamos por las malas.

Camino hacia el lider con las manos en alto y muy lentamente me voy sacando la máscara. Cuando descubro mi rostro continúo avanzando un poco más. - ¿Que tal Al- Kachofa? ¿Cómo están Laila y los niños?

- Pero Hub, ¡cierra la maldita puerta!- grito en medio del patético caos que se ha creado en un segundo

¡Pues claro que estaba rico! ¡Es mi pelo!

Pero... cada segundo que pasaba, más entendía mi mente que había hecho el ridículo en confiar en aquel mocoso de alien. Ahí estaba él, chuperreteando el pelo sin mover ni un músculo por ayudarnos...

—¡ARGHHHHH! ¡JODER!

Me había arrancado un mechón de mi precioso y cuidado pelo para nada. Pero, bueno... el viejo quería probar suerte, quizás él tuviera más tacto para convencerle que yo...

—Tenemos una promesa, maldito bicho —le dije al alien antes de lanzárselo al viejo sin ningún tipo de miramientos, casi como si fuera una pelota de rugby—. ¡Todo tuyo!

Yo, mientras tanto, fui hasta mi rincón de los cachivaches y cogí la sierra circular que usaba para cortar láminas de metal. Cualquiera que intentara venir a por mí se iba a llevar una buena serrada... Luego fui hasta la entrada de la nave y me parapeté por algún recoveco. La sierra no tenía mucho alcance, así que lo mejor sería atacar una vez estuvieran justo al lado mía...

Aunque, a decir verdad, ya me daba todo igual. Si nos hacían prisioneros, al menos me libraría de arreglar tooooooooodo lo que tenía que arreglar de la jodida chatarra que teníamos como nave espacial... ¬¬

Recapitulando: Knox está parapetada armada con una herramienta de mecánica. Hub está en la rampa, azuzando al peque-alien para que os salve el culo (¿en serio?). Gustav también está en la rampa, dando órdenes al aire. Y Dallas está descendiendo por la rampa, hacia Al-Kachofa, con los brazos en alto y mostrando su rostro.

Estratégicamente sois penosos, chicos, tengo que decirlo. Tenemos a la Kamal jodida, abierta y sin nadie en las armas. A 3 miembros de la tripulación completamente expuestos, a la soldado rindiéndose, a la mecánica defendiendo la bodega con una herramienta, al piloto pidiéndole a un crío que no le entiende que ataque a doce tipos muy peligrosos, y al negociador perdiendo totalmente el control de la situación, sin saber muy bien qué hacer...

- Dallas... issto sí que sserr rregalo. ¡Aprressarrla! Y a loss otrross, ¡matarrloss!

¿Apresar a Dallas? ¡Eso sí que lo escuché, que estaba ya cerca de donde estaban ellos! 

—¡Y un carajo! —grité, cogiendo mi pistola de mano y pegando un tiro. En la otra mano aún sujetaba la sierra circular.

El disparo no fue muy preciso, pero al menos era una señal de intenciones. ¡Teníamos que defendernos como fuera!

—Joder, Dallas. ¡Déjate de tonterías y pégale un tiro a ese hijo de puta! —le grité a mi compañera, que cada vez tenía más cerca a los ladrones. Luego miré al viejo—. ¡El bicho ese no sirve para nada, viejo! ¡Móntate, joder! Enciende los motores cuando estén cerca... igual achicharras a alguno.

No quería ver morir a mis amigos así... ni siquiera a Gustav.

—¡Gustav! Tú ayúdame a pegar tiros... ¡coño!

Grrr... aquel día estaba siendo pésimo, y cuando aquel tiparraco me dio con el lado contrario de su lanza en el hombro, me tiró al suelo. La verdad, no había sido demasiado daño, pero claro, teniendo en cuenta lo mayor... hmffff, no, mayor no, sólo experimentado... hmmmfffff... Vamos, que me hice daño en la caída. Algo así. Todo ello mientras el microbio alien estaba... ehhhh... bah, mirando. 

-Si, ¡si! Gustav, voy, serás angustias... - Digo, mientras me levanto como puedo, crujiendo algunas articulaciones, ya entrando en la nave, y poniendo cómo puedo el cuerpo en la zona de dirección, intento que la pesada Kamal despierte, después de tanto esfuerzo que lleva en el día. Por supuesto, las lucecitas de la nave comenzaron a brillar y parpadear, - Mecachis... -Inspiré profundamente. -Creo que esta chatarra no va, gente... 

Así que nada, medio cojeando y medio protestando, cogí un viejo revólver de pólvora (maldita antigualla, a ver si funcionas...), ya que las armas modernas "eran muy inestables" y me puse cerca de Gustav y Knox, a intentar disparar. ¿Aquel arma me funcionaría? Quizás la última vez que la usé fue hace 20 años, ¿la había engrasado? Esperaba que si, aunque no lo recordaba... 

Ya me reconoció el bastardo. Más vale que tenga cuidado. - Mejor nos tratas con cuidado. Cuando me encuentre con mi marido puedo hablarle muy bien de cómo me trataron aquí, o muy mal... según me parezca. - Igual sólo me estoy acercando para tener mejor tiro. La idea es confundirlo, hacerle creer que me entrago para luego ¡BAM! Al-Kachofa asada.

Estoy perdido, ahora mismo no puedo pensar con calma porque nuestro fin está cerca, y eso me hace actuar de forma impulsiva.

Uno de los ladrones me hiere en el brazo, saco mi pistola y miro al frente para calcular la distancia.

-¡Venga enano!- cojo en brazos al alien y me lo pongo a modo de escudo en mi pecho.

Salgo corriendo disparando a todos y me dirijo a la nave de los ladrones.

Ante el vergonzoso expectáculo, los hombres de Al-Kachofa y él mismo, bien entrenados, parapetados y preparados, responden a vuestro fuego con sus lanzas de caza.

Gustav, aunque no consigues alcanzar la otra nave, te libras de las lanzas gracias al pobre Adakkwalaka, que queda hecho puré verdoso de alien y desparramado sobre tus ropas. Dallas, no eras el objetivo de los bandidos, pero al interponerte entre ellos y la Kamal has recibido fuego cruzado, algunas lanzas, e incluso puede que algún disparo de tus compañeros Knox y Hub, es difícil saberlo con tanto lío. Knox eres alcanzada por dos de ellas, otra cae muy cerca. Mientras que Hub, más lento, torpe y además más expuesto, recibes una considerable cantidad, que pueden incluso costarte la muerte. Unas explotan y otras producen descargas eléctricas. Algunas os dan de lleno, otras, por suerte, no.

Es apenas un segundo en el que se desata el caos. Al-Kachofa ya no os habla, ya no ríe, sólo desenfunda su pistola y grita cosas en un idioma que ninguno entendéis a sus hombres. Parece indicarles las intenciones de Gustav de abordar su nave. Tras haber lanzado las lanzas de caza que llevaban, ahora todos van armados con sus armas de fuego, más peligrosas para vosotros si os alcanzan.

La buena noticia es que el grupo de ladrones y asesinos está "atrapado" entre unas rocas, entre las dos naves. Si conseguís que no intercepten a Gustav y consiga hacerse con su nave, y el resto conseguís refugiaros en la Kamal, lo mismo tendréis una oportunidad. Les dejaríais en medio de la arena, y vosotros estaríais a salvo tras paredes de metal.

Las malas noticias son muchas: Dallas está en mitad de la nada y tendría que volver a la Kamal, Gustav debe correr y mucho hasta llegar a la otra nave, Hub y Knox deben mantener a raya a los doce enemigos... son muy malas noticias. También podéis hacer cualquier otra cosa, claro, cualquier cosa que se os ocurra y que penséis que puede ayudar.

Noté las heridas de las lanzas, una de ellas incluso me pegó un calambrazo que ni las de Kamal cuando la arreglaba sin mucho cuidado. Pero... por fortuna, ninguna de las heridas fue demasiado grave. Tras sobreponerme de la electrocución, observé el panorama:

Por un lado, Gustav iba como loco a por la nave de ellos. Por el camino se había quedado el bichejo... que ahora era líquido alien. Sentí un poco de pena por él, pero... seamos sinceros, era un 0 a la izquierda. Por otro lado, Dallas estaba en terreno de nadie. 

—¡Dallas, ven! —le grité—. ¡Corre!

Tenía un plan, pero para ello necesitaba que el viejo arrancara la nave y que Dallas estuviera con nosotros. Si Gustav lograba alcanzar la nave de ellos y hacerla volar no habría nada que temer...

—¡Viejo, arranca la nave! —le increpé al verlo venir de nuevo hasta donde estaba yo—. ¡En cuanto Dallas monte, pon los escudos y atropella a esos cabrones! Hazlo por Adakkwuol...  Adokk... ¡cómo coño se llamara!

Ni que me importase en realidad, pero... tenía que apelar a los sentimientos del viejo para que diera lo mejor de sí mismo. Yo, por mi parte, volví a disparar intentando abrirle paso a Gustav.

¿De verdad? Aquello se estaba volviendo asqueroso. De hecho, cuando Gustav cogió al Alien me sentí aliviado, por lo menos él no me pegaría un mordisco ni me clavaria sus puntas, como aquellas lanzas. ¿Cuántas? ¿7? Pues claro, todos pensaban que yo era el más peligroso, si señor, sabían ver lo importante. Pero bueno, no había sido tan famoso desde... Ejem... Mejor no pienso por ahí. Por suerte no me habían dado más que dos. Eso era bueno. 

¿Que? -de pronto vi como aporreaban las lanzas al Akkawolindo, o como fuera, y los espanzurraban. Ah no, eso no. Puaj, que asco. Escupí. Eso no me gustaba nada. Era uno de la nave. Y eso dolía. Grrrr-. Knox me había pedido que arrancase a nuestro trasto, y aunque ya había dado muestras de que estaba frito, lo intenté otra vez. Otra más... ¿Que podía salir mal? Seguro que le explotaba en la cara el panel de mandos, o algo. Pero Bah, lo había pedido Knox, ¡Y como para negarselo!

Todavía me queda bastante para llegar a la nave enemiga y mi "escudo" acaba de esparcírse por toda mi chaqueta, al menos, el pobre murió por salvar a alguien.

Ahora mismo mi objetivo es llegar cuanto antes a la nave, tengo una oportunidad para salvarnos y me tiene que salir bien.

Algunos de los ladrones comienza a dispararme con armas de fuego, me echo al suelo e intento ir reptando y defenderme disparando pero estoy lejos y ellos son bastantes; y mis compañeros tienen que estar pasándolo muy mal porque no pueden cubrirme suficiente para que pueda alcanzarla.

Recibo un par de disparos y la adrenalina ae me precipita. No sé si fue fuego amigo o enemigo pero ya estoy en mi salsa. Va a ser un día divertido.después de todo. Knox me indica que vuelva pero nada parece estar saliendo como lo planeamos. Nuestra única oportunidad es que Gustav llegue a la nave enemiga y pienso ayudarlo.

En un.movimiento me arrojo cuerpo a tierra y tomo el fusil que colgaba de la correa. Pongo el arma en modo automático y vacío el cargador contra los hombres de Al-Kachofa. Desde donde estoy no creo acertar, disparo como un demonio más que nada par dar cobertura a mi compañero. Tiro como si fueramos cuatro personas, a lo que da contra las piedras. Que a ni uno sólo se le ocurra asomar l cabeza.

Las dos chicas disparan hacia el grupo de despiadados asesinos, una de ellas con más tino que la otra, la verdad; mientras Gustav trata de seguir avanzando hacia la nave, arrastrándose. Rezongos huye hacia el puente para intentar hacer despegar a Kamal, parece que aún no ha comprendido que la vieja máquina está muerta.

Al-Kachofa, al ver que Dallas también dispara, ya no tiene piedad de ella. Sus hombres abren fuego a discreción sobre las chicas y sobre Gustav. Gustav es el peor parado, le acribillan y está al borde de la muerte. Dallas está demasiado expuesta y también recibe muchos disparos. Knox consigue evitarlos, al cubrirse tras el borde de la puerta de la rampa de Kamal.

Varios hombres de Al-Kachofa rodean a Gustav y le inmovilizan a punta de fusil, pisándole la espalda contra la arena. Otros tantos, incluido el líder Al-Kamal, rodean a Dallas, apuntándole a la cabeza desde muy de cerca, van a apresarla. Un paso en falso de cualquiera de los dos y serán comida para gusanos.

Al-Kachofa, alzando su pistola dorada, exclama hacia la Kamal:

- Fiessta terrminada. ¡Ganarr yo! ¡JA!

Luego, dirigiéndose a Dallas, en un tono más bajo:

- Verremoss cuánto vale tu trrasserro Lenina.