Partida Rol por web

Al oir a Mara, alzo el dedo mientras asiento es cierto, se me había olvidado contestarte comento con una cálida sonrisa a Malak, que podía parecer hasta ingenua si no hubiera habido el encuentro de hace unos minutos a parte de lo que ha comentado, teóricamente habìamos quedado en que nos traería la respuesta de su jefe, que precisamente está en contra de ese chamán. La verdad es que insistí en que no dijera nada al chamán puesto que parece que es él quien está provocando los problemas que quieren erradicar las espadas de Brevoy.

Miro a Mara sonriendola en claro gesto de agradecimiento al haber sacado el tema que a mí se me había olvidado.

Rennnor acepta la mano de Mara y asiente conforme con lo expuesto. Dedica unos momentos a analizar los avances y concluye que aunque preferiría ir directamente a por los bandidos si no conocen la zona ni dónde se ubica su campamento ni su número solo estarían buscando una muerte rápida. Respira profundamente, resignado, si ha esperado años, puede esperar unas semanas más.

- Bueno, puede ser una buena idea lidiar con los kobolds para que dejen el puesto tranquilo y no dejar enemigos en la retaguardia mientras avanzamos - su gesto sigue serio, como si nunca riera y su voz es roca y rota...casi como si cada palabra luchara una batalla a vida o muerte para salir de su garganta.

Le dedico una sonrisa a Rennor y tras eso alejo mi mano y le devuelvo la sonrisa a Shallana mientras asiento ante su comentario. - El problema es que el chamán no se entere. Pero no podemos hacer otra cosa que confiar en que sea así. Aún así dudo mucho que realmente sea el único que está detrás de los problemas. Son demasiadas cosas para un único elemento. - 

Escucho a mi compañero - Aún así como  bien dice cuantos menos problemas, será mas fácil avanzar. -

-Quizas deberíamos descansar e ir mañana por la noche a hablar con los Kobolds... para bien o para mal tendremos que solucionarlo todo-dijo la semielfa- aunque preferiria que fuera de una manera pacífica para variar.

Abriendo mucho los ojos, miro a Khastal con cara inocente vamos Khastal. Tampoco hemos matado a tantos. Solo a unos pocos bandidos.

¿Que van a pensar nuestros nuevos compañeros? Digo meneando la cabeza con un amago de sonrisa.

Atendió a cada palabra de la celestial, haciendo un gesto para quitar importancia al hecho de que le hubiera ignorado, y acabó por sonreír finalmente, dándose cuenta de que no habían avanzado demasiado en la misión que se les había encomendado, dedicándose más bien, como se temía, a recados y labores de recolección; por lo que contaban, de tres peleas habían rehuido una y hablado en otra, al menos, la primera contra los bandidos, su verdadero objetivo, la habían solucionado con las armas, como debía ser. Por supuesto, de nuevo no hizo comentario alguno de que él habría matado a los kobolds y evitado así que, seguramente, ahora estuvieran informando al chamán, o como poco yéndose de la lengua con algún otro reptil que acabaría por hablar con otro y así hasta lograr justo lo que querían evitar. Como fuera, era agua pasada y tendrían que lidiar con las consecuencias, pasara lo que pasara. 

Finalmente se recostó en la silla en la que estaba, notando como su estómago gruñía de hambre, y sonrió mostrando los dientes aunque sin intención de parecer amenazador. 

- Entonces descansaremos hoy, sin problema - Asintió, les vendría bien para recuperar fuerzas y calmar los ánimos, pues aunque la tensión había bajado, podría volver igual de rápido -. Rennor y yo hemos tenido un largo viaje y vosotras habéis estado ocupadas, seguro que mañana podremos movernos por alguna de las zonas que aún no habéis explorado, tal vez incluso dar caza a esos animales que habéis dicho. 

Mientras hablabais de vuestras cosas, Svetlana salio de la casa con un caldero bien lleno de un caldo, el cual dejaba escapar un delicioso olor, haciendo que se os hiciera la boca agua. La mujer fue sirviendo la deliciosa sopa de rábanos y tras eso se fue a llevar algo de sopa a los soldados y al sacerdote. 

Mientras su mujer servia la comida al resto de residentes del fuerte, Oleg se sentó junto a vuestro grupo con su propio plato de sopa. -Por cierto tengo que pediros una cosa... La primera vez que vinieron los bandidos y nos robaron se llevaron el anillo de boda de mi mujer, el resto de las cosas me dan igual, pero si por algún casual lográis dar con las cosas que robaron, me gustaría recuperar ese anillo... Aunque también os recomiendo tener cuidado con su cabecilla... El hombre se queda mirando unos segundos su mano derecha. -Ella si que era peligrosa... Estuvo a punto de cortarme la mano solo por diversión... 

Era curioso como aquella gente parecía haberse acostumbrado tan rápido a su presencia y su imagen; ni siquiera Oleg y su mujer habían hecho comentario alguno al verle, algo que era de agradecer teniendo en cuenta que fácilmente podían haberle confundido con algún tipo de demonio y no irían muy desencaminados. Por supuesto, suponía que el estar rodeado de las mujeres en las que ellos ya debían confiar ayudaba a ello, y no sería él quien se quejara de aquél afable trato que tan pocas veces podía disfrutar. 

Mientras comía, lo hacía en silencio, atendiendo a las palabras de los otros pero no queriendo meterse. Tuvo que morderse especialmente la lengua ante la petición de su anfitrión, no queriendo hacer ningún comentario mordaz sobre el tema de parecer más recaderos que mercenarios contratados para limpiar la zona. Él era pragmático, no se dejaba llevar por la pena ni las súplicas lastimeras de los demás, así como no juzgaba las actitudes reprobables de otros por falsas concepciones sociales; iba a lo que iba, y le importaba poco lo demás. Sin embargo, estaba seguro de que los demás aceptaría, al fin y al cabo, habían aceptado buscar flores y recoger rábanos, así que esperó con una sonrisa divertida la inevitable contestación, saboreando cada cucharada de aquella deliciosa sopa por la que tendría que felicitar cuando pudiera a Svetlana. 

Entre sorbo y sorbo de la sopa, y según voy poniendo en antecedentes a Marak y Rennor, Ummm está ciertamente deliciosa esta sopa. Creo que ha merecido la pena ir a buscarlos.

Una vez finalizada la exposición de nuestras investigaciones, y finalizada ya la sopa, lanzo un largo suspiro al oir la petición de Oleg

Claro que sí Oleg. Nuestra misión es explorar el cinturón y acabar con las amenazas. Entre esas amenazas están los bandidos que pueblan la zona, tal y como pudimos comprobar al llegar, pero no nos detendremos hasta que este lugar sea seguro y se pueda comerciar nuevamente así que, si encontramos a esa bandida, te traeremos su cabeza  y, si todavía tiene el anillo, lo traerá en su boca.

Continuo sin mirar a nadie en particular, puesto que, tal y como yo lo veía, finalmente nos íbamos a enfrentar a esos bandidos, por lo que si todavía tenían ese anillo, no veía inconveniente en traérselo de vuelta. Al fin y al cabo, nos daban cobijo y comida gratis.

Si no es demasiado trágico para ti, cuéntanos lo que pasó y quién era esa mala zorra. al preguntar directamente por los bandidos, un brillo especial ilumina mis ojos, esperando el día en que pueda castigar nuevamente a esa panda de canallas y cobardes.

Rennor degustaba la sopa lentamente; la comida casera, caliente y elaborada a partir de una receta e ingredientes especiales era todo un lujo para él. Su vida de rastreador era solitaria y las comidas solían ceñirse a raciones frías o pequeños animales a la brasa.

La petición de Oleg le hizo levantar la vista del plato y dirigirla a sus nuevos compañeros, solo Malak parecía compartir la incredulidad antes un nuevo encargo por parte de aquellas gentes pero el razonamiento de Shallana´ha era correcto, al vencer a los bandidos él pensaba restituir lo que se pudiera a sus anteriores propietarios, no se había unido a la limpieza para robar a labrones pero la oferta le pareció excesiva: Supongo que su mujer preferirá que traigamos el anillo en un bolsillo, volvió a degustar la riquísima sopa.

Con el codo apoyado y el,antebrazo levantado, muevo la mano de arriba a abajo quizás su mujer si, pero si tanto le ha hecho sufrir, el coger el anillo de la cabeza de ese alguien no es algo que deba deshecharse y más cuando sus cabezas las traeremos para cobrar la recompensa. Ahora bien, si Oleg prefiere otra cosa, es algo en lo que tampoco voy a insistir.

No pudo evitar reír ante las formas de aquella aasimar de la que minutos antes había dudado. Al parecer no era una santurrona como se esperaba de alguien con su sangre, y sus ideas eran realmente de su agrado. Aquello de traer el anillo en la boca de una cabeza cortada podía parecer excesivo, pero sería un toque de frescor para lo que no dejaba de ser un simple recado.

- A mi me parece bien ese plan, ya que hay que hacerlo, lo podemos hacer de una manera divertida, ¿no? - Dijo en tono jovial, consciente de que aún así podía parecer un poco sádico, pero sin importarle lo más mínimo -. Seguro que es una buena disculpa de esa ladrona.  

Tras cenar en compañía de Oleg y su familia, todos os fuisteis a dormir en el edificio para invitados, si bien las camas no eran de lo mejor, eran camas limpias en un pequeño edificio calentado por una pequeña estufa de leña, ademas de por el propio calor corporal de los 5 residentes de su interior... Si bien con un ojo abierto, o durmiendo como un tronco, la noche fue avanzando y finalmente el sol despunto por el horizonte dando comienzo a un nuevo día...

Tras alistarse y tomar un nutritivo desayuno preparado por la buena de Svetlana, ensillasteis los caballos y partisteis hacia las tierras inexploradas del Cinturón Verde. Revisando vuestro mapa decidisteis explorar un sector de la Tierra de los Kames, la cual se encontraba entre la zona del huerto de rábanos y la cabaña del Viejo Bokken.

La zona eran unas amplias llanuras sin apenas arboles y con zonas de hierbas altas... Sin ningún tipo de peligros que acecharan vuestro camino, fuisteis recorriendo la zona, hasta que un brillo blanquecino llamo vuestra atención, y al acercaros visteis una zona bastante amplia, de casi unos 120 metros llena de esqueletos de jabalíes, ciervos, osos e incluso algunos cuerpos humanoides...

Cuando Oleg comentó lo de dormir los cinco en la misma habitación, me quedé un tanto perpleja ante la situación. ¿Cómo se le ocurría meterlas a las tres con esa "cosa" y con ese otro aventurero? Niego con la cabeza Lo siento, pero yo prefiero dormir en los establos, junto a los caballos. Tras esto, me giré y me encaminé hacia los establos, no sin antes pararme a hablar con Oleg para hacerle ver que había sido una falta de todo el haberlos querido meter en una misma habitación. Que no les conocíamos y que era una manera de que no pudiéramos descansar.

Así, la noche pasó un tanto inquieta, algunas pesadillas, donde veía cómo Malak y Rennor mataban y se comían a Mara y Khastal, tras haberlas asesinado mientras dormían, entremezcladas con periodos de descanso, llegando las primeras luces del nuevo día.

Durante el trayecto hasta la nueva zona de exploración no hubo demasiadas palabras. Parecía que Mara no estaba inspirada para cantar alguna canción o contar alguna historia antigua. El caso es que, cuando parecía que en esa extensión entre la cabaña y los rábanos, no iba a haber nada, nos encontramos con un pequeño cementerio.

Por Gorum ¿qué es esto? parece el lugar de una batalla, extraña batalla, pero extraña comento alzando las cejas y escudriñando la periferia del claro, pero lanzando miradas de reojo a Malak, estudiando sus reacciones.

Rennor sonrío para sí mismo cuando Shallana´ha se negó a dormir en el mismo cuarto que ellos, aunque en una gran ciudad podía permitirse ese tipo de consideraciones sociales en las tierras salvajes debías aprovechar las veces que podías dormir caliente, en una cama y con los dos ojos cerrados. Él mismo no se encontraba del todo a gusto con la aasimar, tenía más rasgos de humana que de ajena, pero o dejaban esos prejuicios de lado o la misión se haría muy larga.

A la mañana saludó a las chicas y desayunó la que Svetlana les había preparado y fue a revisar a Brisa, el caballo también agradecía dormir a cubierto y tener forraje y agua. Lo cepilló, lo ensilló y lo sacó al patio para que se moviera un poco y entrara en calor.

Partieron haci una zona no explorada todavía pero cercana al puesto con objeto de volver en el mismo día. Rennor asumió sin que nadie se lo dijera su papel de rastreador y en ocasiones se adelantaba en solitario para inspeccionar la zona y evitar emboscadas pero descubrió para su decepción que el lugar estaba muy tranquilo. En un de las ocasiones en las que estaba con el resto del grupo llegaron a una zona cubiertas de restos de animales y algunos humanoides, hizo una señal para que el resto parará y miró hacia un brillo blanquecino.

Mara se sorprendió mucho cuando Shallana decidió irse a dormir al establo. Parpadeó pero viendo la determinación con la que hablaba su compañera no quiso discutir. Ella por su parte fue a la habitación a dormir sin demasiados complejos. Había pasado demasiados días durmiendo al raso a lo largo de su vida como para no conocer el valor de una cama blandita con sábanas limpias.

Descansó esa noche del tirón tras haber caído como una piedra. A la mañana siguiente se despertó y saludó a todo el mundo con una sonrisa amable antes de desayunar y prepararse partir. Esperaba que la exploración sirviese para estrechar lazos en el equipo porque la presentación había sido algo violenta. ¡Como echaba de menos a Caerwyn e Iskal!

En el bosque canturreó una melodía alegre, sencilla y animada a lo largo del camino para intentar suavizar los ánimos hasta que llegaron al nuevo terreno, donde detuvo su música y puso sus ojos y oídos en el terreno. No conocían esa zona y prefería mantenerse alerta.

- No estoy segura.. está llena de esqueletos de osos y jabalíes.. ¿Que clase de batalla? - respondió a Shallana.

Tras la cena, fue gracioso ver como la aasimar decidía dormir en los establos, sin duda alguna debido a su presencia; tal vez si hubiera sido un caballero más comprensivo habría optado por negarse, dormir él en otro lugar y dejar que la mujer permaneciera junto a sus compañeras. Pero como no lo era, la despidió con una sonrisa mientras se alejaba y él descansó en aquél mullido jergón, caliente y en compañía. Él además durmió a pierna suelta, sin ningún tipo de reparo ni problema alguno, algo que no todos, como descubrió a la mañana siguiente, habían tenido el placer de hacer. 

Mientras tomaba el delicioso desayuno que Svetlana había preparado, pudo observar como Shallana, que ya se les había unido, parecía haber dormido mal. Sólo para asegurarse, por supuesto sin ninguna clase de cinismo ni sarcasmo en su tono, se le ocurrió preguntar si había descansado bien. No recibió más que una mirada hosca, una que más o menos se prolongó durante el resto de la mañana mientras salían a explorar. 

La zona que habían decido inspeccionar le pareció tan buena para empezar como cualquier otra, aunque pronto el hastío y el aburrimiento derivados de pocas palabras y ningún sobresalto le hicieron replantearse aquello. No es que disfrutara de la lucha, pero sin duda no soportaba aquella sensación de no estar haciendo nada útil, y además en una compañía tan desanimada. Por suerte, tal vez en respuesta a sus súplicas de que pasara algo, llegaron a un extraño cementerio donde decenas de esqueletos de animales y hombres reposaban esperando ser descubiertos. 

Aquella imagen era interesante a la par que escalofriante, lo que le hizo perfilar un esbozo de sonrisa que podría ser tanto de diversión como de pena, a la par que hacía un esfuerzo por no apartar la mirada de aquél desolador panorama, fijándose en todo lo que tenía a su alrededor. Sus ojos destellaron, cegados en parte bajo la luz del sol, mientras recorría con la vista en busca de algo que pudiera serle útil para saber que había ocurrido, aunque sin mucho éxito. No quiso hacer comentario alguno, pues no era dado a suponer las cosas por adelantado, pero coincidía en que tenía que haber sido una extraña batalla la que allí se había producido.

La chica se agachó y cogió un pequeño hueso con la mano. Tras examinarlo unos segundos lo tiró de nuevo al suelo.

-Mas que una batalla yo diría que es la zona de caza de alguna bestia... pero no me atrevería a imaginar que clase de bestia caza osos...-murmuró Khastal mirando a su alrededor. Desde luego no había oido nunca hablar de batallas entre animales, sin embargo una zona de caza o una trampa mortal si que le parecía. Y ellos estaban ahi en medio... Sin dudar ni un segundo llevó la mano hacia la empuñadura de su arma, preparada para lo peor.

Conforme estas vigilando la zona llena de huesos, un leve movimiento por el rabillo del ojo capta tu atención, y al fijarte mas atentamente, ves como el suelo de una zona se estaba empezando a levantar muy cuidadosamente y ves como unas patas arácnidas salen sigilosamente de su nido, mientras que sus ojos brillan en la oscuridad, acechando a sus nuevas presas.