Partida Rol por web

El kobold os mira un poco confuso. -Pero si ser vosotros quienes pedirme ir a vuestra tribu... El kobold se mira con sus compañeros y estos le devuelven la mirada aun mas confusos, ya que no se enteraban de nada... 

El kobold miro a Khastal y asintió con su reptiliana cabeza. -Esta bien... Nosotros hablar con jefe escamahollín... y venir aquí en 2 días... En cuanto comentaste lo de los rábanos, el kobold sonrió. -Ohhhhhh... ¿Primer comercio?... El kobold mira su cesta de rábanos pensativo... -Ummmm... ¿Que teneís a cambio de rábanos? Ser primer comercio y estar un poco perdido...

La voz del carretero os saco de vuestro ensimismamiento... -Hey, vosotros... No os durmais, ya estamos llegando... Tal como decia el hombre, al girar en la curva del camino divisasteis el puesto comercial.

El puesto comercial se veía rodeado por una empalizada de madera de 10 pies de altura(3m). En cada una de las esquinas de la empalizada hay torres de vigilancia cuadradas de 20 pies (6m), cada una armada con una vieja catapulta. Solo se divisa una única entrada, un portón de madera de 30 pies de anchura (9m). 

Veis como un par de guardias que vigilaban la entrada, al ver acercarse el carro, descienden de la empaladiza y os abren las puertas dejando que entrarais al interior.

Al cabo de un momento un hombre bastante corpulento sale a recibiros...

Me acerco hacia el carro, mirando con curiosidad a las dos personas nuevas que llegaban en el carro. -Buenas... Imagino que ustedes serán los nuevos refuerzos enviados por Brevoy ¿no?... Han sido mas rápidos de lo que me esperaba... Los otros enviados están fuera, pero pueden esperarlos en el fuerte hasta entonces... Yo por cierto me llamo Oleg, regento este puesto comercial junto a mi esposa... Miro con curiosidad a los dos nuevos exploradores, deteniendo un poco mas mi mirada en el que iba completamente embozado. -Pueden instalarse en la zona de invitados. Haciendo una seña al hombre de la carreta, ambos empezamos a descargar los materiales mientras que yo iba haciendo inventario. Miro a los dos hombres y señalo al edificio rectangular a un lado de las dos mesas. -Es en ese edificio...

Rennor baja de la carreta y desata a Brisa cuando llega el dueño del lugar. Lo cierto es que no esperaba algo tan bien defendido por estas tierras, casi una posada o una posta.

- Necesitaría sitio para mi caballo en el establo también, indica a Oleg cuando este termina la bienvenida. ¿Sabes si los otro tardarán mucho en volver?...¡Ah! Disculpa me llamo Rennor.

Parecía que todo iba viento en popa y, con total seguridad, podríamos establecer un inicio de comercio con la tribu escamahollín. Si lográbamos hacer eso, la tranquilidad volvería a reinar y ganaríamos una buena recompensa sin haber tenido que manchar nuestras armas de sangre.

Al fin y al cabo, aunque estas criaturas eran de naturaleza malvada, carecían de la inteligencia necesaria para hacer el mal, y todo dependía de sus líderes. Esos sí podrían ser un problema.

Aún pudiendo recoger los rábanos nosotras mismas, no me parecía mala idea el entablar ese primer comercio, de forma que ganásemos todavía más confianza. Solo cabía rezar porque fuera capaz de transmitirla a su líder.

Mientras pensaba en qué ofrecerles por el cesto de rábanos, me surgió una duda en todo aquello, así que, acercándome un poco al Kobold y, poniendo una rodilla en tierra para poder estar a su mismo nivel, le tomo del hombro Para poder ayudaros con este comercio ¿desde cuándo sufrís esas maldición de la que has hablado? no nos gustaría que cayerais enfermos y murierais por el camino. ¿Es acaso algo relacionado con esos canijos que has mencionado?

Era agradable encontrar un lugar como aquél en medio de todo aquello, pues aunque había prácticamente huido de la ciudad y sus gentes, no era una persona rural ni acostumbrada al campo; por supuesto, sabía que iba a encontrar en aquella aventura, así que fue una grata sorpresa que su punto de partida fuera una pequeña guarnición como aquella. 

Tras saltar del carro y estirarse, contento por poder moverse con libertad, sonrió bajo el embozo, mientras veía acercarse al que imaginaba sería su anfitrión y quien habría pedido ayuda a Brevoy. Notó la mirada del hombre, curiosa, mientras se presentaba, y agradeció que rápidamente la desviara y se pusiera a descargar junto al carretero. 

Tras una leve inclinación de cabeza en señal de agradecimiento, hizo un gesto con la mano enguantada quitando importancia al ofrecimiento de instalarse, y señaló el carro.

- Puedo ayudaros a descargar mientras mi compañero va a dejar el caballo - Hizo una pequeña pausa, acercándose a la carreta para descargar también, y antes de ponerse a ello se presentó -. Y mi nombre es Malak, es... un placer.

Antes de que me contestara, espera un momento me levanto y me dirijo a mi caballo, donde comienzo a quitar las correas que sujetan el saco de dormir. Una vez suelto, vuelvo junto al Kobold y, volviendo a poner una rodilla en tierra lo desenrollo 

- Mira, con esta especie de manta evitaréis pasar frío por las noches. Lo abres y te metes dentro, manteniendo el calor. tras hacer la demostración, se lo entrego ¿te parece bien? creo que es un justo pago por vuestro trabajo de recolectar y dejar en la cesta los rábanos ¿no? comento con cara inocente, aunque totalmente convencida de que, en este trato, hemos perdido.

Mentalmente, intento grabar en la memoria el no volver a dejar negociar a Khastal. Aunque el silencio y la poca colaboración de Mara tampoco ha sido de gran ayuda.

El kobold mira a Shallana´ha y se rasca la barbilla pensativo... -Ummmm... Nosotros tener maldición desde que canijos robar nuestra estatua del Viejo Dienteafilado... Estatua ser traída por un sacerdote kobold de piel morada... El obligarnos a hacer sacrificios semanales para contentar al dios y que no nos castigue... Nosotros sacrificar a aquellos que se oponían al sacerdote... A la tribu no gustarle esto... Pero nosotros tener miedo. El kobold mira un momento a sus compañeros... Y se acerca un poco hasta vosotros. -Esto es un secreto, pero según creo, el jefe quiere eliminar al sacerdote y volver a tomar el poder de la tribu... Todo ha ido de mal en peor desde que ese maldito brujo llegó... El kobold se encoje un poco al escucharse a si mismo y mira hacia los lados temeroso de que la maldición cayera sobre él...

Cuando le muestras el saco de dormir el kobold lo examina interesado... -Ohhh... Ummmm... ¡Me gusta!... Esta bien... trato echo... el saco ese por la cesta con los rábanos... El kobold toma la cesta de rábanos y os la entrega... Cuando le entregáis el saco, el kobold la toma entre sus garras con una sonrisa encantada... -Ohhhhh... genial...

Palmeándole su pequeño hombro, me levanto y voy a recoger la cesta de rábanos antes de volver a mi caballo a guardar la mochila y afianzar la cesta de rábanos.

Con una sonrisa, me subo de nuevo al caballo y, agarrando las bridas me acerco de nuevo al Kobold

A todo esto ¿Cómo te llamas? Nosotras somos Khastal, Mara y yo, Shallana digo señalando a cada una

En dos días nos vemos aquí. Cuídate hasta entonces y transmite nuestra oferta directamente al jefe. Por lo que me has contado, ese sacerdote podría ser un problema para nuestra relación comercial.

Dicho esto, muevo las bridas para obligar a mi caballo a girar y encararse hacia el puesto de Oleg

El posadero se dio la vuelta y señalo hacia el edificio cerca del cual habían aparcado el carro. -Puedes dejar allí tu caballo... En cuanto a vuestros compañeros, estos habían salido ha explorar una zona cercana, así que seguramente no tarden demasiado en volver... Cuando os presentáis, el fornido posadero estrecha vuestras manos a modo de saludo. -Oleg Leveton...

Mientras que Rennor va a dejar su caballo, Oleg acepta la oferta de  Malak y entre ambos y el carretero empezáis a sacar las cosas del carro... Un par de barriles de agua potable, madera, un barril de aceite para linterna, así como diversas cajas cerradas. -Dado que esta vuestro grupo, el cual ocupa la casa de invitados, y los soldados, los cuales han sido destinados aqui de forma permanente, creo que es momento de hacer una pequeña ampliación al fuerte... Y así evitamos que los soldados duerman en tiendas de campaña. El hombre señala hacia el establo, y veis como un grupo de cuatro militares uniformados con el emblema de Restov, se encontraban montando las tiendas de campaña entre el establo y la muralla...

Rennor desensilla a Brisa y le llena de agua el abrevadero antes de volver al carro. Cuando llega han descargado las mercancías y Oleg les está hablando de los soldados.

- ¿Así que los soldados pueden defender el puesto pero no adentrarse a cazar bandidos - su tono tiene un pequeño deje recriminatorio - Típico pero eso nos deja espacio a nosotros.

El kobold os mira mientras sus dos compañeros empiezan a recoger sus cosas y a prepararse para marchar también. Cuando preguntas por el nombre del kobold, este sonríe y se señala al pecho. -Este se llama Nakpik

El kobold asiente a tus palabras. -Si... yo iré con cuidado siguiendo caminos seguros... Volveremos aquí en dos días... Y traeremos palabras de nuestro jefe... El ser sabio... El nos reunió y nos dijo que nunca debíamos atacar humanos, pues ellos luego vienen en gran numero y aplastan tribu a fuego y hierro... Pero seguro que el contento cuando le diga que podemos tener amigos humanos...

Tras eso el kobold toma sus cosas y cada grupo parte de nuevo en dirección a sus respectivos hogares...

El hombre se encoje de hombros y os mira. -Bueno... La verdad es que esta ayuda la solicite hace casi un mes... El que haya llegado casi a la vez que el grupo de exploración es una simple casualidad... Es mas... Al principio pensé que vuestros compañeros era la ayuda de Restov para el problema de los bandidos... Tras descargar todas las cosas Oleg le hace una seña al carretero, y este empieza a maniobrar con el carro para marcharse de nuevo...

Cuando este pasa a vuestro lado, os despide con un leve gruñido y cruza la puerta del puesto, camino de vuelta a Restov. Viendo como se marchaba, Oleg os mira. -Ademas de proteger el puesto, su misión es patrullar las zonas que vuestro grupo va explorando para evitar que se pueda volver a llenar de bestias o bandidos...

No le agradaba tener a un grupo de soldados tan cerca, pues su rechazo a la autoridad se había fraguado desde pequeño. Los guardias de su hogar, si es que podía llamarlo así, nunca habían hecho nada para evitar los maltratos que había sufrido por su condición, pero iba incluso más allá. Que hubieran mandado al ejército sólo significaba que pretendían llegar a controlar aquella zona, y eso acabaría generando problemas en los que, sin duda alguna, se verían envueltos. Él había ido allí para alejarse de todo aquello, y no tenía intención de someterse incluso en una tierra como esa. 

Sin embargo no dijo nada, descargó y asintió cuando debía; Le gustaba el silencio sólo roto por el trabajo de bajar los suministros del carruaje, y no hizo nada para que acabara. Únicamente cuando habían acabado y Rennor volvió volvió a salir de su ensimismamiento y optó por unirse a la conversación, en un tono neutro, con voz sibilante. 

- Mientras no interfieran en nuestro trabajo y realicen bien el suyo, no importa lo que hagan o dejen de hacer... - Sonrió con calmada indiferencia -. Además, será bueno tener alguien que nos permita tener más libertad para movernos sin mirar nuestras espaldas continuamente. 

Aquello, por supuesto, era metafórico, pero a la vez tenía un sentido más concreto para él. En su mente ya no había marcha atrás, y tampoco la quería. Sólo quedaba un camino por delante que recorrer que le haría mejorar y hacerse poderoso, lo suficiente como para que los demás le vieran por sus logros y hazañas y no por su aspecto. Así sería, pues esa era su firme voluntad. 

Sin mucho más que decir, nos encaminamos hacia el puesto de Oleg.

La única pregunta que me asalta es sobre cómo estará el pastel ese de rábanos lunares.

-¿No ha estado mal eh?-preguntó Khastal con una sonrisa cuando se alejaban de las pequeñas criaturas- desde luego son los últimos aliados que habría pensado que tendriamos en estsas tierras desconocidas. Parece que nuestra estancia aquí va a ser interesante-reflexionó divertida con sus compañeras. No estaban lejos del puesto de Oleg pero debían recordar que en dos noches tendrían que volver allí.

- Sin duda alguna. Esto va a dar para una cuantas historias. - comentó Mara con una sonrisa mientras caminaba junto a sus compañeras. - Y eso que acabamos de llegar. Pero me ha sorprendido lo razonables que se han mostrado. Para ser kobolds. Supongo que su líder será igual. Dentro de dos noches lo comprobaremos - fue comentando mientras se acercaban al puesto. 

Mientras que las dos nuevas incorporaciones al puesto comercial hablaban de la funcionalidad de los soldados, uno de estos dio el aviso de que se acercaba un grupo de tres jinetes, para al momento confirmar que se trataba del grupo de exploración...

Oleg dejo la conversación un momento, y junto a uno de los soldados abrió las puertas dejando entrar a las tres jinetes. -Bienvenidas de nuevo... Os alegrara saber que han llegado vuestros nuevos compañeros. El hombre señalo hacia los dos hombres y ambos grupos os observasteis tomando una primera impresión.

Por un lado las tres chicas, 2 humanas y una elfa, aunque no hacia falta ser demasiado inteligente para darse cuenta que la humana de cabellos rubios era lo mas seguro una Aasimar. Y por el otro lado teníamos a las dos nuevas incorporaciones masculinas al grupo, a cada cual mas encapuchado...

¿Nuevos compañeros? pregunto mientras bajo del caballo. Una vez en el suelo, y agarrando la brida con la mano, miro directamente a Oleg vaya, parece que las noticias vuelan, literalmente. Iskal y Cat justo han tenido que abandonar la misión, así que podríamos decir que nos viene hasta bien... en ese momento veo a los dos encapuchados... o quizás no. acabo mirando a mis dos compañeros, alzando las cejas y abriendo mucho los ojos, negando con la cabeza.

Una vez acostumbradas a la presencia del hombre gato y la guerrero, la verdad es que no me sentía muy cómoda ante la perspectiva de compartir todo esto con esos dos hombres encapuchados que, en un lugar seguro y sin ningún peligro aparente, se mantuvieran ocultos. Lo cierto es que las espadas de Brevoy no preguntaban por las causas o vidas anteriores de aquellos que se mostraban partidarios de aceptar esta misión, por lo que mi cuerpo se tensó, apretando fuertemente la brida

¿Y quiénes sois vosotros? digo dirigiéndome directamente a los dos desconocidos, cambiando radicalmente la voz y mirándolos directamente a los ojos, primera a uno y luego al otro, evaluando sus movimientos y, las palabras que fueran a pronunciar.

Las tres féminas parecían tener cierto grado de complicidad, sin llegar a ser amigas...era lo que tenían las misiones largas. Avanzó y extendió su mano a modo de saludo: Rennor Sisaw, rastreador acostumbrado a moverme por estos tipos de terreno; espero ser de ayuda.