Partida Rol por web

Tras el combate contra el hechicero Kobold, vuestro grupo se puso en camino de vuelta al Puesto, mientras que la tribu kobold se ponía en camino hacia el Sur-oeste...

Estaba empezando a anochecer cuando llegasteis por fin al puesto, y tras bajar de los caballos, agarrasteis las cosas recuperadas del kobold y tras dejarlas en la mesa, metisteis a los caballos en las cuadras para que pudieran descansar también...

La semielfa se sentó en una de las sillas que apenas crujió bajo su peso. Sus huesos sin embargo se escucharon más mientras se estiraba como un gato y buscaba una posición cómoda. Sus ojos pasaron por encima de los objetos que habían adquirido durante esos días.

-Ese escudo, esas botas y esos brazales me quedarían bien-dijo señalandolos- pero no se si alguien les a echado el ojo también-sonrió- también me quedaría bien un baño con agua caliente con alguien frotandome la espalda pero parece que eso está más difícil de conseguir, ¿eh?

Rennor tardó algo más que sus compañeros en liberar a Brisa, le gustaba sentir esa relación con la montura que nace del cuidado personal. Cuando quedó satisfecho acarició entre los ojos a la yegua y se dirigió al salón.

- Bueno, ahora que las veo más detenidamente esas botas no son del estilo que yo creía - dice mientras las revisa - pensaba que serían más blandas y me facilitarían el moverme en silencio...por mí te las puedes quedar. El resto de cosas no me interesa aunque si nadie los quiere no importaría vestir esos brazales, esta vez ni si quiera hace por tocarlos. Creí escucharos que requisasteis a los bandidos un arco compuesto ¿lo seguís teniendo o se lo vendisteis a Oleg? Si no se ha desecho de él me vendría muy bien, este no se tensa todo lo que me gustaría.

Mientras da un largo trago a la cerveza servida cierra los ojos y cuando termina suspira agradeciendo poder quitarse el polvo de la garganta con algo más que agua.

- Lo que si tengo claro es que deberíamos buscar a alguien que sepa leer el diario del brujo kobold por si le enviaba alguien o tenía aliados.

Niego con la cabeza al ver las cosas que habíamos reunido a mi no me sirve nada de estas cosas. Por mi os la suda podéis quedar 

Quizás esto me lo quede unos días, a ver si saco algo en claro. Quizás Oleg tenga algún pergamino de comprensión idiomatica. O hay alguien que lo hable en el puesto digo cogiendo el diario del brujo y echándole un ojo antes de guardarlo en la mochila aunque no sé si sería bueno dejárselo a desconocidos.

El arco ese está en el puesto. Creo que todavía no llegamos a cambiarlo por nada. Aun así, no,creo que haya problemas en devolver el cambio. Seguro que Oleg nos hace ese favor.

Oleg sale con una pequeña lista y tras mirarla un momento, este niega con la cabeza. -No... el arco del que hablas lo vendí ya por orden vuestra, pero si quieres, puedo hacer un encargo... Como imagino que voy a tener que enviar cargamento con cosas para vender, puedo tomar lista de cosas que queráis encargar para comprar en la ciudad... Oleg hace un gesto con la cabeza hacia el cartel. -De todas maneras hay que enviar el aviso a los señores de la espada, de que el tema de los kobold esta solucionado... El hombre os tiende un pergamino y una pluma. -Apuntadme si deseáis que solicite algo, y en una semana lo tendré aquí....

Habían vuelto al puesto y, por supuesto, había permanecido en un cómodo silencio, ese en el que se sumía cada vez que tenía que montar durante largas horas a caballo. Al contrario que muchos, no disfrutaba la sensación que producía el aire golpeando su rostro mientras trotaba su montura, haciéndole dar pequeños botes sobre la silla que le raspaban y producían escozor. Tampoco agradecía pasar tanto tiempo sentado, no cuando a él le gustaba correr, saltar y entrenar, y las piernas arqueadas sobre el lomo de los sementales le hacían andar mal durante un rato después de descabalgar, y eso cuando no tenía continuos pinchazos debido a las agujetas que la falta de costumbre producían. 

En definitiva, que se mantuvo en un tenso silencio mientras volvían, y también un rato después hasta que los calamabres fueron desapareciendo y comenzó, de nuevo, a sentirse cómodo en una silla de verdad, a la mesa de Svetlana en el salón del Puesto de Oleg. Aquello si le gustaba, le relajaba, y poco a poco le hacía olvidar el campo. No del todo, pero casi. Lo suficiente, para prestar atención a lo que sus compañeros hablaban y que, lentamente, fue suponiendo el reparto del botín.

– Yo no quiero nada – dijo entonces, al cabo de un rato, cuando todo se iba aclarando –. Pero la hoz, por lo que he visto, tal vez pueda sernos útil. Al menos eso deberíamos quedárnoslo. 

Mal'ak, entre otras cosas, aunque seguramente la principal, disfrutaba de las armas. Le agradaba llevar encima todas las posibles, el mayor repertoría que pudiera, y aquella, sin duda, le resultaría útil en un lugar dónde las hadas y otras fatas parecían campar a sus anchas. Había podido, al recoger el botín, comprobar el material del que estaba hecho, y unido a su buena manufactura parecía un interesante hallazgo. 

Debido a que su participación contra el brujo, cosa que horas después aún le atormentaba, había sido escasa, no tenía ni veía su derecho a pedirlo. Pero dejarlo caer, al menos, si podía hacerlo. Con lo demás...

– Podéis hacer lo que queráis con el resto. Vendedlo o intercambiadlo por otras cosas que necesitéis – terminó al fin, mientras mostraba los dientes en una sonrisa.

Con el entrecejo fruncido y un gruñido, niego con la cabeza cuando Oleg habla de que ya ha vendido el arco Espero se seas así de eficiente cuando queramos comprar algo murmullo para mí un tanto fastidiada

En fin, ya no se puede hacer nada. En cuanto a tu solicitud, digo mirando al resto creo que podríamos ver si nos hacemos con una varita con poderes curativos. Creo que nos vendrá francamente bien, y podemos acometer el gasto entre todos ¿qué os parece?

A propósito comento buscando a Stleva con la mirada rebuscando en una vieja bolsa de cuero igual esto te suena de algo enseño el anillo que hemos conseguido con una sonrisa guiñándola un ojo.

También nos gustaría saber si alguien por aquí sabe leer infracomún, o si quizás, dispusieras de un pergamino para poder leer otras lenguas. ¿O encargamos uno?

Svetlana se gira hacia Shallana´ha con curiosidad, y al ver como esta saca un anillo de latón con una perla engastada de la bolsa, las manos de la mujer se tapan la boca, dejando escapar una especie de gemido y de grito de felicidad, mientras sus ojos se empañaban. -Ohhhh... mi dios... lo... lo habéis encontrado... La mujer se acerco rápidamente a cada uno de vosotros y os fue abrazando con fuerza dándoos las gracias por recuperar su anillo de boda.

Con un pequeño grito de alegría Svetlana entro en su casa. -¡Voy a prepara la mejor comida que pueda para celebrarlo y daros las gracias!

Oleg miro con cariño a su esposa, mientras esta lloraba de felicidad al haber recuperado su anillo, cuando volvió a entrar en la casa, Oleg os miro con una sonrisa, e hizo una pequeña inclinación de cabeza. -Muchas gracias por habernos ayudado... Ese anillo era importante para mi mujer... No es mucho, pero puedo ofreceros 1000 gp de crédito para cuando tengáis que encargarme de comprar cosas...

El hombre se sento con vosotros y saco miro la lista de las cosas que tenía que vender. -De todo esto calculo que os podría sacar unas 3500... Ummmm... quizás un poco menos... Oleg va apuntando en su lista. -Una varita de curar heridas leves, un arco compuesto (+2) y unas herramientas de ladrón... Oleg se da unos golpecitos en la cabeza intentando recordar. -No se de nadie que sepa hablar infracomún, pero si no recuerdo mal, un pergamino de ese poder, no era especialmente caro... ronda los 25 gp... El comerciante mira la hoja unos segundos. -En total os saldría todo por unas 1000 gp, 

-Esta bien así Oleg, se nota que no eres nuevo en el comercio-dijo la semielfa con una sonrisa- trae articulos extra, para equipar a los hombres que hagan guardias y si ves algo interesante traelo también para que le echemos un vistazo-pidió Khastal mientras pensaba en que quizás mas adelante necesitarían reformar aquel lugar... pero aquello no saldría de sus bolsillos esperaba.

Si puedes conseguir unas herramientas de esas, pero de buena calidad, dinos cuánto podría ascender el precio. Creo que hay cosas en las que merece la pena invertir

Sonríe al escuchar las palabras de Oleg. Al parecer iban a tener suerte en ese aspecto. - En mi caso me vendría bien una armadura de mejor calidad que no entorpeciese mi movilidad con las recién adquiridas botas. -

Sonrió extasiado, acompañado por el rugido de su estómago, ante la felicidad de Svetlana que, además, iba a acabar sin duda con una magnífica comida, de esas a las que se podía acostumbrar pese a estar en medio de la nada. De igual manera, asintió con amabilidad a Oleg, quitando con un gesto de la mano la importancia ante tan ínfimo acto, algo que cualquiera sin duda habría hecho debido a la amabilidad con la que les estaban tratando. 

Respecto a las compras, no dijo nada. Mostró su conformidad con leves gestos de su cabeza y algún que otro comentario, manteniéndose por lo demás en silencio, escuchando, pensativo. Él prefería guardar el dinero de momento, no necesitaba nada que no llevara ya o que no pudiera conseguir allí, así que prefería dejar a los demás hacer sus encargos sin molestar. 

Luego, cuando acabaran, comerían y todo volvería a la normalidad, olvidaría su mala actuación contra el brujo, y podrían centrarse en algo nuevo. No pedía mas.

Tras anotar las compras que queríais llevar a cabo, Oleg volvió a entrar en la casa y el resto del día fue pasando de manera bastante tranquila, cerca del anochecer Svetlana sorprendió a todos los habitantes del fuerte con un delicioso asado de venado, esa noche hubo una pequeña fiesta celebrando la victoria del grupo, lo cual fue aprovechado por los soldados, para relajarse por una noche y beber alegremente, mientras contaban historias o le pedían a Mara que cantase algo, o que les contase alguna historia... 

La noche estaba bien entrada, cuando finalmente el grupo se marcho a dormir, pensando en los días que estaban por venir... Esta había sido una pequeña victoria, pero aun quedaba el desafío mas importante... acabar con los bandidos...

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Los primeros rayos de sol entraron por las ventanas de vuestra residencia y bostezando os levantasteis de la cama, mientras que en aquellos que habían bebido, una leve jaqueca les daba la bienvenida a este nuevo día... Tras salir de la casa para asearos e iros sentando a la mesa, Svetlana salio de la casa ofreciéndoos con una amable sonrisa uno de sus deliciosos desayunos...

La semielfa no solía dormir demasiado y para cuando escuchó el movimiento de la mañana en el puesto se vistió y fue al comedor donde se reuniría con sus compañeros para desayunar.

-Te prometo que sin tu presencia y buen hacer Svetlana este trabajo sería insoportable. En mis sueños no habré soñado con comer algo tan delicioso en un lugar tan apartado como este-le alagó mientras comía y saludaba a sus compañeros que se iban uniendo a ella en el desayuno.

Rennor se levantó y fue a lavarse la cara, la celebración de la noche anterior había sido algo totalmente extraño para él pues le recordaba los buenos tiempos con su familia cuando era más joven; si bien bebió y comió no calló en el exceso y prefirió mantenerse más cerca de sus compañeros que de los soldados.

Tras pasar por el establo para revisar el estado de Brisa va al comedor donde Svetlana ya tiene el desayuno preparado y Khastal está alagando a la cocinera.

- Buenos días, dice tomando asiento a la mesa, vas a conseguir que engordemos y nos volvamos torpes, comenta a la mujer a modo de broma.

El cansancio me invadió apenas me tumbé en la blanda cama del puesto de Oleg y, no me desperté hasta las primeras luces del alba, momento que me levanté, me lavé y me puse mi ropa antes de bajar al desayuno.

Cuando ví que ya habían bajado Rennor y Khastal, los sonreí Buenos días madrugadores. No se vosotros, pero tengo la sensación de haber dormido dos días seguidos.

Por Gorum, que bien huele Svetlana. A este paso nunca querremos salir de aquí comento mientras me sirvo algo de café y un bollito caliente recién horneado

Una vez finalizado el desayuno, me recuesto sobre el respaldo, con las manos por detrás de la nuca No se vosotros, pero yo creo que deberíamos de aprovechar este tiempo hasta que nos traigan las cosas para acabar de inspeccionar los alrededores del puesto. Sobre todo esas trampas y lo del templo. Prefiero ir preparada al encuentro de esos bandidos.