Partida Rol por web

Al escuchar a Khastal me echo un poco hacia atrás, aunque rápidamente recupero la postura, ladeando un poco la cabeza pensativa pues no te diría yo que no. Si son culpables, ahorraríamos muchos tiempo y dinero de los contribuyentes en un juicio. Sonrío con una sonrisa que parece que no me importaría hacer pagar a todos esos bandidos con la misma moneda con la que me pagaron a mí. Tras unos segundos, me encojo de hombros.

Al fin y al cabo, si quisieran poder juzgarles darían recompensas por ellos vivos. Digo encogiéndome un poco de hombros de todas formas, a este nos le podemos llevar hasta el puesto y que se hagan cargo de él. A ver qué pasa. En función del destino de éste, ya sabremos cómo actuar la próxima vez ¿no? alzo las cejas asintiendo con la cabeza

Ahora podemos volver al puesto, informar de esto, descansar y planear nuestro próximo movimiento ¿os parece? lo cierto es que, tras las últimas jornadas habían logrado sacar algo de botín, que junto con las cabezas de los bandidos, quizás le diese para mejorar el filo de su arma, o adquirir una armadura un poco mejor.

Nervioso alce la mano mirando a la chica que llevaba las cabezas en una bolsa. -He... Hey... Que no hemos matado a nadie... Yo por lo menos no... yo solo soy un ladrón que tuvo que huír de Marca de la Daga, ya que me pillaron intentando robar en la casa del alcalde... Tragando saliva mire al grupo. -Os puedo ser de mas ayuda vivo que muerto, y aun tengo información sobre el fuerte, pero si lo único que voy a conseguir por esa información es mi muerte, pues como que se me quitan las ganas de deciros nada... Mire a la chica rubia. -Se que he echo mal y por eso no os voy a pedir irme de rositas... Si perdonáis mi vida y si queréis me encerráis o me ponéis a trabajar, no me quejare, y yo a cambio os daré información acerca del fuerte... ¿Es un trato justo? 

Yo no decido nada, somos todos los que aquí estamos, como una comuna gitana digo con una sonrisa, aprovechando para ocultar que, a pesar de no haber sido esa su intención, el bandido se haya cagado un poco y nos preste su colaboración.

Lo que si te diré es que, cuando tenga que opinar, hablaré en tu favor. Todo lo que sea ayudarnos para conseguir prender o acabar con más bandidos, será tenido en cuenta a la hora de exponer tu caso. No tenia claro si decía la verdad en cuanto que no había matado a nadie, raro me parecía, puesto que si alguno de estos no cumplía las órdenes, seguro que no dejaban irse de rositas. Pero tenía claro que si nos ayudaba, se debía de tener en cuenta, sobre todo si era sincero.

Mis ojos se clavaron en los suyos, evaluando si seria capaz de mentirnos a la cara.

— En mi caso solo hablaba de investigar y abrir camino para luego ir a buscar al viejo. Al fin y al cabo Rennor tiene razón y si simplemente nos vamos pondrán a otro Lord Venado. Pero como bien decís, buscaremos otro plan una vez estemos en un lugar seguro.

Asintió al grupo antes de mirar hacia el bandido y escucharle.

— Estoy con Khastal, no es una buena persona pero no me parece bien matarle a sangre fría. Me habría gustado que plantease su intercambio de información como una forma de redención y de ayudar a deshacer el mal hecho en vez de como chantaje. Pero supongo que tiene demasiado miedo a morir, y demasiado apego a si mismo. 

Se encoge de hombros y suspira.

— En todo caso, no creo que matar a una persona a sangre fría a menos que sea intrínsecamente malvada sin posibilidad de arreglo sea la forma de arreglar nada. Aunque como dice Shallana'ha. Aquí decidimos en grupo. En mi caso opto por dejarte vivir. 

- Si la información que veraz y válida me parece bien el cambio pero si mientes o nos pones en peligro me aseguraré de que lo pagues - la reticencia de Rennor a confiar el la bondad humana salía de nuevo a relucir.

—Podríais darle una espada y que luchara por su vida —sonrió con una mueca infernal, que era la suya en verdad, mirando al hombre—. Yo me ofrezco voluntario para la sentencia.

Sin embargo, eran palabras vacías. La decisión estaba tomada, y en realidad a él le daba igual. En el puesto de Oleg, con todos los soldados que había, más la amenaza de ser perseguido por ellos, sería inofensivo. Si quería vivir, cooperaría, si no quería, tendría fácil hacer que le mataran. Nunca había sido bueno mirando en el corazón de los demás, así que ni lo intentó. Prefería ver como se sucedían las cosas por su propia naturaleza. A él, le importaban otras cosas.

Se limitó a encogerse de hombros mientras volvía a centrarse en los demás, principalmente en las detractoras de su genial plan. El cuál, por cierto, no iba a dejar que se esfumara. No tan fácilmente.

—Me parece una buena idea llevárnoslo y sacarle toda la información posible. Pero después, podemos probar lo del veneno. No nos costará hacer que encuentren un nuevo cargamento de algún licor fuerte, y no perdemos nada por probar suerte. ¿Verdad?

Con un si, un simple asentimiento, un gesto conforme, lo que fuera, le valía por ese momento. Después ya insistiría y lo usaría en su favor. Y si no, al menos luego tendría algo de que quejarse, y que utilizar para conseguir que le dejaran enfrentarse a Lord Venado en combate singular. Fuera como fuera, ganaba.

El bandido asiente con la cabeza, jurando que os contara la verdad y que os dirá una forma en la que colaros sin levantar sospechas en la base, ademas de por donde no acercaros al fuerte...

Tras reunir todas las cosas de valor de los bandidos así como las cosas robadas por estos, las juntasteis todas en el carro, y todos juntos os pusisteis en camino de vuelta a la base, junto con vuestro único prisionero...

Tras un largo camino de regreso, finalmente llegasteis de regreso a vuestro actual hogar, y tal como esperabais nada había alarmante había sucedido en vuestra ausencia, pero sin embargo si que veíais una figura entre los presentes, la cual destacaba completamente por sus ropajes elegantes y su porte distinguido y señorial.

El joven de cabellos blancos como la nieve y de ojos grises sin rastro de pupila, os observaba entrar el el puesto con un gesto que no dejaba traslucir ninguna emoción.

Oleg sin embargo se acerco a vosotros para ayudaros con los caballos y daros la bienvenida de regreso, así como para informaros de que el carro de suministros de Restov ya volvió con las cosas que encargasteis...

Cansada como estaba, el ver el puesto siempre supone un subidón. Solo el pensar en la comida caliente y una buena cama donde descansar hacia que apretara el paso.

Doy las gracias a Oleg cuando nos ayuda Muchas gracias amigo. Hemos traído a este digo señalando al bandido para que nos ayude contra la banda de Lord Venado. Hemos acabado con otra banda de sus lacayos, así que supongo que se estará poniendo nervioso cuando no tenga noticias.

¿y quién ese estirado? señalo con la cabeza la figura que estaba observándonos al entrar. ¿Venía con nuestras cosas o qué? comento sonriendo.

Sonrío a Shallana´ha mientras veo como esta descabalga y cuando señala a la persona a la cual habían traído al puesto, la miro con el ceño fruncido al reconocerlo como uno de los bandidos que vinieron por primera vez al puesto... -Ummmm... así que habéis acabado con los bastardos que vinieron a robar mis pertenencias... Me alegro... Me acerco hacia el bandido capturado y lo miro a los ojos. -Mas te vale ayudarlos bien, ya que si les pasa algo, juro que te enterrare vivo en uno de los pozos de mierda de caballo.

Ante la pregunta de Shallana´ha miro al joven noble y vuelvo a mirar a la chica. -Según dijo viene en representación de la Señora de la Espada Jamandi Aldori, la señora de Restov... Vino hace un par de días, pero no ha querido decir nada respecto al porque esta aquí, dijo que solo lo hablaría con vosotros... Me encojo un poco de hombros quitandole cierta importancia. -Garess ha estado en el puesto con sus hombres para mantenerlo vigilado, pero la verdad es que ciertamente es un individuo bastante mas educado que muchos de los que pasan por aquí... Eso si... Creo que incluso habla menos que  Rennor... cosa que ya es decir... 

-¡Oh cierto! Casi se me olvida. Tomo la bolsa que llevaba al cinto y se la entrego a la chica. -Es la recompensa que ofrecían por el tema de los kobold, preferí llevar la bolsa encima ya que era bastante dinero, y mi casa no es precisamente el ejemplo de seguridad, revise a ver que el carretero no hubiera tomado nada, y están las mil piezas de oro. Extiendo la pesada bolsa de oro dándosela a Shallana´ha

Rennor torció el gesto por la referencia de Oleg, él no hablaba porque no le gustaba la gente y eso tipo tenía algo raro..por no decir que si realmente venía de parte de quien decía seguro que los iban a meter en problemas. Dejó a Shallana'ha contando el dinero y tomó el arco que había solicitado, era un arma de bella manufactura mucho más robusta que la suya e incluso la cuerda tenía más tensión...había hecho una buena compra.

Sonrío al ver la bolsa de monedas, que no nos venía nada mal, por cierto. Cogiéndola con una mano, miro al resto ¿alguien quiere contarlo o hacerse cargo? no quiero luego ningún tipo de comentario luego al respecto, yo me fío de Oleg, pero es también vuestro dinero espero unos segundos a ver qué si alguien toma la bolsa, mientras Rennor va directo a por las compras que había realizado. Por un momento pienso en qué cojones le habrá pasado para ser un autista y tener menos empatía con las personas que un pescado, pero será difícil, viendo las dificultades que tenía para relacionarse. Quizás, en algún otro momento, es que todos estemos más relajados, se sienta cómodo y hable de lo que le ha pasado.

Sonrío al ver a Malak, pues sí que eran un buen grupo. Empezando por mí, con mis propios temores y fantasmas, teníamos a Rennor y a Malak, otros parias sociales.

Si os parece, voy a ver lo que me han traído antes de disfrutar de uno de esos buenos guisos, descansar y, si ese tipo quiere hablar con nosotros, ya vendrá él ¿no? comento encogiéndome de hombros y acercándome donde Rennor, para coger el equipo.

La espada parecía estupenda y bien equilibrada, solo habría que cambiar la empuñadura por la mía y ya podría seguir castigando a esa panda de cabrones, violadores, asesinos y ladrones. Dejándola nuevamente en la manta donde venía envuelta, miro el resto de cosas, la varita, y los pergaminos Con esto ya podremos leer esos textos que se nos resistieron

— Ese estirado huele a noble a leguas de distancia. 

Respondió a Sallana pese a que en apariencia no lo estaba mirando, sino prestando atención al grupo. 

Sonríe ante la sinceridad de Oleg, riendo un poco ante la mención a Rennor. Aunque entendía al explorador le había hecho gracia el comentario, al ver que él fruncía el ceño por la referencia le miró y se encogió de hombros. Aunque cuando se marchó emitió un suspiro. 

Tras escuchar de quien se trataba giró un poco la cabeza como un gato analizando una nueva aparición en su territorio y cogió algo de vino y miró a sus compañeros. 

— A mi ahora mismo me gustaría a curiosear un poco al recién llegado así que confío en vosotros para la gestión del dinero, no es bueno ir con una bolsa de oro gigante abultando y sonando, no tiene clase. 

Se ajustó un poco la ropa mientras tanto.

—Así tanteo un poco el terreno antes de que nos sentemos a hablar con él de cosas... importantes.  

Lo dijo con una naturalidad abrumadora, esperando su opinión o confirmación antes de moverse grácilmente y acercarse a él. Haciendo una fugaz y estilizada reverencia. 

— Mara Eckart a su servicio, maestra de gamusinos y cazadora de historias. ¿Con quien tengo el placer de hablar? ¿Puedo sentarme con vos?

Pese al tono desenfadado de sus palabras, había medido muy bien el porte y la educación que utilizaba en ellas. Le tendió una de las copas de vino que había elegido y se sentó a su lado si le daba permiso. 

Al escuchar a Mara, me giré para mirar al tipo del que tanto se comenzaba a hablar, asintiendo a la encantadora joven. Estaba claro que si alguien debía de hablar con ese tipo, debía de ser ella. Yo no soportaba iniciar conversaciones con personas de sexo masculino, no antes de conocerles. Era un poco lo que le pasaba a Rennor pero, como decirlo, de una manera un poco más selectiva.

Vi cómo se alejaba con esa naturalidad que le caracterizaba y entablaba conversación, momento que giré la cabeza para continuar con lo mío. Mara tenía toda la razón en cuanto a no ir con esa bolsa por ahí, pero hasta que no llegarán a un lugar un poco más discreto, donde repartirse lo que había ganado cada uno, habría que cargar y sujetarse los pantalones.

-Yo también me fio de Oleg-dijo la semielfa mientras se acercaba a Shallana y Oleg- vosotros sabreis que hacer, yo por el momento aparte de comprar alguna poción no necesito nada. Y tampoco es que me vaya a comprar una cuadra aquí o un trozo de bosque-bromeó. 

-El tipo ese que viene de Restov... mejor andarse con ojo. Al fin y al cabo nos pagan por hacer nuestro trabajo, lo mejor sería demostrarle que lo estamos haciendo muy bien. Llevamos aquí solo unos días y ya hemos hecho una alianza con una tribu de Kobolds y eliminado la gran parte del problema de los bandidos... mientras no aparezca una tribu de gigantes dando patadas al puesto yo diría que lo estamos haciendo muy bien. Lo suyo será hacerselo notar-dijo con una sonrisa.

Apoyado contra la pared de la casa de los Leveton, observaba al grupo enviado por mi señora y el Lord Alcalde... Ciertamente parecía un grupo extraño, pero según me había estado informando, no solo habían conseguido solucionar el problema con los kobold locales, sino que habían conseguido algún tipo de alianza con la tribu...

Mientras observaba sumido en mis pensamientos, vi como una joven pelirroja se apartaba del grupo y se acercaba hasta mi presentándose como Mara Eckart. -Es un placer conocerla Lady Eckart... Me separe de la pared e hice una leve inclinación de cabeza a modo de saludo. -Claro por favor... siéntese conmigo... Ambos nos sentamos en la amplia mesa y agradecí con un gesto de la cabeza la copa de vino, y nos serví a ambos. -Me llamo Zinwal... Fui enviado aquí como representante de Lady Jamandi Aldori, Señora de la Espada de Restov... Mire con gesto serio a la joven e hice un leve gesto hacia sus compañeros. -En cuando sus compañeros tengan algo de tiempo, tendré que hablar con todos ustedes... Pero por ahora le puedo contar de manera resumida que la situación en Bevoy es cada vez mas tensa y necesitamos ayuda pronto...

-Sabíamos que esta zona y los Cerros de Nomen serían los mas difíciles de conquistar, uno por los bandidos, y el otro por las tribus de centauros, pero por ahora las otras expediciones han logrado encontrar buenos lugares para sus colonias... Fuerte de Varn en los Cerros de Nomen y Fuerte Drelev en el Cenagal... Ahora solo queda que ustedes logren encontrar un lugar apropiado en el que fundar una nueva colonia... Mire a la joven tras acabar de dar un trago y sonreí un tanto divertido por la situación. -Supongo que enhorabuena... Habéis sido ascendidos a reyes de vuestra pequeña nación...

— Quizá Lady sea excesivo. Aunque no despreciaré el trato, Lord Zinwal.

En su caso, a diferencia del mío si era un trato merecido. Estaba claro que se trataba de una figura de confianza de Lady Jamandi Aldori. Escuchó con atención lo que tenía que decir, y se aguantó las ganas de fruncir el ceño cuando empezó hablando de la ayuda. Querían jugar a las marionetas con ellos, y no le extrañaba. 

Menos mal que sabía mantener su sonrisa. Aunque el parpadeo y la cara de sorpresa ante la noticia del ascenso fueron inevitables. Se quedó unos segundos silencio, pasándose la lengua por los dientes mientras lo asimilaba. En principio había sido una misión de exploración, y ese giro era cuanto menos... inesperado.

— Así que ahora somos los gobernantes de esta pequeña región que hemos explorado... Y eso que solo veníamos a reabrir las rutas comerciales

Le dio un trago a su copa y se acomodó, apoyando el codo sobre la mesa recuperando el porte que tenía antes y devolviéndole una sonrisa traviesa, mostrándose mas confiada ahora que había digerido la noticia. 

— Me gusta como suena, pero hay muchas cuestiones que tratar. Por ejemplo, quien nos reconocerá, el valor de nuestras fronteras o nuestra relación con el Cenagal y los Cerros de Nomen... Gobernar no es solo poner una valla y dar órdenes, como bien sabéis, y seguro que mejor que yo. Aunque estos detalles prefiero que los discutamos cuando estén mis compañeros reunidos. 

Se incorporó y asintió con la cabeza.

— Por lo tanto aunque esta conversación es interesante y me gustaría seguir hablando con usted, habrá que aplazarla hasta que todo el mundo sea informado. 

Se puso en pie e hizo una estilosa reverencia. 

— Un placer conocerle, Lord Zinwal.

Y andando grácilmente regresó con el grupo.

— Creo que deberíamos reunirnos todos en un sitio tranquilo. Zinwal ha ido al grano, y tengo noticias muy jugosas. 

—Mmm —de nuevo, su mirada analizó, de arriba a abajo, a aquél hombre de aspecto noble y, seguramente, importante. O al menos, todo lo importante que pudiera ser un recadero.

Llegar al puesto de Oleg le había levantado el ánimo. A medida que se habían ido acercando y recorriendo caminos ya explorados antes, se le veía de mejor humor y, poco a poco, había ido dejando de gruñir a cada paso que daban. Durante varias jornadas se había quejado del bosque, del polvo, de tener que llevar aquél carro, de tener que cuidar de aquél bandido, de las rozaduras que se le seguían formando en el culo y los muslos y de la comida, que encima empezaba a escasear en su mochila. Ahora, se le veía mucho más tranquilo, sin duda gracias al pensamiento de que pronto podrían disfrutar de un techo bajo el que cobijarse, comida caliente hecha con gran habilidad y un jergón cómodo sobre el que dormir después de llenar el estómago. Se le hacía la boca agua solo de imaginarlo...

Y tan rápido como pasaba eso, se le secó. No le gustaban los desconocidos, y mucho menos los que vestían así. Se creían superiores, mejores que los demás, especialmente con los que tenían un aspecto tan poco humano. Desde el principio, le cayó mal, sensación que parecía compartir con más de uno y que, encima, se acrecentó al ver los gestos divertidos mientras hablaba con Mara.

Se limitó a saludar a su anfitrión con un cabeceo y volver a mirar tanto las cosas que llevaban como las que les acababan de traer, sin perder ojo al tal Zinwal y esperando.

—¿Si? —gruñó cuando volvió su compañera con noticias—. ¿Y era muy gracioso? —chascó la lengua y entrecerró los ojos mirando al hombre. Tss.

Mientras Mara mantuvo su conversación, me dio tiempo a recoger las cosas que habíamos encargado, dejar el caballo en manos de Oleg y recoger la mochila, el arco y demás cosas antes de irnos a nuestros aposentos.

Así, cuando llegó Mara con la información, alcé una ceja ¿jugosas? ignorando parcialmente los gestos y comentarios de Malak, que cualquiera podría pensar que se había puesto celosos de ese figurín, asentí a Mara vayamos. Aquí ya tenemos todo, así que podemos descansar, tomar un vino mientras nos cuentas esas buenas nuevas. comento a Mara mientras la entregaba las cosas que había encargado y que había recogido del carro.

Revisado su nuevo arco y habiendo dejado a Brisa en el establo, el explorador volvió con los demás cuando Mara regresaba de conocer al nuevo inquilino del puesto.

- Veamos en qué problema nos meten esas jugosas noticias, un tipo como ese no viene a un lugar como éste a hablar con gente como nosotros si no es por algo gordo.

Vamos Rennor ¿no estamos aquí precisamente para solucionar problemas? comento sonriendo al explorador si no fuera así, seguro que te aburrirías como una ostra

Si esos problemas de los que hablas se traducen en seguir limpiando la zona, me encojo de hombros por mi genial. Nos seguirán pagando por hacer lo que ya estamos haciendo, que por otro lado, lo hago con muchísimo gusto jajajajaja río, echándome la cabeza hacia atrás, pensando en aquellos bandidos con los que habíamos acabado y con los que, a buen seguro, íbamos a acabar. Y a ti tampoco parece que se te de mal.