Partida Rol por web

Escuchó cada una de tus palabras detalladamente, incluso pareciendo interesada verdaderamente en todo lo que decías... Terminando por sobresaltarse un poco al ver como te volteabas y tomabas sus manos lleno de una paz interior dada por tu hermana. Caos se quedo sin palabras, en un muy pequeño silencio que fue cortado por su repentina carcajada, zafándose de tu agarre enseguida.

-¡HA, HA, HA! ¡Muy buena esa! ¿Que busco? Eso ni yo lo sabría decir. Todos los portadores son iguales de tontos e inocentes... "Dejame ayudarte", "Te enseñaré algo más allá de estas barreras", "Podrás ser libre", y mírame aquí -comentó aun soltando una fuerte carcajada que se podría escuchar por todo el vacío infinito que conformaba el caos. Cuando finalmente se calmó, volvió a centrarse en ti. -. ¿Quieres saber que es lo que quiero? Bien: Quiero un portador que sea capaz de cargar con el caos él mismo, sin mi ayuda, y así poder finalmente descansar... ¡Pero vaya que tu estas lejos de eso! -soltó para carcajearse nuevamente, empezando a detenerse poco a poco mientras dejaba perder su vista en el cielo iluminado. -. Tu hermana... Ha gastado más energía que nunca. Debe estar encarando al Ojo de la Creación... Obviamente, no corre ningún riesgo, más allá de poder aburrirse sin tener nada que hacer... -entonces, volvió a centrar su atención en ti. -. Dime, Fío: ¿Que eres capaz de perder por conseguir dominar el caos? Muchos lo han intentado, muchos han deseado acabar con mi esclavitud o volverse los seres más poderosos de todo el reino... Pero ninguno lo ha conseguido exitosamente... Al menos no durante mucho tiempo: cinco minutos, es el tiempo que más ha durado un portador manejando en su totalidad el caos, luego... Al cementerio con el resto. ¿Eres capaz de enfrentar a la muerte, Fío? ¿De encararla y sonreir sabiendo que te puede llevar con ella en cualquier momento? ¿Eres capaz de... causar a tu hermana el dolor de perderte?

Al verte tan deprimida, confundida, triste, culpable, y otras cosas que se combinaban y te volvían un tornado de emociones, Orden hizo un gesto con su mano para que sobre tu cabeza apareciese una mano echa únicamente de luz, dándote un par de palmadas sobre la cabeza.

-Tranquila, tranquila... No eres una chica mala; solo te falta madurar -comentó. -. Mira este lugar: Tienes un corazón humilde y bondadoso, y por eso la luz te escogió. ¿Sabes? Durante incontables generaciones El Ojo del Caos y yo hemos estado sumamente separados, pero con ustedes dos estamos juntos casi todo el tiempo... Bueno, no juntos literalmente, pero tu me entiendes... -refiriéndose con Ojo del Caos a aquella entidad que tomaba el papel de Orden en el corazón de Fío, aunque dudabas que se pareciese en lo más mínimo... -. Confió en que es obra del destino: tu y tu hermano están destinados a superarse y cambiar las cosas. Pero... ¿Eres consciente de lo que eso conlleva? Desde el inicio de los tiempos ha habido una simple regla: La luz purificara la oscuridad, o la oscuridad consumirá a la luz. Siempre ha sido así, y siempre será así... Solo recuerdo un caso donde dos portadores cuyo amor era comparable con el vuestro quisieron cambiar las leyes de la creación y la destrucción... Solo esa vez, ninguna de las dos partes pudo ganar, porque ambas perdieron... ¿Entiendes lo que digo? El destino exige que solo uno sobreviva al otro, o que ambos perezcan ante sus poderes... -tras tomar un poco de tu taza de té, Ordium miró el cielo de aquel lugar. -. No te mentiré... La luz puede ser algunas veces más temible que la peor de las oscuridades... ¿Que estas dispuesta a perder por cambiar las cosas? ¿Por conseguir un futuro donde tu y tu hermano prevalezcan? ¿Donde todo sea diferente? ¿Alguna vez te has parado a pensar en que seria capaz de perder tu hermano?

El no-muerto respondió a tu fuerza, apartándose antes de ver como tu lanza iban nuevamente a por él. Haciendo nuevamente demostración de su alta destreza, giró hacia un lado para esquivar rápidamente la trayectoria de tu lanza, un movimiento que ya había usado varias veces y que hasta resultaba repetitivo... En todo caso, no desaprovecharía la oportunidad para arremeter: durante el giro, tomaría impulso y arrojaría con todas sus fuerzas su lanza hacia el cielo, llegando a una altura considerable donde se perdería entre las nubes. No había tiempo para prestarle atención, pues enseguida el no-muerto embistió contra ti y empezó a batir sus alas, alzándose en vuelo. No tenías que ser muy inteligente para darte cuenta que buscaba llevarte directo a la lanza mientras esta iba cayendo, aunque eso significase poder ser atravesado él también.

-¡Arrgh! -requería de ambos brazos para sujetarte correctamente, lo que seguramente podrías aprovechar pues uno de estos estaba en muy mal estado, pero eso no significaba que sería fácil.

Así, aquellos que estaban en las murallas del castillo pudieron observar como tu silueta siendo cargada por la del ángel se dirigían a toda velocidad hacia la lanza que apuntaba a tu espalda, todo con la luna de fondo.

En aquella posición tan desventajosa, Zedron no pudo parar aquellas veloces estocadas de Baeric que perforaron la armadura del gran caballero, impactando en puntos que dificultarían mucho la movilidad. Por si no fuera poco, aquel corte eléctrico vino a toda velocidad hacia él; para ese entonces no se había liberado, por lo que fue presa fácil de la electricidad que recorrió todo su cuerpo.

El gran caballero cayó arrodillado, con la cabeza agachada, sangrando y con algunos rayos aún recorriendo su armadura. Estaba muy debilitado, en un estado casi crítico... Pero aún así fue capaz de liberarse de un tirón de las poderosas cadenas de Muramasa, y levantarse nuevamente.

-¡Rompe Tormentas! -gritó el nombre de su arma, alzándola con ambas manos hacia arriba.

-Esa pose... -comentó Marshall por lo bajo, antes de saltar alertado. -. ¡Todos, cúbranse!

La razón de aquello es que el mayordomo de los reyes había sido testigo de aquella técnica, un movimiento que Zedron había perfeccionado por años hasta sentir que había llegado a su límite. Una devastadora habilidad capaz de acabar con el enemigo más grande en cuestión de segundos...

-¡Abre el cielo una última vez para tu portador! -le pidió a su arma antes de que aquel aura amenazante de poder volviese a envolverlo. -. ¡Acaba con mis enemigos, y luego grita por más! ¡Por el rey!

No tendrían tiempo para huir, no tendrían tiempo para protegerse, para pararlo, para atacarlo... Cuando Zedron bajó su arma, todo se cubrió de luz, y la explosión fue atronadora...

No le lo puedo estar creyendo... ¡parece que estamos ganando un poco! ¡A un Zedron Silverting enloquecido! Y de momento solo tengo un brazo roto... La verdad es que si fuera otro rival me sentiría muy orgullosa... Pero siendo el no. A él no le puedo carroñear si conseguimos derrotarlo.

Pero cuando rompió las cadenas, y pronunció aquellas palabras... Se me volvió a cerrar el culo del miedo -Ay mi madre, ay mi madre... ¡ESE ATAQUE NO!- dije en voz alta, intentando alzar el hacha para protegerme... ¡Pero no puedo, con un brazo me es imposible! Así que andando como un pollo sin cabeza fui buscando sin éxito un lugar donde refugiarme... -¡No quiero morir tan joven! ¡Aún no me he echado pareja a quien quiera y tenga pasta!- me lamenté viendo inminente mi final -¡QUE LE DEN A MI MADRE MI SEGURO DE VIDA Y COMPRAD EN MI TIENDA LAS COSAS PARA MI FUNERAL!- esas fueron mis últimas palabras cubriéndome con el hacha poniéndome de cuclillas para cubrirme más y así suplir la carencia de mi brazo malo.

Los ataques de Baeric dieron justo en el blanco, provocando que su objetivo terminara sangrando y de rodillas…eso estaba funcionando perfectamente, excepto cuando de repente se liberó de las cadenas, alzando su arma e invocándola.-Mierda…-Masculló el caballero halcón mientras fruncía el ceño, sabía que era eso…haría peligrar a todos, no podía permitirlo.

Marshall también pareció darse cuenta de lo que iba a ocurrir, aquella técnica era capaz de acabar con cualquiera…y estaban en un auténtico apuro. Mientras recitaba sus palabras, el caballero halcón no se lo pensó dos veces, esprintando en dirección a Cytla, la cual corría y parecía estar perdida, sin saber hacía donde correr, incluso llegó a ponerse de cuclillas y a cubrirse con su hacha mientras gritaba y gritaba.

-¡Calla y cúbrete de una vez!.-Le espetó Baeric corriendo hacía ella y finalmente saltando para abrazarla y cubrirla de semejante ataque. El tenía mejor armadura y tenía más posibilidades de sobrevivir que ella, la cual ya estaba herida de gravedad, con un poco de suerte podría protegerla. 

-Tengo más de doscientos años - miré aquel ser de orden con molestia - Un poco de madurez tengo - dije al final resentida haciendo un mohin. Tras aquel punto de intento de parecer ser realmente madura, seguí sus indicaciones mirando aquel lugar que supuestamente parecía ser mi corazón, para luego comenzar a escuchar su historia sobre el caos y el orden.

Nada de esa historia me hizo estar molesta, a pesar de que sabía lo que significaba todo lo que decía, pero obviamente estaba en contra de todo lo que decía. Ni Fio ni yo ibamos a matarnos el uno al otro, era imposible... Solo fue hasta que dijo la pregunta relacionada con Fio, que salté, levantandome de la silla y apoyando las manos en la mesa con un tono serio y solemne en mi voz.

-No. Fio no sería capaz de sacrificar nada por su poder. El odia el caos, pero es capaz de dominarlo cuando me ve en peligro, cuando sabe que algo va a ir mal... CUANDO ES INCLUSO CAPAZ DE DAR SU VIDA PARA PROTEGERME - acabé gritando en aquel lugar. Las lagrimas entonces, comenzaron a brotar de mis ojos. - Tienes razón, oscuridad y luz son polos contrarios, polos que están destinados a ser debiles el uno al otro... Solo uno prevalece frente al contrario... No obstante... Mi hermanito estaría dispuesto a dar su vida por el orden... Y yo le estoy dando a el mi vida, para que controle su caos. - Finalmente confesé.

-Puede que la oscuridad y la luz tengan un ciclo de lucha sin fin... Pero se te olvida una regla muy primaria - Señalé entonces el lugar bajo la mesa - Hasta la más pura de las luces, refleja una sombra, y hasta la más profunda oscuridad, poseé una luz. Igual que la luz y la oscuridad son contrarias, también son simbioticas. Aquellos que prevalecieron uno sobre el otro portando estos poderes... NUNCA GANARON... La luz y la oscuridad no son enemigas, son la vida misma mutua la una de la otra... Los dos lados de una misma moneda. Por eso... por eso se que... Ni Fio ni yo moriremos enfrentandonos, su oscuridad no me corromperá, y mi luz no le desvanecera... No solo somos capaces de crear un nuevo futuro, sino que ya lo estamos haciendo. - Alcé entonces mi mano hacia un lado, si era mi corazón, mostraría lo que tenía en mente, sino simplemente la invocación de un simple portal serviría para explicarlo

-Ya lo hemos hecho una vez... hemos roto las leyes antinaturales de la luz y la oscuridad creando algo nuevo, creando algo mucho mejor - Y justo en ese momento me di cuenta de mi autentico poder... Decía que no poseía poder del orden... y estaba mucho más equivocada de lo que creia al no verlo

-Por eso... por eso... No perderemos nada, pues Fio no dejará que me sacrifique, al mismo tiempo que yo no le dejaré sacrificarse... Yo soy su orden, y el mi caos, viviendo en perfecta armonía.

Suspiró un poco al escucharla reír y cerró los ojos, atendiendo a lo que decía. - ¿Eso deseas?... Entonces lo lograré, de algún modo... Se quedó callado para que Caos pudiera volver a hablar, lo que hizo que el hada abriera los ojos y le sonriera de forma tranquila. - No voy a perder nada para conseguirlo. ¿Perder algo valioso para obtener la salvación? Eso, nunca acaba bien... Y si no que se lo digan a cualquier reino. Sacrificar algo personal por poder solo te hace débil y por lo tanto... Ese mismo poder te consume. Entonces la mujer volvió a hablar y eso le hizo negar bajando la mirada, sintiendo como su corazón se sentía algo compungido de solo pensarlo. 

-No, Caos, no sería capaz, ni yo ni ningún ser con alma y emociones, sentimientos y... futuro por delante. La muerte no se enfrenta, la muerte llega cuando debe llegar... Dolorosa para quienes sufren la pérdida, sí, pero... Es algo natural, es la vida. Le temo a la muerte, por todo el dolor que le pueda causar a mi hermana. ¿De verdad crees que para manejar el caos es necesario enfrentarse a tantas cosas?... Sonrió de nuevo, mirándola fijamente a los ojos. 
-Voy a cambiar esa forma de pensar que tienes, voy a demostrarte que no se necesita tanto sacrificio para tu bienestar y el mío, que se puede hacer con paciencia, experiencia y un buen manejo del poder que me llegues a otorgar. Y lo que quizá no te esperas que te digan... Lo conseguiré gracias a que mi amada hermana se encuentra a mi lado, siempre, en el momento que sea. 

Alanis se plantó en sitio esta vez, sin moverse, pero no pudo hacer peso suficiente para quedarse en tierra. Fuera de la estabilidad del suelo, tenía un problema mayor porque con esa cercanía no podía usar su propia lanza propiamente, y aunque tenía su coraza no quería arriesgar un golpe directo si no era necesario, el ángel (o lo que fuese) tenía la fuerza suficiente como para que un lanzamiento fuese potencialmente letal. En el aire, echó un vistazo hacia atrás para captar un vistazo figar de la punta donde terminaba ese paseo.

-Lo sé... -dijo esto al escucharle quejarse por el esfuerzo, soltando su propia lanza- debe doler como mi propio brazo cuando no está protegido. 

Con ambas manos libres, sujetó la maltratada extremidad con tanta fuerza como si estuviera estrangulando un cuello, y movió bruscamente a la criatura desde este agarre, separándose de forma muy trabajosa de la presa, sorprendida de lo mucho que le estaba costando. Una de las manos tomó agarre en una de las alas al abandonar el brazo y moviéndolo bruscamente hacia atrás para tomar impulso de lanzamiento con el propio cuerpo enemigo...lo lanzó hacia arriba, directo al arma que estaba inicialmente destinada para ella. Lo tomó de un ala para evitar que pudiera tener sencillo el estabilizarse en vuelo. El único problema es que estaba cayendo ella misma ahora, tendría que aguantar la caída.

Al escucharte y verte soltar tu arma, el ser no-muerto abrió bien sus ojos antes de tener que morder sus propios dientes en un intento de resistir el infernal dolor de su brazo. Gruñendo cual animal al ver como cambiabas las posiciones dejandole en una mala situación. Viendo como su arma se aproximaba a él sabía que no podría pararla en ese estado, no a tiempo, y no se veía capaz de voltearse para tomarte e intentar una maniobra arriesgada donde ambos terminasen atravesados... Por lo que llevó a cabo una medida casi igual de desesperada: alcanzó a sujetar fuertemente el mismo ala que tu sujetabas, y con una nueva demostración de fuerza y voluntad, se la arrancó de la espalda.

-¡ARGH! -fuiste bañada en su sangre justo antes de que soltase el ala y te dejase atrás. Ya sin tu agarre no le costó demasiado usar su otra ala para empujarse a un lado y apartarse de la trayectoria del arma, atrapándola cuando estaba pasaba junto a él. -. Ah... Ah... Ah... -el ángel se detuvo unos instantes, manteniéndose en vuelo a duras penas con su única ala, ya mostrando un agotamiento considerable...

Fuiste a dar al suelo, logrando por suerte aterrizar correctamente evitando así un mal golpe. El ala arrancada del enemigo terminó por hacerse polvo, cayendo al suelo para mezclarse en la tierra.

El ángel te observó en silencio, empuñando su lanza con su único brazo bueno, dispuesto a lanzarse de nuevo, pero se vieron interrumpidos por lo que seria el acto más caótico de esa noche...

-¡ROMPE TORMENTAS!

Aquel gritó desencadeno el caos en el castillo de la ciudad. Una gran fuente de energía empezó a emanar de la sala del trono. Esta energía subió hasta los cielos, y a los pocos segundos descendió en forma de corte devastador. Era difícil saber cuantas personas cayeron con este ataque, pero bastaba con observar que, tras el terrible temblor causado por la simple caída del ataque, la ciudad de los reyes ahora se encontraba con un enorme rastro de destrucción que salía desde el castillo hacia el norte, una destrucción aún mayor que la que el dragón pudo haber causado. Y no solo la ciudad fue alcanzada, pues al alzar la vista cualquiera podía percatarse de que el cielo había sido abierto en dos...

En la entrada del castillo, sobre múltiples escombros, yacía un par de caballeros diamantes que se encontraban en la sala del trono en aquel momento: Cytla y Baeric, en terrible estado. Justo a ellos también estaba Muramasa, quien no parecía consciente. Por el resto de la ciudad, bajo el área del ataque, se encontraban Elduin y otros compañeros.

El castillo se venía abajo por la cantidad de daños causados desde su interior, y las personas que por suerte salieron ilesas empezaban a huir hacia cualquier otra parte. Desde el interior de lo que quedaba de castillo aquella figura emergió, portando su gran armadura y capa, sujetando su enorme espada con una mano mientras con la otra sujetaba el cuerpo inconsciente del rey; Zedron apartaba a todo el que se interpusiese hasta finalmente llegar a la salida, donde sería interceptado por todos los caballeros presentes, entre ellos el propio Glaius.

Ambos se encararon, pero ninguno ataco. Fue un caballero diamante el que se lanzó a por Zedron, pero vio terminada su vida por un único corte que le partió a la mitad. Era claro que el gran caballero no estaba con juegos.

Mientras tanto, una figura en las alturas, portadora de una única ala, observaba a su oponente que se encontraba en tierra, Alanís. Fue Alessandro quién se acercó con su caballo a la caballera rubia, llevando consigo a Fío y Faith que se encontraban totalmente inconscientes...

-Alanis... -sabiendo lo que pasaba en el castillo, le tendió la mano a la caballera invitándola a subir para poder llevarla. Ya no veía al no-muerto como una prioridad.

La figura alada, fuese quién fuese, mostró una última sonrisa a la caballera antes de emprender vuelo lejos de allí con el único ala que tenía; a pesar de el más estado en el que se encontraba, no tuvo muchos problemas para escapar. Pero el verdadero peligro ahora estaba justo en el castillo.

-Zedron... -le miro Glaius, con el resto de caballeros que seguía en pie justo detrás de él. -. Alguien como tu... Has caído muy bajo...

-Larga vida al rey... -fue lo único que dijo Zedron antes de levantar nuevamente su espada, dispuesto a acabar con todo el que se interpusiese entre él y sus intenciones...

No había rastro del resto de la familia real. No había rastro de muchas personas, en realidad... El caso es que frente a Zedron solo quedaban apenas algunos caballeros que le pudiesen hacer medianamente frente, entre ellos Glaius, Cytla y Baeric. El resto tardaría un poco en llegar, o nunca llegarían...

Cuando me abrazó Baeric para tragar el golpe... me enfadé -¡Idiota estas desprotegido!- dije poniendo el hacha delante de los dos... pero da igual toda la protección que tuviéramos... aquel ataque de Zedron había sido devastador, y ambos habíamos sentido todo aquel poder en nuestras carnes -¡AHHHHHHH!- no pude hacer más que gritar de dolor de todo el daño que sentía por aquel poderoso corte que emanaba energía y escombros hacia todos los presentes.

Cuando el ataque se detuvo... todo estaba destrozado, incluido nosotros. Aparté a Baeric... asustada por el penetrante dolor que estaba sintiendo en la cara y la preocupación de... no poder ver con uno de mis ojos. Me palpe el lado izquierdo de la cara... y aparte de notar sangre que bajaba por mi mejilla... distinguí la forma de un afilado escombro que... se me había incrustado en la cuenca del ojo izquierdo -Agh... no... mi... mi ojo... agh... ¡AHHHHHH!- grité aterrada, sacándome el trozo lo cual me llenó de dolor puro... aunque lo que más estaba era pavor. Me... me había... quedado tuerta... había perdido uno de mis bonitos ojos rojos... por culpa de... de...

Miré hacia Zedron con el ojo que me quedaba... con pura furia y rabia, mientras este cargaba al rey y bifurcaba el cuerpo de un caballero que se enfrentaba a él. A duras penas me levanté del suelo, apoyándome en la pared y en mi hacha usándola de bastón -Ahh... Baeric... ve... a ver... a la familia real...- le dije al caballero de brazo de cristal, pues no había nadie allí con sangre de la realeza salvo el inconsciente rey.

Yo, por mi parte, impulsada por mi rabia principalmente hacia Zedron conseguí empezar a acercarme al caballero pese a mi lamentable estado con el hacha alzada con mi mano buena todavía dispuesta a dar guerra -¡Ahhhhh!- grité quedándome sin aliento... aunque el hachazo no le dio, sino que mi hacha se clavó en el suelo a escasos centímetros de él y yo caí al suelo... hecha polvo, como si me hubiera quedado sin fuerzas... aunque en realidad... solo era una forma de acercarme por debajo a Zedron y meterle un relámpago por el ojete usando mi guantelete eléctrico -Toma... diarrea relámpago...- dije en voz baja sonriendo muy levemente. Si le detenía lo suficiente para que el resto pudiera pararle del todo... me bastaba... aunque quisiera sacarle un ojo como venganza.

Alanís fijó la vista un momento en el "ángel" como aprobando a regañadientes el que escapara. Recogió su lanza, con las piernas algo doloridas de la caída, y subió de prisa observando que a los lejos el castillo de alguna forma parecía estar en problemas, aunque no se le ocurría que algo pudiera haber pasado la vista de todos de esa forma...

Montó tratando de aguzar la vista en la distancia, y así se mantuvo a medida que se iban acercando...y cuando estuvo relativamente cerca, frunció el ceño tratando de comprender la situación. No estaba viendo a un enemigo. Pero...¿por alguna razón había hostilidades contra Zedron? Este estaba cargando al rey, aparentemente tratando de abandonar el palacio.

Cuando finalmente estuvo a una distancia aceptable luego de la cabalgata, bajó con la mirada atenta. Mayoritariamente se le notaba bien, alguna magulladura menor y algo de sangre a la altura de la cintura pero la herida era claramente menor ya que no le molestaba para caminar. Acomodó levemente el brazal, para descolgar su lanza pesada.

-¿Que está sucediendo? -inquirió seriamente, mirando al grupo en general- ¿Zedron...por qué estás sacando al rey de la seguridad del castillo? ¿Y el resto, por qué le atacan?

La escena no era prometedora. Su usual comandante estaba ensangrentado al igual que su espada y sus compañeros...en especial Cytla, no se veían nada bien. Pero ahora mismo no sabía identificar quien era el enemigo real, o por qué.

Baeric se levantó claramente aturdido y dolorido…¿le había roto la espalda aquel maldito martillazo?...no, seguía de una pieza, pero le dolía el pecho cosa mala…al llevarse una mano no tardó en darse cuenta de lo que había ocurrido, se le había roto una maldita costilla por el golpe y le dolía la cabeza a rabiar, ahora sí que tendría la ropa hecha un auténtico asco.  

A pesar de ello se levantó como pudo, escuchando como Cytla seguía gritando con fuerzas. Y le pedía que fuera a ver a la familia real.-Deja de ser así de lanzada.-Le advirtió mientras se ponía de pie y volvía a agarrar con fuerza la espada.-Deberías ir tu a cuidar de sus majestades, estás peor que yo, descansa y luego me relevas.-Le advirtió mientras a pesar del daño, volvía a tomar su forma de combate, alzando la espada con su mano izquierda mientras cerraba la derecha, la cual estaba hecha de acero mágico.

 Sin pensárselo dos veces, se lanzó junto a Cytla para atacar a Zedron, nuevamente buscando atacar su rostro.

Mientras Cytla y Baeric se debatían quién debería ir a rescatar al resto de la familia real, siendo que ambos terminaron saltando sobre Zedron, Glaius explicaría a Alanís la situación.

-Varios caballeros han sufrido un control mental de nuestros enemigos. Uno de esos caballeros es Zedron, y ahora está intentando raptar al rey... -sabiendo que seguramente la caballera optaría por ayudar a sus compañeros para parar a Zedron, el nigromante le puso una mano delante para detenerla antes que pensase en su siguiente movimiento.

Justo entonces la pelirroja arremetió con un golpe bajo de su guantele a Zedron, pero al gran caballero le bastó con retroceder y pisar el guantelete de la chica para evitar el ataque, después de todo la falta de visión de la chica le hizo más fácil al comandante ver venir el ataque; era un pisotón no para herirla, sino para inmovilizarla momentáneamente. Después de todo, también tenía que defenderse de Baeric. Conociendo los principios del caballero, Zedron optó por bajar al rey de su hombro y sujetarlo del cuello, colocandolo delante de él como escudo humano para obligar a el caballero grifo a detener su ataque antes de siquiera acercarse.

Entonces se pudo ver una figura saltar sobre Zedron para quedar detrás de este: Empuñando con fuerza su lanza, Alessandro, un caballero diamante rojo, arremetió con su lanza contra la espalda del comandante, pero vio su ataque evita por completo por un salto de Zedron, quién se apartó de los tres caballeros que le habían atacado.

Finalmente, decidiendo intervenir, Glaius alzó sus manos para conjurar un rápido hechizo que hizo surgir múltiples espinas de hueso alrededor de Zedron, las cuales se cerraron a su alrededor formando una jaula que le retendría momentáneamente. Apenas se formó la carcel, se pudieron escuchar los golpes de la espada de Zedron en el interior; a ese paso no dudaría mucho...

Entonces, el nigromante se fijó en Alanís, a la cual había detenido hace breves momentos.

-Nosotros nos encargamos. El resto de la familia real sigue dentro: Honestamente dudo que podamos salvar al rey ahora... Ve y asegura la vida del heredero, así al menos tendremos un líder en el trono si todo esto sale mal...

Zedron bloqueó el ataque de Baeric y para colmo agarró al rey y lo estaba usando de escudo humano, provocando que el caballero halcón chasqueara la lengua y retrocediera con la espada aún en ristre, aquello estaba saliéndose de madre…estaba usando a su majestad como un escudo humaNo, ¿acaso se había vuelto loco?

Por suerte Alessandro arremetió contra el coloso…nuevamente habían fallado, ni siquiera tendrían oportunidad de esa forma. Fue entonces cuando Glaius conjuró un hechizo que atrapó a Zedron.-¡ahora!.-Gritó el caballero halcón mientras se lanzaba a gran velocidad a por el brazo de aquel coloso enloquecido.

Si liberaba a su majestad no tendrían reparos en atacarle, había que darlo todo.

Como un relámpago dio unas rápidas zancadas en dirección de su objetivo y con un grácil salto buscó perforar la armadura de su rival por la zona del brazo, aquello sería suficiente para liberar al rey.

-Lo harán, ahora hay más con ustedes.

Alanís miró el umbral que conectaba con el resto del castillo y la situación....honestamente también quería quedarse, pero...había mucha gente aquí, debía confiar en sus compañeros. Tras un momento de debatirse, se adelantó. El resto de la familia real era importante y estaba por su lado. La princesa era habilidosa y la reina poderosa con su magia, pero el príncipe aún no encontraba su estilo, y no por ser personas capaces podían los caballeros como ella escatimar en protegerlos. Endureció su voluntad y asintió, entendiendo lo que debía hacer.

-Aseguraré al resto de la realeza y volveré a ayudar. Por favor...resistan hasta entonces.

Dicho esto. Comenzó carrera al interior. Imaginaba que se encontrarían en o cerca de la sala segura donde habían tomado refugio la última ocasión peligrosa.

¡AAAGH!- no pude hacer más que quejarme de dolor cuando vi que el caballero pisaba mi mano para así evitar que atacase... esto era horrible... nunca me había faltado un ojo y por ello esquivado mi ataque. De puro milagro no me rompió la otra mano. Al parecer usó al rey de escudo humano contra Baeric... y por eso tampoco lo atacó. A este paso nos íbamos a morir. Pero la jaula de huesos que se conjuró casi me dio una alegría... ¿podría significar esto la oportunidad de buscar ayuda? ¿O de planificarlo todo para acabar con esto de un ataque? No lo se... pero oír decir que alguien debería ir a ver a la familia real... ya me imaginaba yendo yo para descansar durante el trayecto, aunque corriera como una galga... eso era mejor que esto...

Pero entonces... empecé a mirar anonadada y con claro terror a la caballero dragón -N-noo... po-por favor n-no...- dije con voz rota tratando de incorporarme y ponerme de pie, antes de ver como se marchaba -¡NOOO! ¡NO TE VAYAS Y ME DEJES AQUÍ! ¡NOOOO!- grité desesperada, notando como ya no solo sangre bajaba por mi cara sino también mis lágrimas... ¡No me podía hacer esto! ¡Estoy reventada y al borde de que me desmaye del dolor! ¡NO PODÍA DEJARME AQUÍ PARA QUE ZEDRON TERMINARA DE REMATARME! Resistir decía ella... ¡llevo resistiendo una infinidad de tiempo! Solo quería un respiro...

Y... nadie parecía querer dármelo... pues Baeric fue derecho a atacar la jaula de huesos que ahora mantenía encerrado al caballero enemigo -¡¿PERO PORQUE NO PREGUNTAS NUNCA ANTES DE ATACAR?!- grité sintiéndome ya vencida... ¡¿porque coño no podía esperar a que al menos alguien nos curase aunque sea con levedad, o trazáramos una estrategia para reducirle?! ¡TODO ME DUELE, ESTOY TUERTA, Y SOLO QUIERO UN RESPIRO EN EL QUE NO ESTÉ EN PELIGRO DE MUERTE!

Joder... voy a morir por culpa de idiotas a manos del caballero más poderoso de todos...- pensé triste y resignada, llorando... mientras cogía mi hacha con fuerza -Tendré que morir luchando... ¡os odio a todos por esto hijos de puta!- pensé, preparando mi guantelete para cargar electricididad una última vez por toda mi arma -¡AHHHHHHHHHHH!- y lanzando un corte horizontal enfocado en directamente en rebanarle las piernas a Zedron... ¡ya en estos momentos incluso me importaba una puta mierda herir al Rey! ¡Solo quería que esto acabase ya!

Alanís detuvo sus pasos en seco. Por su honor, sencillamente no podía darle la espalda a alguien que clamaba tan desesperadamente por ayuda y por su vida, y más siendo de sus compañeros. Por supuesto...eran caballeros, pero también eran personas. Habían pocos que fueran a mantener sus cabales en situaciones desesperadas.

-Muy bien. Cytla, tomaré tu lugar. -dijo con tranquilidad- Retrocede al interior del castillo.

Se giró y miró la situación atentamente, y se aproximó a la jaula, casi con delicadeza. No era una persona sutil, pero con los golpes y el empeño de Zedron por salir, dudaba que fuese de sus prioridades. Observó un momento, se aproximó a rango...y uno de sus guanteletes, protegiendo un puño, ingresó entre los barrotes directo a la cara del caballero considerado el más poderoso. Alanís no era la luchadora más sutil, pero tendía a ser efectiva, y un golpe directo y brutal podía dejar atontado a cualquiera.

-¡Quitenle a su majestad! Si podemos hacer esto, puedo encargarme de lo demás.

No podía luchar en toda su capacidad si estaba el rey en el mismo espacio que Zedron, definitivamente.

Dispuesto a luchar hasta el último instante, Zedron intentó amenazar nuevamente a Baeric con usar al rey como escudo, pero esta vez el caballero grifo iba preparado para impactar su ataque costase lo que costase; su filosa espada rozo los viejos cabellos del rey mientras atravesaba hasta el otro lado, estocando el brazo del gran caballero logrando incluso atravesa su armadura, obligando a que abriese la mano y dejase caer al rey. Cuanto estaba por contraatacar, aquel tuvo que defenderse de un nuevo ataque: a pesa de esta lejos, Alanís demostró amplia velocidad al embestir los barrotes de huesos e intentar alcanzar el rostro de Zedron, pero el caballero pudo apartarse lo suficiente para quedar a centímetros del agarre de la rubia. A pesar de que la intención de la dragona era dar una opotunidad a su compañera de recuperarse, Cytla se llenó de valor e ira, liberándolo en un ataque devastador sin importarle quién estuviese en medio:

El corte eléctrico del hacha voló en vuestra dirección: Alanís y Baeric se vieron obligados a apartarse para no salir heridos, siendo que un instante después la cúpula de huesos voló en pedazos. El cuerpo del rey rodó unos escasos metros lejos de su posición original, y las piernas de Zedron terminaron por separarse de su cuerpo, el cual ahora caía al suelo mientras se desangraba.

Aún con su último aliento, Zedron empuñó fuertemente su espada para usarla de apoyo e incorporarse; claro que, para cuando lo hiciese, se vería rodeado por una amplia cantidad de caballeros y arqueros dirigidos por Alessandro, quién había rodeado a Zedron. Como si no fuese suficiente, Glaius volvió a invocar otra cárcel para Zedron; esta vez formada por dos grandes manos esqueléticas que le sujetarían fuertemente de espalda y pecho, presionando entre ambas para que no se moviese.

Tenían la adrenalina altamente subida, unos más que otros. Aún teniendo a Zedron en ese estado no podían estar tranquilos...

-Debemos matarlo... -declaró Glaius.

-¿Qué? ¡No! -intervino Alessandro. -. P-Podemos hacer algo... ¿Verdad?

-No tenemos la menor idea de como funciona el control mental que lo esta manejando: si le permitimos vivir y que se recupere, tal vez no podamos actuar a tiempo para detenerle... -explicó su punto el nigromante.

-¡¿Pero no que tu trabajo es investigar esas cosas?!

-No por tener 200 años de conocimiento voy a saber lo que nos convenga...

Mientras se planteaban que decisión tomar, algunos escombros del castillos cayeron junto a ustedes, recordandoles que la familia real seguía en el interior. Zedron ya no parecía una amenaza: estaba vulnerable, con la cabeza agachada, pero empuñando fuertemente con una mano su espada como caballero que deseaba mantenerse firme hasta perder la cabeza...