Partida Rol por web

Tras recorrer por cuarta vez la ciudad en lo que lleváis de noche, llegáis al apartamento de Mizuhara Aiko. No hay movimiento o luces encendidas en el hogar, así que os miráis inquietos. Satoru "sempai" se encoge de hombros, y argumenta que, aunque es un poco pronto, igual ya está durmiendo, pero os deja a vosotros la elección de despertarla o no, y la manera de hacerlo.

Ya habiamos llegado muy lejos para echarnos atras por que sea tarde Aiko tendria que disculparnos si estaba dormida pero esto era demasiado importante.

Hago que uno de mis insectos se introduzca en el apartamento tratando que pase desapercibido para todos. En principio para observar que hay dentro.

¿Deberiamos avisarla no creeis? necesitamos esas respuestas cuanto antes...

Tu insecto no tarda mucho en acabar su inspección, y vuelve con el mensaje de que no hay nadie dentro. Frunces el ceño y miras de reojo a Satoru-sempai, el cual mira hacia abajo, a la calle, al sentirse observado. Su gesto de "¿no está en casa? Entonces debe estar al caer" te parece más sospechoso que nunca, pero si fuera así ¿por qué os ha traído? ¿Qué hay en la casa de Aiko-sensei para que vengáis todos a ella? Sonríes para ti mismo: tú puedes tener la respuesta antes que los demás, especialmente antes de Satoru-sempai. Vuelves a enviar a tu insecto a la casa, para que te diga qué hay de extraño en ella... y el kikaichu no necesita ni volar de nuevo a la casa para empezar a zumbar ruidosamente a tu alrededor, chocando ocasionalmente con tu cuerpo. "Desorden, caos" es su respuesta.

Después de llegar a la casa de Aiko-sensei estoy muy emocionado, tanto que no puedo parar quieto y  voy moviéndome alrededor de mis compañeros to do el rato.

Aunque sea tarde no creo que le disguste volver a ver a sus alumnos.

Sonrio mientras me acaricio la nuca con la mano derecha.

Creo que podremos sobrevivir a su ira cuando la despertemos ja, ja.

No estoy tan seguro como vosotros... - digo bromeando. Me agacho y acaricio a Shiro. - Tú también tienes ganas de verla, ¿verdad?

No parece que haya nadie en casa ni que lo hubiera en bastante tiempo. Digo serio sin quitar ojo de Satoru-sempai tratando de dilucidar si lo sabía por lo menos es sumamente sospechoso. ¿y ahora que?

Trato que el insecte me diga si paso realmente bastante tiempo desde que hubo alguien en la casa, cantidad de polvo, comida en mal estado...

¿Cómo?

El anuncio de Shinji nada más llegar de que Aiko-dono no volvió a casa después de la misión me desconcierta. Ciertamente no parecía agotada tras su última misión, pero de ahí a que no vuelva a casa...

-¿...Habrá huido...? Pienso en voz alta.

Mi mirada se vuelve sombría, y miro de hito en hito a mis pequeños conspiradores. El reflejo de las gafas de Shinji y la cara embozada de Marco no ayudan a sacar nada en claro. Pero sus gestos me dicen que esperaban encontrar a Aiko. Si ella les ha abandonado a su suerte, estos pobres se están encontrando con un rudo despertar de la inocencia. Pero si hay otro motivo para la ausencia de Aiko-dono... ¿cuál es?

Intento echar a un lado las suspicacias y la presión en mi mente, en busca de un detalle que haya pasado por alto. ¿Qué conozco de Mizuhara Aiko, en realidad? Es jovial, activa, alegre, algo indisciplinada, festiva... ¿festiva? ¿poco disciplinada?

-¿...O tal vez está en algún tugurio, olvidando las penas? Si es así, puede que tardemos en verla volver. Pero no creo que no haya pasado por su casa tras su última misión. ¿Queréis que echemos un ojo para confirmarlo, si os parece bien?

Te asombra la rapidez del exámen de tu insecto, que va a la casa y regresa mientras Satoru-sempai hace sus divagaciones. El insecto hace un pequeño vuelo rasante en la palma de tu mano, dando saltitos en mitad del vuelo, señal de que ha encontrado "agua caliente". Por la celeridad y la costumbre de tener una bañera siempre llena de agua caliente deduces que no debe hacer mucho que Aiko, o alguien, vino a calentar el agua de la bañera. Lo que descarta una huida o abandono del hogar. Pero entonces... ¿a qué viene el desorden en su casa?

Me quedo desconcertado ante la ausencia de Aiko-sensei.

No puede ser, casi seguro que tendria que haber pasado por casa.

Después de pensar durante unos minutos me acerco a la puerta, cojo impulso para derribarla y me paro inmediatamente. Después miro hacia mis compañeros.

¿Alguien conoce una forma de abrir puertas?, la iba a derribar pero si Aiko-sensei se entera de que he sido yo no habrá lugar en todas las villas del mundo donde esconderme de ella.

Vuelvo a mirar la puerta y a mis compañeros.

Claro está, si os parece bien investigar. ¿Lo hacemos a votaciones?

La reacción de Hitomi parece genuina, lo que me desconcierta habría jurado que él no quería que la encontraramos. El pequeño engaño ha dado una pieza más del puzle.

Creo que mi insecto se ha precipitado por el desorden de dentro, tenía a Aiko-sensei por una persona más ordenada... Digo disculpandome. Hay agua todavia caliente así que no debe haber pasado demasiado desde que salio debe estar todavía cerca.

-Si es por eso no os preocupéis.

Me planto de un salto frente a una gran ventana, y tanteo con las manos el contorno, en busca del cierre que debe haber al otro lado. Sonrío tras mi máscara cuando lo hallo, y con un gesto nacido de la práctica apoyo las palmas de las manos en el marco, y muevo hacia arriba toda la superficie unos milímetros de un golpe seco, abriéndose al volver a su posición.

Hago un gesto hacia los demás para que me sigan adentro, antes de desaparecer en el interior oscuro del apartamento.

No creo que eso sea necesario... Digo siguiendo a Hitomi quiero ver todo lo que hace mientras no este libre de sospecha. Debe estar en algun sitio cercano lo mejor sería irla a buscar seguro que se enfada si entramos así en su casa...

 Escucho a mis compañeros y luego a Hitomi-sempai. Shiro... ¿puedes oler algo extraño? - luego de que me responda, asiento y le digo - entra y revísalo todo, tú tienes los sentidos más agudos. Yo me quedaré aquí por si Aiko-sensei vuelve.

Veo como Hitomi-senpai logra entrar sin demasiados esfuerzos y mis compañeros le van siguiendo.

Bueno, ya que está abierta...

Miro a Inuzuka y entro en la casa siguiendo a los demás.

Es buena idea hacer guardia, pero aún así tenemos que darnos prisa en nuestra búsqueda.

Dentro de la casa, podéis constatar que Aiko-sensei no es ningún dechado de disciplina en cuanto a su vida privada se refiere: platos sin fregar en la cocina, tazas y vasos por todas partes, piezas de ropa y hasta utensilios ninja por doquier... incluso en la bañera. Pero, extrañamente, en la casa hay un dulce olor a arroz. Shirokami, poco convencido de sus sentidos tras el episodio de la Biblioteca, gime por lo bajo cuando anuncia que el olor de Aiko está muy cerca, pero esta vez el ninken tiene razón, y casi inmediatamente tras su anuncio la puerta principal de la casa se abre. Desde fuera, se oyen tres voces alegres: dos voces de hombre y una de mujer.

La dueña de la casa se sorprende al encontrar movimiento dentro, pero un saludo con la mano de Hitomi Satoru parece que es suficiente para que la avispada maestra comprenda, y se despida de sus acompañantes, apoyando una mano en ellos y dándoles un beso en la mejilla mientras susurra con voz melosa:

-"Nos vemos luego, guapos."

Una vez dentro, aparta sin miramientos los obstáculos mientras enciende luces, y sin más se recuesta en el sofá del fondo, con una pose nada recatada.

-"Os daría la bienvenida si hubiéseis venido después que yo, así que en este caso tendríais que ser vosotros los que me recibáis. ¿Os importa que me ponga cómoda?

 Yo que me encontraba a la entrada de la casa de Aiko-sensei, cuando la veo llegar -bien acompañada- intento dar tiempo a los de dentro por si escuchan el follón y consiguen salir antes. Pero no hay suerte, Aiko-sensei es un tornado descontrolado, demasiado enérgica así que lo único que puedo hacer al respecto es dejarme arrastrar por ella al interior de la casa.

Es una vida dura la del jounin, ¿verdad sensei? - digo con una media sonrisa.

Cuando veo a Aiko-sensei me lanzo encima suyo y grito.

¡¡Senseiii!!, cuanto tiempo.

Me separo de ella un poco avergonado.

Esto no es un comportamiento propio de un ninja.

Carraspeo un poco antes de hablar.

Claro sensei, pongase cómoda. Como si estuviera en su casa, ¿desea beber algo?, ¿un té quizás?.

Aiko-sensei tan deshinibida como siempre logra ponerme rojo con su forma de actuar.

¡Aiko-sensei! Nos tenia preocupados, no sabíamos nada de ti... Digo agachando un poco la mirada para ocultar mi sonrojo y lo preocupado que estaba por que estuviera en una celda por nuestra culpa.

La mirada que me dedica Aiko-dono desde su asiento parece estar a punto de fulminarme, a pesar de la media sonrisa que la subraya. Diría que huele a sake, o eso me ha parecido cuando ha recorrido el salón, hacia el rincón donde está semi tumbada, pero no tanto como para afirmar que está bebida. Pero está esperando una disculpa o una explicación... o ambas cosas, así que prefiero no seguir callando.

-"Konban wa, Aiko-dono. Perdona que nos presentemos a estas horas en tu casa, pero los chicos no te vieron por la mañana, y empezaron a pensar que te había pasado algo. ¿Va todo bien?"

Mientras hablo me acerco hasta un asiento, un mero cojín donde me siento a horcajadas, sujetándome los pies con las manos.

¿Y quiénes serían esos que la acompañaban? Se han ido sin decir ni media palabra...