Partida Rol por web

-Bueno, ahora que hemos terminado de contar nuestras pruebas, yo tengo una pregunta-  Apoyo las manos en la mesa -¿Cuánto tiempo tenemos de viaje?-

-Tuvo que ser un hombre prestigioso- razonó acerca del maestro de Trece. Nathaniel no parecía el tipo de persona que considera "amigo" a cualquiera. -Con todo, el Rector no parece alguien que le ponga las cosas fáciles a quien quiera aceptar en su academia- o al menos eso quería pensar. Sino... menuda decepción.

Con respecto al tiempo de viaje por el que preguntaba Gal. -No lo sé- admitió. -Nunca he viajado a Arcaia- a pesar de que seguramente ella habría sido la única del grupo que alguna vez se lo podría haber permitido. Así que dudaba que alguien de los presentes supiera contestar a esa cuestión.

-Sin embargo, no puedo evitar preguntarme por qué nosotros. ¿Qué ha visto en cada uno que sea tan especial?-

-¿Potencial, edad, iniciativa, compromiso y ganas de dar más?- le preguntó de vuelta a Amara, alzando una ceja. -Aunque, bueno, puede que sí hayan casos en los que sea más difícil de comprender- comenzó a jugar con su trenza tras esbozar una sonrisa carente de simpatía.

- Mi maestro luchó junto al rector hace varios años, y sé que era un reconocido guerrero. Se llamaba Albion - esbozo una sonrisa - Cierto, a mí no me lo puso nada fácil.

Amelia expone sus dudas.

- Entiendo tus dudas, pero eso es algo que solo el rector sabe. En mi caso, puede que sea por mi fuerza física o por mi entrenamiento marcial... no lo sé, porque lo demás no ando precisamente muy dotado. No soy una persona precisamente inteligente - admito - Pero ya que me han aceptado solo pienso en trabajar duro y corresponder la confianza que han puesto sobre mí.

Cuando preguntan por el tiempo que queda de viaje me encojo de hombros. Casi nunca había estado fuera de mi pueblo natal, salvo en aquel periodo oscuro en las canteras y la misión del orco. Solo sabía cómo era malvivir en las calles y en los últimos años tener un techo viviendo con mi maestro.

- Parece que tendremos tiempo de sobra para entretenernos o descansar - comento optimista.

Si Sil estuviera aquí, ella iría a buscar el vagón que tiene el bar para pedir cervezas. Esbozo una sonrisa divertida al pensar en ello.

- ¿Creéis que habrá algún vagón-bar o cafetería en este tren?

Tus conocimientos sobre orcos:

Sabes por la educación recibida que viven en pequeñas comunidades en los bosques de las tierras salvajes. Sociedades patriarcales dirigidas por el individuo más fuerte de cada una. Estos clanes pelean constantemente entre sí, ya sea por hembras, niños, comida o simplemente por amor al arte.

Su cultura no consta de palabra escrita, pero si de un idioma gutural que pocos humanos conocen. Muy agresiva con los suyos, con extranjeros incluso más. 

En cuanto a lo del albino, es una leyenda de los orcos, que dice que cuando este extraordinario ser aparezca, unirá todos los clanes en uno solo y los dirigirá contra los humanos

El silbato pitó. Un ruido hueco metálico sonó. Entonces el tren se puso en marca lentamente. 

Por la megafonia anunciaron que la llegada estimada a Arcaia sería en una hora. 

-Ahí lo tienes. Una hora-

-Uff, aún queda una hora- Me levanto del asiento  -Trece, vamos a buscar el vagón? Alguien más quiere venir o algo de comer?- 

-Yo me quedo, he de arreglar esto. Pero no me vendría mal que me trajerais algo.-

Sí, en el mismo tren les indicaron el tiempo estimado del viaje en cuanto comenzó a ponerse en marcha.

Tanto Trece como Gal expusieron sus deseos por ir al vagón-cafetería. Amelia rehusó la invitación por arreglar el cacharro que llevaba con ella. Eira la miró con cierta desconfianza. Aunque su destino fuera ser una alumna más de la academia, su instinto le decía que no podía terminar de confiar en ella por su oficio de asesina. No la dejaría sola. -Yo me quedo. Igual en un rato voy a por un zumo o té helado... igual con una rodaja de limón- su mente divagó con la imagen mientras se convencía de que luego iría a por uno.

Cuando los dos muchachos abandonaron el vagón, Eira se volvió hacia Amelia y su extraño aparato. -¿Y qué se supone que es eso?

Parece que Gal se anima a ir a buscar conmigo el vagón-cafetería.

- Bien, vamos a buscarlo. Amelia, Eira, si queréis podemos traer lo que nos pidáis. Bueno, Gal, veamos si hay algo y a ver qué tienen. Me muero de hambre*.

Los dos muchachos abandonaron el coche número cuatro y a las dos chicas para ir al vagón-cafetería a buscar algo de beber y picoteo. 

Atravesaron el número tres, idéntico al vagón en el que tenían sus asientos. Aunque más atestado. Destacando los qamur que miraban por las ventanas ojipláticos.

La siguiente compuerta que atravesaron les dejó en la cafetería. Un vagón bien acondicionado. El suelo recubierto de parquet laminado y las paredes acolchadas, de forma que no se oía ni sentía el traqueteo del tren. Ambientado son una suave música relajante. 

El barman encargado se encontraba ocupado, sirviendo a otros pasajeros que habían llegado antes. Tras varios minutos, llegó el turno de Gal y Trece.

-Bienvenidos. ¿Qué se les ofrece, jóvenes?-

Los dos chicos se fueron a la cafetería, dejando solas a Eira, la paladín y Amelia, la asesina. Una mezcla que podría resultar explosiva...

Mientras esperamos nuestro turno miro lo que sirven allí. Así cuando llega nuestro turno ya lo tengo claro. El ambiente en este vagón resulta agradable gracias a la música.

- Buenos días. Quisiera un sandwich mixto y un par de zumos de naranja, un té helado y... ¿qué quieres tú, Gal?

Cada uno de los grupos, desde sus respectivas posiciones, pudo notar como el tren comenzaba a frenar repentinamente, hasta quedar completamente inmóvil.

Un aviso de emergencia saltó a través del sistema de megafonía. Al parecer, había habido un derrumbamiento y las vías estaban obstruidas. Ya habían avisado, pero el equipo de trabajo tardaría un rato en llegar.

El viaje acababa de alargarse...

Justo después de que el tren pare me rasco un poco el párpado con la mano y digo: -Viendo lo que acaba de pasar, creo que voy a pedirme un bocadillo de lo más barato que tengas y un vaso de agua-  Al menos comería para por si acaso pasaba algo que demorarse aún más el tiempo para llegar

El tren se detiene súbitamente mientras pedimos nuestras cosas. El aviso de megafonía dice que un derrumbamiento ha interrumpido el viaje y parece que vamos a tener que esperar un poco. Entonces Gal expresa lo que va a pedir, ciñéndose a un bocata barato y agua.

- Pues eso, lo que pedí yo más lo de mi compañero. Ah, ¿podría poner una rodaja de limón en el té helado, por favor? - pido con toda la naturalidad del mundo - Dígame cuánto es por todo.

Al menos no hay nada de alcohol en lo pedido y no está Sil con nosotros para vigilarla. Cuando haya llevado las cosas si eso ya iré a investigar lo que ocurre.

Dirigiéndome a Trece y mirándole

-¿y qué vamos a hacer mientras el tren está parado? Porque sé que nos vamos a cansar de estar sentados, al menos yo-