Partida Rol por web

-¡Ves! Te le he dicho mil veces- Exclamó el que defendía a los esqueletos.

En otro orden de las cosas, Eira se las veía contra un esqueleto y un zombie.

El huesudo fue el primero en atacar, logrando acertar a la paladín. Esta contraatacó, pero sobre el zombie, dándole un fuerte golpe. El zombie, se desequilibró y falló el golpe que le iba a dar a la chica.

Gruñó entre dientes cuando el esqueleto le acertó. No estaba como para ir bajando la guardia o salir herida. Había prometido llevar cuidado. Y eso procuraría.

Las masas sin vida y la chica comenzaron a repartir movimientos aleatorios, sin llegar a darse los unos a los otros. De vez en cuando conseguía frenar los ataques con el escudo, pero ella tampoco era capaz de acertar a ninguno.

Tras el intercambio de varios golpes y aspavientos de armas, acompañados por las risas de los dos cultistas, Eria logró golpear de nuevo al zombie. 

Los enemigos, por su lado, estaban siendo incapaces de golpear a la paladín

Podía ser por las risas y burlas por parte de los cultistas, pero Eira se vio descentrada por un momento, incapaz de nuevo de acertar un golpe decente.

Sacudió la cabeza, enfadada. Debía centrarse.

El primer golpe de la paladín falló, al igual que el de sus contrincantes. Por otro lado, y tras esquivar un ataque del esqueleto, logró golpear al zombie, que al contraatacar golpeó el escudo de Eira

Parecía que su racha de mala concentración se iba disipando. Tras encajar el golpe en el zombie, repitió con otro mucho más contundente en diagonal.

Eira esquiva con facilidad al esqueleto y se posiciona para atacar al zombie con un fuerte tajo, que mandó su cabeza a volar hasta los pies del cultista. -

-¡Nooooooo! ¡Mi zombieeeee!- Destrozado, cayó de rodillas al suelo

Pese al subidón que suponía haber acabado con uno de sus atacantes, Eira erró de nuevo en su ataque contra el esqueleto.

El subidón acabó rápidamente cuando el esqueleto volvió a golpar a Eira. Estaba grave. 

Apoyó una rodilla en el suelo para no caer de bruces. Ese golpe había resultado fatal. Sabía que si no hacía algo pronto, posiblemente perdería la consciencia.

Con las pocas fuerzas que restaban, recordó la bolsa que le había dado Ubbe antes de separarse. Mientras seguía cubriéndose con su escudo, sacó uno de los frascos de su interior y bebió su contenido.

Eira se bebió la poción. Y al instante, notó como sus fuerzas se recuperaban por completo. 

A tope de energía, atacó al esqueleto. No a él, sino a su arma, que salió despedida junto a su brazo, golpeando a uno de los cultistas

Una vez el esqueleto había sido desarmado (y desmembrado) parecía más difícil darle. Igual porque andaba de forma diferente o simplemente porque sabía esquivar mejor los ataques de la paladín.

Pero, finalmente, consiguió encajarle otro golpe.

El desarmado y manco esqueleto estaba experimentando problemas para herir a su contrincante, quien tras unos intentos consiguió propinarle un buen golpe, cortando y rompiendo varios de sus huesos.

Al final le cogió el ritmo al esqueleto y su extraña forma de moverse a pesar de la falta de huesos. Descargó el último golpe con potencia.

Tras hundir la espada en la cabeza del esqueleto, este quedó inmóvil. Y la gravedad empezó a hacer su efecto. Uno a uno sus huesos fueron cayendo hasta formar un montón en el suelo. 

Pero el combate no había acabado. 

Los dos cultistas, enfurecidos, salieron al encuentro de Eira

-Bien, tengo la respuesta a vuestra duda- confirmó con convicción mientra señalaba a los nigromantes con la punta de la espada. -Lo mejor es dejar a los muertos tranquilos.

Ambos salieron al encuentro de la paladín. Eira estaba preparada para recibirlos.

Enfurecidos, los cultistas atacaron a Eira. El primero falló el golpe estrepitosamente. El segundo logró acertar, haciéndole una pequeña herida a la paladín.

Eira contraatacó contra el primero de los asaltantes, golpeando fuertemente y dejándolo moribundo, pero vivo

Aunque el primer ataque fue bien, Eira bajó la defensa y se centró de nuevo en el ataque, sin mucho éxito.

Además de no conseguir dar a esos escurridizos nigromantes, ellos sí consiguieron darle a ella. La paladín se tambaleó, viéndose obligada a clavar su arma en el suelo para no perder el equilibrio. Veía borroso y todo comenzaba a darle vueltas. Tomó otra de las pociones del bárbaro.

Los cultistas se lanzaron al ataque simultáneamente. 

Tras un caótico y frenético intercambio de golpes, Eria abatió a los dos rivales, quedando bastante machacada.