Partida Rol por web

Mientras el Kuni medita su respuesta, de pronto escuchan los pasos apresurados viniendo por el pasillo, desde el sur del recinto. Al voltear notan a Suzue corriendo cuanto le permiten sus delgadas piernas, agitando los brazos e intentando llamar vuestra atencion, aunque rompiendo las reglas del decoro en el proceso. Pero su cara de espanto, que notan al acercarse, dice claramente que no es por nada.

- mis señores... mis señores- alzó la voz al borde de un grupo - mis señores, urgente... mis señores - volvió a hablar más fuerte, para que ellos salieran a su encuentro.

Higetora notó cómo se le erizaba el vello de la nuca. El comentario del Daidoji unido a la urgencia de la heimin parecía confirmar sus instintos: Algo horrible estaba a punto de pasar, o ya había pasado. Hizo un gesto hacia la criada para que se acercase.- Cálmate, recomponte, y habla. - dijo, con voz autoritaria. Una voz que indicaba que habría consecuencias.

Vio como el Ronin le sorteaba y asestaba un golpe en Setsuko, la rabia quizás nunca antes vista en el pareció aflorar en un gesto extraño; tenía que tomar una decisión rápida entre salir del paso e ir a por su compañera o plantarse y esperar poder lograr algo como desarmar al Ronin para proteger a Yugoki. Trago saliva y se preparó para lo que hubiera que hacer, el Yugoki debía presentarse ante los senseis lo antes posible, tenía miedo pero morir, era una opción que todavía no estaba en sus planes.

-Ya basta- volvió a suplicar pero en un tono más autoritario – Es un lugar sagrado!- supiro mientras no apartaba el ojo sano del Ronin.

Setsuko siempre resultó ser una señorita delicada por lo que las armas, técnicas marciales y cosas por ese estilo resultaron para ella un maravilloso mundo extraño, no es que no estuviera entrenada en lo absoluto, de no ser así en este instante en vez de tener una herida en el costado izquierdo de su cuerpo la tendría quizás en mitad del pecho y sin posibilidades de salvación.

La sangre sin embargo, provenga de donde provenga, no conoce de la delicadeza o de la mesura. el reflejo de Setsuko fue con su mano derecha tratar de tapar la herida tiñendo su piel blanca, la verdad se asustó, nunca antes la habían herido, no de esa manera. Alzo la vista hacia el gorrión tomó aliento y se hizo un paso delante de él mirandolo fijamente a los ojos.

Esto lo va a pagar, pero no te mancharas tus manos con una sangre sin honor como la de ese ser. se acercó un poco mas a él y extendió su mano izquierda hacia la katana del hombre ejerciendo un poco de presión para que la baje. Lo mas sensato es llevarlo ante los maestros, que sea juzgado y ejecutado, si lo tomas por tu cuenta quien puede verse mas afectado eres tú Suzume-sama. El dolor se le notaba en la voz, sin embargo trato de mantener la compostura y calmar los ánimos del joven, esperaba que este entrara en razón y no hiciera una estupidez.

Tanto Hiroto como Setsuko intentan lo que saben hacer. Ser diplomaticos, buscar una conciliacion.

Pero no existe la paz con lobos acorralados. Saemon lo sabe. Ellos, al parecer no.

Suzume-san, inocentemente estorbado por Setsuko, no puede hacer nada cuando el ronin vuelve a adelantarse y hunde su katana en la espalda de esta, atravesandole el costado del vientre con facilidad, tanta que la hoja casi alcanza a tocar la hoja del joven hijo del daimyo Gorrion... 

Los ojos de la muchacha se entreabren en un reflejo espasmodico. Solo con mirar abajo, podria notar la fria hoja que le atraviesa, bañada en roja sangre... La sangre Escorpion de ella.

-¿Dices algo, mujer? +ronronea con malignidad el ronin, mientras la retira, para aprestarse a descargar un nuevo y letal golpe que acabe con su vida...

-Setsuko! +exclama el Suzume, sujetandola en un abrazo contra su pecho cuando la joven se desploma, e interponiendo la katana detras de ella para defenderla de un siguiente ataque+ Cobarde! Un gato de paja, eso eres, atacando a las mujeres por la espalda! +reclama al ronin, iracundo, para luego invocar al cortesano escorpion a que reaccione.- Hiroto-san!.

-En el dojo... -dice, intentando explicarse- Estan peleando, Yugoki-sama y el otro hombre... Saemon! Tienen sus espadas y... y hay sangre...

Tiembla, sin saber como transmitir la angustia y la prisa, pero confiando que Daidoji-sama lo entienda.

- Me lo imaginaba -respondió el Daidoji desenvainando la katana- No hay tiempo que perder. Kuni-san, es bastante probable que en combate con katana no sea rival para ese ronin, así que necesitaré vuestra asistencia. Suzue, tu no te muevas de las dependencias de los sirvientes, y no salgas hasta que yo vaya a buscarte.

Estaba alterada y muy asustada, estaba con la cabeza gacha  y agradeció que comprendieran el porqué había roto el protocolo, debía hacerlo, no podía quedarse en silencio hasta que su amo la notara, suspiró la joven y luego clavó sus oscuros ojos en el samurai.

- mi señor - volvió a bajar su cabeza - déjeme ir con ud..puedo ser de ayuda - no sabía en qué sentido podría ser, pero ante el peligro y pensar que podría perderlo, el valor volvía a ella y con eso, los deseos de seguirlo para poder detener la pelea.

- No -respondió el Daidoji- En una situación así es demasiado peligroso. Podrían usarte como rehén

Hace un puchero ante el no rotundo de su amo, la joven lo enfrentó con su mirada, pero luego la bajó y asintió, sabía que tenía razón, no tenía las habilidades para defenderse, ninguna de hecho, Suzue se encogió de hombros, y  bajó la mirada, dando un paso hacia el costado.

- esta bien señor...- murmura - pero antes de que vaya... debe saber que Yugoki-sama llamó traidor al otro señor... - le informó dejándolo partir.

El gesto casi conmovió al Grulla, pero no podía dejar que los acompañase. Suzue había demostrado ser más despierta y perspicaz de lo que podría esperarse de una joven heimin, pero en aquella situación sus talentos no le servirían.

- No se puede esperar ningún honor de un ronin -respondió Junichiro- Vamos, Kuni-san. Démonos prisa.

Hiroto se abalanzo con rabia incluso su rostro había cambiado, no era diestro en el combate pero tenia algunas cosas bajo la manga que podían ayudarle o eso esperaba. A lo que su velocidad diera intentaría apresar al Ronin o hacer de pared entre los duelistas, demasiada sangre ya había sido derramada en esta casa y no sabía si podría aguantar más.

- Basta!!!- grito con fuerza quizás también para llamar la atención de terceros que acudieran ayudar, sus manos se movieron en dirección a las manos de Saemon.

Presa a las manos

Hiroto logra sujetar los brazos de Saemon, y de inmediato comienza un violento forcejeo!

El escorpion puede notar que los brazos del ronin son firmes... Pero tambien las heridas de este le debilitan mas de lo que sus golpes dar a entender. Sino, no se entiende que de alguna forma este logrando su proposito y reteniendole, salvo que alguna fortuna lo este ayudando.

En otra circunstancia, Saemon no tendria inconvenientes para librarse del molesto cortesano y empalarlo como a su estupida amiga, pero sinceralmente el dolor de las lesiones hace mella en su fuerza... Escupe en la cara de Hiroto mientras se debaten, rabioso.

-Suelta maldito mugroso! Ojamamushi!

Entretanto, Yugoki acomoda suavemente a Setsuko en el suelo, revisando sus profundas heridas. Su gesto es sinceramente preocupado y desesperado, mientras murmura.

-Resiste, Setsuko. Resiste. 

¿Pero como atenderla? Sin vendajes, el joven le desprende el obi, lo que le afloja el vestido y ademas le proporciona un buen trozo de tela con el cual envolver la profunda herida en su costado. No hay mucho tiempo para pensar en el decoro o la propiedad mientras roza su piel al desnudarle, buscando espacio para vendarla...

Setsuko sintió las fuertes manos de Yugoki rodearla y aunque sentía como la vida se le iba le dedico una sonrisa apagada y tierna.

Cuando este la puso sobre el suelo, la pequeña máscara cayó dejando el delicado rostro de Setsuko descubierto.

el hombre comenzó a sacarle el obi ella trató de detenerlo poniendo su mano izquierda entre ellos, pero no había fuerzas con que resistir, acercó la mano derecha al rostro del hombre, lo acarició suavemente en la mejilla como si de una pluma se tratara, terminando en sus labios y reuniendo fuerzas para no perder la consciencia le habló casi en un murmullo:

No...yo no importó. sálvate, tienes que vivir por tu... pue, pueblo. Una lágrima se le escapó a la joven, se feliz,  yo te, te quie.. en ese momento no pudo hablar mas, el aliento se le escapó, desmayada  solo quedaba un pequeño indicio de su respiración y del latir de su corazón, la tarea del gorrión de preparar las vendas había avanzado lo suficiente, el torso casi desnudo*de la joven reflejaba una piel blanca inmaculada al punto que parecía salida de un cuadro antiguo o tallada en marfil del mas fino, ni la sangre que brotaba del costado le hacía ver fea pues como digna escorpión el rojo de esta parecía un río de rosas que se mezclaba con el negro armiño de su cabello largo, la escena era triste pero no por ello menos conmovedora y bella, sus manos trataban de alcanzar a Yugoki como si quisiera atrapar a un pajarillo en vuelo.