Partida Rol por web

Hiroto siguio su camino percatandose de la presencia de su compañera quien estaba frente a la puerta; unos segundos una idea vino a su mente pero tambien se nublo con la orden de su Sensei. Sus pasos apresurados entre un disimulo y la conviccion le llevaron hasta el final del lugar en busca del templo.

Una pregunta parecia y era por que habia de rezar a estar hora, algunos pasos antes de llegar se calmo trayendo a si mismo una cierta paz entre tanta agitacion por lo ocurrido en estos dias.

A medida que te aproximas, ves un kimono marron viniendo por el otro pasillo. Aunque el patio posterior no esta muy bien iluminado, te resulta facil reconocer a Suzue, la joven criada, por su belleza y menudo porte.

Tambien parece estar buscando algo, aunque sus pasos van hacia el dojo. Notas que te ve, mientras se quita las sandalias en la arena, como si buscara ir mas callada al moverse descalza. 

Entonces lo oyes. Viniendo del dojo, un sonido desagradablemente familiar... ¿Aceros chocando?

En eso, mientras Hiroto se percata, Setsuko le alcanza desde atras. Ella viene algo apresurada, esperando encontrarlo ya en el templo, pero en su lugar el joven esta detenido a medio camino entre el pasillo y la santa estructura, como escuchando algo y mirando hacia el dojo.

Shosuro, al alcanzarlo, nota que no son los unicos en el patio, pues por el otro costado del predio se ve una joven figura que no puede ser otra que Suzue, caminando delicadamente con las sandalias en mano hacia el dojo, tratando de ser furtiva. ¿A que estan prestando atencion estos dos?

La respuesta llega en el tintineo de aceros, como el de espadas cruzandose...

El ruido es mas intenso a medida que te aproximas, y ademas ahora empiezas a poder oir frases claramente.

-Maldito traido....

-¿De verdad? Honor... Matsu I... !

-No! Jamas...

Indudablemente son dos hombres, que intercambian palabras furibundas mientras sus armas se encuentran, aunque sin asomarte por la puerta no podrias saber quienes son ni como estan llevando todo... Pero una de la voces si te suena familiar. Enseguida notas que la escuchaste hace solo unos minutos. 

Es la de Suzume Yugoki, el hijo del daimyo!

El corazón de la doncella latió con violencia, aquellas palabras y el choque de espadas la hizo sentir mareada, como si un golpe de sangre hubiera hecho que su cerebro funcionara a mil por hora, y ahora se veía en una compleja situación, por un lado, esos dos peleando, podría aparecer en el dojo y detener al asesino, porque..¿a quién más llamaría traidor?, Suzue estaba asustada, también podría ir a buscar a los samurais, pero al volver, podría encontrar al hijo de daimyo muerto, y ella sería responsable, además, estaba aquel samurai que iba al templo... otro choque de espadas y ella debe  decidir. Se muerde el labio inferior y aprieta los ojos...

Suzue  se gira, y asoma la cabeza en la entrada,  desea ver que sucede, saber si debe intervenir,  estaba asustada, al borde de las lágrimas, su corazón late por la adrenalina y el miedo...

Setsuko gira hacia la procedencia del sonido y observa el lugar sin dejar de moverse un solo instante, teme que haya un combate innecesario y espera poder evitar alguna estupidez, con respecto a Yugoki-sama habían tantas cosas en juego que no podía permitir que nada interfiriera con su objetivo, demostraría que no era una tonta a su maestro, le mostraría su valía.

o eso al menos era lo que ella se estaba obligando a pensar, porque en el fondo era otra idea que estaba cruzando su cabeza una que hacía que su corazón se encogiera, una que le cortaba la respiración...Yugoki-sama. Sacudió su cabeza, no se podía permitir siquiera  pensarlo, no podía permitirse preocuparse por él, por nadie de hecho, tan solo en su misión, en cumplir con el mandato asignado, tenía que quitarse esa angustia que le dio cuando Togo-sama le dijo que el gorrión iba a cometer un error. 

Suzue se aproxima a la puerta del dojo, espiando, con el bello rostro contraido en una mueca de angustia y pesar. Casi no noto a los dos Escorpion hasta que estuvieron muy cerca, avanzando a toda prisa. Adelante venia la joven Shosuro, apresuradamente salida de alguna parte, y detras la seguia Hiroto-sama. 

Los 3 pueden atisbar dentro del dojo una peligrosa escena...

Dos hombres, los rostros rojos y encendidos de rabia, mascullando insultos mientras combaten... El uno es Yugoki-sama. El otro, el ronin Saemon. Ya no hay nada del refinamiento con el que combatieran en la prueba de iaijutsu, ni el menor rastro de cortesia, elegancia... o meramente piedad.

Hay sangre manchando las ropas de ambos. Y es evidente que los dos, buscan dar el golpe final a su rival, al parecer totalmente ajenos al resto del mundo. Solo son ellos, y sus hojas tintadas de goteante rojo...

iniciativa, suzume gana

ataque total, daño 12-10, ronin gasta uno vacio. 2 totales, sin penalizador

ronin contra, daño 18-10, suzume gasta 1 vacio, 8 totales. penalizador +3

llos dos atacan y fallan, dos veces

ataca suzume, 25-10, ronin gasta uno vacio, 15 mas para 17 totales. penalizador +10

atacan y fallan nuevamente, ambos

turno actual.

Suzume ini 31, 8 heridas, magullado, penalizador +3, -1 vacio

Saemon ini 20,17 heridas, malherido, penalizador +15, sin vacio.

Los dos empiezan a extrañarse, en el incomodo silencio, mientras aguardan con Asako. ¿Donde fue el resto? O sea, Hiroto entro hace poco al castillo, y Setsuko fue tras el para buscar a Togo-sama. Suzue tambien se alejo no hace mucho, por la misma direccion casi, aunque hacia las cocinas a buscar sirvientes... Alguno ya deberia estar de vuelta.

Se percatan que el castillo esta silencioso. El aire es distinto. Los dos han tenido experiencias y conocen bien esta sensacion cargada, densa. Es el sentimiento que precede a la tormenta y a la batalla.

Y los dos mejores peleadores del grupo estan separados de los 3 mas debiles...

!Señores¡ gritó Setsuko mientras se interponía entre ambos hombres, ¿que sucede con ustedes? ¿acaso enloquecieron? Las manos de la joven extendidas  intentaban impedir cualquier ataque de lado y lado. Calmados por favor, estoy segura que podemos solucionar esto.

Miró a Saemon y luego a Yugoki-sama intentando vislumbrar en sus ojos un poco de sentido común, pero no pudo evitar al ver a este último que sus ojos se llenaran de lagrimas pues las manchas de sangre le hacían temer que estuviera herido de consideración. 

Angustiada,aterrada más bien, Suzue ya se imagina en una situación compleja, deteniendo esa batalla o siendo asesinada por haber visto más de la cuenta, pero no fue asi, estaba a salvo porque otros samurais acudieron para su suerte, y ella solo pudo ver a la otra persona que había sido llamada traidora.

Suzue se apartó de la puerta  salió corriendo en busca de su señor, debía informarle lo que estaba pasando.

Escucho el sonido del metal estallar con cada choque y al adentrarse tras Setsuko en el dojo observo aquella situación; su garganta se hizo un nudo y no pudo evitar llevarse la mano al Obi donde el wakisahi no se encontraba. Respiro hondo y comenzó a moverse pasando por un costado de su compañera en dirección al medio del combate; allí se quedaría observándoles con los brazos extendidos – Alto, por favor!- Si había gritado por primera vez quizás en su vida. Las preguntas de la Soshuro tendrían respuesta o eso esperaba, mientras tanto se encontraba atento para lo que fuera a pasar.

Algo no iba bien. Podía presentirlo. Llevaba su katana enfundada, pero su arco y su yari estaban en su habitación, y se sentía más seguro con ellos. Algo le decía que tenía que volver enseguida y armarse.

- ¿Presentís lo mismo, Kuni-san?

Mientras Suzue se aleja, ambos interrumpen la batalla. Yugoki les mira algo asombrado, exclamando entre la rabia

-Es el! El mato a los Unicornio!+ con una fuerza y seguridad abrumadoras.

Saemon no le contradice. Una breve mueca taimada aparece en su rostro, y de inmediato descarga un violento tajo... hacia el Escorpion mas cercano! Esta resulta ser Setsuko, la cual siente el acero abrir su costado con violencia, mientras el ronin aprovecha para ponerlos a el y Hiroto entre si y Yugoki, quien ahoga un grito de de rabia, intentando sortearlos para alcanzar al ronin.

-Estupida puta Escorpion... +masculla Saemon con sorna, aprestandose a dar un nuevo golpe y terminarla. Nada queda en su tono de la cortes amabilidad, incluso el galanteo, que aparentara en la tarde. Solo un acido desprecio...

Correr descalza en la arena es dificil, pero con las sandalias seria peor. Ademas, los granitos de arena finos y trillados del bien cuidado jardin no lastiman tus pies, apenas si los manchan. 

En pocos momentos estas en el sendero que lleva al pasillo. a lo lejos, puedes ver a Daidoji-sama, junto al Kuni y al noble Fenix, todavia en su puerta. Ellos, sin lugar a dudas, son los indicados para detener esto.

Solo hay que darse prisa antes de que suceda otra tragedia. 

La joven avanza lo más rápido que puede, y al ver a los señores presentes, intenta apurar el paso, no puede detenerse en protocolos, habían cosas importante y graves que estaban pasando, y el tiempo debía primar sobre todas las cosas, así que Suzue,  avanzó hacia los samuraís, levantando sus manos, y llamando su atención.

- mis señores... mis señores- alzó la voz al borde de un grupo - mis señores, urgente... mis señores - volvió a hablar más fuerte, para que ellos salieran a su encuentro.