Partida Rol por web

Bayushi escucho las palabras de los demas y les saludo asintiendo con una reverencia antes todos los presentes - Quizas pueda ayudar, no soy diestro con los kamis pero si en otras tecnicas - Sonrio de lado - Si le preocupa la joven quizas su estado se debe a un cierto miedo -

 Admito que mi maestría de las artes de comunicación con los kamis es limitada, pero si hablamos con la joven podamos haer más que simplemente forzando a los kamis a sacarla de su ensimismamiento. Qué tiene en mente, Bayushi-san?

Bayushi aparto de su rostro el cabello negro que tenia para por asi decirlo observar a quien preguntaba - Iuchi san, creo que con algunas palabras se podria llegar a saber y ayudar a esta joven; si se me permite quisiera intentar algo - pregunto esperando la respuesta del grupo y acataria cualquiera de las mismas.

- Como deseéis, Hiroto - sama. Cualquier ayuda será bienvenida

Junichiro no quería parecer excesivamente preocupado, no sea que los demás samurais pensansen que tuviese algún interés en la joven, pero lo cierto es que quería ayudarla porque se sentía culpable de su desgracia

Bankunaruchi entró en ese momento en la habitación, con un silencioso saludo, para no perturbar la conversación que estaba teniendo lugar. Se sentó entre los samurais con prudencia para no abrir las heridas aún recientes y observó con detenimiento a la muchacha y después cruzó miradas con sus compañeros.

Tenía curiosidad por qué estaba pasando realmente y qué iba a intentar el Escorpión, pero trató de no reflejarlo en su rostro. Ante la petición de éste sólo contestó con un asentimiento.

Los sensei van tomando lugar tambien en los cubiculos, saludandose en voz baja con cortesia. Como ayer, estan separados, los guerreros por un lado (Hida, Otaku, y sorprendentemente Doji), y los cortesanos Bayushi, Tsuruchi y Asako por el otro. Todos observan a sus discipulos y a la joven que Daidoji carga...

2 en especial, parecen muy interesados. Por un lado la joven Asako de los Fenix, con expresion totalmente intrigada y compasiva (ella fue la unica que no estuvo con ustedes anoche y solo sabe lo que Shiba le halla contado). El otro es Togo Bayushi. Su enigmatica expresion oscila entre la muchacha y Hiroto.. .asi como una sonrrisa suave.

Hiroto observo de reojo a su Sensei y luego cerró los ojos por un par de segundos buscando esa paz que le caracterizaba e incluso podían decir que perdía el interés muy rápido aunque no era así, camino rodeando al Daidoji que cargaba a la joven mujer. Por fin abrió los ojos viéndose abordado por una sensación reconfortante – Daidoji-san podría sentar a al joven o recostarla sobre una mesa – Pregunto con cordialidad.

Una vez hecho esto Hiroto se acerco a al joven y coloco dos dedos sobre la frente de la misma y comenzó a recitar un mantra o una canción casi en un susurro; Los cortesanos debían ser estudiosos de la mente humana y en eso se destacaba el curioso Bayushi.

-Te ayudare, solo debes relajarte centrar tu espíritu inquebrantable frente a la puerta del miedo y como el León más aguerrido enfrentar ese miedo para regresar con nosotros, mi voz te guiara por el difícil camino hasta que puedas tomar mi mano – Expuso el Escorpión sabiendo que ciertas palabras pueden influenciar a más de uno y ayudarles a cruzar ese rio infranqueable de miedos y penas, tomaría tiempo pero esa la única opción que tenían ya que podían curar las heridas de la carne pero no del alma.

La joven permanece inmovil e insensible, docil totalmente a la manipulacion tanto del Grulla como del joven Bayushi. Sus ojos expresan una total carencia de animo y vida. 

Por lo demas, la respiracion es suave, lenta y normal, y su tez lo mismo, si bien se ven rastros claros de agotamiento en su rostro, por la expresion no parece acusarlo.

 El Iuchi, toma de la muñeca a la niña y levanta un poco su manga para inspeccionar el antebrazo. Discúlpeme, Bayushi-san pero debo revisar si tiene marcas extrañas u objetos sospechosos en su piel. El respetuoso unicornio cubre el pudor de la niña con un manto que la cubre de las miradas poco pudorosas, ya que para examinarla requiere remover partes de sus vestiduras.

La joven no lleva nada mas que la ropa interior bajo el kimono. Su piel es blanca y tersa, sin marca alguna...

 Iuchi sigue las normas de un buen bushi, al remover las piezas de ropa, no toca ninguna parte de la piel de la niña y solo levanta lo mínimo para dar la visibilidad que necesita, pero su ceño se frunce, al no encontrar ninguna marca sospechosa.

- Algo relevante Iuchi-san - Dijo con voz calma como era costumbre, sus palabras no habian funcionado pero quizas no era el ambiente adecuado; las miradas podian ser un factor importante provocando que su tecnic ano funcionara... pero las palabras son como semillas y tardan en crecer pero ellas llegan de algun modo u otro.

 Iuchi toma una respiración profunda y niega con la cabeza. Nada que reportar, Bayushi-san desafortunadamente lo que está afectando esta niña está fuera del alcance de mis ojos terrenales. Nunca habñia visto este tipo de magia.

 - No es magia, Iuchi-sama. La joven ha sido secuestrada por bandidos primero, y luego su padre ha sido asesinado. Creo que se trata más bien de algún tipo de trauma.

 Al escuchar esto, el sensei escorpion, que observaba a su discipulo, cruza los brazos...

-Perdona, Daidoji-kun... +dice en tono suave+ pero ayer Hirohisa gozaba de buena salud cuando vino a nosotros.. Puedes explicarnos que ha pasado? Si tal es el caso, lo que ella tiene es un trauma mental, en efecto, algo muy distinto a lo que creo tus compañeros sospechan.

Junichiro afirmó con la cabeza hacia el sensei escorpión y le explicó lo que había ocurrido

- La hija de Hirohisa-sama había sido secuestrada por unos bandidos; al parecer, querían utilizar a la joven para chantajear a un ronin que vive solo en el bosque. Conseguimos acabar con los bandidos, capturar a su líder y rescatar a la joven, pero unos cuantos bandidos nos siguieron hasta la casa de Hirohisa. Mientras que Kuni-sama y Shiba-sama llevaban a los bandidos capturados a la justicia, yo me quedé haciendo guardia en la casa de Hirohisa, para proteger al carpintero, su hija y a Yoritomo-sama, que se encontraba muy malherido tras el combate con los bandidos. Sin embargo, fallé en mi cometido; los bandidos atacaron la casa, y aunque pude acabar con unos cuantos y hacerles huir, eran más de los que podía manejar yo solo y Hirohisa-sama resultó mortalmente herido en el combate. Es mi culpa el que esta joven se encuentre en este estado, y por eso quiero encontrar una forma de que vuelva a la normalidad.