Partida Rol por web

Ya levantado, Junichiro atacó de nuevo al ashigaru, esta vez apuntando al pecho. Dos ataques fallidos; ese miserable no podría permitirse más fallos si quería tener alguna posibilidad.

Esta vez el ashigaru paga caro su impericia, recibiendo el lanzazo directamente en el pecho...El hombre se tambalea y cae, muerto o agonizante no lo sabes. 

Afuera se oyen ruidos de pasos y golpes, asi como la voz de Yoritomo

-Daidoji-san!

Destrabó el yari del ashigaru agonizante, y el Grulla cogió a toda prisa su arco y sus flechas y se dirigió hacia donde venían los gritos, mirando atentamente para evitar que le pillasen por sorpresa.

La figura de mi maestra me trae el recuerdo de mi amada esposa, REikimi, cuya ausencia en estos momentos se me hace larga y perturbadora. Con su imagen en mi cabeza, retiro, con todo el silencio que puedo, mi armadura, para poder recostarme a descansar.

Ahora que se habían quedado solos con el aún roncante sensei Hida, Higetora se agitó incómodo. -Iuchi-san, casi me avergüenza pedirlo, pero... Antes de retiraros, os importaría ayudarme con este pequeño problema?.- Dijo, mostrando una herida sangrante de flecha con un par de costuras rotas.

Al salir afuera, te encuentras con Yoritomo apenas erguido, defendiendose desesperadamente de dos ashigaru que le estan flanqueando, esperando que se canse y se desgaste mientras tantean con sus lanzas la guardia de este. Al lado del magistrado esta la joven Suzue, aferrando su tanto con torpeza, pero esta no parece perturbar a los bandidos, aunque es evidente que si lo hace con el Mantis que la protege.

No ves a Hirohisa por ningun lado...

Al aparecer, los ashigaru renuevan su ataque. Uno de ellos intenta otra vez sobrepasar la guardia del magistrado, pero este lo bloquea con facilidad. El otro corre ahcia ti y trata de lancearte, pero tus reflejos hacen que el golpe apenas roce tu armadura. 

 El shugenja ya se disponía a dormir cuando lo irrumpe el cangrejo, en el estilo particular de los de su clan.

Discúlpeme Otaku-dono... ya vuelvo.

Deshace el sistema de seguridad nocturno de sus implementos y los reorganiza. 

Al parecer la transición entre vigilia y sueño ha surtido un efecto en la concentración del Iuchi que lo hace más afín con los kamis del agua.

Junichiro se apartó del enemigo que trataba de golpearle, pero en vez de devolverle el ataque, optó por disparar al ashigaru que intentaba herir al Yoritomo.

- ¡Malditos cobardes! ¿Atacar entre varios a una muchacha y a un samurai malherido? ¡No tenéis honor ninguno!

 Con gran habilidad, Daidoji alivia de su enemigo a Yoritomo, ensartando una flecha en su garganta, lo cual acaba con el en el acto. 

Yoritomo suspira, apenas sosteniendose, mientras la joven Suzue contempla muda y horrorizada como el ashigaru cae, derramando un gran chorro de sangre en el patio...

El ultimo ashigaru, al verse solo, arroja su lanza al grulla, fallando lamentablemente. Sin embargo, no esta en condiciones de percatarse de esto, pues ni bien envia el arma a volar, sale corriendo hacia la parte posterior de la casa...

La magia esta vez, hace su efecto con mas fuerza que en el Shiba, y Kuni ve cerrarse su herida completamente, aliviandose inmensamente de las secuelas del combate...

Junichiro vio como el ashigaru huía, y un súbito arranque de furia le invadió, algo no muy propio en él, pero realmente le había enfurecido aquella traicionera emboscada

 - ¡Cobarde! ¡Así te reencarnes en una cucaracha en tu próxima vida!

Viendo que la zona está despejada de enemigos, Junichiro se tranquilizó y se aproximó al Yoritomo y a la joven

- ¿Os encontráis bien? ¿Donde está Hirohisha?

-Del anciano nada sabemos... desperte al oir su grito, creo que del Oeste. Nosotros estamos bien. Ve tras el!+pide el magistrado, jadeando por el esfuerzo. 

Sin más demora, Junichiro fue corriendo hacia la parte oeste de la cosa, deseando que no fuera demasiado tarde

Al entrar en la cocina, de un vistazo que te percatas que no hay nadie alli. La puerta que da al exterior esta abierta, revelando el principio de un oscuro patio posterior, donde se puede adivinar mas alla, los baños principales de la casa y luego, el bosque. 

Colocando una flecha en su arco, Junichiro salió al patio que daba al bosque, con cuidado de no ser sorprendido por algún bandido que se hubiese quedado rezagado. Alzó la voz para llamar al anciano.

- ¡Hirohisha-sama! ¿Os encontráis bien?

Con la mente despejada y el cuerpo sanado, Higetora tomó una linterna de la posada para dirigirse de nuevo a la casa del carpintero. Que allí estuviesen tranquilos quería decir que posiblemente necesitasen allá su ayuda.

Nadie te responde. El bosque emite sus ruidos. No puedes ver al ashigaru, al menos cerca de aqui no esta... Tampoco a Hirohisa.

Despues que curas al cangrejo, puedes regresar a tu habitacion y reanudar el interrumpido descanso...

Te toma una media hora volver solo y en la oscuridad... A medida que vas llegando, ves las luces prendidas todavia, aunque nadie afuera.