Partida Rol por web

La charla transcurre animadamente, cuando a vuestras espaldas oís que sucede algo singular. El tabernero se ha levantado y se dirige hacia la entrada de la taberna. De repente, grita, y otros clientes de la taberna se levantan de golpe, tirando mesas, platos y cuencos por todas partes, mientras se suceden una serie de gritos y exclamaciones.

El joven escorpión al escuchar el ruido no lo pensó más, años sirviendo como centinela en la ciudad habían domesticado sus sentidos para diferenciar que podía ser una situación normal, y que podía no serlo.

Con celeridad Densishiro se levantó, se giró, y se dispuso a desenvainar su katana con un movimiento aprendido en su correcto adiestramiento de iajutsu.

- Vaya, parece que por fin tendremos algo de acción al fin y al cabo. - susurro mientras me levanto. Y desde luego nadie podrá decir que un Cangrejo ha empezado la pelea aunque sí que la terminaré si la misma llega hasta mi.

Dicho me pongo junto a Bayushi Densishiro presto a desenfundar en caso de que sea necesario.

Creo que la tirada esta bien, sino disculpa que aún estoy en proceso de asimilación.

- ¡Desde luego podéis excluirnos de esos negocios! - salto obviamente ofendida por la simple idea de que nuestra caravana sea objeto de sospecha - Puedo asegurarle que nuestras mercancias cumplen con todas las leyes vigentes como buenos vasallos del Campeón Esmeralda que ambos somos.

Nada más lejos de la realidad, pero incluso de encontrar cualquier cosa siempre se podía asegurar que el traficante había actuado por su propia cuenta.

Solo sombras se mueven alrededor de las linternas, pero no conseguís ver nada relevante sin acercaros más. La magistrada no dice nada, pero rápidamente se lleva la mano a la empuñadura de su nagamaki y comienza a avanzar con cautela hacia el campamento

Consigues ver algo en la tenue luz que proyectan las linternas. Dos figuras, a juzgar por las armas que empuñan (un yari y un ono) un ashigaru y el ronin Utemaro, se enfrentan a otras figuras que se mueven torpemente hacia ellos, empuñando armas campesinas.

Cuando os dais la vuelta, veis claramente lo que ocurre y por que la gente está tan espantada. Hay cinco personas que acaban de entrar en la taberna; empuñan armas campesinas, como kamas y cuchillos, y una de ellas ha acuchillado al posadero y aún sigue recreándose en la carnicería. El resto avanza despacio hacia vosotros. Llevan ropas de campesinos y parecen sucios y desaliñados, pero lo más destacable de ellos es la máscara de porcelana que les cubre el rostro. Una máscara blanca sin ningún tipo de rasgo, salvo los ojos con la mirada perdida que observan a través de las ranuras. Los Escorpion que se encuentran detrás de vosotros también se han levantado y han desenvainado las armas, y miran hacia los intrusos.

Reconoces al instante esas abominaciones. Zombies. Muertos vivientes. Pero estos no son desgraciados que hayan muerto en las tierras sombrías y hayan regresados animados por las energías de la Mancha, sino que han sido animados mediante magia de sangre. La máscara de porcelana es lo que los anima, un método usado por el blasfemo culto de los Portavoces de la Sangre para crear soldados no muertos. Son criaturas torpes y lentas, pero en grandes números pueden suponer un auténtico problema incluso para samurais entrenados.