Partida Rol por web

Os movéis alrededor de la armadura, atacando a base de rápidos golpes, hasta que lográis reducirla a un amasijo de hierros destrozados. Una vez terminada la lucha, saludas a Miriel con un tierno abrazo. Ella te sonríe con gesto cansado, pero antes de hablar, se acerca al cadáver que yace en el centro de la sala.

Observas el cadáver que reposa sobre el ataúd de piedra. Se trata de la princesa Erazir, vestida con un delicado traje de paño azul. Su rostro reposa en paz, pero adviertes en él claros signos de corrupción, indicio de que su muerte se produjo hace ya muchos días.

-"Esta es la verdadera Erazir." Dice Miriel sin dejar de mirar el cadáver. "La princesa que conocimos es una impostora que asesinó a esta chica y suplantó su personalidad."

Te muestras asombrado ante los increíbles sucesos. Entonces le preguntas a Miriel por su propia desaparición.

-"Aquella noche en el salón noté algo raro en la princesa Erazir." Explica la chica. "No le di mayor importancia, pero a medida que discurría la velada percibí algo maligno. Creo que ella se dio cuenta de mis sospechas y debió realizar algún tipo de conjuro, pues empecé a encontrarme mal, como si me faltara el aire. Un súbito sofoco se apoderó de mí, de modo que decidí retirarme al dormitorio a descansar. Una vez en mi cuarto, me acosté en la cama y traté de dormir. Apenas cerré los ojos que Gorto, el enorme criado de la abadía, irrumpió en la habitación. No pude alcanzar mi espada, pero usé una silla para defenderme. Sin embargo, ese bruto recibió el impacto de la silla sin inmutarse y me derribó de un puñetazo. Quedé inconsciente y, cuando desperté, estaba aquí encerrada, junto al cadáver de la princesa Erazir."

-"¿Y quién es entonces la mujer que la ha suplantado?" Preguntas.

Miriel se encoge de hombros antes de responder.

-"No lo sé, pero puede ser una elfa oscura. Esas malvadas criaturas utilizan su magia para adoptar la forma de otra persona e imitarla a la perfección. Sólo se me ocurre esa explicación." Hace una pausa para frotarse la frente. "De todas formas, sólo hay una manera de saberlo. Vayamos a palacio y busquemos a esa falsa princesa. Tengo ganas de intercambiar algunas palabras con ella." Añade con una sonrisa desprovista de cualquier alegría.

Dejáis la horrible estancia y abandonáis las catacumbas. Subís las escaleras hasta una puerta de piedra. La abres accionando una palanca y alcanzáis la abadía. Los monjes se muestran muy sorprendidos al veros aparecer. Sin hacer caso a sus preguntas, salís al patio, donde la grisácea luz de la mañana brilla sobre la fortaleza. Cruzas el nevado paseo de las estatuas seguido por los monjes y numerosos caballeros, que no cesan de haceros preguntas. Al llegar ante las puertas de palacio, pides ver al Rey. Los soldados, ante la determinación de tus palabras, os escoltan por el pasillo hasta el salón en que se encuentra el monarca y su familia.

Un gran revuelo se produce en el salón al veros aparecer; Miriel, con las ropas sucias y el rostro manchado de hollín, y tú, con varias heridas surcando tu cuerpo. En la estancia, escoltados por una decena de soldados, están reunidos el Rey Edoar, sus hijos Adar y Erazir, además del caballero Pendrais. El Rey se levanta de la mesa nada más entráis en el salón.

-"¿Qué ha sucedido?" Pregunta. "¿De dónde venís y a qué se debe esta interrupción?"

Os acercáis hasta la mesa para situaros ante el Rey, a cuyo lado está sentada Erazir, que no puede disimular la sorpresa al veros con vida.

-"Señor, tengo una terrible noticia que daros." Dices respetuosamente, dirigiéndote al Rey pero sin perder de vista a la princesa.

-"¿Una mala noticia?" Pregunta el monarca sin entender.

-"Sí, me temo que vuestra hija Erazir está muerta." Dices con tono neutro.

El Rey exclama indignado, preguntando si te has vuelto loco, ya que su hija está junto a él y no entiende qué oscuros fines buscas con semejantes mentiras.

-"Vuestra hija yace muerta en las catacumbas de la abadía." Replicas. "Y la persona que tenéis sentada a vuestro lado no es más que una impostora."

-"¡Esto es inaudito!" Clama el Rey. "Veo que has perdido totalmente el juicio. No toleraré semejantes mentiras en mi presencia, y menos estos insultos contra mi propia hija." Hace un furioso gesto hacia los caballeros. "Guardias, prended a estos dos elfos, pues son sin duda enemigos de nuestro reino."

Los caballeros obedecen la orden con rapidez y desenvainan las espadas, mientras que Miriel agarra un cuchillo de la mesa para defenderse. Sólo dispones de unos segundos para demostrar tus acusaciones antes de que los guardias caigan sobre vosotros.

La explicación que da Miriel lo deja perplejo a Thalion. -Quien, como cuando y porque- sale de la boca de Thalion mientras empiezan a buscar la salida de la sala. 

Mientras caminana por la abadia, el patio y los pasillos muchas preguntas recorrian su cabeza. Como enfrentar esto que podemos hacer, pensaba mientras llegan a la sala del rey y le da una explicación.

Obviamente no nos va a creer, piensa mientras escucha al Rey dar la orden de aprender.

-Confiesa maldita o quieres que traiga el cadaver de la verdadera princesa- le dice

Viertes tus acusaciones sobre la princesa, que retrocede asustada y finge temor. Antes de que puedas desenmascararla, los soldados se abalanzan sobre ti, pero Miriel les detiene lanzando tajos con su cuchillo. No dispuesto a dejar que tu compañera luche en solitario, desenvainas tu espada y te unes a ella contra los caballeros.

Espalda contra espalda, Miriel y tú lucháis contra los caballeros, que os superan ampliamente en número. Tras una breve escaramuza, la elfa cae atravesada por la hoja de uno de los guardias. Loco de rabia, saltas y destrozas de un tajo el rostro del soldado, pero quedas indefenso y una espada te alcanza en el costado. Malherido, caes al suelo sin fuerzas para seguir luchando, mientras eres rodeado por los caballeros, que se disponen a acabar contigo.

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