Partida Rol por web

La Agencia S

Primer caso: una agencia muy especial

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12/07/2016, 17:25
-Director-

Ya hacia una semana desde que habían hecho aquella entrevista personal. El entrevistador un hombre de muy corta estatura les miraba todo el tiempo serio y les hizo las preguntas clásicas para cualquier puesto de trabajo, y algunas un poco más extrañas, pero nada que no pudiera ser preguntado en una entrevista normal. Por fin había llegado el día en el que comenzarían a trabajar en la agencia de investigación “S” la cual como su propia publicidad indicaba se ocupaba de casos imposibles y sin explicación.

Era una mañana soleada y con una temperatura agradable, la Ciudad de Nueva York como siempre era todo un maremágnum de personas que iban de un lado a otro, a sus trabajos, a sus escuelas etc. etc. Y entre todos ellos estaban los nuevos trabajadores. El edificio en donde estaban las oficinas estaba en una de las zonas más prosperas de la ciudad en una pequeña calle pegada a Central Park, era cierto que para entrar en el edificio había que entrar en un pequeño callejón, pero después las vistas desde la oficina compensaban aquello.

Como el otro día el interior estaba muy bien iluminado, los escritorios con todo el equipo necesario estaban esperando a ser estrenados, todos estaban vacíos salvo uno atestado de cosas, revistas, documentos, carpetas y no muy lejos de allí su dueña.

La chica que el día anterior se presentó como Sandara y que era la secretaria caminaba de un lado a otro mientras usaba un termo de café como micrófono e iba bebiendo de él mientras terminaba de ultimar algunas cosas, la chica se dejaba caer en los sillones y canturreaba

Estaba colocando las cosas en sus lugares mientras también se movía y bailaba muy animada, parecía que no se había dado cuenta de la presencia de nadie, al otro lado la puerta del despacho de Aaron estaba cerrada

Notas de juego

Bueno, este mensaje es un poco introduccion para que vayamos entrando en materia, podeis ir llegando cuando querais, podeis narrar si quereis un poco de vuestra vida privada o lo que querais, pero el final del turno tiene que ser cuando entrais en la oficina y claro, el primero en postear sera el primero en llegar, si los compañeros van llegando tenedlo en cuenta

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12/07/2016, 20:35
Jackson Wright

Me levante temprano, era el primer día y la primera impresión era importante, me hice un café y lo me lo bebía mientras veía la televisión sin mucho intéres. Mi piso no era muy grande pero por suerte estaba cerca de la agencia. En cuanto termine me vestí con unos vaqueros negros, camisa de manga corta blanca y una chaqueta de cuero negra también. Baje hasta el garaje por las escaleras, soy una de esas personas que no suele usar ascensor. El garaje como siempre estaba poco iluminado y sin mucha limpieza, eso me molestaba, pero ignorándolo subí a mi coche, un mustang gt500 era raro que alguien con mi presupuesto tuviera un coche como ese pero gracias a mis padres pude reunir el dinero para comprarmelo. A mi llegada a las oficinas estás se encontraban casi vacías y al ver la cantidad de escritorios me puse a deambular hasta encontrar el mío.

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12/07/2016, 20:49
Jon Pertwee

Jon entró en el edificio con puntualidad británica... como no podía ser de otro modo. El antiguo militar caminó con aire resuelto y elegante, sacando pecho dejando bien a la vista lo extraordinario de su vestimenta. Una camisa generosa en chorreras, chaqueta de terciopelo negro, pantalones negros de noche, zapatos negros y capa negra y roja... todo ello adornado con unas Raiban estilo aviador.

 Al ver a la oriental se detuvo, quitándose las gafas y guardándolas en uno de los bolsillos interiores de la chaqueta, al tiempo que esgrimía una agradable sonrisa.

- Buenos días querida. Tenía una cita con el señor McArting... soy Jon Pertwee. ¿Tendría la bondan de anunciar mi llegada?

Mientras aguardaba la respuesta de la muchacha el dandi se dió cuenta de que había alguien más, Jackson, deambulando por las oficionas, lo miró con jovialidad y le dedicó un saludo con la cabeza.

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12/07/2016, 20:53
Jackson Wright

Gire la cabeza al escuchar a otra persona entrar cuando le vi la vestimenta me quede un poco sorprendido y al escucharle hablar solo una palabra cruzo mi mente: "Britanicos". Le devolví el saludo con la mano y  seguí a lo mío.

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12/07/2016, 21:19
Dean Scott

Lanny me despertó con una taza de café en la mano.  Aún tenía un poco de resaca de la noche anterior, pero pude ver que estábamos en su apartamento.

-Arriba vagabundo.  Es tu primer día de trabajo y tienes que irte antes de que llegue mi marido -dijo y sonrió-.  Tus pantalones están en el sillón y uno de tus zapatos sobre el placard (aunque no entiendo cómo llegó allí).

-Marido? por favor... como si pudieses lograr ponerle unas esposas a alguien.  ¿Qué hora es?

Miré a todos lados y vi mi reloj, estaba a tiempo para tomar el café, pero tenía un largo recorrido hasta la oficina.

Le saqué el café de las manos y la besé.  Tomé el café mientras entablábamos una lucha, yo poniéndome la ropa y ella intentando quitarla entre risas y provocaciones.  Cuando por fin logré vestirme me di cuenta de que una media era negra y la otra azul.

-Nos vemos querida.  Pasaré por el bar esta noche.

-Querida? -protestó-.  Creo que esto se está poniendo demasiado serio... tendré que cambiarte por otro hombre-juguete, así que no quiero verte por allí.

Hice de cuenta que no la escuchaba y comencé a buscar las llaves de mi motocicleta.  Cuando las encontré recordé que la había dejado en el bar, así que tuve que caminar hasta allí para buscarla... Allí se fue mi ilusión (y la recomendación de Harry) de que fuese el primero en llegar.

Subí al ascensor y me miré en el espejo.  Acomodé el cuello de mi camisa y el nudo de la corbata mientras terminaba una botella de agua y una aspirina.

Vi a una chica cantando, a un tipo excéntrico y a un tipo con chaqueta de cuero.  Me uní al coro en la canción y, cuando terminó me presenté.

-Damas y caballeros: Con ustedes Sia ft. Dean Mc Dollar o Dean Mc Ollar... bueno, a la mierda con mi entrada.  Buenas y detectivescas mañanas... Soy Dean, por dónde empezamos?

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12/07/2016, 21:59
Céline Walker.

Céline había faltado a sus clases de la mañana para estar allí. Y desde que se había levantado se preguntaba si realmente había sido una buena idea hacer la entrevista para aquel trabajo. 

Cuando vio el anuncio en internet, pensó: "Oh, un trabajo friki para una chica friki." ¿Qué de malo podía haber en ir y hacer la entrevista? Seguramente, debido a su juventud y a su apariencia, no la cogerían, pero parecía divertido... Y era una forma de salir de la rutina en que estaba sumida su vida en los últimos meses: Clases, biblioteca, casa, clases, casa, biblioteca... Un asco, la verdad. Y se dijo: Vamos a ver de qué va eso, total, no voy a pasar el corte ni de coña...

Y allí estaba. No solo había pasado el corte, si no que aquel iba a ser su primer día de trabajo, la habían contratado, había pasado a formar parte de la plantilla de la agencia "S", toma del frasco. 

El edificio en sí era la leche. Cel se paseó por el hall como una pueblerina, admirando la estructura acristalada y limpia y lo bien vestido que iba todo el mundo. Todo el mundo menos ella claro, que iba con sus "fachas habituales" como daba en llamarlas su madre. Ese día vestía unos jeans de hacía mil años, descoloridos y desgastados, unas botas estilo militar negras que alguien le había dado y eran un número más grande del suyo, una camiseta cuyas mangas le cubrían las manos y el cabello recogido en un moño del que se escapaban mechones rebeldes que caían a los lados de su rostro. Sus habituales "gafapasta" y su pinta de despistada friki nerd medio lela. Ah, y un bolso bandolera marrón que usaba para todo, para ir a la uni y para salidas varias, entre ellas, ir a currar como ahora. 

La gente la miraba raro ¿Le importaba? Ni una mierda, ella caminó hacia los ascensores mirando los techos altísimos y la luz cenital que no dejaba ni un rincón de aquel fastuoso lugar sin alumbrar como era debido. 

Llegó a su planta y salió, seguía mirándolo todo y a todos con la misma expresión de lobotomizada, los parroquianos de aquella casa debían pensar que era una pobrecita retrasada mental y eso le hacía gracia. Pasó de todas las mujeres estiradas y perfectamente bien vestidas y peinadas que había por allí y de los tipos enchaquetados y elegantes, y fue al lugar donde ya había gente esperando ¿Dos contratados más? Seguramente.

Uno de ellos era un señor que bien podría haber interpretado al agente James Bond en alguna peli de 007, le cayó bien en cuanto le puso los ojos encima, parecía tan friki y tan orgulloso de serlo como ella misma. Tenía personalidad y estilo, de eso no había duda, así que le sonrió con su mejor sonrisa "De oreja a oreja" patentada y saludó.

- Hola, soy Céline, un placer.

Luego fijó su vista en el otro, un tipo serio pero guapo. Muy guapo, muy muy guapo, y muy muy serio. Y no supo si debía sonreír o si era mejor estarse quietecita y callada y hacer como que no le había visto, aunque eso iba a ser difícil, teniendo en cuenta que estaba mirándole y que no dejaba de hacerlo. Finalmente optó por saludarle también, porque joder, no quería parecer una antipática, diciendo hola a uno y al otro no. Intentó volver a hablar sin parecer tonta de remate. 

- Eh... Hola. A ti también. Umm... Pues eso, soy Céline. - Alzó una mano después de tan cojonudo discurso, hostia sí, seguro que después de esas agudas palabras el tío pensaba que era irresistible. Bajó la mano como si fuera un resorte, desvió la vista, y buscó a la desesperada algún sitio donde sentarse y dejar de ponerse en evidencia.

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12/07/2016, 22:22
Jackson Wright

De nuevo escuche la puerta abrirse y antes de girarme una voz femenina saludo al británico. Cuando se me acerco a saludarme me di cuenta del nerviosismo que llevaba encima pero antes de que le devolviera el saludo bajo la mano y aparto la mirada intento buscar su escritorio pero mi mano en su hombro la detuvo al girarse le sonreí.

-Tranquila, respira e inténtalo de nuevo.

Yo también había tenido problemas para socializar cuando me mude a EE.UU así creía entender como se sentía.

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13/07/2016, 00:08
Emily Otomo

Aquel día Emily había puesto el despertador bastante pronto, no sabía qué le depararía el día y quería aprovecharlo. Se levantó del futón del suelo y buscó en el armario algo de ropa deportiva.

Agradeció haber escuchado consejos y escogido un pequeño estudio en Queens, así podría salir a correr ahora sin el agobio de Mannhattan, aunque tampoco se hubiera podido permitir otra cosa. Comió algo de fruta, un poco de yogur y salió por la puerta a correr un rato para despejarse la mente. No cogió el móvil, cruzó los dedos para no encontrarse con el vecino del cuarto que siempre la miraba lascivamente.

Al volver de correr se dio una ducha rápida y se preparó una bolsa de deporte con el kimono, habría prometido a su sensei que pasaría a despedirse de James Franco, una estrella de Hollywood que siempre insistía en entrenar con ella, aunque dudaba que pudiera hacerlo.

Tomó un poco de sopa de miso y algo de arroz para sentirse preparada para superar el día. Estaba un poco nerviosa por las presentaciones y los cambios, nunca habían sido su fuerte. Decidió que se maquillaría y arreglaría para causar una buena impresión.

Tras mirarse en el espejo lo descartó, se limpió la cara y pensó que con un jersey de punto como los que usa todos los días y una sencilla falda de cuero serviría.

Había escogido su apartamento, entre otras razones, por estar cerca de una boca de metro. Rebuscó la tarjeta metrocard en el bolsillo y la pasó por el detector, le quedaba aun un buen rato hasta Central Park, lo que aprovechó para leer "Itsumo karera wa dokoka ni" de Yōko Ogawa, no soportaba las chapuceras traducciones al inglés.

Al subir por las escaleras mecánicas de la parada de metro miró a un lado y otro y se metió en el callejón, ya había estado aquí antes pero no dejaba de impresionarle... y traerle recuerdos, Emily sacudió la cabeza como saliendo de una ensoñación y se dirigió con paso firme hacia la puerta.

Ascendió por el ostentoso elevador y se aproximó a la puerta, justo antes de tocar la puerta los nervios hicieron su aparición y el estómago golpeó hacia arriba dentro de su cuerpo acompañándola de un ligero apretón, sabía que era solo su excitación así que respiro hondo mientras se decía cálmate Emily, finalmente abrió la puerta y se maravilló como ya lo había hecho con la anterior visita, de un primer vistazo reconoció a Sandara.

Más detenidamente vio varios escritorios vacíos y algunas personas cerca de ellos, en concreto una chica con aspecto de estudiante, un personaje sacado directamente de la serie George y Mildred , en tercer lugar un apuesto caballero y en cuarto otro con aspecto duro ¡también muy guapo!, luchó para no ruborizarse, ¡Chikushō!, decidió que dejaría las presentaciones para luego y se acercó a Sandara, esperó que terminara uno de sus tarareos y con una ligera reverencia dijo Ho-hola, espero no haber llegado muy temprano, ¿Cual es mi sitio? ¿O debo pasar adentro?

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13/07/2016, 00:19
Arkady Borisovich Iulianov

La lluvia repiquetea en el cristal de la ventana y la luz del flexo era, junto al neón del restaurante de abajo, lo único que iluminaba el apartamento. La botella de Vodka cuelga de mi mano casi vacía. La radio que hay en la encimera de la cocina suena de fondo de manera casi imperceptible. Casi parece que suplica que la apaguen. El salón, aunque ordenado, no está todo lo limpio que me gustaría. El papel de las paredes, a pesar de ser anticuado, protege los muros de este piso que me ha dado cobijo durante estos meses.

Una pareja corre para ponerse a cubierto de la lluvia esquivando los charcos con saltos algo torpes. Ella cubre su cabeza con el bolso, él porta una sudadera de color grisáceo con la capucha completamente empapada, lo que oscurece la tonalidad de la prenda. Ambos se pierden tras girar en la esquina de la pastelería.

Bebo un ultimo trago y me tambaleo hacia el sofá. Dejo la botella a los pies del sillón y me siento tras haber vaciado mis bolsillos sobre el cristal de la mesita del café. Entre los libros...

Cita:

Рассказы Чехова

y

Cita:

William Wilson de E.A.Poe

... una taza de café vacía pero volcada dejo mi móvil, mis llaves y mi pequeña /Britva/, o como la llaman aquí: Navaja. Me quito la camisa y acaricio la zona morada de mi torso. Aún duele. Tengo que dejar de pelearme. Me inclino hacia atrás y reposo los pies en el brazo del sofá. Con las manos en la nuca miro a las inmóviles aspas del ventilador de techo antes de caer completamente dormido mecido por el sonido de las gotas de lluvia estrellándose contra las ventanas del salón.

4.43. Marca el reloj de la cocina cuando abro los ojos.
-He vuelto a ganar al despertador

Saco la sartén y frío algo de bacon que acompaño con un poco de pan duro como un yunque. LA cafetera, mientras tanto, chilla desesperada para que la saque del fuego. El café está listo. Lo bebo rápido para ayudarme a pasar el engrudo. Café solo. Solo y amargo.

Cojo una manzana, la mas verde y brillante de la fuente, y cierro la puerta de casa camino a Riegelmann Boardwalk. Lo sigo con el mar a mi izquierda hasta el club de Surf Solomon. No paro hasta llegar al final de la 37th y giro a la derecha en la mezquita.Continúo por Neptune Ave y paro en Kaise PArk para mirar toda la bahía. Lastima no tener más tiempo. No tardo en ponerme en marcha de nuevo. Ya empieza a salir el sol entre las nubes. Hoy será un día soleado.

Ya en casa tiro mis llaves al cenicero del bureau de la entrada
-Hace mejor día que ayer pienso desnudándome para entrar en el baño

El agua fría cae por mi espalda mezclada con el jabón y e sudor de la carrera mañanera. Esa sensación es de las mas gratificantes. Aún me molesta el torso en la zona de la magulladura. Tengo que tener mas cuidado. Salgo y miro mi reflejo en el cristal del espejo. Me sujeto la cara y la giro de izquierda a derecha.

Mañana me afeito le digo a mi doble que me mira serio en desde el vidrio.

Pocos minutos después estoy vestido y con un termo con mas café en la mano. Tengo mi móvil, mis llaves y mi cuchillo. Mi pequeño está hecho de cerámica con mango de hueso. No tiene ni los tornillos de metal. Ha pasado tantos controles de aeropuerto que ni me acuerdo. He decidido que hoy llevo el jersey de cuello alto y mi chupa oscura

Tomo las llaves del coche y cojo la tarjeta que me dio el entrevistador. La verdad es que es pequeño de cojones, pero me parece que tiene pelotas.

-/Dabai Arkady/ Me increpo a mi mismo.

Mi Camaro del 69 está algo rallado pero el motor va muy bien. Monto y arranco. Amo ese sonido. Acelero por Ocean PArkway, hay bastante trafico, pero es fácil de sortear. En el túnel hay un poco de atasco pero es de esperar son las 8.00 contaba con ello. Me salto el semáforo de West St en el cruce con Canal St. En la 10º Ave hay un par de ambulancias así que doy un pequeño rodeo. Me planto en la puerta del edificio a eso de las 8.30 quizá un poco mas y aparco en la puerta.

El edificio es bastante moderno. PAso el control de seguridad sin problemas y me dispongo a subir en el ascensor. La musiquita es odiosamente pegadiza y acabo siguiendo el compás con las llaves que tengo en mi mano.

Ya en el pasillo veo la sala acristalada en la que hay dos hombres y una mujer. El más joven tiene aires de galán, el otro esta anclado en los 70, como mi Camaro, me gusta. Por ultimo me fijo en la chica. Es muy guapa aunque parece sonrojada. Quizá impresionada por el galan. Es muy joven para mí. Una verdadera lastima.

Eres muy mayor para ella camarada

Entro por la enorme puerta de cristal y las tres figuras se giran. Me limito a mover la cabeza aunando el saludo de los tres, al tiempo que cuelo mis gafas e sol del 1º ojal de mi chaqueta.Me siento en un sofá a esperar a los demás

No tarda en aparecer la siguiente del grupo. Una mujer de aspecto oriental.

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13/07/2016, 01:33
Janice Elliott

Todo el mundo me decía que estaba loca por abandonar el cuerpo llevando tan poco tiempo en él después de todo el esfuerzo, los sacrificios y el tiempo invertido. Que estaba echando por la borda una oportunidad única para ir ascendiendo para quizás, en un futuro no tan lejano, poder optar a entrar en el FBI como analista.

Sí, seguramente tenían razón y yo misma había pasado bastantes noches dándole vueltas al asunto desde el momento en que había leído el anuncio. Pero lo que consiguió que me decidiera fue el hecho de darme cuenta que, con todos los problemas que estaba teniendo el departamento, la falta de personal y que miraban con lupa hasta la más mínima de nuestras actuaciones, seguir buscando información sobre la muerte de Jordan se hacía casi imposible. En cambio aquella agencia, tal y como describía en su publicidad, se dedicaba a casos imposibles y sin explicación. Era mi oportunidad, y no la iba a dejar escapar por mucho que el resto del mundo pensara que estaba metiendo la pata, echando por tierra todos mis logros anteriores.

Y este era el día en que mi nueva vida comenzaría. Había pasado la entrevista inicial, me habían seleccionado y ahora tocaba empezar a currar. Conocería a los que serían mis compañeros, sabría con más detalle el tipo de casos que llevaría e, igual que cuando era pequeña y empezaba un nuevo curso con compañeros y profesores nuevos, sentí un cosquilleo en el estómago producto de los nervios y las ganas que tenía por empezar.

Me levanté con tiempo suficiente para pegarme una ducha, desayunar un café con una tostada y vestirme con unos vaqueros negros, una camiseta blanca, una botas negras de gorda suela de goma y cordones y la cazadora negra de cuero gruesa que usaba para la moto. Envolví mi cuello con un pañuelo para que el aire no penetrara demasiado y me subí hasta arriba la cremallera de la cazadora. Me colgué en bandolera mi bolsa de cuero y, cogiendo las llaves de casa y de la moto así como el casco, salí por fin de casa.

Vivía en un almacén reconvertido y divido en cuatro pequeños lofts por los cuales no pagábamos demasiado. Mis vecinos eran todos gente joven, como yo, con profesiones tan dispares como una pareja de artistas, un abogado medioambientalista y la dueña de una pequeña tienda con toda clase de objetos mágicos, o eso decía ella. Por suerte todos eran gente bastante maja.

Teníamos reservado un pequeño espacio al lado de la puerta de salida, donde mis vecinos guardaban sus bicicletas y a mí se me permitía dejar la moto. Salí al callejón donde teníamos la entrada de nuestro hogar y, aplastándome el pelo para que no se me metiera por los ojos al ponerme el casco y colocándome los guantes de cuero, arranqué la moto en dirección a mi nuevo destino.

Hora punta, por unos instantes pensaba que no iba a llegar a tiempo así que, una vez en el callejón, curioso que mi vida y mi trabajo transcurran en callejones, dejé la moto y me dirigí al interior del edificio que ya había visitado para hacer la entrevista sin perder ni un solo instante. Mientras subía a la planta indicada, le daba vueltas al casco en las manos, tratando de imaginarme qué tipo de gente me encontraría en mi nuevo trabajo.

Pero la verdad es que no esperaba darme de frente con gente tan variopinta como aquella. Un hombre de la edad de mi padre si viviera con pintas bastante pasadas de moda, una cría con pinta de ratón de biblioteca, una mujer oriental que parecía profesora de tai-chi o yoga y un par de tíos que, a simple vista, no parecían estar nada mal.

Miré a mi alrededor hasta que di con la secretaria de aquel lugar, la misma que ya había conocido el día que vine a la entrevista.

Hola, Sandara ¿no? —Le dediqué un esbozo de sonrisa para no parecer una maleducada—. Me imagino que todos estaremos esperando a lo mismo... ¿El señor McArting será el encargado de recibirnos?

Sí, no había duda que todos debíamos haber venido a lo mismo y la pregunta que acababa de hacer sonó estúpida a mis oídos nada más había terminado de pronunciarla. Suspiré mientras me giraba hacia los que parecían ser mis nuevos compañeros.

Buenos días.

Seguía dándole vueltas al casco en la mano sin saber muy bien qué debería hacer.

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13/07/2016, 11:17
George McGrath

Parecía recomendable ir vestido con traje, ya que era el primer día en este nuevo trabajo, pero había acabado un poco harto del mismo en mi anterior ocupación. Yo siempre me había considerado una persona elegante, pero optaba más por el estilo 'polo', que no sabía hasta qué punto encajaría en esta extraña agencia.
Llevas veinte jodidos minutos dándole vueltas a este asunto - me dije a mí mismo. Una auténtica eternidad para alguien como yo; ¿qué mierda de recuerdos tendré sobre esto?

Con un exagerado aspaviento arrojé toda la ropa sobre la cama y me decidí por un término intermedio, camisa (remangada como siempre) y pantalón de pinzas.

Cogí toda la ropa desperdigada y la metí como buenamente pude en el armario de la habitación. Inmediatamente llamé a recepción para que me pidieran un taxi y me dispuse a salir.

Una vez en el hall, saludé con un movimiento de la mano a la recepcionista que me cogió le teléfono, agradeciéndole sus servicios. Observé que no había demasiado movimiento en esa zona del hotel. Estarán todos comiendo como bestias hambrientas en el salón de desayunos. Una sonrisilla verdadera asomó a mis labios al recordar los cientos de escenas de ese tipo que había presenciado a lo largo de mi vida.

El taxi esperaba en la entrada. Subí y me dispuse a observar la ruta que seguíamos, para ir aprendiendo cosas útiles sobre la ciudad. Me dio la impresión de que el conductor tomaba algunos desvíos innecesarios pero, dado el tráfico imperante, no pude asegurar si lo hacía para evitar embotellamientos o para sacarme un par de pavos adicionales.
Lo importante es que me dejó a escasos metros de la agencia en un tiempo muy aceptable. Lo despedí sin escatimar demasiado en la propina y me dirigí a la entrada.

Cuando entré en la oficina, me di cuenta de que mi preocupación por el atuendo era innecesaria; como en casi todas las ocasiones previas en las que me había enfrentado al mismo dilema.
Saludé a Sandara e inmediatamente me llamó la atención aquella pandilla de indolentes que parecían estar evitándose unos a otros. Me dirigí uno por uno, estrechando manos y repitiendo mi mantra de presentación.
- Hola, soy George McGrath, encantado de conocerte.

Tomé buena nota de las diferentes reacciones suscitadas por mi acercamiento a cada uno de tales personajes: tres mujeres muy dispares, tres hombres algo recelosos y un tipo con acento británico de cierta edad. ¿Excéntrico o sólo llamativo? Ya lo averiguaremos.

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13/07/2016, 12:09
Eduardo Mendéz

Me desperté temprano al ritmo de James Brown. Hoy era el día. El día en el que por fin volvería al oficio de la investigación y la captura de malhechores... Bueno, no exactamente, solo iba a trabajar en una agencia de investigación "especial"... pero es que después de haber estado poco más de un año sirviendo copas en un bar más cutre que una gasolinera, ese trabajo era el Santo Gríal. 

Hice todos mis quehaceres mañaneros con el ritmo en la cabeza y los pies: me duche bailando, me recorté la barba bailando, me puse cuidadosamente el traje que había estado guardando para la ocasión bailando, me preparé un burrito de desayuno con un huevo encima y me lo comí bailando, busque durante diez minutos la lista donde anotó las cosas que pierdo, y cogí una nueva ya que... había perdido la otra... Pero eso no me desanimó. 

Bajé a la calle y abrí con ganas la cafetera a la que llamo con cariño "coche" y comencé a conducir.

El ritmo seguía fluyendo en mi cuerpo, esta vez gracias a September `99. Desde mis ventanillas, las personas que me verían pensarían dos cosas: "llamen a una ambulancia, ese hombre esta sufriendo un ataque" o "¿donde habrá conseguido esa yerba?, parece mierda de la buena". A mi me daba igual, yo sabía porque hacía eso: una razón era para expresar que estaba feliz, la otra era para quitarme toda la adrenalina que pueda para aparentar una imagen seria y profesional al llegar.

Aparqué cerca del edificio (aparcamiento en New York, eso comfirmaba que iba a ser buen día), y me dirigí al callejón donde estaba la entrada. Subí ya más relajado dándome los últimos toques: corbata, un poco el pelo,... Saludé a la secretaría de la última vez, y a otra asiática que no había visto antes -Buenos días- les dije, ya me presentaría a la otra en otro momento.

Me acerqué a un grupito que había más o menos en el centro de las oficinas. Era un grupo... peculiar: el primero, un hombre, de unos 50 con chorreras que parecían más viejas que él; una chica que parecía muy joven para estar ahí; unos cuatro hombres que no me destacaron menos en ese grupo; y una veinteañera morena. -Creo que he venido demasiado arreglado- pensé al comprobar que los únicos que llevaban traje era el de las chorreras y yo. Les tendí la mano y me presenté -Buenas a todos. Supongo que sois mis compañeros de trabajo; soy Eduardo Méndez, mucho gusto-

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13/07/2016, 18:15
Dean Scott

Miré a mi alrededor y no pude evitar pensar que parecíamos más una junta de alcohólicos anónimos que un equipo de detectives.  Solté una pequeña sonrisa mientras especulaba con qué tipo de situaciones habían llevado a cada uno a parar en esa oficina.

Me dirigí hasta Sandara y le pregunté:

-Sandy, los escritorios están asignados o podemos elegirlos?

Antes de que me contestara me volteé y le dije al resto, cuál niño eligiendo juguete: -Yo me quedo con uno de los que está junto a la ventana!

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13/07/2016, 22:08
Céline Walker.

El chico guapo, cuyo nombre no le dijo, posó una mano sobre el hombro de Céline. Ella no tuvo muy claro si lo hizo para llamar su atención, para evitar que se alejara o para ambas cosas a la vez. En cuanto el contacto se produjo, la chica quedó oficialmente alucinada por ese simple gesto cotidiano. Es decir, joder, una mano en el hombro ¿Cuántas personas ponen una mano en el hombro a otra a cada momento en todo el mundo? Miles... Millones... Trillones... Y sin embargo, era la primera vez que un hombre guapo la tocaba de forma no accidental. 

¡Mira mami querida! Un hombre guapo me está tocando por su propia voluntad a pesar de no ir maquilladísima y vestir con estas fachas... ¿Puedes creerlo? Seguro que no, eres demasiado pija snob para llegar a creer que tu hija sin sentido de la moda ni del estilo pueda llamar la atención de alguien del sexo opuesto ni aún viéndolo con tus propios ojos. Que te jodan, mami. ¡Muaks!

Cel giró la cara lentamente y miró primero el rostro del tipo, luego la mano, como si fuese una especie desconocida de insecto, y luego de nuevo al tipo. Y le dio vueltas a sus palabras en su cabeza, su atribulado cerebro intentando dotarlas de algún significado: 

"Tranquila, respira e inténtalo de nuevo."

El hombre guapo sin nombre estaba sonriendo, su tono era agradable, pero Cel no pudo evitar pensar en una parturienta. "Son las palabras que el ginecólogo le diría mientras intenta sacarle a su bebé de dentro." y apunto estuvo de escapársele la risa.

De cualquier modo ¿Qué era lo que tenía que intentar de nuevo? No lo sabía.

Por suerte más gente siguió llegando y ella pudo dejar de mirar al "ginecólogo guapo sin nombre" para fijarse en la chica oriental, después en otro hombre elegante, con chaqueta y aparente seguridad en sí mismo, aunque de pocas palabras, más bien ninguna, no dijo nada antes de sentarse a esperar. Luego llegó una mujer de color a la que Cel saludó con una sonrisa tímida y otro "Buenos días", justo antes de estrechar la mano que le tendía George McGrath, a quien sonrió y respondió: "Un placer, señor McGrath. Yo soy Céline."

Lo mismo hizo con Eduardo Mendez, que se presentó a la generalidad dando su nombre, y ella también le dio el suyo.

Estaba contenta de conocer a todos sus compañeros, aunque una parte de ella se sentía un poco ajena al ser la más joven de todos con diferencia. Aunque eso no tenía por qué ser un problema, siempre y cuando no la tomasen por una niña incapaz o pensasen que aquel no era lugar para una estudiante. 

Se escuchó una voz de hombre cerca de la mesa de la que debía ser la secretaria, la chica oriental cantarina con voz bonita y delgadez extrema.

"Yo me quedo con uno de los que están junto a la ventana."

La ceja derecha de Céline se enarcó en respuesta. ¡Mierda! Por Tolkien y los siete Padres Enanos... ¿Aquel tío se estaba refiriendo a ellos? ¿De verdad? ¿En aquellos términos tan poco... Apropiados para una supuesta empresa seria? ¡Uy, cómo iban a divertirse!

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13/07/2016, 22:40
Jackson Wright

Poco a poco fueron llegando los demás y tuve que interrumpir mi "conversación" con la joven. Fui saludando cordialmente a todos y al acabar alzando un poco la voz dije:
-Perdonad por mis modales no me he presentado mi nombre es Jackson Wright. Un placer compañeros.

Intente hablar sin dar un tono de chulería y ser lo mas amable posible. Entonces un pensamiento fugaz paso por mi cabeza y saque el movil para hacer una llamada.

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13/07/2016, 22:45
Jackson Wright
Sólo para el director

Notas de juego

Llamo a mi hermana para asegurarme de que esta despierta y llega a clases.

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13/07/2016, 23:49
Arkady Borisovich Iulianov

Cada vez eramos más en la sala.
-¿A cuanta gente han contratado para esto? me pregunto

Ojeo el periódico en mi móvil. En parte lo hago interesado en lo que leo, pero por otra parte lo hago por que soy de poco hablar y menos con desconocidos. De repente entra, de entre toda la gente que se va sumando al grupo, una mujer de pelo oscuro y la piel morena. No puedo evitar arquear la ceja cuando la miro y mostrar una mueca de agrado afortunadamente muy sutíl. Tiene algo. Se ha fijado en todos, incluidos los guaperas de turno y los ha analizado con tan solo un vistazo pero sin que se le note tanto el escaneo. Tiene un porte diferente. La veo muy segura. Además lleva casco... Una chica motera. Me gusta. Cuando me lanza la mirada asiento con la cabeza y hace un sutil gesto con la mano. Los ojos negros como el azabache.

Voy a seguir leyendo el periódico, al parecer el ejercito ruso en Siria sigue apoyando al régimen y parece que el resto del mundo nos odia.

Según bajo la cabeza aparece otro hombre más. Tiene aspecto latino. Se le ve contento. Demasiado alegre para mí quizás.

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14/07/2016, 00:28
Ray Kleiber

La quietud.

Todo el mundo podía pensar que conocía ese concepto, pero, se equivocaban. No podían saber lo que realmente significaba, no hasta haber muerto como lo había hecho él.

Esta venía después del dolor. En su caso producido por cuatro puñaladas tan expertas como rápidas. Un dolor agudo que luego se volvía una sensación molesta pero apagada a medida que la sangre abandonaba su cuerpo. Poco a poco, a medida que la vista se nublaba, venía la aceptación de lo inevitable. Uno sabía que iba a morir sin nada que pudiera hacer para impedirlo. Daba igual patalear, daba igual lamentarse por ello. Solo quedaba dejarse llevar con la esperanza de que algo mejor te esperase al otro lado.

Pero eso no era así.

No había un cielo lleno de ángeles ufanos o un infierno con demonios esperando para tu condena eterna. Ni mucho menos los recuerdos de tu vida pasando en bonitas diapositivas. Ni tan siquiera un pasillo de luz en cuyo final se encontraran tus difuntos seres queridos esperándote.

No, la muerte era quietud. La más absoluta nada que no podía ser tocada, olida, vista o sentida de ninguna manera. Una oscuridad donde ni siquiera se podía tener concepto ni percepción de uno mismo. Una desconexión total del cuerpo, la mente y el espíritu donde los recuerdos estaban vedados.

En su caso, la quietud duró tres minutos con treinta y cuatro segundos. El tiempo en que los médicos tardaron en reactivar su corazón y arrancarle de las garras de la muerte.

La vida volvió con una explosión de luz y un cumulo de sensaciones que hasta entonces habían estado retenidas. Desde aquel singular momento todo a su alrededor parecía tener más color, más matices y detalles. ¿Sería aquel él motivo por el que ahora su “olfato de detective” estaba más agudizado qué nunca? ¿Sería por la alegría de estar vivo? ¿O simplemente producto de su imaginación?

Indistintamente, la quietud era lo último que sentía ahora mismo. De hecho no recordaba haber estado tan inquieto nunca en su vida.

Llevaba más de media hora sentado en su coche, un Chevrolet Camaro SS aparcado a menos de media manzana del edificio de las oficinas de la agencia. Desde su posición privilegiada había podido observar como un creciente grupito de personas entraba en el callejón que llevaba a la entrada de las oficinas.

En la radio sonaba un clásico de los ochenta, “I just died in your arms” de los Cutting Crew. Una banda sonora estupenda para la situación, pues tanta indecisión por su parte le daba ganas de morirse de nuevo. Casi parecía una colegiala nerviosa por su primer día en el campus.

   - Vamos Ray, no puede ser peor que ir a la jodida central.- Rezongó entre dientes.- Además con la pinta de friki que tienen algunos de los que han entrado, tu seguro que eres el más normalito de entre todos.-

Realmente no le importaba una mierda lo que opinasen el resto de sus compañeros de él, pero las burlas que había recibido en la central casi le habían hecho dudar de su cordura y eso era algo que no podía permitirse.

Contó hasta tres y lanzó un ronco gruñido.

   - Vamos a ello...-

Sacando las llaves del coche, bajó del vehículo y andando con ímpetu se adentró en el callejón. Entro en el vestíbulo y rápidamente se dirigió a los ascensores. Aprovechó el breve momento de ascenso para mirar su reflejo y recolocarse la corbata. Llevaba el mismo traje gris y anticuado que llevaba cuando trabajaba como detective de primera del NYPD. Lo había llevado durante tantos años que ya no podía concebir ir a trabajar sin él puesto.

Las puertas del ascensor se abrieron y saliendo al pasillo accedió a las oficinas de la agencia S.

Primero vio a Sandara, la extraña e infantil secretaria que había conocido el día de la entrevista de trabajo. La verdad es que sus formas tan poco serias al principio le habían descolocado, sin saber muy bien que pensar de la empresa. Pero bueno, la verdad es que todo el asunto estaba fuera de lo normal como bien demostraba el grupo de gente variopinta que había repartida por la sala en petits comités.

Uno de sus nuevos compañeros estaba precisamente al lado de Sandara, hablando sobre la asignación de escritorios como si fuera un niño con una bolsa repleta de caramelos. Aquello le hizo poner los ojos en blanco.

No, al parecer no era el más rarito del grupo y por si le quedaba alguna duda, el hombre maduro vestido como un dandi trasnochado y la joven que parecía sacada de un capítulo de “The Big Bang Theory” estaban allí para confirmárselo.

   - Hola, buenos días.- Saludó a la secretaria con una sonrisa tan comedida como profesional.- Veo que no soy el único nuevo en la agencia.- Prosiguió volviéndose hacia el tipo que parecía estar desesperado por hacerse  con uno de los escritorios que estaban junto a las ventanas.

   - Ray Kleiber.- Se presentó simplemente extendiendo la mano hacia el joven.

Notas de juego

PD: Un poco mas tarde de lo que había planeado pero aquí estoy. ;)

PD2: El coche de Ray.

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14/07/2016, 00:40
Jackson Wright

Mientras llamo me separo un poco del grupo en dirección a las cristaleras esperando ligeramente preocupado la respuesta al otro lado de la linea.

Esta chica, siempre me preocupo de mas pero si no lo hago yo quien si no.

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14/07/2016, 11:27
Jon Pertwee

Jon quedó enormemente complacido por la cantidad de personas que fueron entrando en la recepción de la oficina... aquella agencia tenía que llevar muy poco tiempo abierta,  a la vista estaba por la cantidad de personal que requerían... o eso o tenían algo bien gordo entre manos... fuere como fuere algo le decía que la aventura era inminente y con ello la diversión. Sintió como los latidos de su corazón se aceleraban, pero se obligó a serenarse, el viejo Smith (el nombre que le había dado a su corazón) tenía que estar bien, entre tantos jovenzuelos era crucial demostrar de que estaban hechos los auténticos roqueros.

Conforme iban entrando todos Jon fue recopilando los detalles que más le llamaron la atención de cada uno, no le hacía falta mucho para hacerse una idea de como podían ser... y no podía estar más encantado... en especial con la chica de las gafotas que tanto le recordaba a su Katherin, la maestra oriental... pues no podía ser otra cosa por sus maneras, el guaperas que había seducida a casi todas las féminas, el ruso... mmmm normalmente los rusos estaban siempre en el punto de mira de sus compatriotas... pero aquel hombre le gustó, olía a vida complicada, peligros... espionaje... estaría encantado de intercambiar palabras con él, la chica policía de mirada dura, el chico latino... también tenía un cierto deje a agente de policía... los únicos que le descolocaron un poco fue el chabal de los escritorios y el hombre que los fue saludando uno a uno, ya lso examinaría en otro momento... entonces apareció el último candidato... un hombretón con aspecto de buena persona y sin duda una gran historia que contar ya demás de su edad... perfecto, estaba cada vez más deseoso de empezar y ver con quienes compartiría su primera misión.

- Mucho gusto... encantado... Jon Pertwee... un placer- fue saludando a todos los que se acercaron a él con su impecable sonrisa y sus exquisitos modales británicos