Partida Rol por web

Me llevé la mano a la cara al oír a Sandara -Perdón Sandara, no volverá a pasar- me disculpé ante ella. Ha sido un error muy tonto por mi parte, y me enrojezco un poco.

Ya más calmado, me dirigí a mi grupo -Bueno... ¿tenéis vosotros coche o vamos en el mío?- les pregunté. Lo que dijo Sandara sobre las armas me hizo preguntarme -¿Los dos tenéis permiso de armas... o no? Vamos a ir a una zona donde supongo hay muchas bandas, mejor ir defendidos- les dije. Yo creo que tenia una Glock en mi maletero, aunque nunca la había usado, solo usaba (bueno, mas bien llevar) la pistola que me dieron en el FBI, y esa me la quitaron.

Tomé el dossier del caso, lo miré bien y luego a mi compañera.

-Parece que somos tú y yo.

Sonreí, amigable y me acerqué a ella notando lo hermosa que era.  De esas mujeres por las que un hombre comenzaría una guerra.

Céline estaba sonriendo como una boba mientras los demás charlaban entre ellos, vio a Dean acercarse a Emily y, en un gesto un poco raro, soltar su vaso de café para dejarlo caer al suelo cerca de ella, de sus pies, y pensó quizá un poco estúpidamente, que el chico gracioso estaba poniendo a prueba a la chica oriental. Comprobando sus reflejos o algo así.

Céline, cariño, has visto muchas pelis de Bruce Lee... Se dijo, y volvió a centrar su atención en Jon y Iulianov, sus flamantes compañeros de misión. Ah, estaba encantada. Seguro que se llevaba guay con ellos, sobretodo con Jon... Tenía pinta de ser alguien que conectaría con ella, en gustos y opiniones, sin que la diferencia de edad entre ellos fuese problema alguno. 

Entonces oyó a Iulianov responder a Dean y giró la cara hacia él. Serio, ortodoxo, seco, nada de bromas... Oh. Dean le caía bien, era un tipo gracioso y sarcástico, le gustaba. Pero al parecer su compañero de equipo era lo diametralmente opuesto. Lanzó una mirada cautelosa a Jon, él no sería tan serio ni estirado ¿Verdad? 

Jo, seguro que Iulianov se hartaba pronto de ella, la consideraría una cría inmadura. Casi hizo un puchero. Pero entonces, el ruso se giró hacia ellos e hizo algunas sugerencias, cosas que empezar a hacer respecto al caso.

Ella asintió sin decir una palabra. Sí, ella quería una copia del caso y los datos para estudiarlo con calma y repasarlo de vez en cuando. Seguramente necesitase mirarlo muchas veces, tomar notas, sacar conclusiones... Ella solía ser bastante analítica.

- El bus y el metro nunca me han fallado, pero si ustedes cuentan con transporte propio... Quizá sea más rápido.- Dijo Céline cuando Iulianov agitó las llaves frente a ellos. Luego se encogió de hombros y miró a Jon esperando su opinión. - ¿Señor Pertwee? 

Emily no pudo evitar ruborizarse con las palabras que le dijo el apuesto joven, pareció decirle un piropo a propósito para ponerla en compromiso pero no le respondió a cómo se llamaba. Bueno ya me enteraré en un tiempo. por suerte se alejó con la intención de incordiar a otro, situación que le permitió relajarse un poco. Aunque estaba segura de no haberse salpicado de café echó un rápido vistazo a sus ropas para cerciorarse.

Tras las palabras de Sandara recogió su acreditación y la guardó en su cartera. Meditó decir que quería ir con el joven de los ojos verdes pero pensó que la tomarían por una loca enamoradiza así que sus palabras murieron antes de salir de su garganta.

Entonces se acercó Eduardo para hablar con ellos. Una ligera cara de tristeza invadió la cara de Emily, parece que los iba a decepcionar rápidamente lo lamento pero no dispongo de vehículo, por el contrario, sí poseo metrocard en vigor que me permite moverme por toda la zona metropolitana sin problemas. El comentario de las armas tampoco la hizo sentir bien, su rictus cambió por uno mucho más serio, duro y sus ojos parecieron brillar con una mirada gélida para abrir la boca y añadir No me gustan las armas de fuego, dejé de usarlas hace tiempo, así que no puedo ayudaros con eso, el gesto de Emily volvió a recuperar su inocente timidez acompañada de un gesto de ruego pero si teneis vosotros ya no necesitaré yo, ¿no?

Ray enarcó las cejas al ver como Dean dejaba caer el vaso de café. No sabía porque, pero las intenciones del joven estaban bastante claras. Parecía ufano por poner a prueba las habilidades de su compañera, tanteando el terreno como lo haría un manipulador de primera categoría.

Por desgracia, Ray ya había conocido más de una persona como Dean. Eran personas que podían resultar buenos compañeros en una investigación, pero que primero había que ponerles claros los límites. Sino, podían resultar mas un incordio que otra cosa.

   - Señor Scott.- Intervino ignorando la pregunta de Eduardo mientras recogía el dossier de su caso, la acreditación y se levantaba de la silla.- Si ha terminado de jugar con la señorita Otomo, le agradecería que nos dejase marchar. Tenemos mucho que hacer y un asesinato múltiple que resolver, así que no tenemos tiempo que perder, gracias…-

Haciendo un leve gesto de cabeza a Eduardo y Emily para que le siguieran, se dirigió hacia la puerta.

   - Por cierto.- Prosiguió parándose en el marco de la puerta y girándose hacia Dean con una pequeña sonrisa que no se veía reflejada en sus ojos.- Yo de usted no provocaría al señor Iulianov, al igual que yo, no parece ser de los que les gustan las bromas, y si es un chico listo, no querrá que las cosas lleguen a las manos con nuestro compañero ruso. No parece ser de los que dejan una paliza a medias.-

Acto seguido volvió a girarse y salió de la sala.

Una vez fuera esperó a sus dos compañeros de investigación. Cuando Eduardo saliera de la sala, respondería a su pregunta.

   - Hasta hace una semana era detective de primera en el NYPD, así que si, tengo permiso de armas.- Respondió abriendo un costado de la chaqueta de su traje, donde se veía una pistola glock 37 colgando de su respectiva funda sobaquera.- Nunca salgo de casa sin ella...-

   - Por otro lado.- Prosiguió mas amable.- Si quieren yo dispongo de coche, así que pueden venir conmigo y así se ahorran el ir apretujados en el metro.-

Emily pareció alegrarse mucho al escuchar las palabras de Ray. He hecho muy bien escogiendo este grupo, menos mal que no cambié de parecer. Intentaré recordar los nombres de Scott y Iulianov.

Por último Emily asintió al ofrecimiento de Ray de ir en su coche Será un placer acto seguido se arrepintió de sus palabras tontaina, como va a ser un placer, mejor guardo silencio.

Jon pareció bastante feliz cuando Celine les dijo que se apuntaba con ellos al caso del callejón.

- Excelente, querida, excelente- dijo casi aplaudiendo al decisión de la joven, para él era como volver a trabaja con su hija, sólo que intuía que con aquella muchacha iba a ser más divertido y si además le sumabas la compañía del ruso... la cosa no podía empezar con mejor pie, acaban de formar el grupo más extraño de la agencia... y no sólo por él mismo.

Entonces el resto de sus compañeros comenzó a terminar de repartirse los casos y la simpática secretaria les repartió la información, finalmente y tras un pequeño rifirafe de Arkady con Dean, todos comenzaron a ponerse en marcha.

- He venido en taxi mi estimado señor Ulianov, por lo que agradezco enormemente su amable ofrecimiento- contesto al ruso aceptando su invitación- las copias las podemos hacer de camino- añadió mientras recogía su capa y se la ponía sobre los hombros- vayamos juntos- respondió entonces a Celine- así podremos irnos poniendo deacuerdo sobre el caso ¿no creen?- tras alisarse la tela de la capa sonrió a sus compañeros- ¿Vamos?

- Suerte a todos damas y caballeros- se despidió finalmente del resto de sus compañeros mientras abandonaba la sala con Arkady y Celine.

Saqué mis gafas del ojal de la cazadora y me las puse, justo después de quitarlas el polvo, al salir de la sala con puerta de cristal. Lo hago ya como manía. Tanto las gafas como los cristales de los aparatos. Los limpio mas de lo que debería.
Jon me seguía a unos dos pasos de distancia y Céline iba a su derecha. Los pasillos de madera cuidada que daban a los ascensores estaban abarrotados. Se juntaban todos los de la sala y un montón de personas, casi todos con pinta de chupatintas y oficinistas de la agencia. Miré sutilmente el reloj y comprendí que debía ser hora del café. Me deje caer sobre la pared que estaba enfrente de los elevadores y crucé los brazos esperando mi turno pacientemente. Mis compañeros, se me hace duro decir esa palabra, seguían comentando la reunión. Se que había creado una situación tensa y que ninguno de los dos iba a decir nada durante el camino del tema pero si algo he aprendido durante los años es a hacerme respetar desde un principio. Un monarca español, no recuerdo su nombre, dijo una vez: "Puestos a elegir es mas seguro que te teman a que te amen". ¿Excesivo? Quizá.

Los ascensores siguen engullendo y escupiendo a gente. Su reducido tamaño son la principal causa de la espera, no son muy grandes, ni la zona en la que nos encontramos tampoco.
De repente reparo en una mujer. Será algo mas joven que yo, unos 6 o 7 años. Lleva un traje de dos piezas color oliva y una camisa blanca. El pelo largo y ligeramente rizado se balancea por su pecho. Con un delicado gesto se lo aparta y la melena cae hacia atrás rebotandole los tirabuzones en su espalda. Lleva una carpeta en la mano y no puedo ver si lleva anillo. Tiene un cierto color moreno lo que me hace suponer que no se pasa el día encerrada aquí. La joyería es sobria pero elegante sobretodo el collar de perlas irregulares que parece bastante real. Sé que me ha visto. Entra en el ascensor que tengo delante y me dedica una mínima sonrisa antes de que se cierren las puertas del aparato, que respondo con una mueca similar a la suya. Mi mínima expresión facial y mis gafas de sol me han salvado de que nadie me vea mirarla. Analizo demasiado a la gente. Y quizá eso me impida tener una relación social duradera. Tampoco es que la necesite demasiado. Pero supongo que no puedo dedicarme toda mi vida al trabajo.

Ya abajo, soy el primero en salir para sujetarle la puerta a Jon y Céline. Mi pequeña /mashina/ está esperándome casi enfrente de la puerta del edificio. Abro la puerta y retraigo el asiento del copiloto para que la joven entre detrás.

-Ponte tu delante que tendrás más sitio le digo a Jon.

Afortunadamente mi coche está limpio a excepción de 3 o 4 vasos de café vacíos. Me digo a mi mismo mirando todos los posa-vasos del coche ocupados.

Giro por delante del coche y antes de sentarme miro por encima del techo del coche a los que salen del edificio. Eduardo y Otomo salen por la puerta justo cuando meto la cabeza en el coche.

Sandara observa divertida el pequeño desafío lanzado por George, parecía que le hacía gracia el entusiasmo de este. También mira al ruso como examinándole un poco ya que está más seria cuando este dice lo de los apellidos, parece que susurra algo que solo quien este a su lado puede escuchar:

- Y porque está siempre enfadado? ¿Y porque actúa como si yo no existiera?

Ante la disculpa de Eduardo le señala con el dedo y al principio en un tono como riñéndole pero que en seguida cambia a una sonrisa y uno en broma dice:

- Muy bien te lo perdono, pero para la próxima me encargaré de que me regales algo como compensación.

Cuando todos empiezan a marcharse se despide con la mano y una amplia sonrisa mie tras dice:

- Animo y suerte a todos ahí fuera... seguro que viene bien.

-Gracias Sandy... y lo lamento -le guiñé un ojo-.  Pero Sandy te queda.

Me fui con Janice a su escritorio para estudiar más detenidamente el dossier del caso antes de irnos.

Antes de marcharse de la agencia, Céline se giró sonriente hacia sus compañeros. 

- Suerte a todos con sus casos, nos vemos.- Dijo antes de girarse hacia Sanda y hacerle un gesto de despedida con la mano- Hasta pronto, Sandara, ten un buen día, gracias por todo. 

Dicho lo cual, se apresuró a salir tras sus compañeros, Iulianov se había adelantado, pero por supuesto, el señor Pertwee la esperaba caballeros y amablemente para no dejarla atrás. Ella le agradeció la deferencia con una leve inclinación de la cabeza mientras ambos echaban a andar juntos tras el ruso que avanzaba callado y serio. 

- Oh, señor Pertwee, espero no parecerle impertinente ni pesada, pero tengo que decirle que de verdad me encanta su estilismo.- "Estilismo" era una palabra que usaba mucho su madre, reprimió una ligera mueca antes de seguir hablando.- Tiene un gusto excelente para la ropa, es usted muy elegante. Supongo que se lo habrán dicho a menudo. 

Céline sonrió admirada por lo bien que le quedaba la capa a aquel peculiar hombre. Nunca había conocido a nadie como él, parecía salido de alguna novela de detectives, o de vampiros... O de detectives vampiros. ¡Y ella iba a trabajar con él! Menudo honor, porque además debía ser un hombre inteligente además de hábil. Seguro que aprendería mucho a su lado. Tan solo esperaba no parecer una cría torpona. Se esmeraría todo cuanto pudiese en aquel caso para impresionar al que ya prácticamente consideraba su mentor.

Mientras entraban en el ascensor, la chica quiso preguntarle muchas cosas, pero se dijo a sí misma que era mejor no avasallar con preguntas personales a alguien a quien acababa de conocer. No creía que Jon fuese de Nueva York, parecía más inglés... Céline sentía gran curiosidad por la vida de aquel hombre. Seguro que tenía increíbles historias que contar. 

Cuando llegaron al que parecía ser el coche de Iulianov, aceptó sin rechistar pasarse al asiento trasero mientras que ellos irían delante. Se acurrucó en el medio del asiento y esperó a que se pusieran en marcha disfrutando a tope de aquella emocionante situación totalmente novedosa en su hasta ahora aburrida y monótona vida de estudiante.

Prefería mantenerme en silencio por el momento, no conocía a aquella gente y consideraba que era mejor observarlos antes de entablar cualquier tipo de conversación intrascendente, pero dejé de hacerlo en el momento en que Sandara, la risueña secretaria de la agencia, comenzó a repartir los distintos casos.

No podía negar que se me hacía difícil decidirme por uno en concreto, ya que había un par de ellos la mar de interesantes, pero apenas tuve tiempo de abrir la boca para ofrecerme cuando la mayoría de ellos quedaron escogidos por mis compañeros, quedando precisamente uno de los que menos me llamaban la atención... el robo, aunque tenía que reconocer que mi flamante nuevo compañero tenía razón en que una ayuda informática no estaría nada mal.

Me quedé observando al hombre con el que compartiría aquel primer caso, frunciendo el ceño en un intento por recordar su nombre... Dean... Sí, Dean Scott, y eso ceño fruncido se acentuó aún más al ver su comportamiento, no sólo por la estupidez que acababa de hacer dejando caer la taza de café al lado de la oriental, sino también por su pequeño rifirrafe con el ruso. Fue a este último al que dirigí mi mirada, intentando descifrar algo de su personalidad tras toda esa capa de frialdad tan propia, o eso creía yo, de su país de origen. Se me escapó una leve sonrisa de medio lado al escuchar la reprimenda que le dirigía a mi nuevo compañero, dejándole bien claro que esas actitudes tan infantiles no iban con él. Y desde luego no era el único que opinaba lo mismo.

De todas formas era mi nuevo compañero y sabía, por propia experiencia, que no había que fiarse de la primera impresión. Además lo importante era que fuera un buen investigador y responsable en su trabajo.

—Yo también tengo permiso de armas y... arma. —No era la que me habían dado cuando ingresé en el Departamento de Policía pero sí se podía decir que era una muy similar.

Agradecía a Sandara la identificación que nos daba antes de despedirme de los que ya se estaban yendo y me dirigí a una de las mesas para estudiar, junto a Dean, el caso asignado.

—Por cierto Dean, espero que hayas venido en coche porque yo tengo moto... y sólo un casco. —Le dediqué un atisbo de sonrisa con la que quería restar la posible dureza con la que pudieran haber sonado mis palabras.

Miré a mi nueva compañera, me puse los lentes y luego le mostré mi llave.

-Estoy igual que tú.  Yo manejo... A menos de que quieras que me aferre a tu cintura y no... lo que sentirás no será mi teléfono en mi bolsillo.

Le dediqué una guiñada... ¿Cuántas iban ya? Se me estaba haciendo tedioso hacer el papel de encantador-idiota, pero en una agencia llena de investigadores eso era mejor que estafador-espía corporativo-asesino ocasional.

El lugar elegido por Sandara estaba realmente cerca de las oficinas, tenía un buen ambiente, aunque había gente no habiz demasiada por lo que podrían estar sin muchos problemas. Sandara estaba sentada en una mesa bastante grande donde cabrían todos mirando una carta con toda clase de hamburguesas, sándwich, perritos y comida basura, en su mesa había también una jarra de cerveza de la que bebía de vez en cuando con ganas, la chica había decidido cambiarse de ropa y se había arreglado un poco más que con aquella camiseta que llevaba cuando la conocieron.

Ray condujo el coche hasta la fiesta y lo aparcó a pocos metros de la entrada del local. 

Por fuera, el sitio parecía el típico lugar de ambiente pseudo irlandés donde un grupo de policías irían después de una dura jornada a emborracharse y comer comida basura mientras se contaban sus penas. La verdad es que a lo largo de su vida había ido a sitios muy similares a aquel. Antaño le encantaban los lugares así, pero ahora que no bebía alcohol... Bueno, no le gustaban tanto.

   - Bueno, hemos llegado.- Comentó dramáticamente a sus compañeros.- Vamos a ver que se cuece dentro…-

Saliendo del coche, esperó a que Emily y Eduardo hicieran otro tanto, y entonces se dirigió hacia la entrada y entró dentro del local.

Cuando llegamos al local, aparqué cerca del coche de Ray. El local desde fuera tenía buena pinta, el típico pub tradicional irlandés. Salí del coche y me junté con el resto del grupo -Seguro que hay buen ambiente Ray- le respondí animado.

Primero entró Ray en el pub, yo me quede sujetando la puerta a Emily, por ser educado. Cuando ella entró, yo la seguí.

Cuando comienza a llegar la gente Sandara se pone de pie y animadamente con la mano dice:

- Hey estoy aquí... Pues sí que habéis tardado en venir... Uff que caretos que me traéis... ¿qué tal os ha ido por ahí investigando? Ummm vosotros estáis con lo de la banda ¿No?