Partida Rol por web

Sadrik notaba que el peligro se avecinaba. La energía arcana dolía al concentrarse en las yemas de sus dedos deseando ser liberada...

Travok y Clevor suman fuerzas para mover la estatua mencionada por el señor de la guerra. Hombro con hombro consiguen hacer tambalear la estatua de piedra que cae finalmente al suelo. La nieve amortigua el impacto pero aún así la capa de hielo que la cubría se rompe por varios sitios. 

La estatua permanece en el suelo, inerte...

¡Bravo, muchachos! Se burló el pícaro.

El enano resoplo y se puso bien las mangas mientras miraba al humano que se burlaba de ellos.

No deberias burlarte tan abiertamente muchacho. La idea era buena, quizas el metodo no tanto, pero al menos hemos hecho algo... y tu mientras que hacias? 

El enano se coloco bien los pertrecho y dio una palmada a Clevor.

Está claro que en el campo de batalla careces de experiencia, Sombra. Podrías al menos demostrar la razón por la cual el gremio te ha enviado, tu habilidad para encontrar una entrada a la torre. Continuó el humano luego de lo que Travok le respondiera al pícaro.

Luego avanzó caminando junto a la fila de estátuas hasta el final, mirándolas, esperando que algo sucediera.

El gnomo observó el resultado del esfuerzo de sus compañeros. Apuntaba con su cetro por si ocurría algo y parece que la estatua se rompió. Igual no todas eran homúnculos despues de todo. Arrugó la nariz y sus cejas.

- Va a ser una faena cargarnos todas esas estatuas - intervino tratando de resultar impertinente - Tendría que ser de una en una pues carezco de fuerza necesaria.

Kellom está seguro de que las estatuas son peligrosas, o voto por romper alguna a ver si por dentro son de piedra o de carne.

Y diciendo esto Sadrik lanzó un misil mágico directo al ojo de la estatua que yacía en el suelo.

- ¡Quietos! - grita el gnomo - dejadme concentrarme y os diré las estatuas que no lo son.

El gnomo trató de concentrarse para visualizar que estatuas.

Sadrik libera un proyectil mágico contra la estatua que Clevor y Travok han derribado. El proyectil impacta en la testa de la estatua y fractura parte de la piedra, haciendo que salten pequeños cascotes, pero no ocurre nada más.

Sombra continuaba mirando la escena y gesticuló llevandose la palma de la mano a la cara ante la acción del impaciente Sadrik. A continuación se dirigio a Kellom - Y bien, gnomo gritón ¿Cuales son las estatuas que no son tal?

- ¡Tú, malcarado, ten paciencia y calla! - responde el brujo féerico.
Comienza a concentrarse y se coloca junto a una estatua cercana. Lo señala con el cetro y asiente con un gesto casi solemne. Sus compañeros están pendientes en él, no debía fallar. Debía demostrar que era útil para el Gremio y quería demostrar sus habilidades. No podía fallar.
- Ahora lo veo con claridad, noto un aura diferente en cuatro de ellas - vuelve a asentir y retirándose un poco señala una de las estatuas - Sugiero que destruyamos las cuatro pero de uno en uno

Sombra se coloca detras de la estatua, espada en mano, agarra la empuñadura con ambas manos, sosteniendo de esta forma la espada en posicion vertical hacia abajo contra la espalda de la estatua. "Que alguien golpee frontalmente, yo estaré preparado para asestar un golpe por la espalda"

Bueno, vamos al lio, que se me congela hasta la barba, en cuanto esteis listo le doy un toque a distancia. Si no funciona, podemos hacer lo mismo que antes, Maese Clevor, pero dandole efecto domino, quizas no sirva de nada, pero el espectaculo tiene que ser grandioso, ja ja.

Dicho esto, el enano se mueve al lado de Kellon  y se prepara para darle un toque con su alabarda, que ya que no tiene que estar pegado a la estatua para poder darle.

Con un leve asentimiento a las palabras del enano, Clevor se puso en posición de combate; escudo al frente y la espada lista para golpear.

El golpe de Travok con su alabarda hace que la capa de hielo se descascarille allí donde ha impactado. Durante un par de eternos segundos parece no suceder nada en absoluto, pero finalmente, un destello surge de los ojos de la estatua y ésta empieza temblar y a revolverse, mientras la capa de hielo que la cubre se rompe y un rugido infernal os hiela la sangre.

La estatua vuelve a la vida con intención de abalanzarse sobre su agresor. Pero no solo eso, más gritos parecidos al de la estatua recién despertada van surgiendo, generando una espantosa cacofonía, y otras tres estatuas se libran de su yugo helado.

Grrrrrr - Gruñó Sombra mientras intentaba hundir su espada en la espalda de la criatura.

Cuando los homúnculos despertaron, Clevor apuró a Travok con un movimiento de cabeza para que se cubriera a Kellom sin pensarlo.