Partida Rol por web

Los dos goblins restantes se habían puesto a la fuga y rápidamente los habíais interceptado. Uno ya había caído bajo vuestros ataques y el otro todavía permanecía en pie, muy mal herido, con la respiración agitada y las heridas sangrando. Clevor y Sombra consiguen pisarle los talones al goblin, pero éste continúa su carrera frenético, huyendo de los enemigos antes de que acaben con su patética vida.

Haciendo justicia a sus palabras, el señor de la guerra no perdonó el hecho de que su enemigo no pretendiera girarse para cuidar su flanco de la pesada espada de Torm. Las palabras del humano lo habían hecho titubear por una fracción de segundo, lo cual fue aprovechado por Clevor para golpearlo en la parte de atrás del cráneo, haciéndolo caer de rodillas. Mientras chillaba, se acercó colocándole la espada entre la clavícula y el hombro; Muere, por Torm habló como si estuviera pasando una sentencia al tiempo que empujaba hacia abajo con ambas manos. La hoja se hundió casi hasta la cruz, enviando al desgraciado ser al juicio de Kélemvor.

El golpe certero de Clevor pone punto y final a la vida del último goblin, así como al combate.

Tras la adrenalina del combate, volvéis a ser conscientes del lugar en el que estáis. En mitad del bosque, con el frío azotandoos la cara y el hedor de los goblins a vuestro alrededor.

Un examen concienzudo de los cadáveres os reporta unas cuantas piezas de oro, varias pociones de sanación y el cetro del goblin maldecidor, un cilindro de madera con inscripciones rúnicas que lleva en su extremo superior una pequeña calavera. En la cuenca de los ojos de la calavera hay engarzados dos rubíes a modo de ojos. El cetro desprende un aura mágica.

Bien caballeros, hemos salido victorioso de esta "emboscada" que se olía a distancia, mas por la peste de estas criaturas. Pega una patada al cuerpo que tiene cerca.
Retomar el aliento y mirar lo que llevan equipado, ese de allí que parece el líder seguro que lleva algo que nos puede servir. No hay deshonor en adquirir lo que valientemente habéis conseguido en el campo de batalla. A parte de ser consciente que vivís un poco mas para servir con orgullo a Moradin en una hazaña sin paragón que es vuestra vida, tomar mentalidad lo que habéis aprendido en la dura lección que es la guerra, pues esta lección difícil de digerir para algunos es la que separa los héroes de las personas comunes, y por la barba de mi tía Petunia, este enano se se junta con gente cualquiera. Si necesitáis algunos las palabras de obras milagrosa de mis Señor Moradin, pedirlo, pero también he de dar gracias al Grande por permitirme ser una faro de su obra en la tierra que pisamos.
Por cierto, esto que lleva esta criatura rezuma magia.... mientras descansáis, alguien puede estudiarlo? Yo mientras rezo a Moradin, tendré un ojo avizor. No temáis El enano se coloca los brazos en jarra y contempla el campo de batalla y a sus compañeros con una sonrisa. Que bueno es ser un Enano, Moradin, y vivir para esto.... que bueno seria tener una jarra de cerveza... y una pata de cerdo... y una enana robusta entre....

- Maese Travok, yo tomaré ese cetro para observarlo.
El gnomo se sienta en una roca para observar el objeto. Se sentía agotado se sentía un inútil. Apenas había podido alcanzar el enemigo, de no ser por sus compañeros tendrían un problema con esos goblins, no había estado a la altura de las circunstancias. Tratando de alejar esos nefastos pensamientos se concentra el el objeto mágico que sostiene entre las manos. Estudia con el tacto y sus ojos el objeto de excelente manufactura.

Kellom estudia con detenimiento el cetro de aspecto refinado a la par que macabro y no tarda ni cinco minutos en desentrañar la oscura magia que posee. El encantamiento es uno de los más codiciados por sus colegas de profesión, pues ayuda a esparcir la maldición entre las filas enemigas como una plaga que echa a perder los cultivos sanos.

Los ojos del gnomo se enarcan a medida que va estudiando el artilugio.
- Sí, sí - se mesó la pequeña mata de pelos rojizos que pueblan su barbilla abriendo los ojos - este objeto realmente es interesante, ¿puedo quedármelo?

El enano mira con ojos serios al gnomo.
Después que has comentado las habilidades inusuales del objetos, creo que seria una buena cachiporra para mi.... Que no, pequeño bribón, veo que los dioses te sonríe, si Maese Clevor no tiene nada encontrar así como los demás compañeros, por mi es tuyo, no hay mejor manos que las tuyas para sacar el máximo provecho de esa arma. Eso si, a cambio tendrás que invitar cuando salgamos de esta a una ronda de jarra de cerveza y a mi la cantidad suficiente que no me acuerde de como me llamo. Golpea su barriga con su gran mano Y te va a costar, ja, ja, ja.

Sadrik miró con muchísimo interés el cetro maldecidor pero, obviamente, después de su letárgica actuación en la escaramuza no se atrevió a disputárselo a Kellom.

Un poco apesadumbrado se sentó y, mientras esperaba la decisión del resto del grupo, cubrió el flechazo con un pañuelo de esquinas bordadas que, con su delicadeza, trajo a la mente del mago la calidez de las manos que tan recientemente se lo regalaron a modo de despedida.

Yo ya tengo una poción de curación -  dijo Sombra - así que los demas deberiais de coger las restantes. Travok, tu habilidad sanadora será muy apreciada para curar mis heridas antes de que reanudemos la marcha.

Clevor había dado la estocada final seguida de una profunda expiración, vaporosa y pesada. Lentamente se dedicó a asegurarse de que todos los cuerpos que yacían en el hielo y la nieve estaban realmente sin vida, y ayudando a juntar todo lo de valor que poseyeran.

Finalmente clavó la espada profundamente en el suelo y la utilizó de apoyo para su fiel escudo, el cual apoyó cuidadosamente dejando el blasón mirando el cielo. Corrió con el pie la escarcha en una piedra y se sentó buscando calor con su abrigo de piel. Las perforaciones de los virotes dejaban entrar pequeñas corrientes de aire por el abrigo que punzaban como lanzas. Aun así, el humano estaba haciendo lo posible por cubrir el sangrado de sus heridas y hacer volver el calor a sus miembros entumecidos.

Mientras observaba las muescas nuevas que marcaban su escudo, intervino en la conversación Creo certero decir que un objeto de tal naturaleza podría ser usado por Sadrik o Kellom, por lo que ellos deberían decidir quien lo será el portador del mismo.

Yo ya tengo una poción de curación -  dijo Sombra - así que los demas deberiais de coger las restantes. Travok, tu habilidad sanadora será muy apreciada para curar mis heridas antes de que reanudemos la marcha.

Sin mover la vista, respondió a Sombra Parece justo, sin embargo, la poción que posees la has comprado, por lo que considero que al no recibir poción del botín deberías recibir al hacer el reparto del dinero unas cuarenta piezas de oro, que es el precio al que hemos conseguido dicha comodidad en el pueblo.

Vamos a acabar con el mal que nos acecha primero, y luego amigo Clevor, haremos los números si es que regresamos con vida. - Le dijo el picaro, no sin cierto grado de sarcasmo en su discurso.

Sin duda rezare para que vuestras heridas sean cerradas por completo, pero debeis tener en cuenta que se necesita tiempo, y si disponemos de ello, por mi y creo que por Moradin, si esta de buen humor, no hay problema.

- Bueno haced lo que queráis - responde el gnomo con la cara lívida por el dolor de sus heridas.
Necesita las manos del enano, se sentía débil ahora que el fragor de la batalla había cesado.
- Pues me quedo con el cetro si no os importa y lo del reparto estaré de acuerdo con lo decidáis, yo he venido a cumplir la voluntad del gremio y el botín es secundario para mi.

Sadrik, sentado en el suelo, levantó una ceja mirando hacia el grupo.

- ¿Qué hacemos ahora? A algunos del grupo les vendría bien un descanso yo, por mi parte, no estoy demasiado cansado y creo que podría aguantar una escaramuza más.

Supongo que todos estamos cansados comentó Clevor mientras repartía pociones de curación entre sus compañeros pero no podemos ni pensar en dormir en esta zona helada tan cerca de nuestro objetivo, no sabemos cuantos de esos gobliniodes rondan por aquí.

Hizo una mueca, se frotó las manos y escupió en el suelo helado, parándose Vamos, hemos de llegar a torre cueste lo que cueste.

Si, al menos estaremos protegidos de esta s vientos helados. Venga, animo y a levantarse... por que se me olvida un licor fuerte para estas ocasiones.... y en las otras, ja ja ja