Partida Rol por web

Una magia capaz de tender una trampa así debe ser poderosa, ¡Mantened los ojos abiertos!

Sombra da el golpe que abre la batalla, hundiendo su espada hasta la empuñadura en la espalda del homunculo. El impacto abre una impresionante herida en la criatura, que se retuerce de dolor y se gira hacia su agresor, con los ojos encendidos por la rabia y el dolor.

Es verdad, perdonar, con esto de las 12 horas de curro se me olvido

Sombra continuó presionando su espada hacia el interior de la criatura, y una vez hundida hasta la empuñadura, tiró de esta circularmente hacia abajo, como si estuviera accionando una palanca, desgarrando huesos y tendones, o aquello que fuera lo que la estraña criatura alojaba en su interior. Espero un instante, confiando haber matado al ser.

Sombra sintio un flashback, como si ese instante lo hubiera vidido antes, mientras intentaba acabar con la criatura.

Sombra remata a la desdichada criatura, desgarrando la dura carne y esparciendo vísceras y sangre oscura que contrasta con el níveo suelo.

Sadrik quedó impresionado por la devastadora actuación de Sombra y solo acertó a lanzar un misil mágico al homúnculo que se encontraba más cerca.

Viendo como uno de los homúnculos caía descuartizado en el camino congelado, Clevor se adelantó con paso firme pero cuidadoso, a enfrentar uno de los oponentes que acababa de ser dañado por el mago Sadrik. Mientras avanzaba, comentó Travok, te necesito a mi lado para que no me flanqueen.

Los homúnculos reaccionan rápido a vuestros ataques y comienzan el asalto. El que está más cerca de la puerta de la torre bate sus alas de forma cómica y alza el vuelo para sobrepasar las otras estatuas que flanquean el camino de baldosas. Aterriza junto a Clevor y con una risa escalofriante, ambos homunculos rodean al humano y lanzan terribles dentelladas que chocan con su armadura y su escudo sin producir ningún daño al señor de la guerra.

La tercera criatura mira directamente a Travok y sus ojos se iluminan. El enano siente un punzante dolor de cabeza que le hace marearse unos segundos y apartar la vista. Cuando vuelve a mirar, el homúnculo ya no está. A continuación la criatura avanza unos pasos por el camino de baldosas heladas.

Maldita criatura, Donde se ha metido? Crees que eso puede parar un enano, te enseñare de lo que estamos hecho, me has escuchado criatura, por Moradin que hoy sera el ultimo dia que veras la luz de sol.

El ser habia escapado de la periferia de su vision, y no lo encontraba, pero si notaba que su amigo estaba en peligro, asi que se movio en pro de su ayuda para solo realizar un torpe movimiento que el ser logro esquivar sin dificultad.

Kellom apunta con su cetro al homúnculo que había asaltado la mente de Travok. Lo maldice y desata su magia feerica sobre la criatura.

Se quedó mirando al homúnculo mientras levantaba el vuelo batiendo frenéticamente sus pequeñas alas. Le recordó a un murciélago que se hubiera tragado un bloque de piedra y una sonrisa se dibujó en su cara.

Pero al ver el ataque que había sufrido Travok su sonrisa se heló en su cara. Sin pensarlo dos veces y deseando que Sombra bloqueara al homúnculo que se dirigía hacia Kellom, lanzar un misil mágico contra él.

Sombra vió el misil de Sadrik y decidió unirse a su ataque desde la retaguardia. Apunto con su ballesta de mano y disparó al mismo punto en el que el misil había hecho mella.

En cuanto Clevor estuvo a rango de los homúnculos, uno de ellos se movilizó usando sus correosas alas para acercarse rápidamente de un salto. Ambos aprovecharon la ventajosa posición para intentar morder al guerrero, atacando al mismo tiempo, pero su víctima no fue tal pues ya lo había previsto y usando calculados movimientos con el escudo y la espada los supo mantener a distancia prudencial. Ésto le dio tiempo suficiente a Travok para unirse a la refriega con su fiel alabarda.

Aprovechando el paso para atrás que habia dado uno de los homúculos para evitar una finta con el escudo, el humano cambió de posición, usando una de las técnicas tantas veces practicada en el patio de armas donde había crecido y se había formado. Era una técnica básica, sencilla de explicar pero solía traer problemas las primeras veces que se ejecutaba en un campo de batalla auténtico. Este cambio de posición era inesperado, brusco y solía sorprender a tanto guerreros experimentados como novatos que no fueran versados en las artes de la guerra de Cormyr. La técnica fue ejecutada perfectamente, la espada se hundió de manera limpia y dolorosa en el costado de la criatura, y el movimiento circular que la extrajo la desequilibró, dejándola a merced del alegre enano.
Continuando el movimiento, el cormyriano retrocedió cuidando su flanco con el escudo para colocarse en una posición más propicia y menos comprometida. Sin detener el momentum de su brillante espada, lanzó un tajo al otro enemigo, el corte lo hizo chillar e hizo que saltara sangre de su antebrazo. El señor de la guerra seguía con su semblante serio, pero era claro para quienes lo veian, por su porte y presencia, que aquél era el camino hacia la victoria.

Los homúnculos que están en combate cuerpo a cuerpo empiezan a revolotear con sus alas correosas. Uno retrocede para salir del alcance de Clevor y a continuación dirige su mirada contra el señor de la guerra que, astuto, aparta la mirada antes de que su rival pueda asaltar su mente.

Sombra no corre la misma suerte que su congénere. El homunculo al que ha disparado dirige su brillante mirada contra el pícaro y éste siente una punzada mental que le obliga a apartar la mirada. Se siente pesado, lento, torpe, y para su sorpresa, los enemigos han desaparecido de su vista.

El tercer homunculo que está cuerpo a cuerpo contra el enano descarga sus garras y penetra la dura coraza aunque se reduce a un simple arañazo.

Cuando el homúnculo intenta retroceder, el guerrero lo reta a combate singular con una furia divina. ¡enfréntame, cobarde! el grito de su garganta se ve acompañado de un brillo proveniente del blazón de su escudo. Quizá era el reflejo de la luz mortecina filtrada entre las pesadas nubes, sin embargo pareció quemar al homúnculo.

Aprovechando la Tactica planificado del Clevor, el enano golpea con su alabarda a las alas de la criatura empujandora hasta quedar secar de otra aliada suya. Cargado de rabia avanza en pro de ella sacando una de sus hachas de manos y se coloca entre las dos criatura. Gracias a la inspiracion del Clevor, que anima a golpear a sus adversarios dando todo de si, golpea de nuevo con su alabarda al mismo homunculo  y lanza un hacha al que tiene al lado, clavandose en el torso de la criatura.