Partida Rol por web

Por las barbas de mi Tia Petunia!!! Sombra, solo tenias que investigar, que has tocado o que has hecho? A las armas compañeros, al menos entraremos en calor de una forma u otra, ja ja ja.

Clevor esperaba atento pero con cierta tranquilidad, no tenida dudas de que el pícaro volvería con algo de información sobre lo que habitaba en el piso superior. Los gritos de auxilio y las detonaciones le provocaron un sobresalto, era algo inesperado y le desagradaba que no pudiesen haberlo previsto. Abrió los ojos como platos por unos momentos y volvió a fruncir el ceño Adelante Travok, hay que rescatar a Sombra exclamó el cormyriano sin ningún tipo de esperanza en la voz. Subir una escalera a un terreno desconocido era una decisión táctica fatal, eso lo inquietaba y le daba mala espina, pero la verdad era que había entrenado siempre con la mentalidad de ser flexible, de adaptar estrategias, de prever todas las respuestas del contrincante y saber antes como contrarestarlas. Tensó la mandíbula y sus nudillos se blanquearon cuando sus dedos apretaron el mango de la espada con fuerza. Esta será una batalla de la cual aprenderé...

¡Atacad! - Continuó gritando el pícaro, mientras se acercaba a su enemigo para intentar abatirlo cuerpo a cuerpo.

- Si... las elfas tienen la piel delicada y uniforme. Las humanas, depende, algunas tienen piel de elfo, otras de un tono marron que se vuelve verdoso en invierno cuando no les da el sol y otras tienen hasta granos rojos con pus en la punta, antes me iría con una hembra draconiana que con una humana con granos... aunque no se yo tampoco cómo funciona el aparato reproductor de los draconianos... ¿Será como el de las gallinas y lo hacen todo por el mismo agujero? Qué asco... casi prefiero una humana con granos, al fin y al cabo no son tantos... aunque alguna humana he visto con muchisimos granos... Bueno mejor granos que cloaca ¿no?

Sadrik ni siquiera oyó la explosiones, su capacidad de concentración era demasiado elevada para que unas simples explosiones lo sacasen de su bien amueblado mundo interior.

Sombra se lanza a la refriega, avisando a gritos a sus compañeros. El pícaro actúa rápido y, tras pillar por sorpresa y dañar a una de las figuras heladas, se acerca para intentar rematar a su adversario con un potente golpe. Pero la criatura permanece en pie tras el embate de Sombra, sin mostrar dolor por las heridas causadas en su cuerpo de hielo puro.

Un carámbano de hielo se estrella contra la pared y, cuando Sombra mira en la dirección por la que ha venido, descubre a dos nuevas criaturas que surgen de detrás de las estanterías. Una de ellas porta otro carámbano en sus manos que lanza de forma certera al pícaro, hiriéndolo en su pantorrilla, la otra arrastra por el suelo una pesada maza echa de hielo y se acerca por la parte sur de la sala hacia Sombra...

En ese momento del fuego azul de las chimeneas surgen más criaturas de hielo, pero menores en tamaño que las que ya había en la sala.

Distraído por lo que sucede a su alrededor, Sombra es golpeado por el oponente que tiene cuerpo a cuerpo. Éste le da un golpetazo con uno de sus brazos a las piernas del pícaro, envolviéndolo en una capa de hielo que le impide moverse del sitio, para después atizarle con la maza que porta en el otro brazo. Sombra nota cómo el frío intenso le entumece los músculos, mientras la fatiga y las heridas empiezan a pasar factura...

El gnomo sube deprisa las escaleras al escuchar la llamada de auxilio de Sombra. El panorama no pinta muy bien y decide atacar al enemigo más cercano, maldiciendolo primeramente, para después desatar una explosión de energía feerica sobre el enemigo.

Sombra tienes que salir de ahi.

El enano se apresuro con su alabarda en ristra pero aun lo tenia lejos a los enemigos para poder ayudarle.

Moradin darle fuerza al llamado sombra, en estos momentos de agonia y de pesar, darle una pocion de tu gracias, darle una parte de tu fuerza.

El cuerpo de Sombra empezo a brillar en un tono amarillo y parte de sus heridas empezaron a cerrarse. Volvio a enfocar Travok su simbolo y lo levanto hacia el techo.

Demuestra, oh Moradin, hasta donde llega tu ira a estos seres, que vean un vestigio de tu poder.

Un rayo de luz brillante salio del simbolo e impacto de una de las criaturas, al mismo tiempo Sombra podia moverse de nuevo.

Las explosiones habían liberado más guerreros en el piso de abajo y la situación arriba se volvió brutal. Rápidamente, un plan concebido de explorar e informar se había tornado en una batalla complicada, un posicionamiento táctico que requeriría del mayor sacrifico para poder prevalecer.

Clevor intentó observar y sacar la mejor opción táctica de ese infierno helado en el que se encontraban, sin embargo al terminar de subir el último peldaño lo recibió un ser completamente de hielo dispuesto a acabar con el calor de su cuerpo y su alma.

Moradin darle fuerza al llamado sombra, en estos momentos de agonia y de pesar, darle una pocion de tu gracias, darle una parte de tu fuerza.

Las palabras del devoto enano resonaron en la mente del guerrero... solamente saldrían de aquella situación con la ayuda de los dioses, o quedarían enterrados en una rígida tumba de hielo. A pesar de los músculos entumecidos, del frío punzante, del agotamiento de la dura jornada, aún el fuego del deber y de la entrega a su señor corría por su cuerpo. El tiempo se había detenido prácticamente, casi congelado como aquella torre, y el Cormyriano s ehabía hundido en los recuerdos de su juventud. Era un día soleado, que era aprovechado al máximo para entrenar desde que el gallo cantaba y el alba indicaba el comienzo de las labores. Sin embargo, el joven Clevor se levantaba antes, cuando aún el cielo era oscuro y el aire fresco de rocío, simplemente para visitar el templo de Torm y rezar. Allí estaba siempre Padre Taergo, un semielfo sacerdote de aquella iglesia, que parecía no descansar en su trabajo incesante. No recordaba cuántas veces habían hablado, pero si recordaba sus palabras "Podrás planear y tratar de sacar provecho de cada situación, pero finalmente la fuerza real detrás de tu brazo, la verdadera justicia, dependerá de la voluntad de Torm". Esa frase, corta y simple demarcaba una forma de vida, y calaba en Clevor más hondo de lo él mismo sospechaba. 

Su consciencia volvió a la vigilia, que era aquella torre donde el hielo cobraba vida a causa de alguna maldición, como los esqueletos que caminaban destruyéndolo todo. La fuerza divina guiada por la voluntad de Torm recorrió su brazo, qué elevándose, provocó que la hoja cayese sobre su enemigo. ¡Por Torm y Cormyr! El hielo saltó en escamas y virutas, el cuerpo gélido crujió y se quebró.

¡Sin cuartel, los dioses están de nuestro lado! exclamó el joven mientras se inflamaba llevando a los suyos a la victoria ¡Sadrik, quémalos con tu fuego!

Travok lanza un rayo de luz a una de las criaturas, que se desmorona en cascotes de hielo. Al bajar la guardia el guerrero de hielo que tiene a su lado lo golpea con su maza, pero el enano está ojo avizor y consigue zafarse del golpe con un movimiento rápido.

Clevor descarga un potente tajo con su espada en el enemigo que acaba de atacar a su compañero enano, quebrando buena parte de su estructura helada e inspirando a sus compañeros, que se sienten más seguros y con fuerzas renovadas para este combate.

La última de las criaturas heladas, la que estaba al fondo de la sala, se acerca con pasos pesados al atrio mientras dentados fragmentos de hielo se cristalizan a su alrededor de la nada. La criatura junta varios de esos fragmentos, creando un bloque que lanza hacia delante y explota en el aire. Una sacudida gélida azota a Clevor y Travok, que notan como sus movimientos se ven entorpecidos por la escarcha que empieza a acumularse en sus cuerpos.

El mago estaba aún sobresaltado por la emboscada. Al ver tantos monstruos de hielo aproximarse instintivamente de sus manos salió un fogonazo en direccion de los dos guerreros de hielo que se encontraban a su espalda.

De la mano derecha de Sadrik brotó una llamarada que pareció meterse por las cuencas oculares del guerrero de hielo...

Sombra intentó retroceder y evitar en la medida de lo posible ser flanqueado por el enemigo, prudentemente, sin perder de vista a sus adversarios retrocedio hacia la posición en la que se encontraban sus compañeros, dejo caer su espalda sobre la varandilla, mientras soltaba estocadas a diestro y siniestro.

Sombra, blandiendo su arma como si de un torbellino se tratase, termina por derrotar a los dos enemigos que lo estaban acosando, otorgándole unos segundos de respiro.

Pero ese respiro le dura poco, al igual que al resto de sus compañeros, cuando las criaturas más al fondo de la sala empiezan a materializar infinidad de cristales de hielo a su alrededor y, con un gesto que apunta al grupo, los cristales de hielo viajan describiendo una trayectoria mortal y empiezan a caer sobre el grupo de aventureros y sobre las criaturas de hielo que tienen cerca.

Cuando la tormenta de carámbanos pasa, el resto de criaturas comienzan su asalto. Una de las pequeñitas se encara con Clevor y golpea al humano, pero sin llegar a traspasar su armadura. La otra carga contra Sombra, aprovechando con el pícaro está debilitado, y le da un puñetazo en el estómago que le hace escupir sangre mientras nota cómo se le congelan las entrañas allí donde ha recibido el impacto. 
Desde el piso de abajo escucháis unos ruidos y podéis ver cómo, a los pies de las escaleras, han aparecido más criaturas de tamaño pequeño.

Aprovechando la distracción que los fragmentarios han creado, el que está entre Travok y Clevor enarbora su maza de hielo puro y golpea a Clevor en el hombro. Esquirlas de hielo saltan en la zona del impacto y dejan la armadura del señor de la guerra con una capa de hielo.