Partida Rol por web

Los ataques de los hombres de hielo estaban dejando magullados al grupo. Apunto a la criatura gelida que habia maldecido con la runa del dolor y lanzo un rayo, pero al parecer no hizo ni gesto alguno que hubiera sido impactado. Siguiendo las indicaciones del humano, se movio pasando cerca de ladron que estaba recibiendo de lo lindo y antes que se mentiera entre el mundo de las sombras, lanzo una maldicion a otro de los seres de hielo.

Lo cierto que gracias a su varita nuevo, logro hacer sucumbir al ser de hielo. Cuando este estallo en pedazo la varita empezo a brillar y unos rayos de color negro empezaron a salir de los resto del ser impactando en la cabeza de sus antiguos aliados y marcandose como si fuera a fuego, incluso salia el humo del encuentro del fuego y el hielo y su caracteristico sonido, las marcas del dolor.

El brujo hizo parte de su trabajo, ahora le tocaba a ello, la refuerzos vendrian enseguida. Elevo su simbolo sagrado y apunto al Fragmentario al lado de Clevor pero el saber que su vida y la de sus compañeros corrian un gran peligro le hizo fallo el tiro.

Sadrik, por las barbas de mi tia Petunia, muevete de la escalera, viene refuerzos desde abajo, dejame que el de un abrazo con mi fiel alabarda de bienvenida.

Las explosiones de fragmentos congelados se sucedieron una tras otra, díficilmente la armadura podría protegerlo más, su cuerpo estaba cada vez más débil, el calor se iba escapando poco a poco; los hechiceros a los que se enfrentaban los estaban usando como dianas de práctica. Tácticamente estaban en una gran desventaja, los dioses se estaban encargando de que su destino quedase enterrado en la nieve; al mismo tiempo, las explosiones que se habían escuchado en la planta baja estaban manifestándose como más elementales que pretendían acabar con sus vidas.

Es hora de hacer movimientos arriesgados...

¡Dispersaos! gritó el señor de la guerra intentando mantener la unidad del grupo mietnras sentía que su voz se desvanecía en el granizo ¡Sombra, adelante, no cejes!

Mientras gritaba, aún con el cuerpo entumecido y con gran dolor, Clevor dejó su flanco descubierto y se lanzó escaleras abajo, intentando recuperar el aliento para recibir a los que subian a su encuentro.

Kellom consigue derrotar a uno de los guerreros de hielo y aprovecha para esparcir su maldición a todos los enemigos cercanos.

El valiente enano erra en su plegaria para prender en llamas sagradas a una de las criaturas, pero consigue sobreponerse al efecto escalofriante que lo atenazaba, para volver a moverse con fluidez.

Por su parte, Clevor busca cortar el paso a los engendros helados que están en el piso de abajo y tienen intención de subir, descuidando sus defensas y la criatura aprovecha para asestarle un impacto en las costillas.

Una de las criaturas al norte de la sala crea otro carámbano de hielo y apunta a Sombra con él, pero el pícaro está hábil y ve venir el proyectil, apartándose de su trayectoria en el momento preciso.

Sadrik estaba desconcertado ante el avance de los guerreros de hielo. Sus ataques arrasaban con el grupo entero cada vez y el frío era insoportable.

En esta situación el mago hizo caso al enano y se apartó de la escalera, solo de pensar que tendría que bloquear con su cuerpo los ataques de estos poderosos guerreros le helaba la sangre (aún más, si cabe)

Tras ponerse al lado de Kellom lanzó un misil mágico al guerrero que había maldecido el brujo y uno más al guerrero que él mismo había intentado derretir con sus manos ardientes.

Sombra intentaba en vano retroceder pero sus piernas estaban cubiertas por un bloque de hielo, asi que preparo un ataque estudiado para que cuando el engendro helado atacara poder responder con una maniobra ofensiva.

Los proyectiles de Sadrik alcanzan a sus objetivos pero éstos no parecen sufrir demasiado por los golpes mágicos. Sombra por su parte destroza de un golpe certero a uno de los guerreros pequeños. 

Los lanzadores de carámbanos se mueven a toda prisa. El primero vuelve a cristalizar un buen número de fragmentos de hielo que lanza contra el grupo a modo de lluvia mortal. Esta vez los carámbanos aciertan a los aventureros, clavándose en sus cuerpos y derramando su sangre.

El otro lanzador de carámbanos crea un solo fragmento de hielo bastante afilado y apunta al tifling. El fragmento de hielo sale disparado a gran velocidad y se incrusta en el pecho de Sadrik, atravesándo su cuerpo y dejándolo clavado en la pared mientras su aliento y su vida comienzan a extinguirse en aquel infierno helado...

Desde el piso de abajo comienzan a subir más guerreros de hielo, del tamaño de los más pequeños. Clevor corta el paso a dos que suben por la escalera derecha mientras que los de la escalera izquierda consiguen llegar arriba. Aprovechando la invasión, el guerrero helado de menor tamaño que hay cerca de Clevor y Travok, se escurre detrás del enano e intenta golpearle, pero no logra encontrar el hueco necesario para penetrar la armadura de Travok.

En un abrir y cerrar de ojos todo se habia vuelto en su contra. El mago parecia querer acabar con los que causaban tanto daño a pellizco y para el colmo, ya tenia aqui los refuerzos. La intervencion del mago habia sido sutil hasta que cayo a causa de los daños, se notaba que eran gente joven que necesitaba la experiencia y el calor de la batalla para aprender, pero el precio que debian de pagar por ello era demasiado caro.

Maltidos granizados, os costara mas aun acabar con un verdadero hijo de Moradin, este frio es como si fuera el verano en casa de mi tia Petunia. Por Moradin que acabare con todos vosotros.

Hizo un giro completo con su alabarda esperando impactar algunas de las criaturas y asi poder curar a su compañero caido, pero entre el frio que habia entumecido sus extremidades y el torpe ataque no logro alcanzar a sus enemigos.

Uno de los guerreros intentaba escapar de su alcance, sin embargo Torm no había abandonado por completo a Clevor, el cual castigó al ser de hielo con una luz incandescente que lo hizo estallar en mil pedazos.

El gnomo brujo realiza unos movimientos estudiados con su última adquisición, el Cetro de la Corrupción y maldice al Guerrero de Hielo más cercano. Sus manos se mueven con gracilidad y el cetro lanza un rayo féerico contra el mismo esperando acertar con maestría. Con una sonrisa en los labios Kellom se desplaza con suavidad dejando un halo oscuro a su paso.

El certero rayo feerico de Kellom, junto al poder de su maldición de brujo, destroza al guerrero de hielo, que se desmorona en fragmentos sobre el suelo.