Partida Rol por web

Sus compañeros parecían preocupados por el estado de Sombra, sin embargo el muchacho tenía más aguante de los que se pensaban. A pesar del sol y las heridas continúo luchando como un fiero guerrero. – ¡Sadrik!... ¡El arquero! –Pidió ayuda al hechicero con la esperanza de no acabar la batalla  hecho un acerico.

El grito de Sombra hizo reaccionar al mago.

Mientras veía a sus compañeros cruzar golpes con los no muertos Sadrik hizo un recuento de la cantidad de esqueletos que había derribado y se dio cuenta de que, si bien  no eran los enemigos más poderosos, su participación en la batalla tampoco había sido tan ridícula como pudo parecer en un primer momento.

Tomando conciencia de su propio poder el tiefling lanzó un misil mágico al último de los esqueletos arqueros que quedaba en pie. 

Un nuevo proyectil arcano lanzado por Sadrik fulmina al último de los esqueletos arqueros que ya tenía su arco tenso y preparado para disparar a Sombra. Por suerte el proyectil magico acaba con su patética no-vida antes de tiempo.

El pequeño gnomo fascinado se movió lo más rápidamente como sus piernas lo permitían. El grupo había despachado a los enemigos con gran precisión y coraje y Kellom se sentía desplazado.
- Dejarme a éste para mí - tenía que demostrar que también era valioso para no ser desplazado.
Movió su varita invocando magia féerica y lanzó una rayo sobre el esqueleto.

Con un certero rayo de pura energía feerica, Kellom hace estallar al último esqueleto en cientos de huesos, muchos de los cuales acaban pulverizados en el aire, al tiempo que la pesada armadura oxidada cae al suelo.

Desde detrás de un árbol, y con pinta de estar bastante mal herido, surge jadeante el chico que huía desesperado de los no-muertos. 
- Parece que al final Tymora me ha sonreído... - comenta con una sonrisa antes de desplomarse en el suelo inconsciente. La herida en su espalda es bastante grave y no para de manar sangre.

Sadrik se miró la herida que le había hecho el esqueleto con curiosidad, era la primera vez que recibía un tajo de estas dimensiones pero algo le decía que no iba a ser la última ni mucho menos. Algo le hacía sentirse bien, sentirse poderoso. Haber acabado con todos esos esqueletos usando su magia era algo de lo que estar orgulloso, todos los años pasados estudiando finalmente valdrían para algo. Ah y salvar al humano tambien esta bien.

Justo al pensar en el humano se percató de que no iba a durar mucho sangrando de esa manera.

- Amigo Travok, ¿podrías usar tus artes curativas sobre este humano? quizá tenga alguna información que nos pueda ser útil.

- Por supuesto Sadrik, pero antes hay que retomar energia, y comprobar que todos estamos bien.
Y dirige su mirada hacia Sombra
- Los dioses son no dudan en ayudar... pero tiene su tiempo. Mientras tanto, muchacho, ven, ya no hay peligro, descansa con nosotros y dignos porque te seguía esas horrendas criaturas

Clevor, quitó la flecha que había penetrado sus defensas con un gruñido, la herida había sido superficial, por lo que no le dedicó más tiempo. Cuando el campesino se acercó, respondió La diosa de la fortuna no ha tenido participación en esta hazaña, Torm y Moradín han hecho morder el polvo a los no-muertos. Mientras caminaba entre los restos decrépitos, revisando, comentó Es buena idea tomar un breve descanso, recuperar energías. El combate nos ha sido favorable pero ha costado caro mientras decía esto observaba como todos excepto el escurridizo gnomo exibían heridas.
Luego volvió a reunirse con el grupo, guardando en una bolsa los valores recogidos de los enemigos caidos para repartirlos al final de la misión, como era costumbre del gremio. Luego encaró al herido campesino Mi nombre es Clevor de Cormyr, estamos viajando en una misión representando El Gremio de la Espada y la Vara. mientras decía esto con su habitual tono serio y casi solemne, guardaba sus armas y le ofrecía ayudarle a parar el sangrado de la fea herida que sangraba en su espalda. Soy sobre todo un hombre de armas, pero haré lo posible por parar tu sangrado.

El brujo se acerca rápidamente para preocuparse por la salud de sus compañeros.
- ¿Estáis todos bien? - y a modo de disculpa añade: - perdonad he sido un poco lento con la magia estoy desentrenado.
El pequeño brujo se rasca la cabeza con un gesto distraído y añade tímidamente.
- Hay algo que me inquieta profundamente - interviene el gnomo sacudiéndose el polvo de sus pantalones - esos no muertos no han sido resucitados por una impía magia nigromántica, irradian pura energía féerica y eso no me parece normal. ¿Qué piensa maese Trevok como persona que lucha bajo el favor divino? ¿Has visto alguna vez magia féerica que revive muertos?

El chico continúa en el suelo, inconsciente, mientras su herida sigue abierta y manando sangre. De seguir así en cuestión de segundos terminará por desangrarse...

- Uhm... dice mientras se mece la barba.
- Cierto es que no es habitual este tipo de magia para levantar a los no-muertos, pero es magia al fin y acabo y es muy posible. Ahora entiendo el extraño brillo azul en sus ojos
Luego mira a lo chico moribundo.
- Por los dioses, queréis hacer algo para ayudar al chaval?
Estaba esperando que alguien reaccionara, si no, tendría que ser el.

Fuera férrico o nigromántico el origen de aquellos muertos vivientes era algo que ha Sombra no le importaba. El pensaba que una vez que una criatura había perecido, su alma debía de permanecer allí, en los dominios de la Reina Cuervo. Por otra parte, sentía lastima por el muchacho moribundo, y tenía la sensación de que todavía no le había llegado su hora. – ¡Por las plumas negras de la Reina! ¿Es que nadie tiene una pócima de curación para este muchacho?

Sadrik había leído sobre cómo sanar heridas, sin embargo, de leer a practicar hay un trecho.

No quería ser el primero en intentarlo, pero dado que nadie se decidía y que el humano se estaba muriendo tomó una parte de su túnica, que colgaba después del ataque del esqueleto e intentó vendar la herida lo mejor que pudo.

Sus manos volaron con maestría en lo que podemos llamar la suerte del principiante y la venda selló perfectamente la herida formando incluso un bonito diseño.

- Maldita sea, Sanar es un conocimiento que escapa a mi comprensión, haced algo que lo perdemos.

Kellom se sentía impotente ante la situación. El chico se moría y no podía hacer nada al respecto. Miró a sus compañeros esperando que alguien hiciera algo. Por fortuna ese ser extraño que los acompañara resultó ser un magnífico sanador, respiró aliviado.

Clevor dejó espacio para que el Tiefling ayudara al desgraciado que yacía moribundo a sus pies, observó como el hechicero trabajaba un tanto inseguro, pero con una habilidad evidente. Buen trabajo Sadrik, has salvado una vida, los dioses te serán favorables. 

Una vez que el hombre estuvo estabilizado, se volvió hacia Kellom ¿feérica? lejos está el poder divino de nuestros dioses de aquello, y creo que tu, Kellom, eres el indicado para descubrir la razón de aquello.