Partida Rol por web

¿A donde vamos compañeros? No veo claramente nuestras opciones de supervivencia...

- Yo vuelvo a decir que deberíamos intentar hablar con el tipo por las buenas sin jaleos...

Os bajais del vehículo, en las sombras... el lugar tiene solo una entrada evidente: el portón frontal custodiado por cuatro guardias. Es evidente, especialmente para Nixios y Tarkov, que no son improvisados sino profesionales.

Dos pequeñas ventanas con rejas se abren sobre el portón, ambas iluminadas. El único punto débil parece ser el pequeño anexo a oscuras. No parece dificil subir a su tejado y de allí buscar otra entrada al galpón.

Claro, aunque todavía dudan, y las palabras de Nixios lo reflejan: después de todo, no tienen nada contra este tal Virgil, solo es una pista... una conexión. 

Mientras esperan, un pequeño camión se detiene y dos de los guardias hacen bajar a la mujer que conduce. Una mujer muy, muy grande, ancha como dos hombres normales, y con unas simpáticas aunque sucias trenzas bajando por su nuca. La conversación es distendida, incluso los guardias ríen y comparten un cigarrillo con la mujer. Finalmente revisan la parte trasera; brevemente alcanzan a atisbar el contenido...

El arbitrador estira el cuello para intentar ver el contenido del camión de la mujer pero la sombra de la lona se lo impide.

Atento a todo, intento percibir si hay algun peligro cerca. Pero al parecer, no habia nada que resaltara en especial.

Cajas de madera... demasiado pequeñas para ser armas de gran calibre. No puedes distinguir las inscripciones, pero son muchas. Algo pequeño, redondo y rojo se cae hasta quedar contra la rueda del camión.  

13 trato de averigüar el contenido del vehiculo, pero al parecer sus sensores opticos estaban demasiado empañados.

Nixios intenta no llamar la atención y sin volverse a sus compañeros susurra: ¿Habéis visto eso rojo que se ha caído al lado de la rueda del camión?

Lo cierto es que no amigo mio... que podra ser... susurra Khar mientras trata de verlo mejor enfocando...

Se esfuerzan, pero está demasiado oscuro. Son cajas de madera, bastante bastas, de pequeñas dimensiones... 

Concentrándome a fondo examino mi entorno, focalizando mi sentido de la vista en todo lo evidente y no tan evidente, ajusto mis lentillas fotosensibles para captar la máxima luz y evitar así que las sombras me oculten algo, peor nada parece que destaque a mi escrutinio.

Mientras observan la puerta, intentando discernir el interior del camión y sin poder conjurar ninguna forma de acercarse, sienten un click! a sus espaldas.

Cuando se dan vuelta, dos tipos de malas trazas, pero armados hasta sendos rifles automáticos primitivos y con pinta de disfrutar el daño -ajeno-, les señalan hacia arriba levemente con los caños.

- Manitas arriba, y abajo del vehículo. Con cuidado...

Khar se prepara para bajar oteando a su alreredor por si hay mas tiradores. No tendria muchas oportunidades de escapar o vencer a estos malhechores sin provocar un alboroto...

Buenas noches caballeros, ¿No sabran por casualidad donde se encuentra la avenida de las efigies? Llebamos horas rondando por la ciudad y no logramos encontrar el camino de vuelta a nuestra morada, quizas nos podrian hechar una mano a cambio de un par de tronos.

Intento parecer lo mas inocente posible, poniendo cara de no saber que esta pasando. Lentamente salgo del vehiculo y me apoyo distraidamente en el coche, observandolos con atencion y esperando su respuesta.

Nixios levanta las manos al ver como los recién llegados les apuntan con los fusiles de asalto, al parecer han decidido que lo mejor es eliminar primero al conductor y no quiere darles la oportunidad quedándose sentado dentro. Baja con cuidado pero pegando la espalda al vehículo.

- Disculpen la broma de mi amigo, somos nuevos aquí y un contacto nos ha dicho que Virgil puede conseguirnos material.

Cuando siente que les estan apuntado el psiquico empieza a hacer rechinar sus dientes y a murmurar improperios y otras incoherencias que solo el puede entender.

- umummu... por que claro.. ñañañe... si solo fuera... unmunmm.. esos desgraciados...

Lo malo es que cuando baja del coche los murmullos parecen ir a mas haciendose ahora mas audibles.

-Y es que encima, cada uno da una version, y asi no hay quien nos tome enserio... -13 se quita la capucha mostrando los destartalados implantes oculares que antaño fueron unos ojos grises.- Pues no teneis ni la menor idea de a quien apuntais desgraciados... Si creis que os voy a entregar mi cerebro lo teneis claro... ¡Ni la menor idea!

Por suerte, con su enclenque cuerpo y sus erraticos movimientos mas que una amenaza, las declaraciones de 13 no parecian mas que los delirios de un loco... Lo cual era muy cierto.

 Salgo en silencio del coche con las manos en alto.

Los tipos os miran de arriba abajo, buscando armas y demás cosas. Su cacheo es rápido sin embargo, y notais con deleite que no tan exhaustivo como debería haber sido.

- Caminen, uno empuja a Nixios sin rudeza, pero con una mano firme que no deja dudas sobre la obligatoriedad de cumplir su orden. Nos encantan los clientes. Pero no nos gustan nada los que meten las narices en el negocio...

Los conducen hacia la puerta. Un muchacho delgado corre hacia el jeep a una señal de los guardias, y lo conduce dentro rápida y eficientemente.

El lugar es un galpón enorme, con unos 10 metros de alto, 30 de ancho y fácilmente un centenar de metros de largo. Sobre los laterales, dispuestos en tres pisos, se ven lo que parecen rudimentarias oficinas conectadas por escaleras. 

Casi toda la mitad lejana del galpón está llena de grandes cajas de madera, apiladas y colocadas de tal forma que queda solo un estrecho pasillo entre ellas. Delante de ellas se ven 4 camiones de medianas dimensiones. Varios hombres, media docena al menos, se mueven entre las cajas y los vehículos. 

Hay guardias en las pasarelas de las oficinas, en las alturas. Quienes se detienen a contarlos, notan 4 en las alturas del tercer piso, dos en la puerta del lado interior (más los dos del lado exterior), y el par que os acompaña. Otras personas también parecen llevar armas: pistolas al cinto, rifles destartalados, etc; aunque no se mueven con el aire de matones de primer nivel ni mucho menos.

Una docena de personas está vaciando, a unos diez metros de ustedes, el camión bajo la supervisión de la señora y un encorvado hombrecito. Ahora, con claridad, pueden ver que lo que el camión transportaba eran tomates.

- Aquí, gruñe el guardia, y los detiene. El muchacho que condujo el jeep hacia el interior baja de un salto y corre a hablar con el hombrecillo; este se da vuelta, los observa, y hace un gesto inconfundible con la mano: que esperen.