Partida Rol por web

Cuando llegáis al pueblo ya es mediodía por lo que la temperatura no es tan refrescante como por la mañana. Parece que el viento se ha detenido y deja en su lugar un día soleado, casi sin nubes. A pesar de eso, el contacto con el sol es agradable. Parece que la primavera ya ha llegado al lugar. El humo que aparece en las chimeneas de los distintos edificios da a indicar que las cocinas ya se están poniendo manos a la obra.

En el río hay varios barcos atracados, el agua corre tranquila por el lugar y la gente de la calle no os mira ni os saluda. Parecen acostumbrados a los extraños. Unos cuantos niños se aproximan a Zorpex, preguntándole si ha traído alguna baratija. Es bien conocido que la mayoría de gnomos son buhoneros, poseyendo la mayoría objetos mágicos de poco valor. La gente entra y sale de los establecimientos, parece que es común ver sonrisas en cada uno de los habitantes de esta calle principal.

- ¿ Y dónde es que dijo el grandullón que estaba esa taberna?- preguntó Zeki mirando alrededor, buscando el cartel de La Villa Sonriente. Un apropiado nombre, dada la actitud que veía en sus habitantes.

Bostezando de forma sonora como un jabalí, Khasar se tapó la vista un poco mirando hacia el cielo y haciendo una vista no muy compleja de la villa. Suspiró con relativa tranquilidad sabiendo que ya habían llegado y miró a sus compañeros.

- Será cuestión de mirar los edificios o quizá podamos preguntarle a alguien, incluso a esos niños. reía con una risa no muy sonora al ver a los niños creyéndose que Zorpex les iba a vender algo pero el semi-orco no tardó en volver a su semblante serio, quedándose pensativo por un momento mientras le dirigía algunas palabras a uno de los niños que estaba con Zorpex.

- Eh, chavalín. ¿Conoces la posada de la Pezuña Brillante o la taberna de la Villa Sonriente? luego volvió a mirar a su grupo. - Quizá Althaea encuentre fácil el salón de juegos. Del único sitio que tenemos constancia de donde está es el burdel, cerca de las murallas de la fortaleza. Enumeraba mentalmente todos los lugares mencionados por Floki, mesándose la barbilla.

- Supongo que habrá más sitios, será cuestión de mirar.

Zorpex se sentía reconfortado con el apacible y bucólico ambiente de la villa. Sin duda era el lugar adecuado para descansar y reponer fuerzas.

Cuando los niños se acercaron preguntándole por baratijas, el gnomo lamentó tener que chafarles su ilusión. Con más tiempo, y los materiales adecuados, podría haberles fabricado algún cachibache. Había aprendido unos cuantos trucos de mecánica observando a sus mayores.

-En otra ocasión quizá, pero me temo que ahora no tengo nada que ofreceros, pequeños.

Cuando oyó la voz de Khasar, el niño más grande pareció percatarse de que el gnomo no iba sólo. Al ver a Khasar pareció asombrarse pero una sonrisa apareció en su cara.

La pezuña brillante, sisisisisisi, me suena. - Asintió con ahínco conforme decía sus palabras. - Pero si quieres saber dónde está me tienes que dar diez monedas, ni una más ni una menos. O el gnomo se viene con nosotros durante la mitad del día. - pareció añadir al final, echando la vista atrás para mirar también a Zorpex.

Los otros cuatro niños que le acompañaban, bastante más pequeños que él, se arremolinaron a su espalda mientras dejaban escapar unas cuantas risitas. El mayor se irguió en toda su altura, a pesar de lo cual no le llegaba ni por encima del ombligo al semiorco mientras lo miraba desafiante.

Sin mucha dificultad ves que en el camino principal de la villa está la sala de juegos, llamada El Pasaje, imaginas que es la sala de juegos porque tiene una carta y un dado tallada en el tablero que cuelga. También ves la posada de La Pezuña Brillante, está a unos cincuenta metros del grupo.

Althaea inspiró un par de veces dejando que el olor a comida llenase sus pulmones, tras lo cual aquel lugar le pareció aún más acogedor. Ver que la gente seguía a lo suyo y que parecía haber un ambiente cordial hizo que se sintiese cómoda, aunque no lo reconocería.

- ¿Yo? ¿El salón de juegos? No sé por qué lo dices... -miró al cielo escurriendo el bulto, aunque con una sonrisa pícara en el rostro-. Pero creo que es mejor que vayamos el último día. Nos vendrá bien la tranquilidad del resto del lugar.

La mirada de la pelirroja se detuvo uno a uno en el grupete de niños que estaban intentando amenazarles. Instintivamente se llevó ambas manos a las tiras de la mochila, para asegurarse de que en esta no había ni el más mínimo movimiento.

- ¿Qué os hace pensar que no nos hacéis un favor llevándoos al gnomo?

Que a Zeki no le gustaban los niños no era ningún secreto. Por eso, cuando aquellos diablillos se les acercaron, ella agarrando bien sus pertenencias como vio hacer a la pícara, se agachó a aquel que se había dirigido a Zorpex.

- Esfumaos de aquí, pequeños estafadores- dijo de bastante mal humor, aunque sin gritar para no llamar la atención de toda la villa- La Pezuña Brillante está justo ahí- decía, señalando hacia donde ella ya había localizado el cartel de la posada y  mirando amenazadoramente al chico.

Se levantó y señaló hacia otro cartel:

- Y ahí está el salón de juegos- indicó a Althaea en un tono más amigable- El Pasaje.

A Zorpex le sorprendió el descaro de aquel jovencito.

-Al igual que tú disfutas de la compañía de tus amigos, yo también de los míos. No me gusta separarme de ellos a no ser que sea por una buena razón. Y mucho menos si me lo piden con chantaje. A ver, intentémoslo más educadamente. ¿Por qué deseas que vaya con vosotros durante medio día?, ¿tenéis algún problema?, ¿necesitáis ayuda?

El gnomo quiso darle una nueva oportunidad al muchacho, por si su interés en él escondía algún problema en la villa. Aunque lo más problable es que sólo fuese divertimento o travesuras, ya que su primera intención era sacarles unas monedas.

Mi padre me dijo que los gnomos dan buena suerte, igual me la podíais dar con los dados.- comentó mientras se sorbía los mocos. Seguía recto como un pasmarote, a pesar de la reprimenda de Zeki, o por lo menos intentaba aparentarlo.

Iban la mayoría vestidos con ropas típicas de campesino, no eran nuevas, de hecho parecía que la ropa que llevaba el niño que tenía la voz en el grupo había sido usada por otros chicos antes que él. Pero sí que parecían ropas resistentes. También estaban algo sucias.

El chico, al ver que no ibais a aflojar nada de dinero, se giró para perderse en la multitud. No sin antes mirar a Zeki y sacarle la lengua.

Efectivamente, cuando miráis a los lugares que os ha señalado Zeki, ahí están los locales. El Pasaje es una casa de tamaño grande, tiene sólo una planta y todo el edificio está hecho con tablones de madera. Por otra parte, La Pezuña Brillante es un edificio de piedra, de dos plantas y con musgo creciendo en las paredes más próximas a vosotros. Parece haber mucho jolgorio dentro de ambos lugares.

- Hemos llegado en plena hora de fiesta. se llevó las manos a las caderas.

- De momento creo que deberíamos hospedarnos en la posada, aunque no sé si tenéis algún objetivo principal a parte. luego se cruzó de brazos, el bullicio siempre se le hacía raro en comparación a lo que le gustaba el bosque, pero no era tan tonto como para rechazar placeres como una cama o licor, placeres urbanos.

Althaea soltó una carcajada al ver como Zeki perdía la paciencia con el chaval. Si hubiese durado un poco más, la pícara le habría enseñado algo de humildad con su baraja de cartas.

Cuando la tiefling le mostró la casa de apuestas, carraspeó.

- Voto por la posada, y después la taberna, claro. La casa de apuestas tendrá que esperar. No creo que queráis que nos echen nada más llegar... -bajó el tono de voz mientras señalaba con la cabeza la casa de apuestas. Aunque Althaea creía firmemente en sus habilidades, sabía que había una pequeña posibilidad de que algo saliera mal y la pillasen en pleno engaño así que, por ahora, prefería aprovechar el ambiente festivo y relajado del pueblo. Necesitaba realmente un respiro y para eso no había nada como buena música, comida y bebida.

Zorpex concluyó que no eran más que simples pilluelos. Lo dejó estar y continuó la marcha junto a sus compañeros.

-Estoy de acuerdo. Alquilemos algunas habitaciones, si es que tienen libres.

Zeki enseño los dientes al pequeñajo descarado cuando este le sacó la lengua. 

En vista de que estaban de acuerdo en empezar por la posada, tomó rumbo hacia allí.

Khasar llegó a la puerta de la posada de la Pezuña Brillante y abrió la puerta sin pensar demasiado en lo que encontraría detrás, una vez dentro de la misma, miró a su alrededor viendo a los paisanos beber, bailar o festejando de alguna manera mientras intentaba divisar con la vista la barra y al posadero.

Ya una vez lo encontró se acercó a él y posó las manos sobre la barra.

- Buenas, posadero. Hemos hecho un largo viaje y nos gustaría alquilar algunas habitaciones, si tienes, para cuatro. señalando hacia su espalda a Zeki, Althaea y Zorpex.

Cuando entráis en la posada ambiente os golpea, hace mucho más calor dentro de esta y el sonido de risas y gritos parecen formar parte de la decoración del lugar. Todo el mobiliario es de madera, parece de buena calidad, sobre todo la barra, la cual parece que está tan pulida que podría reflejar vuestras caras.

Detrás de esta se encuentra un semiorco que aparenta unos treinta y muchos años. Tiene una larga melena y exceptuando los bordes cercanos a las sienes que son blancos, toda es de color negro. Está limpiando una jarra con un paño, y aún detrás de él, justo encima de la puerta a lo que parece ser una cocina, hay una especie de pezuña de un animal que no lográis saber cuál es.

Los lugareños parecen felices, en un primer vistazo descubrís que los parroquianos están jugando también juegos de azar. Desde cartas a dados podéis encontrar en las diferentes mesas. Otras contienen una suculenta ración de caldo con trozos de carne y verdura en su interior que están empezando a ser devorados.

Ahora mismo tengo dos habitaciones, aunque deben habilitarlas ya que los anteriores huéspedes las dejaron hechas un asco. - comentó el semiorco mirándoos a cada uno de vosotros- Si queréis esperar mientras las preparan, mi mujer ha hecho un rancho buenísimo. También tiene un pastel de carne en el horno por si os animáis a probarlo. Mi nombre es Ogtbish, por cierto.

Cuando terminar, un humano sentado en un taburete cercano en la barra le hizo un gesto con la mano y este inmediatamente le rellenó otra vez la jarra de cerveza en uno de los toneles que tenía detrás.

- Yo soy Khasar, somos.. mercenarios de los Osos Negros. Por mi parte creo que dos habitaciones irán bien, no tenemos prisa así que puede tomárselo con calma. cuando habló sobre la comida a Khasar se le hicieron los ojos chiribitas como un cordero viendo hierba fresca.

- Hace tiempo que no comemos nada por derecho, así que por mi parte me encantaría probar algo de carne en condiciones. tocándose la barriga. - Voy a buscar una mesa para nosotros. y fue a buscar una mesa no muy grande para los cuatro que eran, si es que alguno no la había encontrado ya.

- Puede ir llenándome otra jarra de esas- dijo Zeki en referencia a la cerveza que estaba sirviendo al otro cliente.

Buscó por entre las mesas un lugar para poder comer y beber tranquilos .