Partida Rol por web

Echó un último vistazo a sus compañeros y les sonrió a modo de disculpa para luego centrarse de nuevo en el juego. Eran varios pero su orgullo de ladrona le decía que tenía que intentarlo. Si la atrapaban... bueno, ya vería cómo salir de ahí. En peores situaciones había estado... ¿no?

Y así pasa la siguiente hora en la posada de la pezuña brillante. Gente entra y sale mientras los parroquianos disfrutan de sus bebidas y comidas. Vosotros estáis entre ellos, y Ogtbish se dedica a rellenaros las jarras cuando se lo indicáis. Mientras estáis sentados alrededor de la mesa, veis cómo Althea se proclama ganadora de todas las partidas de cartas hasta desplumar a todos y cada uno de los de la mesa. Parecen verdaderamente sorprendidos de la suerte que está teniendo la chica pero en ningún momento han perdido la sonrisa del rostro.

Es un ambiente idílico y a pesar de que Ogtbish os dice que tenéis las habitaciones listas, parece que el lugar os llama a disfrutar con el resto de la gente del pueblo.

Khasar ya estaba algo achispado por el beber de las cervezas y el sabor de la carne, riendo a veces y dejando ver una faceta de él más urbana que la seria y salvaje cara que siempre tiene de cara a todos.

Parece que la suerte les sonreía al fin, después de todos los disgustos recientes, sobre todo a Althaea. Aunque, por lo que la conocía, ella era más de labrarse su propia suerte.

- Ha sido un placer -recogió sus ganancias, su jarra de cerveza y se levantó de la mesa, muy sonriente-. Pero no puedo abandonar por más tiempo a mis compañeros. Gracias por el buen rato. -Alzó de nuevo la jarra en honor a los hombres que acababa de dejar sin un oro y volvió junto a los Osos.

Normalmente cuando tenía suerte tenía mucha suerte y lo sabía, pero aún así justo cuando se sentó con sus compañeros no pudo evitar soltar un suspiro de alivio. Había sido muchísima potra.

- ¿Alguna novedad?

A pesar de tu actitud arisca, estás empezando a notar cómo el ambiente hace mella en ti. Te pica la curiosidad por jugar una partida de cartas o de dados de las múltiples que tienes a tu alrededor. Es algo que está pasando por tu cabeza de manera continua, cada vez más

En tu cabeza la idea de jugar una partida a uno de los múltiples juegos se vuelve mucho más atractiva con el paso del tiempo. Parece que la gente se lo está pasando muy bien a tu alrededor

No sucede nada, te encuentras perfectamente.

Khasar bostezó cuantiosamente ya con las mejillas más verdes que lo normal y con la panza hinchada de comer.

- Bleh, no.. todo parece que sigue un curso normal, la gente está feliz y no le preocupa la posible guerra que se cierna sobre ellos, hay que celebrar. levantando de nuevo su jarra como nostálgico mirando a Althaea cuando llega.

- ¿Qué, que has ganado? Llegamos pisando fuerte. Ya solo falta que Zeki o Zorpex descubran algo en referencia a sus.. mueve los dedos como quien hace un "truco de magia" ya que él no tiene ni idea. - Rayos, y fuegos.

Sacó las monedas de oro que ganó y se las mostró a Khasar con una sonrisa de oreja a oreja, más que orgullosa de su logro. Luego se las volvió a guardar.

- ¿Guerra? -Se sentó en la mesa de nuevo junto a sus compañeros. Con aquella pregunta estaba claro que Althaea pensaba que con el ambiente de la ciudad no parecía que pudiese haber ningún tipo de altercado serio próximamente.- Entiendo que hay que disfrutar del momento pero si eso cierto no deberían estar tan... así.

Aunque en un primer momento Zorpex hizo un ademán de dirigirse a las habitaciones que ya estaban listas, se detuvo un instante y echó un último vistazo a las mesas mientras se mesaba el bigote.

¿Y si...?-susurró, casi como un pensamiento dicho en voz alta.

El gnomo se aproximó a otra de las mesas de juego y se quedó mirando un rato.

En dicha mesa se encontraban varios aldeanos lanzando dados de seis caras. Parecían disfrutar y reírse con cada comentario, aunque fuera mínimo. En cierto momento cuando uno sacó tres dados con un cuatro en cada cara se levantó celebrando su victoria. El juego era también dentro de la península de los gigantes y se llamaba Farkle, así que seguro que le sonaría al gnomo que observaba la partida tan interesado.

¿Quieres jugar una ronda? - preguntó uno de los aldeanos notando la mirada del gnomo.

A su vez, ahora que os habéis acostumbrado al ambiente de la taberna os fijáis en una mujer de piel negra con ropas oscuras y marcas rojas pintadas en la cara. Destaca en el lugar por tener una actitud sombría, una actitud que no pega con el ambiente festivo que hay en Villa Arroyo. De hecho vuestros ojos se han encontrado en ciertos momentos y al que más ha mantenido la mirada ha sido a Khasar.

Zeki vio como Zorpex se acercaba también a una de las mesas. No supo si por la alegría que le procuraba la cerveza, o por haber visto a Althaea ganar la partida, la hechicera también se animó y se acercó a compartir el juego.

El semi-orco giraba la cabeza continuamente de lado a lado mirando a la gente feliz, perdido en el ruido y la vista sobre sus compañeros yendo hacia las mesas, al principio de la velada no se había interesado por la mirada de la mujer de marcas en el rostro, pero dadas las coincidencias seguidas en sus miradas encontrándose Khasar acabó por mantenerle la mirada y escudriñándola con la misma.

Le dio algunos sorbos a su jarra. - Ey, Althaea.. ¿Ves a esa chica de allí? no la señaló ni nada, simplemente miró de reojo a Althaea y luego le hizo un gesto con la barbilla en dirección a la mujer de las marcas en su rostro.

-Eeee...-el gnomo pareció pensarse la oferta de aquel tipo-. No, gracias caballero. De momento me abstengo. Quizá otro día.

Había varias cosas que le extrañaban de todo aquello, y Zorpex comenzó a inquietarse. ¿Y si aquí estaba ocurriendo algo que tenía relación con lo que les sucedía a los bandidos y sus sonrisas antinaturales?. A la mente del mago le volvió la teoría de que hubiese alguna especie de maldición o hechizo detrás.

-Quizá me estoy volviendo paranoico, pero hay algo que no me encaja en todo esto. Lo siento extraño, como aquellas risas de los bandidos. Es más... puede que me esté empezando a afectar a mí también-compartió con Zeki, en voz baja, cuando se acercó.

El mago quiso confesarlo a sus compañeros por si su teoría era cierta y acababa víctima del influjo de aquello que estuviese afectando a estas gentes.

Fue entonces cuando se percató de la mujer de piel oscura que no encajaba en todo aquel paisaje de alborozo y diversión.

-Mira. Creo que deberíamos tratar de hablar con ella. Parece ajena a lo que sucede aquí.