Partida Rol por web

Mike saludó a Boris con la cabeza. -¿Estáis todos bien no?- Preguntó. -Pasa y sírvete, aquí hay un buen arsenal. Yo voy a subir para vigilar el encuentro.- 

Acto seguido Mike, tal y como le había pedido su superior, se colocó en las ventanas que daban hacia el pabellón donde se refugiaban los alemanes sobrevivientes, desde ahí tenía cobertura y campo suficiente para vigilar la reunió y que Walter no corriera peligro.

Evitó mirar demasiado la carnicería que había provocado, aquel montón de cadáveres acabaría quitándole horas de sueño pero ahora su trabajo era vigilar las espaldas del jefe.

No tenía ni puta idea, si es que el alcohol que me dieron en la base junto al resto del equipo era solo agua, o vete a saber que. Igual es que las heridas eran fantásticas, como al parecer lo era todo lo que nos rodeaba. El caso es que no noté un carajo de mejoría cuando me las curé.

En fin... vaya mierda - pensé, mientras me acercaba a Franklyn. Las suyas si que eran jodidas. Lástima no tener al doctor a mano, sus conocimientos nos eran más que precisos en este momento. Aparté un mechón de su rostro, que se estaba volviendo ceniciento por momentos y le susurré...

Venga, Lieber, ya está bien de hacerse el dormido... bueno... descansa un par de minutos y al lío, aun tenemos mucho mono que neutralizar.

Y tras darle una cariñosa cachetada me dirigí hacia la torre noreste.

Tíos, voy a subirme ahí arriba. El boche sigue allí, a ver que le puedo rapiñar, y de paso cubro esta zona, ¿ok?

- Sturmbannführer Rheingold, al comando del campo de trabajo Oldingham. ¿Cuál es su rango?  – pregunta y en sus palabras se nota el disgusto por no saber con quién está hablando.

-Su inglés es excelente, Herr Rheingold -responde Walter con su mejor dicción "eastern" sopesando sus palabras. Es evidente que no puede competir con la trayectoria militar del comandante del campo, a juzgar por su aspecto. No cree que haya perdido el brazo jugando al polo. Y desde luego, en rango tampoco, así que decide tirar de conciencia de clase. Adopta el mismo tono que utilizaba en casa o cuando trataba con las más ricas familias de la costa este.

-Walter Patrick Sanderson, cabo médico -continúa en un muy buen alemán-. Su aguerrida defensa ha terminado con nuestro oficial al mando -miente Walter pensando en la explosión que, aparentemente, acabó con Ocon. Una media mentira, al menos, uno de los suyos ha caído-. Soy el siguiente en el escalafón.

Sin dejar tiempo a que reaccione, continúa en alemán.

-No deseo que se pierdan más vidas, Herr Rheingold. Su posición, me temo, es insostenible. Han hecho todo lo humanamente posible. Les garantizo personalmente el trato apropiado.

Quedo con el herido, para que no fuera a, estando solo, sucederle algo. Le acomodo la cabeza, y procuro taparlo, lo mejor que puedo, para que el frio tampoco le sea un problema. En principio era él quién tendría que subir, para hacerse cargo de la ametralladora, pero....  No puso objeciones.

- Ya subiré yo luego. ... y si ves que no merece la pena que tome posición allí arriba, bájate la matraca y la munición.

Todo parecía real, después de todo parecía que los alemanes habían tenido suficiente pero Steve no saldría hasta estar totalmente seguro.

El especialista siguió paciente mirando la escena con su visor, preparado para arrebatar una nueva vida si fuera necesario 

Tras llegar a la fábrica y recibir la bienvenida de Mike y antes de irse a vigilar des de la zona superior, me dice que me sirva por lo que dejo el subfusil thompson a un lado y me quito el resto de cargadores de la thompson de los porta cargadores y los dejo al lado del arma. Me paseo entre las cajas de armas, kar 98, gewehrs, mp40 y 44, mg34 y 42, lanzacohetes, todo un arsenal de destrucción alemán. Durante el período en el que estuve luchando para ellos utilicé el gewehr, cogí uno y cogí 15 cargadores para el arma. Recuperé 3 granadas de humo que acababa de gastar y podía volver al ruedo. 

Me dirigí hacia la posición de Mike para ayudarle a vigilar:-Nosotros hemos organizado una buena en ese tanque pero vosotros también habéis tenido lo vuestro.-le dije y amartillé el nuevo fusil para estar preparado para el combate. 

-Cabo medico – repitió el estoico alemán al recalcar las palabras del Neoyorkino.

-Es suficiente para mí, Cabo Sanderson – respondió resignado.

-Acorde a los tratados vigentes debo solicitar asistencia médica para mis hombres heridos. ¿Lo hará usted? Aquella cabaña es la enfermería de aquí. Hay que movilizar a los heridos a un sitio pulcro. – indica, al señalar la edificación del lado opuesta*. Una especie de cabaña de madera y ladrillo con techo a dos aguas.

-Nuestros sanitarios fueron movilizados tiempo atrás, aunque el equipamiento aun continúa allí. Incluso mis hombres son…pues, novicios en el servicio. – añade.

Y en ese punto el oficial podría tener razón. La mayoría de los soldados de la fábrica están por encima de la edad promedio o muy por debajo.

La conversación entre ambos líderes de cada bando había comenzado y parecía continuar ininterrumpida, siendo posible un resultado satisfactorio gracias a la dialéctica y educación del doctor. El nazi pese a su aspecto y modales de “ser superior” asentía a las palabras de su interlocutor. Lo cual era bueno.

La conversación entre ambos líderes de cada bando había comenzado y parecía continuar ininterrumpida, siendo posible un resultado satisfactorio gracias a la dialéctica y educación del doctor. El nazi pese a su aspecto y modales de “ser superior” asentía a las palabras de su interlocutor. Lo cual era bueno.

Realmente no existía ninguna trampa ni nada por el estilo entre los alemanes, siendo todos ellos –al menos los que se pueden observar desde los ventanales de la fábrica- viejos o niños y también otros heridos. Que pese al cese de fuego no evitan mirar por las ventanas o la puerta de su barraca.

Aunque lo importante que descubre Mike es otra cosa. Por detrás de esa edificación, hacia el lado de la entrada principal del campo de trabajo, Ocon se escabulle entre las sombras para abrir la reja de acceso a la fábrica y luego dar un rodeo en dirección a la torre sureste y comenzar a subir por ella. Nadie lo ha visto hasta ahora desde el comienzo del ataque cuando el panzer disparó su cañón contra él.

La conversación entre ambos líderes de cada bando había comenzado y parecía continuar ininterrumpida, siendo posible un resultado satisfactorio gracias a la dialéctica y educación del doctor. El nazi pese a su aspecto y modales de “ser superior” asentía a las palabras de su interlocutor. Lo cual era bueno.

 La torre junto a ellos permite un amplio rango de visión en todas direcciones, siendo su fuerte el exterior y el sector norte, hasta donde la línea de los arboles alcanza. Allí arriba una  ametralladora con bipode  ha quedado colgando luego que el dueño cayera por un costado al ser abatido por Billy.

Desde luego el guardián muerto allí no estaba. Había caído por la torre hacia fuera de la valla. En cambio si había algo interesante entre una manta gruesa de lluvia. Una botella a medio llenar de Schnapps. El complemento idóneo para las largas y frías horas de vigilancia nocturna.

Tal vez por eso la mala puntería del alemán se debía a los 30 grados de alcohol que tiene la bebida.

Abajo, en la cabaña, Bran esperaba por Boris mientras arropaba a Lieber. Luego el doctor podría ayudarlo.

La voz de Billy hizo reaccionar a Frank, que tosió y de pronto abrió los ojos. Sentía como si la cabeza le fuera a explotar de dolor y su vista, aún borrrosa, intentaba adaptarse a la penumbra. No sabía dónde estaba. Pero sin duda, estaba con los suyos. Sintió la voz de algunos de ellos. De todos. Bien, eso es que habían conseguido escapar del tanque y de hecho, mejor parados que él mismo. 

-Dos minutos...qué generoso Blachovicz. 

Intentó levantarse poco a poco. La vista se le fue aclarando pero el dolor, lejos de remitir, se unió al que venía de otras partes de su cuerpo, ahí donde había sufrido heridas de diferente gravedad. 

-¿Tenéis algo para el dolor?¿Y una venda?¿Es que acaso no me dejasteis ninguna?

La botella de licor resultaba tentadora, pero cogerse una melopea era lo que faltaba para arreglar las situación. 

Se asomó hacia afuera. 

-¿Qué demonios está haciendo Boris?

Al fijarse en los alemanes pudo tranquilizarse un poco, no parecían una amenaza pero no soltó su arma.

-Solo veo viejos y niños.- Dijo a Boris. -No se que están hablando pero creo que Walter no corre peligro.- Entonces vió Ocon y se revolvió un poco en su posición, al principio no tenía claro que estaba viendo pero pudo confirmar que era él.

-Mierda, a donde va ese.- Exclamó. -Es Ocon, no se a donde va ni como se pudo librar del panzer.- Entonces recapacitó y se encogió de hombros.- Bueno, realmente hemos visto de todo ultimamente.- Miró a Boris. -Sin duda es Ocon, y está subiendo la torre sureste.- Dicho esto volvió a mirar hacia Walter y la negociación, ya se había distraído bastante.

-Acorde a los tratados vigentes debo solicitar asistencia médica para mis hombres heridos. ¿Lo hará usted? Aquella cabaña es la enfermería de aquí. Hay que movilizar a los heridos a un sitio pulcro. – indica, al señalar la edificación del lado opuesta*. Una especie de cabaña de madera y ladrillo con techo a dos aguas.

-Por supuesto -continúa Walter en alemán-. Atenderé a todos los heridos, por orden de gravedad. Espero que tengan, al menos, material médico -se permite una pequeña sonrisa amistosa, de hombre "maduro" a hombre "maduro"-. No llevamos lo suficiente. Si no, habrá que improvisar. 

-Ahora, Herr Rheingold, -adopta un tono más serio, con un deje de incomodidad- le ruego que pida a sus hombres que salgan despacio; sin armas, evidentemente. Confío plenamente en su palabra, pero mis chicos -se detiene un instante- lo han pasado mal. Estarán más tranquilos si se reúnen aquí a campo abierto.

Luego en voz alta, en inglés, advierte a sus compañeros.

-¡Los alemanes han aceptado las condiciones! -evita la palabra rendición, no quiere echar sal sobre la herida-. Van a salir a descubierto. Todos tranquilos. Luego trasladaremos a los heridos a aquellos pabellones.

Cuando (si) el alemán dé la orden, Walter le dirá que ha hecho lo correcto.