Partida Rol por web

- Arrrgggh. Odiaba eso. El tener un mínimo de rango o un puesto específico, como era el de ametrallador, le impedía ofrecerse para estas cosas. Lo mismo le pasaría tanto al Cabo como al Especialista de primera. Quería esa lata. Quería comer, quería poder tirarse algo caliente al gaznate y poder disfrutar de ello, resoplando porque le quemaban hasta los dientes. Miró de soslayo al capitán y luego reorientó su mirada hacia el frente. Era la hora. Si no empezaban los tiros en breve, ya lo dejarían para más tarde.

- Como tengan un francotirador, el capi va al carajo el primero. Pensaba para si. También esperaba, que como les habían enseñado, salieran de las trincheras arrastrándose, y luego, a ser posible tras un arbol o algo, ya se pusieran en pie, para no darle demasiadas pistas al enemigo de donde estaban situado sus pozos de tirador.

.-Vaya, chocolate, esa no me la esperaba.-comento ante la idea de un trozo de chocolate:-No te preocupes, si quiero te pediré un trozo.-añado a continuación:-Si son de las que te gustan sí que las hay.-le conteste a Coffey tras unas carcajadas. Poco después llegó el capitán Richards con una misión de recuperación:-Yo me ofrezco, capitán. Lo que sea con moverse un poco y entrar en calor.-dije, me coloqué el casco y cogí el subfusil Thompson. Salí de la trinchera arrastrándome para no delatar demasiado mi posición:-Doherty, cuando vuelva me das un trozo de ese chocolate.-le dije tras guiñarle el ojo y me acerqué hacia la posición de Tala:-Nos vamos, Tala?-le dije al soldado.

Steve saco su mirada de la mirilla nuevamente cuando escuchó la voz del capitán, rara era la vez que los mandos traían buenas noticias y aquella "misión" improvisada no pintaba demasiado bien.  Steve miró al cabo con una mirada para ver si su rostro estaba tan desencajado como el suyo, pero antes si quiera de poder pensar en las consecuencias dos hombres del pelotón ya se habían ofrecido por lo que no había vuelta atrás.

Si dos voluntarios son suficientes os cubriremos desde aquí, pero al menor indicio de alemanes dejar el puto coche y correr hacía aquí, Brannagh espero que tengas a esa diosa lista para aullar.

Parecía que Brannagh tenía dificultades con su ametralladora. Ese trasto era tan grande que no era de extrañar. Parecía pedirles algo con la mirada, pero sin atrever a pedirlo de palabra. 

-Oh joder, Brannagh. Sí, yo te haré de amunicionador con tal de que no me mires así. Lo que sea para que el señorito pueda matar nazis a gusto. Pero para otra vez pídelo, que parece que te comió la lengua el gato. 

De pronto llegó el capi. Pidió informe de novedades, pero más parecía que lo pidiese por cortesía que otra cosa pues en seguida cambió de tema sin apenas dar tiempo a informar. Pero al fin y al cabo ¡¿informar de qué?

 Y el tema, era El Tema. ¿Sacar un jeep encallado a cambio de elegir una lata de comida? 

Franklyn se puso en pie con dificultad. Sus articulaciones semicongeladas por el frío protestaron.

-Señor, el soldado Lieber se presenta voluntario, señor. 

Aún sin la lata, daría cualquier cosa para tener una excusa que lo sacase de la trinchera. El aburrimiento y el frío habían logrado que la sensación de riesgo se diluyese. 

- 

Ya empezaba a oír a los demás voluntarios, tanto así que de pronto pude ver a Boris saliendo arrastrándose de su trinchera para acercarse a la nuestra. Bajé mi rifle, tomé mi casco y mis granadas y ya con todo el equipo encima, apunto de salir pude escuchar como alguien más se ofrecía a ir al camión, Lieber. -Mejor entra aquí y veamos quien más se suma para así avanzar todos juntos.- Contesté a Boris, antes de hacerme a un lado para darle algo de espacio dentro de la trinchera.

Mike también quería ir con el capitán, en ese momento con tal de moverse un poco y entrar un poco en calor iría al mismo infierno, al fin y al cabo no debía ser muy distinto.

-¿Qué dices? yo no me quedo aquí.- Le contestó a Boris, le empezaba a caer bien, le gustaba que alguien como él no le llamara "Rookie". Si el premio era un poco de comida extra probablemente se apuntara todo el batallón. Tala parecía dispuesto a apuntarse también, pero Mike no se metió en su trinchera si no que siguió caminando hacia el capitan.- Señor, Mike Doherty se presenta voluntario, señor.- Dijo con firmeza.

Se había cabreado bastante. Tanto que no le dio una colleja allí mismo, porque esperaba que a parte de tener la boca muy grande, también disfrutase de una puntería al mismo nivel. Entonces llegó el capitán y quería reclutar a unos cuantos pringados que sacaran del barro lo que el inútil de su chofer había metido.

No esperó a que el soldado saliera demasiado cuando se presentó voluntario para sacarle las castañas del fuego a un oficial poco cuidadoso. Quería que lo escuchase: - Soldado Lieber, cuando regrese, cambie el puesto a otro compañero en una trinchera distinta a esta.

Frank se sonrió al escuchar la chanza de su compañero de trinchera.

-Me cambiaría con gusto solo para no tener que soportar tu olor de pies, Brannagh-dijo mirando a su compañero-Pero me temo que no va a ser posible. 

El irlandés hizo un gesto con la mano, como que dejase de chanzas, que lo esperaban. Sonrió como si fuera un soplido, y siguió a lo suyo, que era lo que tenía que hacer. Vigilar el frente.

- Vete de una vez, y por lo menos comparte tu lata granjero. No lo había dicho despreciativo. Sólo quería que se largase pronto y no se pusiera en pie, porque seguro el francotirador boche le metería un tiro en esta testa llena de paja ... y picadura de tabaco.

Sonreí cuando mi compañero se puso a tratar de dar explicaciones de a que se refería con el cambio... era curioso como costaba identificar la ironía a ciertas personas.

En cualquier caso, celebraba tener a Tala a mi lado, era un buen tipo, alguien a quien confiarle la vida mientras uno se echa un "pegaillo". En el frente era fundamental. Los solitarios duran poco. Los héroes que van de tipos duros, menos. 

... cuando al soldado se le da de comer... o está jodido o se le va a joder... - murmuré, cuando vi como todo el maldito pelotón se ofrecía a la misión suicida de sacar el jeep en plena línea de fuego alemán. No es que fuese un cobarde, sencillamente, no creía que mereciera la pena el coste de vidas que sin duda iba a acarrear.

Y, obviamente, no podía dejar de ofrecerme también, al fin y al cabo, vinimos aquí a eso. 

Puede contar conmigo también, capitán.

Y miré directamente a Tala y a Aaron, guiñándoles un ojo a ambos.

Así podré proteger el culo de estos dos, señor - añadí.

-Esas provisiones vendrán bien Perdemos calorías a marchas forzadas, Sanders -comenta Walter mirando hacia el bulto donde se supone que está el jeep- ¿Cuánto calculas, 300 yardas...? -realmente no era bueno con las distancias. Sabía disparar a corta distancia, nada más.

Suspira.

-Tened mucho cuidado. No quiero remendaros a ninguno con este frío -dice en tono preocupado a los voluntarios. 

Por un momento, piensa en acercarse al capitán y pedirle una conferencia: el frío todavía no ha hecho mella en ellos, pero no durará mucho, no tardarán en aparecer los primeros síntomas de congelación. Luego, reflexiona y vuelve a suspirar, estaba en la tienda -reaprovisionando su botiquín- cuando llegaron las órdenes del alto mando: resistir.

Sanders tomo subrifle direccionandonla mirilla hacía  donde había señalado el Capitán a fin de ver el jeep y calcular la distancia.

Déjame echar un vistazo a ver si lo encuentro

Sus precisas manos manipulaban la lente intentando hacer más nítida la imágen en la distancia.

Aproximadamente doscientos metros atrás de la línea de trincheras y tumbas se alza la iglesia de Saint Vith, una edificación que por extraños motivos se mantiene intacta. Apenas algún agujero en el tejado a causa de un obús perdido y varias perforaciones de metralla por disparos perdidos es todo lo que ha tocado la guerra al sitio sagrado.

Allí, en las afueras, son reunidos los voluntarios para que el capitán les explique en detalle la misión.

-En el apresurado repliegue, antes del arribo de los tanques – señala los cuatro Sherman cubiertos de nieve junto al bosque, para luego extraer un mapa arrugado de su chaqueta – perdimos un camión a causa de una rotura en la transmisión y poco después, antes de llegar aquí, el jeep con los suministros. Entre las cajas hay un maletín con documentación importante. Ese es el motivo real para recuperar el vehículo. Por lo tanto solo deberán llevar el equipamiento mínimo y algunas herramientas para traer el jeep si es posible, porque los suministros también son importantes. ¿Tienen alguna pregunta? – En el mapa el oficial señala un punto en una intersección de una camino improvisado y una vía de tren. Con algo de suerte es una hora de caminata.

Richards observa a los voluntarios un momento hasta que decide volver con ellos a la línea de trincheras.

-Deben salir cuanto antes. El soldado Ocon los acompañará. Conoce el sitio, junto a las vías del tren. – añade, al señalar a Mark.

Entretanto Steven intenta calcular la distancia con respecto a la ubicación del jeep pero la línea del bosque impide calcular correctamente los metros.  Al menos hasta la línea de arboles son trescientos ochenta metros.

-Deben salir cuanto antes. El soldado Ocon los acompañará. Conoce el sitio, junto a las vías del tren. – añade, al señalar a Mark.

Ocon es uno de esos soldados que actúa sin chistar jamás y solo habla si es necesario. Pese a su hermetismo es un buen compañero, que cede su manta y hasta comparte el poco alimento que llega a sus manos.

Incluso su desaliñada barba es producto de la ausencia de sus elementos de higiene personal, que según el durante la retirada perdió su mochila. En cambio hay quienes dicen que cambió sus cosas a los pueblerinos por queso y pan para entregarlo a los sanitarios de su unidad.

-Lleven sus palas y una cuerda, porque el jeep tiene las cadenas debajo del asiento del acompañante- Y con esa indicación Mark informa que las ruedas del vehículo no habían sido preparadas para la nieve y el lodo ante la prisa del repliegue. En realidad nadie esperaba la ofensiva nazi.

-¿Proteger el culo? Jajaja si roncas como ninguno. Cuando vuelvan no olviden silbar como parajitos o Brannagh los va a dejar como un colador sin chistar. – les recuerda el cocinero, sobre la clave sonora que estaban utilizando ayer.

Para las patrullas se utiliza desde ayer un silbido característico de un pájaro nativo de la costa este de Estados Unidos, porque el chisme que habían utilizado en normadia fue copiado por los alemanes y eso causo muchísimas bajas hasta que se advirtió a todo el ejército.

- Sí. Al fin…el maldito sol- responde feliz por los rayos del astro a Tala – Buena suerte y sean cautos allí – advierte a su compañero.

-Si son de las que te gustan sí que las hay.-le conteste a Coffey tras unas carcajadas.

- Entonces a fin de mes, cuando termine la guerra, iremos de cantina en cantina a visitar a tus compatriotas pechugonas. ¿Sí? – festeja el joven y palmea el hombro del zapador que se ha ofrecido de voluntario.

- Buena suerte. ¡No se hagan matar y vuelvan con esas latas de comida! – festeja el soldado y fantasea con una gran comida cuando regrese el jeep con las latas.

Randall interviene cuando sus dos compañeros de trinchera comienzan con el intercambio de respuestas cada vez más intensas. Tampoco quiere estar allí cuando regrese Frank y continúe la disputa con Brannagh.

-¡Hey! Okey, seré tu amunicionador con tal que dejes de bufar cual toro rabioso. ¿Sí? – afirma a ambos cuando regresa Franklyn de la reunión con el capitán y los demás.

Luego el soldado limpia sus lentes, que se habían empañado por la acalorada discusión, y despide a aquel se pronto se ira de misión.

-Hey Frank…a la vuelta quiero que veas las nuevas tarjetas que conseguí.  ¡Tengo a “Ted” Williams finalmente! – comenta alegremente al dejar entrever un manojo de tarjetas que guarda celosamente en el bolsillo opuesto a sus cartas familiares.

Con la llegada del capitán, la petición de voluntarios y la posterior reunión con ellos ahora solo resta a todos esperar por su regreso. Con eso Vincent se prepara para dormir un poco ahora que ha salido el sol y la temperatura ha mejorado levemente. Desde la cercanía a las demás trincheras se puede ver el halo de vapor de la respiración de sus ocupantes.

-Bueno…aquí tienen media taza de chocolate caliente. ¿Me despiertan para el almuerzo? – se despide con un chiste, hasta que nuevamente le toque su ronda de guardia. Aproximadamente en un par de horas.