Partida Rol por web

- Espera, déjame a mí.- dijo Vaskalinsvel con una sonrisa.

Se concentró brevemente e hizo un gesto con la mano, y al instante aparecieron cuatro pequeños fuegos voladores, como si fueran fuegos de antorchas, pero sin madera que los sustentara. El gnomo giró la mano hacia delante, y los fuegos volaron hacia el interior de la cueva, iluminando el camino.

Una vez las luces de Vaskalinsvel avanzan al interior de la cueva os parece ver algo que se mueve para apartarse de la luz que estas producen. Ha sido un movimiento rápido pero no lo suficiente para ver que su mano eran unas garras terribles, parecidas a las de Tarcil la noche pasada, aunque más sucias si puede ser.

Lanzas las luces hacia el interior de la cueva pero no ves nada más que rocas, paredes y tierra. Puedes ver como la gruta gira inmediatamente hacia la derecha sin dejarte ver su interior.

Miro con cierto resquemor lo que hay dentro. Solo ha sido una sombra furtiva pero me ha producido un escalofrio sutil e imperceptible para mi.

Les miro a todos esperando una respuesta, silenciosa o completa.

-Espera, he visto algo, parece que le teme a la luz ¿lo habeis visto?- preparo una flecha y apunto al lugar donde me ha parecido ver el movimiento -tenemos que hacer que esa cosa salga, no sabemos si hay mas, Karasu  Vaska preparaos, si asoma acribillemoslo, Durma ¿crees que puedas llamar su atención? pero con precaución, esas cosas son rápidas

- ¿Cómo? ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Habéis visto algo?

Vaskalinsvel hizo retroceder a las luces danzantes, haciendo que recorrieran todos los recovecos del túnel, a ver si algo asomaba la cabeza.

—De acuerdo Elrohir, me parece un buen plan... —dijo Karasu mientras sacaba su espada, luego contestó a su compañero gnomo— Algo se ha movido por esas cuevas, Vas... algo que recuerda a nuestro compañero Tarcil cuando volvió y nos atacó... Quizá una de esas criaturas acabó con su vida y le transmitió su maldición...

Miro al elfo y sonrio. Puedo intentarlo y traerlo hasta aqui para que todos podamos atacarlo. Solo procurad no fallar  que le tengo aprecio a mi vida Les guiño un ojo y espero la señal para entrar.

Adelante digo mientras me situo un poco de costado para no obstruir una posible salida rápida

Durma avanza poco a poco protegiéndose y está a punto de desaparecer de vuestra vista cuando ha entrado en la gruta. La cueva parece vacía a los ojos de Durma alumbrada por las luces de Vaskalinsvel

La luz es tenue, pero me deja ver lo suficiente. Sonrio mientras me intento mantener atenta a todo lo que hay a mi alrededor, se que hay peligro y que puede estar en cualquier lugar.

No ves al ser que habéis visto antes ni escuchas nada a parte de tu respiración, tu corazón y a tus compañeros.

- Bien, vayamos entrando poco a poco. No nos queda más remedio, si no queremos dejar ningún peligro a nuestras espaldas. ¡Durma, te seguimos de cerca!- dijo el gnomo, mientras se adentraba en la cueva.

Karasu asintió a su compañero y comenzó a caminar a su lado, con las espada fuertemente agarrada en posición de combate.

Ves varias cosas tiradas por el suelo, huesos, ropas maltrechas, piedras y otros restos de animales. A la izquierda hay una luz que entra de fuera, allí el suelo sube con bastante inclinación.

Les escucho tras de mi y asiento mientras sigo mirando por alli. No parece que este, pero es algo extraño, juraria que le he visto.

Hago un gesto de que hay luz mas adelante, puede que a la parte superior, por donde hemos venido.

En cuanto Durma se interna un poco más de un lado aparece una criatura que salta a por ella. Es un terrible ser con los ojos rojos y las uñas muy largas y largos y aserrados dientes en su boca. Muy parecido al ser en el que se convirtió Tarcil "Rambo".

A pesar de que ya se esperaban que saldría, Vaskalinsvel no pudo evitar un respingo al ver al monstruo. Le recordaba al pobre Tarcil, que se había lanzado sin piedad contra el cuello de Elrohir la noche pasada.

Sin pensarlo más, extendió la mano derecha y de sus dedos salió disparado un proyectil de fuego mágico, que voló raudo hacia el engendro que salía el encuentro de Durma.