Partida Rol por web

- ¡Sí señor! - Respondo con perfecto tono militar a las órdenes del cabo. La adrenalina del combate había ahogado al miedo, y ahora sólo quedaba la disciplina. Allá vamos...

Salgo del Gecko con mis compañeros, y junto a ellos abro fuego contra los bichos guerrero que aún quedan en el fuerte retrasando nuestro avance.

Atónito contempló como la ráfaga automática ponía las balas en el aire que certeramente acaban de destrozar a todos los enemigos adelantados del flanco izquierdo.  La superficie quitinosa de la mayoría de guerreros cercanos saltó reduciéndolos a una masa sanguinolenta derribada a poca distancia.

Una sonrisa en expansión se propagó cuando Katsuro le apremió al voltearse y comprobó que el Gecko había sido defendido incluso en la retaguardia, donde había escuchado los peores problemas.

El otro infante se adelantó primero bajando del vehículo y abriendo fuego con terrible precisión sobre los supervivientes que inevitablemente seguían combatiendo y restándoles valiosos segundos para formar un perímetro de seguridad.
De un salto se apeó del Gecko siguiendo a su compañero, que acababa de efectuar unos disparos hacia los bichos restantes que poco tenían a envidiar a los suyos. -Pues más o menos así, creo que ya lo tienes chaval-

El tiempo era crucial y pese a haber tomado ya el fuerte cualquiera de esos hijos de perra podía llevarse a un infante descuidado o demasiado confiado por lo que avanzaría siempre al revés. Primero con la cabeza y luego con los pies.

-¡Katsuro! Hay que asegurar que ese pozo está limpio cuanto antes. Vamos-

Rápidamente dejo caer el olvidado y vacío segundo cargador para remplazarlo por el siguiente esperando que el fuerte quede bajo nuestro control sin muchos disparos más. Pues la verdadera misión empezará entonces.

Entre todos, habíamos conseguido acabar con todos los bichos que habían intentado atacarnos antes siquiera que pudiesen acercarse, pero no podíamos confiarnos, aun quedaba mucho por hacer.

Vamos Tesla, el cielo es nuestro- le dije a mi compañero en referencia a las órdenes que nos dio el cabo antes de llegar. Tal vez fuese por la adrenalina, o tal vez porque de momento las cosas me estaban saliendo bien, pero me sentía mucho más confiado que al principio, y eso se notaba en mi voz -Acabemos con esos cabrones- añadí mientras salía del vehículo, y tras centrar mi atención en el cielo, escogí como blanco uno de los riplers que se había acercado demasiado y le disparé, aunque de nuevo, tan solo una bala... era consciente de mi escasez ce munición y de que debía asegurar cada disparo.

Kallor se había dado un golpe en la cabeza cuando perdió pie mientras el Gecko se lanzaba a toda velocidad para la reconquista del Fuerte Helado.

Moviendo un par de veces la cabeza para alejar el aturdimiento y escuchando la ordenes del cabo salió junto con sus compañeros fuera del vehículo, pudo apreciar que sus compañeros habían hecho un magnifico trabajo, comprobó que se movían coordinadamente siguiendo las ordenes, no recordando haber recibido ordenes específicas decidió concentrar su fuego en los bichos voladores, uno solo de esos cabrones podía joder todo lo logrado hasta el momento, no sabía si se encontraba totalmente recuperado con lo cual decidió no desperdiciar munición y no disparar una ráfaga.

Tras el primer acercamiento, los hombre de la Heat se encontraban de nuevo frente al nido del bichos que hacía pocas horas que acababan de abandonar.

Becerra, aferrándose fuertemente a su fusil sigue a sus compañeros para abandonar la protección que les ofrece el Gecko y comenzar la limpieza de bichos de su camino. El soldado desplazándose a la derecha cubre el flanco de sus compañeros, mientras espera nuevas ordenes para avanzar hacia el agujero infernal que les espera.

Morir criaturas del infierno, no vais a probar nuestra carne ...

Vamos fuego continuo hasta que no quede ninguno, Ahhhh ...

Cada vez tenia menos fe en el alto mando, arriesgaban su vida como meros soldados sin valor, un numero en una hoja de despacho, controladores de cerebros sin alma que los mandaban a la muerte , contra infinitos insectos que llenaban la galaxia, y ni una misera palmada en la espalda : Malditos chupatintas que nos han enviado a este infierno, no se diferencian de los insectos, sin corazon ,ni alma que tenemos que aniquilar como una plaga de bichos furibundos

Los pensamientos negativos del soldado se acrecentaban, conforme mas pensaba en en estos descorazonados caciques , y se desconcentro un poco de su actual disparo , como su mente estaba pensando en estas injusticias, se fijo menos en lo que era su objetivo. Asi que despues de descargar, recargo y se dispuso a apuntar mejor para el siguiente disparo

Completamente equipado me diriji a ayudar a asegurar el perimetro. Veo que hay bichos aun dado pelea, en especial esos hoppers dan mucho problema, sera sabio tratar de derribarles para asi ayudar a la ligera a tener menos dificultades, al menos en la fase inicial, para asegurar el control del fuerte.

Veo un hopper pasar realmente cerca, asi que apunto con cuidado, tomo aire, lo suelto, dejo que mis latidos se relaje, y entonces....

Mierda, definitivamente podran decir lo que quieran sobre los Moritas, pero para mi es un arma muy inconfiable, esta se atasca, asi que me veo en la situacion de sacar el casquillo atravesado.

ARMA ENCASQUILLADA, HOPPER MERODEANDO CERCA, SOLICITO COVERTURA!

Grito con el animo de que mis compañeros puedan hecharme una mano.

Las balas pasaban rasantes sobre el terreno nevado del fuerte, los bichos caían con rapidez ante las ráfagas de las fuerzas de Sirius. Esta vez el poder de ataque del escuadrón Heat se había visto reducido, aunque esto era justificable dado que apenas estaban posicionándose sobre el terreno y los enemigos estaban algo lejos en las ruinas de los edificios y los muros.

El enemigo se reducía en número a cada disparo y pronto los infantes del escuadrón Heat se encontraron si objetivos a quienes a puntar lo cual redujo su nerviosismo y los envolvió engañosamente en un aire de victoria. Pero en un ultimo ataque desesperado un grupo de Hoopers salio desde los almacenes derrumbados al norte para atacar a las unidades mas cercanas que encontraran, las cuales en su mayoría eran justamente los miembros del Heat que ahora estaban a descubierto.

Era claro que los bichos lo habían tenido preparado como una trampa, el porque no lo habían usado antes era desconocido, pero ahora tampoco era un mal momento. Los Hoopers avanzaban a baja altura y a gran velocidad. Su objetivo sin duda era matar o morir.

El artillero y otros infantes en las cercanías empezaron sus disparos mientras los miembros del escuadrón Heat apenas reaccionaban ante la amenaza que caía sobre ellos por la espalda. Para infantes como el cabo Stone y el artillero McNeally la situación era por demás desesperada pues su rifle se les había encasquillado justo momentos atrás.

Las balas disparadas por la ametralladora pesada del Gecko surcaban el cielo de forma letal y lograron derribar a dos de los Hoopers e hirieron a otros, pero no lograron detenerlo.

Uno de estos logro cortar el arma montada en el Gecko con sus pesadas y filosas alas quitándole al Heat la unica cobertura aérea con la que contaban. Y justo cuando el enemigo estaba por caer sobre ellos un gran estruendo se escucho en los cielos,  una nube de explosiones y balas surgió justo sobre el camino de los Hoopers aniquilándolos a todos. En el cielo volando rasantes y a gran velocidad, un par de cazas pesados Firefox surcaban los cielos, la flota había llegado al fuerte helado.

-Eso estuvo muy cerca- dijo el capitán Sugufu saliendo del Gecko. –Por suerte la flota ha llegado a tiempo para salvarles el pellejo- comento de forma sonriente aunque un tanto provocativa. Lo cierto era que el capitán no había disparado una sola bala hasta ahora y no sabían si realmente estaba capacitado para el combate que les esperaba.

Sabian que era un oficial de inteligencia y su papel en la misión era muy especifico, sin embargo si no era capaz de defenderse por si solo podría llegar a ser un gran obstáculo para todos, sobre todo considerando que era parte de su deber asegurar que él estuviera a salvo.

Nuestra entrada había provocado un caos, todo era una locura meterse de lleno en un  sitio infestado de bichos, así es como ara la infantería ligera, para lo que nos habían entrenado. Cuando salimos del Gecko la cosa pintaba un poco mejor que al principio pero los bichos no paraban de salir, y el cielo estaba infestado de esos malditos hoppers de los que no guardaba gran recuerdo.

- ¡Maldita sea! - digo como acto reflejo al ver como la torreta de nuestro vehículo no es capaz de detener a todo el enjambre y corta como si fuera mantequilla el cañón, y un segundo después todo cambia un grupo de cazas hace acto de presencia, y barre a todos los bichos que quedaban, el fuerte es nuestro. La palabras del capitán Sugufu no carecían de razón, pero si no tuviera ese rango le hubiera replicado eso, echándole en cara todas esas veces en las que la flota han dejado a su suerte a miles de infantes, aún así me muerdo la lengua y sigo con lo nuestro.

Tenemos un momento de respiro, desencasquillo la morita maldiciendo otra vez el estado de nuestro armamento. Miro al sargento esperando su aprobación,  ¡Asegurad la zona! Un par de voluntarios para ese pozo, el resto terminad de asegurar el interior.  Me acerco al sargento y digo, voy a echar un vistazo a ese cañón, sargento, señalando el Gecko, aunque el terrible impacto del hopper dudo mucho que podamos hacer algo para repararlo, si se puede hacer algo por él pediré al escuadrón que busque piezas que puedan servir.

Cuando el enjambre de Hoopers se elevó en vuelo raso hacia sus posiciones Bumag creyó morir durante el breve instante en que las fuerzas Firefox tardaron en salvarles el culo. Justo en la misma posición, exactamente en medio del patio de armas, con el cargador vacío y justo sorprendido de espaldas en un último ataque sorpresa se imaginó seccionado de nuevo por las extremidades afiladas de estas horribles criaturas que casi acaban con él la última vez.

Anonadado, y después roto de júbilo, se recompone mientras examina el desastre retorcido de escombros y cascotes en el que se ha quedado reducido el fuerte.  -Mierda del cielo. Si esos pilotos llegan un poco después la mitad de nosotros sería exactamente eso, "la mitad"- Con cierta incredulidad observa la torreta del Gecko seccionada de par en par y completamente inutilizada. -Odio esas jodidas moscas - Relajadamente recarga su morita y comprueba disgustado que ya casi ha gastado la mitad de sus municiones.

Inmediatamente después y siguiendo las instrucciones del Cabo Stone, se encamina hacia la e  -Alguien conmigo, voy a asegurar el pozo -

Al llegar a una corta distancia adopta una precaución más cuidadosa pegándose el rifle y apuntando en dirección a la entrada mientras avanza poco a poco. -Regla numero 1. Siempre hay más bichos.- susurra a su compañero aunque es más un recordatorio personal que invita a mantener la cautela y la precaución incluso cuando el peligro parece inexistente. Si hay algo ahí metido no va a ser tan estúpido como para meter la cabeza primero.- Cúbreme, me asomaré primero-

Rápidamente hecha un primer vistazo al interior con el cañon del arma por delante y rozando el gatillo tan fuerte que al menor indicio de que algo se mueve en la oscuridad del fondo no dudará en llenarlo de plomo.

El sonido del apoyo aereo retumbando alla arriba aun saturaba los oidos de Alice.

La doctora observo el cargador de su rifle malhumorada. Era cierto que quizas se habia extralimitado en combate pero, una vez mas, ella preferia gastar balas si eso hacia ahorrar en vendas. Aun asi, se resigno a abandonar el disparo en automatico y dejar el modo semi para cuando se viera obligada a defenderse. 

Quien sabe. Quizas alla dentro encuentre mas cargadores entre los caidos.

Un segundo de alivio le permitió al soldado novato buscar un nuevo cargador en su chaleco. Estaba satisfecho, incluso más animado después del primer encuentro, al parecer esos bichos no eran tan duros como los habían pintado. Fue entonces cuando un fuerte zumbido le recordó que nunca se podía bajar la guardia, esos bichos jugaban sucio. Sorprendido, intentó encajar rápido el cargador, encontrando más dificultades de las que esperaba, presa de los nervios y el poco tiempo que tenían. Vamos, vamos, vamos... fue entonces cuando la flota les salvaba el culo y podía gritar con entusiasmo. ¡Yeeeeeeeha! ¡Tragaos esa! La calma permitió ajustar finalmente el cargador y alzó la vista hacia el pozo con gran desconfianza. 

A la voz de Bumag, le devolvió una extrañada expresión, pues hacía unos segundos le había comentado su objetivo, por lo que sin más aceleró sus pasos y apuntó con su rifle al frente, alerta a cada flanco, cubriendo su avance hasta la entrada del agujero. Roooooger. Respondió a sus órdenes con poca seriedad. 

Becerra no comenzaba bien el día de disparos, pero la aparición de la ayuda aérea fue como maná del cielo. Pero no era momento de esperar, y el soldado completó el despliegue en la zona como indicaba su superior. Y viendo, como ningún otro compañero se acercaba al agujero con Bumag, Becerra da un paso al frente y corre hacia el pozo.

Veamos O'Connor, que podemos ver en ese pozo.

Bien, intento desencasquillar el el arma con cuidado, pero definitivamente no se da... 

Me encaramo encima del Gecko, y me ponto a revisar el arma montada. La cosa pinta fea, ese maldito hopper ha hecho bien su trabajo ha cortado el cañon del arma, y por lo que parece poco puedo hacer para repararlo, al menos no con lo que llevo encima, con la seguridad de que el arma ya es inservible intento comprobar si la munición que aún le queda se aprovechable con el arma montada que lleva McNealy.

Mi disparo fue certero, y justo a tiempo, derribando a un Ripler momentos antes de que atacase a uno de los infantes. Y el resto de bichos a nuestro alrededor cayeron con rapidez presa de los disparos.

Ya está- pensé, pero justo en ese momento, un grupo de Hoplers apareció de repente, lanzándose sobre nosotros y eliminando la torreta del Gecko que nos protegía. Por suerte, justo antes de que se abalanzasen sobre nosotros, fueron eliminados por varios cazas que recién llegaban. Todo pasó en unos instantes, sin que tuviese siquiera tiempo de reaccionar a causa de la sorpresa -Menos mal- me dije, agradecido de que la flota hubiese llegado para apoyarnos. De todas formas, por desgracia no había tiempo para celebrarlo ni relajarse.

Entendido señor, aseguraré la zona- dije en respuesta a las ordenes del cabo Stone, así que, tras poner todas las balas que tenía en un solo cargador, me puse a ello, atento especialmente a cualquier indicio que pudiese indicar que había algún bicho que escondido, pero también a cualquier cosa aprovechable que hubiese en el fuerte, no solo armas y munición, aunque estaba claro que nos sería muy útil, sino también, vendas, provisiones o herramientas. En resumen, cualquier cosas que podamos usar.

Al fin y al cabo, cuando abandonaron esto, seguramente dejaron muchas cosas atrás- pensé.

Ha estado cerca... Pienso tras ver como la aviación nos ha salvado de la emboscada de los bichos. Tácticas militares inteligentes por parte de unas cucarachas, esto sólo demuestra que aquí hay un cerebro.

Mientras espero la orden para entrar en el túnel, junto las balas de los dos cargadores que tengo medio vacíos.

Las tropas del escuadrón Heat, algo confundidas con respecto a lo que tendrían que hacer a continuación se dispersaron en los alrededores o simplemente se quedaron estáticas. Esto para sorpresa del capitán Sugufu quien molesto observa como solo unos pocos infantes bajo su mando se dirigían al pozo, esto al mismo tiempo que el capitán Hansel al mando de las fuerzas de defensa movilizaba a dos escuadrones completos de su infantería ligera para apoyar las labores en el pozo.

Probablemente había subestimado a aquellos infantes y realmente la infantería móvil era tan incompetente como se decía en inteligencia. Por más que sus ideas tácticas fueran asombrosas, estas tenían que ser llevadas por hombres poco capacitados.

Y eso era realmente malo para el capitán Sugufu pues había confiado en que no tendría que tomar el mando directo como si fuera un simple infante mas, pero ahora dada la situación, tal parecía que no tenia mas remedio.

-Sargento, despierta y vuelva a tierra, hay una misión que cumplir, mueva a sus hombres hacia el agujero del pozo. Hay que asegurarlo pronto y prepararse para decender, las tropas de apoyo ya están en camino-. Grito el capitán al sargento que se encontraba a un lado del mismo al tiempo que le señalaba tanto el pozo como las fuerzas de la infantería ligera que avanzaban corriendo al pozo.

-Y usted cabo, baje de allí. Déjele el trabajo a los que defenderán el fuerte, su escuadrón le necesita-.