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Anocheser del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 6]

Dunkan meditó en la situación y esperando no llevarse otro inesperado golpe, se atrevió a hablar – este sendero nos llevará directamente hacia la puerta principal de la ciudad. Me imagino que la batalla tendrá lugar allí por lo que no sería buena idea intentar ingresar por allí – aconsejó el enano hablando a todos en la lengua de comercio.

Luego señalando un punto más adelante en el sendero, volvió a hablar – más adelante hay senderos que siguen rodeando los muros hasta llegar a la puerta trasera. Pero si me lo permiten, existen otros senderos – el enano miró a los gemelos quienes le miraban fijamente – senderos que llevan a las colinas cercanas, por arriba – resaltó el enano señalando lo alto para que los gemelos no se enfadaran – nos llevarían a algunas peñas solitarias, sobre las que, con algo de suerte y buenos ojos, podríamos tener una mejor visión y panorama de todo. Con ello, podríamos tomar mejores decisiones – propuso el enano, atento por completo a lo que pudiese surgir de los alrededores. Pues a lo lejos ya se escuchaban estruendos, de lo que podría ser una batalla; y si ponían atención, incluso parecía haber gritos.

- Eso puede ser una buena idea, pero... - Wendell se quedó quieto un momento mientras levantaba su mano derecha pidiendo silencio a los presentes mientras su rostro demostraba concentración - Esperad un momento, hay alguien por allí, alguien herido y y no creo que sea un orco - se explicó antes de adentrarse en la maleza con cuidado, siguiendo los sonidos hacia el que pensaba que era su origen.

Lo que dijo Dunkan es una buena idea pues primero divisar bien lo que sucede es lo mejor que podemos hacer, en vez de simplemente acercarnos de cabeza a la acción y morir estampados contra un ejército de la Sombra. Su estrategia es probablemente lo mejor que tenemos en este momento.

"Es prudente y nos da más opciones que solo luchar y morir."

Pero entonces, mi oído me dice que hay alguien escondido entre los arbustos, alguien herido. Wendell lo menciona y respondo:

 - "También lo oigo."

Acto seguido me encamino junto con el ereño, con mis armas listas para responder a cualquier peligro que se nos presente pero sumamente intrigado por saber quien es y si todavía podemos hacer algo por él.

-si, mejor saber cual es la situación- respondo a la idea de Duncan, aun respirando con dificultad tras la carrera. Mientras tanto me pregunto exactamente de que modo podríamos ayudar frente a varios de esos golems que es con lo que parece estar atacando el ejército de la sombra para romper las defensas de la Roca.

Al alertar Wndell y Ulfrin de una presencia cercana me pongo alerta, aunque dicen que no parece un orco la sombra tiene muchos mas agentes. Espero de todos modos donde estoy, confiando en la capacidad de moverse en silencio de los demás

-¿Y qué opinan de dividirnos en dos grupos? ¿Incluso tres?- Dijo la ereña, mientras veía a Wendell y a Ulfrin avanzar en dirección de donde habían escuchado un sonido. Bajó más la voz para que sólo los que estuvieran allí con ella pudieran escucharla. -La idea es que uno de los elfos llegue hasta el Dorith. Ir directo a la entrada principal es suicida, y los otros caminos parecen dar unos cuantos rodeos. Pero si nos dividimos en grupos, cada uno comprometiéndose a proteger al elfo a su cargo, y así llegar hasta donde se encuentre el líder de la Roca...- Dejó finalmente la idea en el aire, esperando opiniones.

Pel observó la disensión que dominaba entre los compañeros de viaje. Ni siquiera la cercana presencia del Enemigo hacía que se pudieran poner de acuerdo o dejaran de enfrentarse entre ellos.

- Que el avatar de la Reina llegue al Dorith es lo prioritario, y para eso necesitamos ver y entender. Usemos esos caminos y observemos cuál es la mejor decisión a tomar. Pero todos juntos, eso sí. -

No quiso comentar que no tenían la certeza de que el padre de Gror siguiera con vida a estas alturas, pero para ponerse en lo peor siempre habría tiempo, así que Pel decidió obviar esa línea de pensamiento.

Dunkan asintió – tomaremos los caminos altos entonces. Será mejor ponernos en marcha – respondió el montaraz enano, deteniéndose al dar cuenta que algunos de sus acompañantes habían escuchado algo – se trata de un enano y está mal herido – exclamó Barich.

Quienes se acercaron al lugar del que provenía el sonido, justamente pudieron constatar la presencia de un enano, un guerrero enano para ser concretos, y no cualquiera; se trataba de Gurmin, un enano que algunos de ellos ya conocían pues era una los miembros de la compañía del trueno, uno de los enanos que viajaron al igual que algunos de los héroes guiados por Valtarn.

El enano, reconociendo a Wendell, Ulfrin y a otros pareció sonreirles, o más bien agradecerles, como si se sintiese aliviado al poder pasar una carga que le oprimía a alguien más, alguien en quien confiaba – Fuimos emboscados – exclamó intentando que sus palabras cobrarán sentido y no mal aprovecharlas – me queda poco tiempo – les dijo, a lo cual para aquellos que no se habían percatado antes, el enano tenía una pierna destrozada, practicamente cercenada por completo, a la par de múltiples heridas en el vientre bajo; era casi un milagro que siguiese con vida, probablemente fruto de su obstinación y sentido del deber.

El enano balbuceo un poco y escupió sangre antes de poder hablar de nuevo – Un ejercito de orcos avanza a la ciudad. Llevan grandes Golems con ellos. Les hemos enfrentado al descubrirles, pero nos tendieron una trampa. Solo yo sobreviví. Tienen que avisar a la ciudad, quizá aun quede tiempo – dijo el enano tomando un respiro, su fin ya estaba cerca.

Orcos y golems. Tener razón no era siempre algo agradable y en este caso que sus sospechas se confirmaban, todavía peor. Si solo fueran aquellos infelices colmilludos, la Roca resistiría el embate sin problemas; pero contra aquellas piedras mágicas, la situación cambiaba drásticamente. Debían observar el panorama y tomar una decisión cuanto antes… incluso si interiormente él tenía ya muy claro cuál era su deber.

-¿Pudiste ver si traían mas refuerzos con ellos, como legados o bestias? +pregunto al moribundo, aproximándose a su lado y suavizando su habitual tono hosco a lo que podía considerarse casi como normal.  Era lo menos que merecía en sus últimos momentos un guerrero que caía en cumplimiento del deber. 

Al ver el estado del guerrero empiezo a preparar mi magia de cuaración, pero apenas lo hago me doy cuenta de que mi poder no es suficiente. Me arrodillo a su lado para ayudar a su espiritu en su viaje, un viaje breve y amargo.

"pero el ataque ya ha comenzado, su aviso llega tarde" no le digo esto claro, no quiero añadir aun mas amargura a su partida

Asiento a la pregunta de Dainn sin añadir nada mas

- Entonces todavía no han llegado a la ciudad. Quizás tengamos una oportunidad - Wendell intentó convencerse a si mismo, antes de palmear el hombro del enano moribundo - Lo habéis hecho bien, seguramente os oyeron combatir y así les disteis tiempo para preparar sus defensas - trató de consolarlo

Por un momento el defensor dudo si preguntar si la patrulla había conseguido enviar un mensajero, pero estaba claro que no, sino o se los habría pedido a ellos - Valtharn estará orgulloso de vos - no pudo menos que felicitarlo por su heroísmo - Toda la ciudad lo está - 

Pel observa los esfuerzos del enano por aguantar el dolor y entona un salmo sobre él. Sabe que no le salvará la vida, lo cual está más allá de cualquier magia, pero espera por lo menos calmar su dolor. Sabe que hay otros que pueden hacer mejores preguntas, y duda de que el enano hable otro idioma que el suyo, así que se vuelve hacia Girolamo por si este juzga oportuno traducir sus palabras.

- Sería bueno saber si hay algún camino que nos permita avisar con mayor rapidez a la ciudad del inminente ataque. Aunque a lo mejor la magia de los elfos, que ya se ha demostrado poderosa puede ayudar en ese sentido. -

El ereño no sabía el alcance de los poderes de la mujer que era avatar de la Reina, peor si podía hacer que fueran rápidos quizás podría hacer volar a alguno de ellos para dar el aviso a la ciudad.

Gurmin yace ante nuestros ojos, herido de muerte, pero con la fortaleza necesaria para mantener el aliento y dar así el mensaje que debe entregar. Ha sido valiente y resuelto, ha conservado su honor y nosotros intentaremos que su sacrificio no sea en vano. Me agacho a donde está y apoyo una de mis manos en su hombro:

 - "Hiciste lo correcto, hermano. Tus ancestros estarán orgullosos de ti."

Pienso en si hacerle alguna pregunta y solo puedo pensar en el comentario de Wendell, en saber si tenemos todavía tiempo, por lo que pregunto eso:

 - "Necesitamos saber algo, Gurmin. ¿A cuanta distancia de la Roca los emboscaron y hace cuanto fue? Debemos saber si podemos llegar antes o si será tarde para advertir."

Eso es en lo único que puedo pensar pues si todavía tenemos tiempo, deberíamos apresurarnos por el camino más corto para advertirles. Si no tenemos tiempo, deberíamos buscar un camino más cuidadoso para no chocar contra el enemigo y morir sin conseguir nada.

Anocheser del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 7]

Aunque tenían muchas dudas en sus mentes, los héroes hicieron lo que consideraron mejor, despedir al enano reconfortándole, haciéndole saber que había triunfado que había cumplido su misión, pues, aunque esto fue falso o infructuoso, ciertamente ayudaría a espíritu a reposar. Aunque solo por un momento, como bien sabían todos, las almas estabas atrapadas bajo el Hado de Izrador, y muy pronto su alma sería atormentada hasta la locura.

Dos preguntas le hicieron al enano y las dos respondió lo mejor que pudo. Primeramente, los refuerzos enemigos, como legados y bestias, para amargura y preocupación de todos, el enano asintió – muchos golems, criaturas gigantes de roca, son imparables. Destrozaron nuestras filas. Y cientos de soldados orcos, … demasiados – explicó a los presentes, por suerte, no parecía haber legados entre ellos. A la segunda pregunta, respecto a la distancia y el tiempo, el enano pareció confundido, y simplemente extendió su mano indicando una cierta dirección – mis hermanos cayeron allí, unos cuantos cientos de metros solamente. Pareciera que han pasado horas – exclamó confundido – no lo sé. Pero aún hay tiempo – sonrió – he cumplido con mi deber ¿verdad? – preguntó a Gror reconociéndole, aunque el poderoso enano, sumido en sus propios miedos ni siquiera le miró. Fue Dunkan quien se acercó a él hablándole en la lengua del clan Durgis, aunque repitiendo palabras que ya otros le habían dicho. El enano pareció complacido y cerrando los ojos, descansó, aunque solo por un breve tiempo, pues pronto su espíritu sufriría la condena a la que todos estaban sometidos.

Eirinn habló en secreto con el avatar de la reina elfa al tiempo que le señalaba la ciudad enana y el lugar que había indicado el enano. – Debemos darnos prisa y tomar esa colina para decidir nuestras acciones – indicó la elfa intentando que todos se pusiesen en marcha y no perdiesen el tiempo. – Pero no tengan falsas esperanzas, el olor viene sin duda la ciudad. El ataque ya está ocurriendo. El enano lamentablemente por sus heridas, no consiguió llegar a tiempo – explicó sin esperar a comentario alguno, claramente tenía prisa. No obstante, Dunkan se le puso al paso interrumpiendo su andar – debemos quemarlos, se lo merece. No podemos dejarlo allí a merced de la oscuridad del mundo – dijo con cierta desesperación. La elfa por su parte le miraba con suma frialdad, como si Dunkan no existiese o si sus palabras, que claramente entendía, carecieran de sentido alguno para ella.  

Tras observar en silencio la muerte del defensor enano, asintiendo a sus ultimas palabras, Wendell cerró los puños en señal de impotencia. Casi sin darse cuenta buscó en su mochila un vial con aceite y se preparó a derramarlo sobre su cuerpo - Yo puedo hacerlo y luego alcanzarlos - se explicó. 

- Es cierto, debemos asegurarnos que su cuerpo no se alce para combatir contra su propio pueblo - agregó - Y yo soy lo suficientemente ágil para que no os alejéis demasiado de mi, mientras me ocupo de que el fuego queme su cuerpo -

El defensor permaneció inmóvil un momento para ver la reacción del resto del grupo. Nadie que hubiese vivido a la sombra de la sombra ignoraba el riesgo de dejar un cadáver sin quemar a sus espaldas, pero el tiempo era crucial - Luchó bien. Se merece la posibilidad de ser cremado -

La muerte de este valiente enano se siente como algo personal y cercano pese a apenas conocerlo, es por haber compartido sus últimos momentos. Es por eso que las frias palabras de la elfa duelen mas. Dunkan tiene razón, aunque no sea lo mas sensato hemos de hacer lo correcto.

Por eso cuando Wendell se propone para quemar el cuerpo asiento, he visto lo rápido que corre el humano, sin duda no tardará en alcanzarnos

-no esperes cuerpo quema todo. Llamas atraerán orcos- le digo en la lengua de comercio

Luego me giro hacia el grupo en general, pero hacia Gror de forma muy particular

-hemos de apresurarnos, ver que podemos hacer por el clan Durguis mientras aun podamos hacer algo- digo en enano antiguo

Siguiendo el camino señalado por Dunkan y dejando atrás a Wendell para que prendiese fuego al cadáver, el grupo se apresuró a avanzar hacia las alturas, en una colina aledaña a la ciudad, la cual los colocaba en una ubicación ideal para poder observar lo que acontecía en la ciudad.

Avanzando con precaución y manteniendo perfiles bajos, el grupo se desplegó en la cima, a fin de evitar que algún enemigo pudiese sorprenderlos y solo hasta que estuvieron seguros de que no corrían peligro, los héroes se agruparon para observar lo que acontecía cuesta abajo. Fue en aquellos momentos que Wendell regresó con ellos, informándoles que había prendido fuego al cadáver y que se había asegurado de que fuese a arder por completo, aunque claramente no habría quedado a comprobarlo.

– La media noche ya está sobre nosotros – exclamó Rendel preocupado, ya no parecía tan burlón ni sarcástico. – Corremos demasiado riesgo si atacamos bajo los oscuros dominios de Izrador – les previno, Durghall asintió a sus palabras al igual que Eirinn, aunque era claro para todos que no habría vuelta atrás, habrían de intentarlo.

Barich, al igual que otros que tenían una excelente visión a distancia, como el mismo Eirinn, costaron que la ciudad estaba en llamas – Ha caído – exclamó Dunkan con palabras entre ahogadas por el dolor – Roca de Durgis ha caído – confirmó sin poder mirar más a aquel lugar que por años había sido su hogar.

Gror había caído de rodillas y su cuerpo temblaba entre un llanto ahogada y una furia creciente. Fuhrin por su parte exclamaba palabras ininteligibles, aún para aquellos que hablaban el dialecto de los enanos del clan Durgis. Aunque su andar su expresión les hacían saber que estaba lleno de furía. Se había quitado el casco, y ahora daba vueltas discutiendo con su hermano sobre cobrar venganza. Al parecer, alguien muy querido para él estaba allí en la ciudad.