Partida Rol por web

Thalber comenzó a esbozar una sonrisa de lado cuando Frederik intentó empezar a describir lo que le había pasado a su primo.

- Te has puesto pálido. - le espetó, con una sonrisa burlona. Quería que el chico se asustara un poco más, así sería más manejable. - ¿Qué dices que le pasó? Seguramente le empezaron a salir granos del tamaño de una manzana, empezaría a vomitar sangre o incluso cambiar de color. ¿Cambió de color, señor de Middenheim? ¿O quizá le salieron tentáculos, cuernos o tenazas?

Dejó que el chaval asimilara sus palabras y concluyó, borrando su sonrisa y volviendo a la expresión seria y dura que le caracterizaba.

- ¿Le gustó lo que le pasó a su primo?

Heinrich abrió mucho los ojos mostrando sorpresa. Rápidamente volvió a su cara inexpresiva habitual, pero estaba claro que no se esperaba la respuesta de Frederick.

¡Ya estaba enfermo antes de llegar! ¿La infección proviene de Nuln? Nos habríamos enterado. No tiene sentido. ¿O quizás enfermó durante el viaje? La mente del interrogador trabajaba a toda máquina Quizás el Forúnculo ha estado fuera de la ciudad todo este tiempo, siendo transportado o Sigmar sabe si escondido en algún lugar de las afueras. Puede que Albrecht entrara en contacto con él de camino a Altdorf.

Gruñó perceptiblemente.

O quizás solo tenía un catarro común y corriente y al llegar a la ciudad se contagió de la plaga. Quizás estoy viendo fantasmas donde no los hay. Mmm, necesito pensarlo con más detenimiento.

Pero no disponían de tal lujo. Dio unos instantes a Frederick para que asimilara las palabras de Thalber. Tenía que admitir que el cazador de brujas, a veces, sabía añadir las palabras adecuadas en el momento exacto.

A veces, sólo a veces.

—Herr Frederick —atacó desde el otro flanco con un tono que demandaba más que pedía, cuando creyó que el hombre estaba maduro para la cosecha—, dígame: ¿cómo vino su primo hasta Altdorf? ¿Diligencia, barco...? ¿Recuerda los detalles del transporte? ¡Responda!

De ser yo el que estaria al otro lado de la mesa ya me habria cagado; son habiles estos dos....saben poner puntos sobre las ies...Maul andaba concentrado en que las cosas no se salieran de madre, cuantos menos problemas mejor...respecto a la asimilacion de los datos...bueno, eso se lo dejaba al jefe y Artzman que eran mucho mas sesudos que el...

No obstante algo de lo que decia el hombre le rasco el cerebelo...¿donde decian los de llama que se llevaron el forunculo antes de devolverlo?...luego tendria que comentarselo sin falta; no fuera que el detalle fuera importante....

-¡Por Sigmar! ¡No señor! Le gritó Frederick a Thalber ¡¿Qué clase de... de hombre se... se piensa que soy?! En ese momento el hombre había comenzado a temblar de pies a cabeza y su respiración se volvió muy agitada. Le estaba empezando a faltar aire. ¡Era mi primo! ¡Fue... fue una muerte muy... muy desagradable la que sufrió, y lo ví agonizar... con mis propios ojos! A Frederick le costaba terminar las palabras debido a los incontrolables temblores producidos por el miedo.

Luego, Heinrich habló, desviando su atención de Thalber, hacia nuevas preguntas. El hombre escuchó lo que Heinrich le decía, su cara mostraba el más aterrador estado de pánico. El sudor cubría su frente. Los labios le temblaban en una mueca de miedo.

Cita:

Gritó Heinrich, y el hombre pegó un respingo. Sus ojos se pusieron blancos y perdió el conocimiento. Desplomándose de la silla y comenzando a caerse hacia el suelo.

Thalber inclinó levemente la cabeza, con actitud pasota, para verificar que Frederik se había desmayado.

- Menudo blandengue... - Toda la sala estaba prestando atención a lo sucedido en la mesa. - ¡Camarera, - levantó la mirada hacia la barra - tráigame un cubo de agua!

Obsevé, sin un poco de asombro como el hombre de Midenheim caía desmayado al suelo.

Realmente son unos interrogadores muy profesionales. Ni siquiea ha sido necesario mostrarle el potro ni los hierros al rojo..

Observé a la gente que nos rodeaba, pues era posible que a algunos de los parroquianos no les hiciera mucha gracia nuestra presencia despues de esto. No sería la primera vez que agentes de la Inquisición acababan linchados.

Katherina aún estaba esperrando respuesta de la tabernera a su petición de suministros cuando al girarse un momento a mirar la situación en la mesa de sus 3 compañeros vio como el tal Frederick se desmayaba de repente.
- ¡Esta sí que es buena! - exclamó medio divertida. Luego dándose cuenta de la reacción que había tenido, puso enseguida una cara todo lo seria que pudo forzando la mandíbula hasta el extremo para no mostrar nada para poder añadir: - Así no nos va a ser de mucha ayuda...

Mirando a Lázar le hizo un gesto para indicarle que volvía a su puesto en la barra enseguida mientras esperaba a su vez que trajeran el agua que despertaría de nuevo al hombretón con intención de que sus manos lo tocaran en ese momento en que volviera a abrir los ojos y su bendición pudiera borrar su miedo durnte el tiempo necesario para continuar sin problemas con el interrogatorio.

En el local se escuchó un golpe sordo cuando la cabeza de Frederick golpeó el suelo al desmayarse el hombre. Todo el mundo contuvo el aliento, observando a los templarios y cuando Thalber mandó traer un cubo de agua, rompiendo el silencio, una de las dos chicas tras la barra se sobresaltó emitiendo un pequeño gritito.

El cubo no se hizo esperar, y la mujer que había ido a buscar clavos y acebo para Katherina volvió rauda con un cubo rebosante, que llevó hasta la mesa en la que se encontraban los templarios junto al desmayado Frederick, tambaleandose ligeramente por el camino debido al peso del cubo. Lo depositó en el suelo, cerca de los pies del superior del grupo y luego dirigiéndose a Katherina, le dijo a esta tímidamente y mirando al suelo:

-En la cocina están buscando lo que ha pedido, pero no es seguro que podamos darle lo que pide.

Heinrich agradeció a la moza el servicio prestado e hizo amago de coger el cubo, parándose antes y mirando a Thalber para que le diera permiso. Si el jefe quería darse el gustazo de empapar al tarugo de Middenheim ¿quién era él para negarse? Además, de Wurtbad tenía muy malas pulgas.

El agua le había recordado unos legajos que adquirió hace no mucho a través de un comerciante de Averheim. El individuo aseguraba que provenían de la lejana Cathay y desde luego, por el precio que pedía, ya podían venir desde los mismísimos Jardines de Morr. Quiso el destino que el tipo fuera arrestado bajo acusaciones de sectarismo, gracias al aviso de un "ciudadano anónimo", y sus bienes confiscados. Más suerte aun resultó ser que Heinrich fuese el asignado para capturarle.

Los papeles, que pronto estuvieron en su poder, describían un método de tortura consistente en el uso del agua —incontables gotas de agua cayendo poco a poco sobre la frente del sujeto— para martirizar al reo. Lamentablemente era un método lento y, aunque tenía muchas ganas de probarlo, no se amoldaba a la presente situación.

Quizás si vierto el agua en un chorro constante, dirigido a las fosas nasales y cavidad bucal de forma que le impida respirar durante unos instantes...

Thalber se tomó un par de segundos, como esperando a que el cubo se vertiera solo sobre el desvanecido, pero como no ocurrió se levantó lentamente lo cogió y lo echó bruscamente sobre Frederik. Acto el cual acompañó con una patada en los riñones, para que se despertara sin lugar a dudas.

Se volvió a sentar. Y, mientras el hombre pegaba una bocanada y abría los ojos de par en par le espetó - Te estamos haciendo preguntas, no te duermas. ¡Vuelve a sentarte, que no hemos hecho más que empezar!

Kat, un poco fustrada por el fallo en la bendición que pedía a su señor Sigmar se limitó a responder educadamente a la tabernera antes de intentarlo de nuevo, concentrándose más esta vez...
- Bien, gracias señorita. Hágamelo saber cuando finalizen la búsqueda, por favor. - dijo a la muchachita mientras alargaba de nuevo sus manos hacia el tal Frederick tocándole ambos hombros con suavidad esperando a que se despertase con ayuda del agua para no perder tiempo en bendecirlo para que recuperase la calma y la compostura (y de paso también lo harían todos quienes estaban a su alrededor).

El cubo de agua fue vaciado de golpe sobre el hombre desvanecido y tras la patada que Thalber le propinó a Frederick, este, que ya había empezado a despertar, terminó no hacerlo al momento, encogiéndose sobre sí mismo y llevándose las manos al lugar pateado.

-¡Aaauuugh! Gimió dolorido Frederick y así se quedó unos momentos mientras Katherina procedía a usar su habilidad con las fuerzas divinas para inspirar valentía al hombre.

Sus compañeros también sintieron las fuerzas Sigmaritas que los embargaban y pronto pudieron ver que Frederick se incorporaba dificultósamente y sin dejar de masajearse la zona dolorida, volvió a sentarse en el sitio en el que se encontraba antes. Silencioso, miró desafiante a Thalber.

-Como ordene. Dijo simple y llanamente.

- Así me gusta. - concluyó el cazabrujas. Espero que la bendición no acabe suponiendo un peligro, pensó. Miró a Arztmann, indicándole que podía proseguir con el interrogatorio.

—Nos iba a hablar sobre el viaje de su primo antes de su... indisposición, Herr Frederick. Por favor, cuéntenos cómo vino Albrecth: ¿diligencia, barco...?

Heinrich le observó con ojos muertos mientras pensaba:

A ver si es posible terminar el interrogatorio sin ninguna pausa más.

Maul sonrio al ver a su jefe tirar un balde de agua en los morros del interrogado con total parsimonia; no pudo evitarlo; recordando la incontable cantidad de veces que el habia hecho lo mismo o le habian hecho lo mismo en mas campos de batalla de los que queria contar, era el remedio perfecto para lo que necesitaban...

La sonrisa se le ensancho al notar la bendicion de Sigmar corriendo por sus venas; levanto el pesado martillo con una sola mano reposandolo en los hombros como si la el cabezal de metal no fuera mas que un sencillo palo; sin dejar de contemplar imperterrito a toda la concurrencia de la taberna; cualquier mendrugo que intentara algo recibiria una elegante dosis del particular catecismo sigmarita de maul...

Frederick miró sin cambiar el serio semblante de su rostro a Heinrich y le respondió sin rodeos.

-Creo que ya les he dicho que Albrecht trabajaba para el servicio de diligencias Vientoligero de Nuln. Resultó que él y unos compañeros tenían que realizar un viaje desde Nuln hasta Altdorf para traer un importante cargamento a la compañía de diligencias Las Cuatro Flechas. Mi primo pidió permiso a sus jefes, y aprovechando el viaje, decidió visitarme y quedarse en la ciudad durante una temporada, hasta que otra diligencia de Vientoligero volviera a pasar por aquí. El hombre tomó aire y continuó con lo que tenía para decirles. Cuando llegó a casa, ya se encontraba mal, pensábamos que era un simple resfriado, pero... ya les he dicho lo que ocurrió.

Frederick se quedó en silencio, esperando más preguntas y mirando desafiante a los interrogadores, especialmente a Thalber.

Heinrich cruzó miradas con el líder esperando que pensara igual que él.

Si llegó enfermo de la plaga, tuvo que entrar en el radio de acción del Forúnculo. O quizás fue contagiado por alguna otra víctima. En el primer caso tendríamos una pista que seguir. En el segundo... mejor no pensar en eso. Sólo hay una forma de saberlo: las fechas nos lo dirán.

—¿Cuándo llego su primo a Altdorf, Herr Frederick? El día exacto a ser posible —y la voz con que lo dijo no dejó duda alguna de que, en el idioma de Heinrich, "a ser posible" era igual "es una orden y más vale que la cumplas"—. Y una cosa más: ¿donde se encuentra la oficina de Vientoligero en Altdorf?

El interrogador estaba satisfecho con lo que habían averiguado y por lo que a él respectaba , y a menos de que Frederick soltara algo imprevisto, había terminado la conversación. Volvió a mirar a Thalber, indicándoselo con un asentimiento.

Thalber observaba la conversación en silencio. A pesar de que el familiar del interrogado había tenido contacto con la plaga... es posible que no proveyera de más información. Y eso le disgustaba...

Frederick pareció meditar la pregunta brevemente, intentando recordar, luego habló.

-Mi primo llegó a la ciudad hace poco menos de un mes. Dijo con seguridad. Como les he dicho, para entonces ya estaba algo enfermo, pero no parecía nada de gravedad. Empeoró en poco tiempo, y luego... mi familia y yo pudimos ver que esa misma enfermedad se cebaba con más gente. Calló un momento, intentando olvidar algo que le resultaba desagradable y respondió a la siguiente pregunta. La oficina por la que pregunta se encuentra cerca de las puertas principales de la ciudad, junto a otros servicios de diligencias.

Katherina, a pesar de seguir a la espera de una respuesta de la muchacha tabernera acerca de algunas cosas por las que había preguntado, se había quedado junto al resto de sus compañeros alrededor de la mesa en donde Frederick estaba sentado tras ayudar en el interrogatorio calmando al hombretón.

Se mantuvo al margen de la conversación hasta el final, en que una pregunta con bastante lógica acudió a su mente y sin pensarlo siquiera salió de sus labios con la misma rapidez con la que había llegado a su cabeza:
- ¿Diría usted, señor Frederick, que habria sido posible que su primo trajese la plaga aquí? Quiero decir... si hasta que su primo no empeoró no se tuvieron noticias de otra gente infectada por la que parecía la misma enfermedad... existe dicha posibilidad y puede que la pista esté en ello. - dijo la mujer mirando fijamente al hombre de quien ahora había captado la atención.