Partida Rol por web

A Farmiekh le inquietaba la idea de volver a entrar en otra ciudad, sus compañeros habían demostrado una incompetencia supina para pasar desapercibidos y no llamar la atención. Probablemente si entraban en la ciudad humana volverían a destacar y es cierto que les convenía descansar pero también era cierto que no les convenía dejar un rastro tan evidente de su avance. En el primer poblado habían tenido suerte, pero quien sabe como les iría en el segundo?

- Creo que deberíamos evitar en la medida de lo posible acercarnos al poblado, el plan más lógico sería que alguien se acercarse por provisiones mientras los demás descansan cómodamente en el bosque o alguna cueva que encontremos. Pero este plan también me preocupa, la última vez que nos separamos poco más y os coméis medio ploblado a bocados - dice mirando fríamente a Marcus.

- Tu decides "querido" - dice dirigiendose a Maximillian.

Tras escuchar las opiniones de sus compañeros, Maximillian dice:

- Muy bien, nos internaremos en el bosque. Buscaremos un lugar desde el que podamos vigilar el pueblo y haremos guardias para estar protegidos y a la vez controlar  los movimientos en el villorrio. Así reposaremos nosotros y también los caballos.- les comenta. - Antes de nada, Marcus, acercate a pie y sigilosamente hasta el camino de salida del pueblo y observa si hay algún rastro que señale el paso de carruajes. Si ya se han puesto en marcha habrán pasado por aquí hace poco y sus huellas serán recientes. Así sabremos si están o no en el pueblo. En el caso de que se hayan marchado, descansaremos lo justo para que los caballos se repongan y nos pondremos en camino cuanto antes. -

El joven Maximillian se pone en camino para buscar un lugar cercano desde el que puedan descansar y a la vez controlar el lugar.

- La primera guardia la haré yo.- les dice.

-Parece buena idea.Pero...¿cómo sabemos que no han entrado mas carruajes antes que al que perseguimos...?- pregunta un tanto dudoso ante la propuesta de Max.

Mis conocimientos no llegan al nivel de poder detectar con seguridad rastros ni saber el tiempo que hace de estos, ninguno de vosotros es capaz de detectarlos? Sin poder estar seguros de lo que ha hecho el carruaje es bastante arriesgado permanecer aquí, si ha pasado de largo podríamos perder mucho tiempo descansando y perder su pista, la elfa no será capaz de detectar rastros? Siempre había oido que tenían un don especial para estas habilidades y Marcus... mejor que no vuelva a transformarse o tendremos problemas.

Sin la certeza del lugar en el que se encuentra el carruaje, los sectarios permanecen al acecho mientras el licántropo, en su forma humana, se acerca a la carretera en busca de huellas. ¿Qué sabe él de huellas? ¿Y por qué le mandan a él? ¿Por haber sido esclavo? ¿O por qué su piel es oscura? ¿Qué sabe él de huellas? Sí, hay huellas. Ruedas, cascos de caballos, pieshuanos y marcas de ganado. Esto último lo sabe por el abono que las ovejas dejan a su paso. Pero él no sabría decir ni cuando pasaron ni hacia dónde iban, y menos de noche. La carretera sigue al noroeste para bordear un pequeño monte y después toma rumbo norte hasta Delberz.

Aprovechando que está cerca del bosque camina hacia él, parece limpio de bestias y carece del aspecto siniestro que otros tienen por la noche. Algunos troncos caídos, rocas y arroyos hacen de campamento natural, incluso se podría encender un fuego sin que nadie se enterase, siempre que fuera pequeño. Poco después Marcus regresa con su amo y su séquito e informa de lo que ha encontrado, sin poder aclarar si la mercancía ha pasado por ahí.

Marcus, sin entender porque le enviaban a él a resolver el problema de las huellas, que únicamente tenía conocimientos de combate y poco más.Tras realizar su misión, vuelve e informa de los visto sin esperar buenos resultados.Ahora sólo les quedaba descansar y seguir por el monte que se escondía tras la ciudad.

El joven clérigo continúa con el grupo, de momento no ha expresado queja alguna respecto a su todavía no aclarada situación, pero es evidente que ha estado dándole vueltas a la cabeza, ordenando sus ideas y tal vez lamentándose de sus errores. Se pega como una lapa a Maximmilian y está ahí para atenderle en todo lo que necesite y dar su opinión sobre cualquier tema.

No nos conviene entrar en Mittelberg, allí me conocen y no podría pasar desapercibido. Mañana por la mañana seguro que llegará alguien del pueblo para avisarles de lo que ha pasado, y no podemos arriesgarnos a ser más madrugadores que el mensajero. Es mejor que no llamamemos la atención, aunque tampoco es buena idea que durmamos en el bosuqe, por aquí hay muchos orcos, algunos incluso en hordas lideradas. Creo que no es buena idea que nos despistemos.

Utiliza mucho el nosotros, pero lo que en realidad le preocupa es su pellejo. Su tpadera se ha ido al garete para ayudar a sus compañeros sectarios, pero ahora no está seguro de qué debe hacer y cómo seguir su vida, o seguir viviendo.

Klins se encontraba bastante perdido en este tipo de decisiones, todavía no se había acostumbrado a su condición de sectario y menos aún a forajido del Imperio.

- Bueno visto lo visto y las variadas opiniones prefiero el bosque que la ciudad, por lo menos en el bosque si somos atacados podremos defendernos sin miedo a causar un revuelo que haga aparecer al mismísimo Conde Elector y su ejercito. Si, definitivamente mi voto es a favor de quedarnos a descansar en el bosque.

Farmiekh notando el nerviosismo y la preocupación del joven humano se acerca a él con su montura y pasándole provocadoramente la mano por el contorno de la cara dice suavemente:

- Tranquilo cachorrito mio, no te va a pasar nada malo mientras estés con nosotros.

Después dirigiéndose a sus compañeros:

- Si fuese por mi votaría entrar a la ciudad sin ninguna duda, está claro que dormir en una confortable cama no es lo mismo que dormir rodeado de bestias de carga - dice sin dejar claro si se refiere a los caballos o a sus compañeros - en un suelo incomodo, pero la situación se ha puesto muy complicada gracias a nuestro amigo el, "no me puedo controlar", por lo que creo que la decisión más acertada es no entrar en ninguna ciudad por lo menos hasta que nos alejemos de la región. Si hubiese necesidad de comida y bebida entraríamos alguno de nosotros por separado y volveríamos a salir con lo necesario.

- ¿Que opináis los demás?

- Lo mejor será esperar en el bosque. Si el convoy está en el pueblo partirá a primera hora y podremos seguirles sin problemas, mientras planeamos cómo hacernos con el objetivo. Si observamos que no ha partido, cabalgaremos al galope por el camino hasta dar con él.- dice Max - ahora procuremos descansar, y dejemos que los caballos se repongan. Mañana tendremos un arduo viaje.- opina el noble imperial.

Desde su punto de vista, era la mejor opción. No podían arriesgarse a entrar en el pueblo y tener otra trifulca con los habitantes, ya habían arriesgado demasiado en Bröckel. Y Maximillian no quería más errores.

Con las primeras luces del día nuestras incógnitas se aclararán y podremos trazar un buen plan de acción.

Acosados por el cansancio los sectarios deciden hacer noche en el bosque, una mínima parte del temible Drakwald. Pero para satisfacción de los sectarios la aprte en la que ellos se encuentran se presenta limpia, habitualmente transitada y con señales de ser utilizada para los humanos. Probablemente para la caza y la obtención de leña. Algunos troncos se apilan en el suelo, confirmando la presencia humana y, por tanto, la "seguridad" de la zona. El lugar elegido es una pequeña hondonada entre dos rocas, cuya humedad hace suponer que en época de lluvias se convierte en un riachuelo. Es un lugar apropiado para encender un fuego, pues los destellos no se ven fácilmente en su interior.

El fuego es necesario, pese a que delata la presencia de personas mantiene alejados a los animales, incluidos los temidos lobos de Middenland. Así pues hacen noche en ese lugar bastante más agradable de lo que cabría esperar. Antes de dormir deciden comer algo, unas manzanas de uno de los zurrones es suficiente. Pero con las prisas de la huida han perdido mucho equipaje, y la comida escasea. Será necesario adquirir pertrehos para el viaje de vuelta, una vez conseguido el objeto.

Una y otra vez los Hijos de la Putrefacción se maldicen. Recogen apresuradamente sus bártulos y todo aquello que se encuentra fuera de la bolsa. Ni siquiera han alimentado a los caballos. Las campanas del pueblo siguen sonando y cada vez hay un mayor jaleo en la carretera. Más de cien personas se congregan a las puertas de Mittelberg, que permanecen cerradas mientras una mínima cantidad de guardias se mantienen atentos en sus puestos.

Menos de diez minutos antes las campanas del pueblo han despertado a los sectarios. No se sabe en qué momento de la noche todos se durmieron, y el cansancio hizo mella en ellos. Sólo el potente sonido del bronce ha conseguido levantarlos de su sueño profundo. Asustados de que les hubieran descubierto y todo el pueblo estuviera en alerta han preparado sus armas, y la huida. Pero cuando se han asomado para ver lo que sucedía se han encontrado con un triste y lamentable espectáculo. Docenas de carruajes donde se apilan heridos y enfermos ocupan la carretera. Es una masa de campesinos, mujeres, soldados heridos niños y unos pocos ancianos. Llevan lo puesto y poco más. Algunas bolsas con algo de comida, muchos se cubren con simples mantas. Son refugiados.

De un modo más o menos espontáneo han levantado un campamento a las puertas del pueblo, que permanecen cerradas desde que se les ha visto. Aquí y allá se oyen lamentos de heridos, lloros inconsolables y gritos de súplica. La caravana desea entrar en el pueblo, pero las puertas siguen cerradas y la milicia no permite a nadie acercarse. Una sección de muralla está en llamas, alguien del exterior le ha pegado fuego. Pero rápidamente cubos de agua y arena consiguen detener el incendio. Un hombre yace en el suelo, atravesado por dos flechas.

- Maldita sea, que clase de sueño tenemos?? casi nos han pasado por encima esas caravanas con lo ruidosas que son y para colmo han sitiado el poblado sin enterarnos - dice Klins mientras recoge el campamento y sus pertenencias.

Maldición, mira que quedarnos dormidos... en fin. Afrontemos la nueva situación.

Maximillian recogió sus enseres y aprestó sus armas y el caballo. Tras los preparativos montó en él y esperó a que sus compañeros se preparasen. Los nuevos acontecimientos influirían en la misión que les ocupaba, tenían que reaccionar rápidamente.

- Queridos, creo que deberíamos unirnos a los refugiados. Quizá les acaben permitiendo entrar en el pueblo de manera que nos podríamos colar con ellos. Si no, vigilaríamos de cerca las entradas y salidas por si los carruajes que buscamos salen. Con los refugiados pasaríamos desapercibidos. ¿No os parece?... además, no creo que supongan una amenaza, si las cosas se ponen feas.- opina el joven heredero de los Von Reinholn esperando conocer la opinión de sus compañeros.

¿El joven noble está proponiendo que nos unamos a esa gente?

- Señor si se me permite, me parece una idea bastante lamentable, esa gente se está amotinando contra el poblado y está bien claro que no van a permitirles la entrada. Lo único que pueden lograr con esa actitud es que los de dentro del poblado comiencen a disparar sus arcos desde dentro y a causar bajas entre el tumulto. Ahora mismo están asustados y no creo que abran las puertas para dejar entrar a una turba enfurecida que podría saquear el poblado entero. Ya sabe lo que puede hacer la gente si tiene hambre o miedo.

- Creo que la mejor idea es vigilarlos desde la lejanía, si algún carruaje sale del poblado lo veremos salir igualmente desde esta posición. También tendremos que pensar en la posibilidad que se hayan ido esta misma noche y no nos hayamos enterado. O incluso que no estuviesen en el poblado esta noche. Lo que deberíamos enterarnos es si están o no están en el poblado.

¿Como puedo haberme dormido de esta manera? Valiente asesina estoy hecha si puedo dejar que pase todo esto por la noche sin enterarme. ¿No me habrán puesto algún tipo de droga en la cena?

Después de escuchar las opiniones de sus compañeros Farmiekh asiente mientras dice:

- Esta claro que hemos cometido un error, teniamos una situación difícil donde no sabíamos si el carruaje que perseguimos había hecho noche en el poblado, y ahora nos encontramos con dos o tres encrucijadas más. Las dudas de ahora pueden costarnos caras si fallamos en la decisión así que creo que no voy a opinar ya que la responsabilidad no es mia.

- Sólo diré al que tenga que decidir - dice mirando a Maximillian - que ahora mismo no sabemos si el carruaje ha estado o esta en el poblado cosa que nos influye el salir o quedarnos a esperar más tiempo, sin embargo si decidimos quedarnos y no están en el poblado quizá perdamos al carruaje para siempre.

Las palabras de la elfa metían el dedo en la llaga. Si perdían más tiempo y el carruaje no estaba en el villorrio, la habrían pifiado. Y Maximillian no podía permitirse un desatino de tamañas proporciones ante su señor padre. Las consecuencias podrían ser... imprevisibles. Y eso en el mejor de los casos. Así que el joven noble propuso otra nueva opción.

- Nuestra bella elfa tiene razón. Además, las dudas de Klins me hacen replantearme mi anterior proposición. Veamos, tal vez debamos avanzar por el camino hasta el siguiente pueblo. Allí podríamos recabar información sobre nuestro objetivo, si éste se encuentra en el lugar porque han partido de noche y no nos hemos dado cuenta podríamos plantear un plan de acción para conseguir el objeto. Si no estuviesen en el lugar, sería porque no habrían llegado, de modo que tendríamos tiempo para planear una emboscada u otra acción que nos permitiera lograr nuestros fines. ¿Qué pensáis de esta nueva idea?- les inquiere interesado en su opinión.

Tal vez sea lo mejor, ponernos en camino  y ganar tiempo. Quizá unirnos a los refugiados sea un tanto peligroso, si como dice Klins los aldeanos se ponen nerviosos y la situación degenera en un combate.

-Sea lo que sea, hagámoslo ya, esta muchedumbre puede explotar en cualquier momento y amarse una peligrosa revuelta- les advierte a sus compañeros que meditaban cual sería la mejor opción ante tal difícil situación.No tenía ganas de pensar, sólo de actuar, y por ello prefería quedarse en un segundo plano dejando a las mentes más lúcidas en acción.

El convoy se dirigía Middenheim, -añade Klubet con un hilo de voz, cuando las miradas se dirigen a él palidece un poco pero rápidamente añade algo de utilidad- Delberz es una parada obligada en el camino. Hay Gente impotante y algunas organizaciones del Imperio. Aduanas y cosas así, supongo que habrán tenido que presentar papeles o algo.

Mira a todos los presentes, al suelo y a un árbol.

¿No?

- Pues ale, a Delberz. Allí obtendremos información de nuestro objetivo. Si es necesario sobornaremos a algún guardia de aduanas o vigilante para que nos informe si los carromatos han llegado, o si aún no lo han echo, para que nos ponga sobre aviso cuando lleguen.- dice Maximillian mientras espolea a su caballo en dirección al pueblo en cuestión.

El tiempo era oro, así que Max no estaba dispuesto a perderlo más de lo necesario. Esperaba que sus compañeros secundasen su idea. A él le parecía la más adecuada, habida cuenta de los problemas que tuvieron en Bröckel y su infructuosa huída en pos del objetivo.

Espero que en Delberz haya más suerte que en Bröckel. Seguro que es un núcleo urbano más poblado y en el que podemos pasar desapercibidos. No usaremos la misma mentira que la otra vez, quizá se haya corrido la voz de que un extraño grupo se largó de Bröckel en extrañas circunstancias y no debemos tentar a la suerte.