Partida Rol por web

Bueno mis viejos huesos necesitan descanzar, buenas noches a todos. Dice el anciano. Deliciosa cena señorita Pétula. El viejo parecia preocupado con lo que dijo Victor.

Buenas noches señores, mañana el desayuno a la hora de siempre- recuerda la mujer mientras recoge los platos.

Cuando sales de tu habitación, te cruzas con Dolores que sin mediar palabra (parecia un poco asustada con lo que dijo Victor)  sube las escaleras, al frente de tu habitación esta una nota con un frasquito.

Disculpe mi comportamiento, se tocó una fibra muy sensible de mi historia y en retribución ofrezco este presente

Dr Emil Saitsef.

Una nota similar existe en el cuarto del señor Bishop.

Entras a tu habitación dispuesta a dormir. Un poco pensativa con lo que han dicho en la mesa.

Cuando sales de tu habitación puedes ver como ambas señoritas se adelantan a ti, en especial Dolores parece  andar un poco más rapido de constumbre, no puedes ver su rostro pero podrias apostar que la asustaste, asi como al anciano quien adelante tuyo camina a paso firme hasta que entra a su cuarto no sin antes recoger algo del piso y seguir.

Un fuerte portazo de la habitación de Dolores se escucha, la cual cierra la puerta por dentro.

Cuando llegas a la puerta de la habitación ves una ligera nota con una botellita.

Disculpe mi comportamiento, se tocó una fibra muy sensible de mi historia y en retribución ofrezco este presente

Dr Emil Saitsef.

Comienzas a soñar con un bosque conocido, pero el mismo se torna oscuro cuando un oso te persigue. Buscas la forma de evitar al oso, corres y corres. En el sueño cada vez que tratas de librarte del animal aparece.

Es cuando despues de cruzar un rio, huyendo de él,  te sorprendes al encontrar ese Oso muerto. Su cara esta hecha girones, pero lo que más te impresiona es ver un cienpies saliendo de una de las cuencas de los ojos.

Despiertas inmediatamente asustado.

Comienzas a soñar, estas en tu pueblo natal, un lugar en rusia que recuerdas muy bien, estas con tus abuelos y tias en la casa paterna, celebrando tu cumpleaños. Te miras al espejo, tienes 6 años,  eres pequeño aún, y miras con inocencia a tu familia.

La tarta de cumpleaños esta en la mesa, y cuando todos se disponen a celebrar es que ocurre una explosión.

De repente  te miras las manos,  ya no tienes 6 años, sino 17, miras la ventana y afuera de la casa todo es fuego. La gente corre. Se escuchan disparos y explosiones.

Buscas a tu familia que ha desaparecido, solo puedes ver  ropa llena de sangre y fotos salpicadas con la misma.

En ese momento despiertas, no sabes que hora es.

¿Que es?, escucho algo... plump, plum, un sonido acelerado, algo reconocible y sin embargo, no logro saber que es, mi mente esta paralizada, mi cuerpo, ¿húmedo?, ¿he caído al mar?, no... ¡no!... al fin mi memoria agudiza mis sentidos... y se lo que esta pasando... ¿por que lo se? porque existo...mi cuerpo existe, en un espacio cerrado, en un espacio que conozco... no he caído al mar, pero estoy empapado... de sudor. Plump, plump, late estrepitosamente mi corazón... temo lo peor... ¿voy a morir?. Llevo la mano izquierda al corazón para sosegar su palpitar.

Pero la horrible sensación de pánico continúa, y humedece mis sentidos, levanto las sabanas y cobijas para descubrir mi pijama, me retiro con una mano el pantalón donde debería haber sangre y dolor... si, dolor si hay.. pero no hay sangre, en su lugar, lo que observo es la cicatriz... esa horrible cicatriz que he tratado evitar de observar desde aquél fatídico día. Mi mano derecha, por instinto, se conduce sola hasta el bastón de madera, retirando la mano de mi pantalón para ocultar de nuevo "la marca".

Siento alivio de no haber gritado en el momento de mi despertar, pues me habría sido vergonzoso y un tanto molesto, explicar al resto de los inquilinos la razón por este despertar tan espantoso. Decido tomar mis pantuflas y caminar al exterior de mi habitación, un vaso de agua fría no se le puede negar a nadie, ¿no?, sin embargo, mi corazón no deja de palpitar aceleradamente. ¿Que clase de remedio existe para esto?, a un hombre de mi edad... lo desconozco, pero si fuera aún un niño, bastaría con llamar a mis padres para hacerme entrar en razón, y entender que solo se trataba de una pesadilla, pero no soy un niño ya, y mis padres, que dios los tenga en su gloria, han fallecido ya tiempo atrás...avanzo hacia afuera de mi habitación... hacia la penumbra de los pasillos con una idea... más bien, una pregunta...¿era una pesadilla?

Estoy sudando frío y mi respiración es agitada, siento mi garganta seca como si hubiera gritado toda la noche, voy al escritorio y abro la caja donde tengo mis reactivos químicos, destapo un frasquito ámbar de concentrado y aspiro profundamente -ahhh el efecto tranquilizador de la esencia de lavanda- digo más tranquilo tapando nuevamente el frasco y analizo la pesadilla mientras me pongo un pantalón y las sandalias -será por los comentarios en la cena que recordé a mi familia, o les estará pasando algo .....- estoy listo para bajar a la cocina por un vaso de agua.

No podía decir al cien por cien que había sido una cena del todo agradable, más que nada por la reacción de alguno de los huéspedes y del cariz que estaba tomando la conversación. Vi a Dolores alejarse en dirección a la escalera y, por su expresión, me dio la sensación que las últimas palabras del señor Lusting la habían dejado tan pensativa como a mí. No es que creyera en fantasmas pero... tampoco podía negar con rotundidad que no existieran.

Me disponía a entrar en mi cuarto cuando,sorprendida, me fijé tanto en la nota como en el frasquito que me había dejado el doctor Saitsef, y ambas cosas despertaron mi curiosidad. Las palabras escritas por conocer el pasado del doctor y qué podía haberle sucedido para provocar esa reacción, y el frasquito por saber qué contenía.

Con ambas cosas en la mano entré en mi cuarto, dejándolas encima del escritorio al lado de la ventana que daba al patio. En él se encontraban amontonados algunos libros y novelas así como papel y distintos objetos que usaba para escribir mis cartas, todo ello reposaba al lado de una fotografía de mi familia.

Me quité la chaqueta y, abriendo el armario donde estaba toda mi ropa y mis útiles de aseo, la dejé perfectamente colgada de una percha. Mis pendientes, así como el pequeño collar que llevaba al cuello y la pulsera, las coloqué en perfecto orden en la mesita al lado de mi cama, donde tenía a mano el libro que en esos momentos estaba leyendo y del cual ya había comentado durante la cena, aunque no parecía haber despertado el mismo interés en mis interlocutores del que me despertaba a mí.

Me desvestí, dejando la ropa encima de la silla junto al escritorio, dispuesta a meterme en la cama para leer un poco, como así hice. Pero no dejaba de darle vueltas a la conversación mantenida en la mesa, palabras que no me dejaban concentrarme en las páginas que tenía delante.

Cerré el libro un tanto frustrada después de bostezar ruidosamente. Esa noche la lectura tendría que quedar aparcada pues me sentía cansada. Apagué la luz y me adentré entre el cálido confort que me ofrecían las sábanas, quedándome dormida casi al instante.

Victor se sorprendió al encontrar aquella notita dentro de la botella y ante su puerta.

Miro hacia los lados, una vieja manía de ladronzuelo adoptada hace muchos años, y cuando estuvo convencido de que no había nadie en las inmediaciones, abrió aquel presente que el Dr había dejado.

…

Un tiempo después entro a su habitación cerrando la puerta con la llave que dejo sobre el escritorio.

Hombre practico y dado a los constantes viajes, Víctor no contaba con una gran cantidad de enseres.

Poco mas que un baúl de tamaño medio que descansaba a los pies de la cama, un maletín de cuero de esos que usaban los doctores sobre el escritorio y una pulida y bonita caja de madera de cerezo donde guardaba su “Maquina de hacer dinero”, la cual, había tomado la precaución de ocultar bajo la cama.

Fue lo primero que busco al entrar, claro, poco le importaba la ropa bien doblada y sin usar que se guardaba en el baúl, menos aun la que ya habia usado y colgaba en las perchas dentro del armario.

Y ni siquiera recordó su diario personal o su agenda de contactos dentro del maletin.

Sales de tu habitación y encuentras una pequeña botellita con una nota.

Disculpe mi comportamiento, se tocó una fibra muy sensible de mi historia y en retribución ofrezco este presente

Dr Emil Saitsef.

La recoges y reconoces una especie de medicina para tu dolor de la pierna. Sales directo al baño y cierras la puerta. Luego de hacer lo que debas hacer y tranquilizarte vuelves a tu cuarto, justo en ese momento te dispones a volver a dormir. Te cuesta hacerlo y es entonces que escuchas un grito agudo en el segundo piso de la casa.

Sales de la habitación directo a la cocina, notas que todos han tomado tu nota y regalo.  La puerta del baño del segundo piso  muestra algo de movimiento, esta cerrada, por lo que escuchas  Dolores posiblemente está tomando un baño, cosa que reconoces porque la escuchas levemente cantar.

 Cuando bajas  las escaleras escuchas que el baño del primer piso se cierra. Tomas agua de la cocina y luego de esperar un poco vuelves a tu cuarto con ánimo de calmarte. Vuelves a tu cuarto,  el baño del segundo piso esta vacío y sin nadie dentro. La puerta de Dolores cerrada.

Justo en ese momento te dispones a volver a dormir. Te quedas unos momentos tratando de dormir, te cuesta hacerlo, hay un ruido seco en el exterior que ignoras  y es entonces que escuchas un grito agudo en el segundo piso de la casa.

La botellita tiene algo de medicina natural hecha por el Doctor.

Comienzas a quedarte dormido, luego de organizarte en el cuarto, realmente no recuerdas si soñaste o no, lo que es cierto es que  en el momento en el que estabas profundamente dormido, escuchas un grito agudo muy cerca. El mismo te despierta inmediatamente. El sonido viene del segundo piso donde te encuentras.

La botellita tiene algo de medicina natural hecha por el Doctor.

Comienzas a quedarte dormida, luego de organizarte en el cuarto, realmente no recuerdas si soñaste o no, lo que es cierto es que  en el momento en el que estabas profunda, escuchas un grito agudo muy cerca. El mismo te despierta inmediatamente. El sonido viene del segundo piso.

No tenía problemas para dormir así que, nada más apoyar la cabeza en la almohada ya me había quedado dormida, cayendo en un profundo sueño del que, con el corazón golpeándome en el pecho, desperté de golpe.

No sabía si había sido una pesadilla o el grito que había escuchado había sido real pero, la sensación de que algo malo había ocurrido comenzaba a penetrar en mi mente. Respirando agitadamente por el brusco despertar, salí de la cama y poniéndome una chaqueta de lana sobre mi camisón, salí a la puerta de mi habitación para ver lo que había pasado. Estaba convencida que el grito que había oído, porque a cada segundo que pasaba más claro tenía que había sido real, procedía del piso superior.

Me acerqué a la puerta y la entreabí lo justo para asomar la cabeza y comprobar si alguien más lo había escuchado.

Indudablemente he escuchado un grito, me conforta saber durante los primeros instantes en que he llegado a esa conclusión, que no soy el único con pesadillas esta noche. A pesar de ello decido averiguar de que se trata, yo no sería un buen inquilino si no atiendo un grito semejante al escucharlo.

Aunque imagino que habrá despertado a los otros inquilinos, continuo avanzando hacia las escaleras, con el bastón en mano y dispuesto a subir lo que a mi parecer, será una difícil escalinata en esta obscuridad.

Victor despertó sobresaltado incorporándose desde la cama hasta quedar sentado al mismo tiempo que se aferraba con maniaca fuerza a las sabanas que se llevó a la boca para luego morder con fuerza.

Y todo en casi un mismo movimiento.

Así de miedoso era el hombre, como todos los nacidos de baja alcurnia, supersticioso en extremo y dado a las más alocadas fantasías.

Este, el hombre que ahora temblaba en la cama mirando hacia la puerta, era el verdadero Victor, uno, muy alejado del otro siempre feliz y parlanchín.

Estuvo unos instantes así, esperando por un nuevo suceso, mas fue finalmente la imperiosa necesidad de espiar lo que había sucedido la que le obligo a levantarse desde la cama para acercarse de puntillas hacia la puerta,

Y espiar por la cerradura.

Ante el grito aturdido sales de tu cuarto.

Cuando salen del cuarto Jonathan y Anne se miran, pues han abierto la puerta al mismo tiempo. En el segundo piso ha salido El Dr Emil, quienes los ve subir mientras ve a la señora Pétula en un estado de ansiedad enorme señalando la puerta de la habitación 14 esta completamente histerica.

Esta muerta, oh mi Dios, Dolores....por todos los santos, ohhh no... terrible terrible.

En la escena solo estan ustedes, no han salido de sus cuartos ni Victor ni el profesor Charles Szymczack.

Miras por la puerta asustado y ves que Dr Emil, Anne y Jonathan Bishop, estan el pasillo frente a una histerica Pétula Woliski que dice muy asustada.

Esta muerta, oh mi Dios, Dolores....por todos los santos, ohhh no... terrible terrible.