Partida Rol por web

Sam se acercó a Alex en cuanto lo vio... el mediano andaba con su indumentaria de pieles raídas y su gran bastón. Su mirada felina salvaje y su pelo mezcla del verdor de los árboles en su ceja izquierda con el pelo castaño era una mezcla extraña. Se acercó a su compañero: - ¡saludos Alex!, ¿cómo le va? Ante la pregunta de su compañero se encogió de hombros... - He estado pendiente de los hombres de esta ciudad, y no me gusta, espero que volvamos otra vez a la naturaleza, hay demasiada gente aquí, se mezclan muchos sonidos y olores que impiden estar en consonancia con el gran árbol. Comentó Sam con una mirada salvaje inquietante aunque con voz aguda como la de un niño.

- Cierto, las personas pueden ser complicadas -

Si esa frase escondía algún significado adicional, Alek no lo confirmó. Se acercó a la barda y el alcalde y los saludó.

- Buenos días Geoff, Stella. ¿Qué novedades hay? -

Sam siguió a Alek que era como un buen compañero y líder dentro del grupo. Vio como se acercaba a su compañera y con el hombre que hablaba. Sam se quedó diez pies atrás de Alek pues sus propios sentidos podían discernir bien lo que hablaban o gesticulaban sin tener que acercarse en demasía. Tampoco le gustaba el trato humano tan juntos lo veía amenazante romper el territorio circundante que tenía toda persona, y que podía violentarla si invadía su espacio exterior.

Taddeus se sintió reconfortado de ver a alguien de su fe en un lugar tan alejado, y también de ingresar en el templo de Ashur. La visión de las reliquias de su dios lo hicieron sentir seguro y tranquilo. Sentía que nada malo podía pasar allí.

La conversación con Gorgorius si que lo intranquilizó un poco. ¿Qué pretendía hacer? Se lo preguntó, pero el clérigo le contestaba con evasivas. ¿Pretendía utilizar las lágrimas sagradas para resolver aquel problema? Taddeus esperaba que no, ya que aquellas reliquias eran irremplazables. Era cierto que la desaparición de los niños era preocupante, pero confiaba en que tendría tiempo de resolver el problema antes de volver a la capital.

- No hagas nada drástico, Gorgorius -le habló suavemente, y su voz tenía un eco solemne desde dentro del yelmo que no se quitaba nunca. Podremos resolver esto con fe y empeño -quiso tranquilizarlo.

Cuando el clérigo comenzó a impacientarse, Taddeus le solicitó un rato más, y dedicó unos momentos más a la oración, aprovechando que estaba en el templo. Oró a Ashur para que le indique el paradero de los niños, el tiempo apremiaba.

Taddeus terminó sus oraciones y se dispuso a salir en busca de los niños perdidos, siguiendo el camino que Ashur le dictase. Los rastros seguían estando allí, pero algo había perturbado la integridad del paladín, ¿Había, a caso, atentado contra su juramento de protección y hospitalidad por haber causado la muerte del hechicero trocalengo? Tal vez fuese eso, es lo que podía sospechar, así que su señor le había dado la espalda, al menos por aquella noche...

El caballero tuvo más suerte a la mañana siguiente. Tras asearse y volver a ponerse su armadura, la que le había llevado horas limpiar, salió al exterior y comprobó que con la luz del nuevo día, Ashur se había apiadado de él, a fin de cuentas había dado protección a los jóvenes trocalengos ¿No? Posiblemente aquello no restableciese aquel equilibrio, pero su señor se debía de apiadar de Niom y sus dolorosas circunstancias.

Lo que le desconcertó es que el rastro de los críos, un brillo intangible que nadie más podía ver, pero que parecía fresco, definitivamente, le llevó en primer lugar a un pequeño cuarto trasero de la cantina donde dormían, donde estaba el camastro en el que solía dormir el hijo desaparecido de Zorn, el posadero. Era como si algo le indicase que el crío seguía allí.

Ante tan peculiar respuesta, Taddeus salió una vez más al exterior, tratando de seguir otro rastro, y este le condujo hasta la vivienda de Geoff, el alcalde, donde el otro niño había desaparecido. El fulgor que indicaba la localización del otro desaparecido terminaba en el almacén que había tras la casa de este, donde encontró un pequeño fragmento de madera tallado con la forma de una cabeza de caballo, posiblemente un juguete del pequeño.

Ashur no le estaba engañando, pero había una fuerza o maleficio que impedía que Taddeus o cualquier otro habitante del lugar pudiese ver o saber de los niños desaparecidos ¿Qué pretendía decirle su señor al paladín? ¿En qué estaban errando?

Mientras cavilaba sobre eso, el acorazado caballero llegó a la plaza del pueblo, donde el alcalde, Stella y Alek parecían estar proponiendo planes para la jornada mientras Sam escuchaba a una cierta distancia.

- Rufort y sus hombres bajaron hoy hasta la ciénaga, como todos los días, y han visto formas neblinosas formándose en el lugar, puede que tarden en llegar hasta el pueblo o puede que no tengan que ver con el fenómeno que nos arrebató a nuestros niños, pero comprenderéis que toda precaución es poca. Puede que ciertamente toque refugiar a todos los niños en la escuela... O tal vez sería mejor tratar de llevárselos fuera del pueblo, yo ya... Ya no estoy seguro.

El alcalde estaba apesadumbrado. Llevaban días esperando a que aquel fenómeno volviese a repetirse y, ahora que sus plegarias parecían haber sido escuchadas, el pánico se adueñaba de aquellos que habían volcado todos sus esfuerzos en explorar los pantanos en busca de los niños. Podían reconocer y peinar un lugar en busca de pistas, pero ¿Cómo se podían enfrentar a un fenómeno intangible?

- Oh vamos Geoff cuéntenos qué está pasando aquí, acaso no hay algo que la aldea haya hecho para que aparezca este tipo de magia oscura. Dígame qué hace un templo antiguo en este pantano, como hay una sombra en la niebla, qué contamina la construcción del colegio para los niños, que hace que ocurran cosas siniestras para que no se complete la construcción. Cuéntenos la historia de esta aldea con sus secretos y podemos entonces saber por qué se ha producido todo este fenómeno. Sam sabía que la aldea escondía más secretos que no querían contar, posible hechos que podían haber despertado una maldición, un mal o algo parecido. Se lo dijo al alcalde en la cara, pues habían combatido por esta gente que no les estaban contando todo lo que había sucedido. Y ellos se estaban jugando la vida por unas gentes que ocultaban cosas a los extranjeros.

El alcalde pareció descomponerse ante el juicio público al que le sometía el mediano cambia formas, buscaba apoyo y ayuda, sí, puede que queriendo guardarse sus secretos, peor lo que no esperaba era tener que rendir cuentas ante cualquiera que se acercase a arrimar la oreja y a fin de cuentas estaban en la plaza mayor. Aun así, el arrojo de Sam hizo que no pudiese contener más, llevaba demasiado tiempo guardándose aquel veneno dentro de la boca, tratando de no tragarlo, y era el momento de escupirlo, lo que no significaba que su mirada no estuviese cargada de resquemor contra aquel que le pedía sus tan adoradas respuestas.

Geoff se acarició la articulación de madera, oculta por el pantalón, antes de comenzar a hablar.

- No sé de dónde ha salido ese templo del que habíais, hay leyendas, claro, pero os aseguro que anteayer no había ningún templo en las inmediaciones de donde Stella me ha comentado que lo habíais encontrado. Tampoco sé que relación puede tener el nuevo colegio con todo esto, nunca se me habría ocurrido relacionarlo con esta siniestra trama.

Mientras comentaba esto sus ojos se tornaron sedientos, como si en aquellas palabras de Sam pudiese haber una respuesta a sus problemas ¿Terminaría todo si prendían fuego a aquel edificio en construcción? Pero el mediano no había dado ninguna pista al respecto y nada hacía sospechar a Geoff de que aquello tuviese el más mínimo sentido.

- Sobre la historia de esta aldea y sus secretos...- Su mano se convirtió en una garra sobre su falsa pierna, si esta tuviese carne y nervios, se habría hecho muchísimo daño. - Algo pasó cuando yo era pequeño, todos lo saben. También estuve a punto de convertirme en un... Un niño perdido del pantano. No tenemos escritos al respecto, mi padre y los ancianos nunca me dijeron nada al respecto, solo sé que yo estaba condenado, tenía que morir para que la prosperidad del pueblo continuase. Pero el amor de mi madre y el nefrentamiento de las antiguas esposas, hijas y hermanas de Niom contra los hombres, los violentos, brutos y cómodos hombres, obligó a que mi padre y sus hermanos hiciesen algo impensable: luchar contra aquello que los alimentaba y les prometía poder.

Calló uno segundos, tomó una pequeña petaca que portaba en su zurrón y reclamó un empujo artificial al alcohol que bañó su gaznate, antes de continuar.

- Si creeis en Ashur...- Comentó mirando a Taddeus.- Sabréis de las leyendas en las que se decía que esta era una tierra tomada por infieles, demonios y enemigos del hombre, pugnando por hacerse fuertes y llevar los límites de su funesto y venenoso reino, el pantano, más allá de toda frontera delimitada por los débiles humanos. No sé cuánto hay de cierto en ello, pues yo confieso que NO CREO. Pero si las historias son ciertas, cuando las lágrimas de Ashur bañaron el infecto corazón del pantano, ese infierno se hundió n sus propios lodos, yendo a parar a... A alguna otra parte. Pero algo quedó en este lado, algo con suficiente poder como para hacer promesas de poder, promesas que podía cumplir, y así ganó culto en nuestras tierras. Yo... Fuí empleado como cebo, siendo conscniente de a qué me arriesgaba, y esto es poco pago por todo lo que hemos conseguido.- Comentó haciendo referencia a su miembro perdido.

- Moriría por este pueblo, por sus gentes, y está claro que casi lo hago... Y puede que deba hacerlo. Mi familia terminó con aquel mal que intermediaba por el pantano. Mataron a sus escasas huestes y las hundieron e el mismo lodo en que se había hundido su reino, tras cortarles el cuello. Pero... No sé qué es lo que está pasando ahora JURO QUE NO SÉ SI LO QUE AQUÍ OPERA SON ESAS MISMAS FUERZAS RECLAMANDO VENGANZA POR SU SINO. Puede que no os contásemos todo lo que sabíamos, pero yo mismo hablé con los Zorn y el resto de padres sobre lo que aquí había acontecido, y no sabemos cómo atajarlo, pero si mi padre y sus hermanos pudieron terminar con esto por unas décadas, espero... CREO que podremos marcar un fin definitivo para todo esto. Y por todas estas verdades, aun habiéndoos mentido, solo vuelvo a suplicar vuestra ayuda.

Sam era capaz de reconocer la sinceridad, el miedo el odio y la súplica en las palabras del alcalde, y también podía notar que a cambio de estas palabras había puesto a Geoff y puede que a más gente en peligro, y que ello conllevaba un compromiso, el de tratar de ayudarlos, aun a pesar de que aquellas gentes se hubiesen callado su oscuro pasado, creyendo que lo hacían por el bien de sus hijos. Hay demonios que pueden volver del más allá con que solo una persona los recuerde, y todo Niom se había aliado en un juramento de silencio para que nadie reviviese a este demonio.

Taddeus escuchó con atención lo que había dicho Geoff. Aún tenía en su mano el caballo de madera que había tomado del lugar donde su intuición divina lo había llevado. Tenía la intención de mostrarlo a sus nuevos y pequeños aliados trocalengos para ver si podían decirle algo sobre él. Sospechaba que la figurilla que Alek había encontrado en el templo podía ser algo similar.

- Debemos encontrar ese culto, quien lo profesa -reflexionó en voz alta, dirigiendose a sus compañeros. ¿Tendrá que ver la nueva escuela con él?

Sam lo miró asombrado viendo la cantidad de cosas importantes que acababa de decir... Se puso en un pose mucho más amigable y le dijo: - Porque no vamos a su casa Geoff, hay cosas de lo que ha dicho que me gustaría preguntar más detenidamente pero aquí no es el sitio. Creo que usted nos puede ayudar mucho contándonos más cosas de lo que ha sucedido aquí, pero sería mejor hacerlo en su casa si no le importa.

Geoff miró en todas direcciones, como si se diese cuenta de que había metido la pata más de la cuenta y la petición del Mediano así se lo hubiese dado a entender.

- Si, claro, claro. Tal vez su compañera logre que me tranquilice un poco.- Contestó apesadumbrado, refiriéndose a Stella, ya que ella había recurrido a sus conocimientos, aprendidos de curanderos y masajistas en sus muchos viajes con su abuelo, para que el hombre liberase un poco de dolor, desde que habían llegado al pueblo. - Vayamos a mi despacho.- Dijo abriendo paso hacia el edificio en el que almacenaban materiales comunes para el pueblo y se reunían los encargados de mantener el orden, en el que, en una esquina, estaba la sólida mesa en la que el alcalde solía recibir a los aventureros.

- Si no les importa, yo también me uniré a su pequeña reunión.- Comentó un joven al que había visto pulular entre los voluntarios, se llamaba Ewant y era uno de los cabecillas de los voluntarios que solían ir al pantano. Alguien había comentado a los aventureros que, aparte de eso, era sobrino del alcalde y solía velar por sus intereses, ya que las dotes de Geoff comenzaban a verse mermadas por los estragos propios de la edad.

Una vez adentro Alek tomó la palabra.

- Entonces sabemos que la generación pasada de Niom, al menos los hombres, tenía un arreglo con algún poder siniestro que les ordenaba sacrificios a cambio de prosperidad -

El explorador no se detuvo demasiado en esos hechos, no pretendía avergonzar más a Geoff.

- Tenemos que investigar el pasado y creo que tenemos algo de suerte - sacó de su morral la vela mágica del templo - esta vela, al encenderse, puede mostrar secretos del lugar donde está, cosas del pasado o tal vez del futuro. Hicimos una breve prueba con Molla en la escuela y vimos el bosque antes que el edificio estuviera levantado. Tal vez podamos usar su magia para saber más del pasado de Niom, aunque no sé dónde podríamos encenderla... -

Geoff propuso proseguir la conversación en su despacho, y se unió Ewant, el sobrino del alcalde, a quien habían visto alguna vez entre los voluntarios. Taddeus se concentraría una vez que llegaran al lugar para ver si Ashur le permitía ver si había maldad ahí*.

Luego quedaría por escuchar lo que tenía para decir el alcalde y decidir sobre la buena iniciativa de Alek.

- Podríamos probar en el templo a Ashur, es muy antiguo y puede que allí haya algo. Y brevemente en donde se está construyendo la nueva escuela también es una opción.

- Vayamos pues, comentó Sam asintiendo al alcalde y al muchacho. Escuchó con detenimiento a Alek. - Muy interesante deberíamos de utilizarla pero como bien dices a ver si el alcalde nos puede ayudar en los sitios que deberíamos visitar. Yo empezaría y con permiso del alcalde por su casa, como bien ha dicho usted Geoff, usted nos ha dicho que estaba condenado que tenía que morir para la prosperidad del pueblo. Si usted desconoce el porqué quizás la vela nos lo pueda aclarar. 

Otra cosa que me gustaría que me aclarara como Ashur bañó con sus lágrimas el pantano, qué hizo y donde está el templo de Ashur, porqué la gente no le hizo un templo una estatua por haber expulsado el mal del pantano. 

Otra cosa a preguntar quienes son los Zorn que menciona usted. Comentaba el mediano con espíritu curioso propio de su raza, y aunque como druida tenía una elevada sabiduría no se le había borrado el gen de su raza por lo nuevo y curiosear en los acontecimientos pasados de aquella aldea.

La peculiar comitiva comenzó a  caminar hacia la vivienda del alcalde, por ser el punto más cercano a su emplazamiento y el último lugar citado por Sam. Aun así su marcha fue interrumpida por un mensajero que provenía de los pantanos que venían en busca de alguien que les pudiese ayudar, pues uno de los grupos de voluntarios había sido atacado y uno de los hombres estaba malherido, no pudiendo ser movido fácilmente de vuelta al pueblo. Stella miró no sin cierto fastidio a sus compañeros, encogiéndose de hombros y asumiendo que, en vista de que no había muchas personas dotadas de sus peculiares habilidades curativas, tenía una responsabilidad con aquel voluntario caído.

- Me habría encantado usar esa vela y ver cómo funciona, peor supongo que ahora mismo, una vida humana tiene más peso que toda la emoción que esa magia añeja pueda brindarme. Venga, vamos.- Tomó la mano del jinete mensajero y partió con él, mientras Geoff alcanzaba su vivienda, siendo acompañado por el presto Ewant.

La casa, de dos pisos, estaba abierta a los vecinos, con las gentes del servicio volcadas en elaborar la comida y hacer la colada en una tina, en su parte trasera, todo sonrieron, divertidos, pero intrigados, a los aventureros, mientras el alcalde los guiaba hacia unas escaleras interiores que descendían hacia un bajo sótano.

- Supongo que este es el lugar indicado para realizar esa peculiar magia, ya que mi padre y sus compañeros solían usar este escondrijo para realizar aquellas acciones que temían pudiesen asustar o causar daño al resto de los aldeanos.- Comentó mientras renqueaba escaleras abajo.

Ewant comentaba a Sam que Zorn era el cantinero del lugar, aquel que les estaba dando refugio, y que su hijo había sido el segundo infante secuestrado por la niebla. Este era un hombre testarudo, de mal vino y temperamento violento, y la desgracia que había caído sobre su casa no ayudaba a que mantuviese a raya su desagradable temperamento.

Mientras hablaba, el sobrino del alcalde encendía un par de antorchas con las que iluminó la estancia de bastas madera y piedra, con algunas piezas de leña en un rincón y unas piezas de carne secándose en el otro extremo. 

La vela que portaba Alek estaba bastante consumida, pero tal vez pudiesen hacerla funcionar en todos los lugares citados mientras la suerte les sonriese a la hora de usarla.

Taddeus no notaba una maldad intrínseca en el lugar pero había una extraña sensación de fondo que le indicaba que allí, en el pasado, si que se habían sobrepasado barreras que un hombre de bien no debería haber osado cruzar. Posiblemente un sacerdote o hechicero había realizado una purificación en el lugar, pero dada la escasa capacidad espiritual de los habitantes de Niom, aquello debió ser obra de algún bienhechor errante. 

Alek le entregó la vela a Sam.

- Prueba tú, ya que tienes mayor experiencia con el mundo místico -

Quedaba poco de la vela mágica y necesitaban aprender todo lo posible del pasado.