Partida Rol por web

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

La noche transcurrió tranquila, sin apenas escenas que perturbaran los sueños de Palomita y cuando las primeras luces del Alba y el.sonido de sus compañeros activarse la despertaron, se dio cuenta que estaba bastante mejor. El frio ya no era tan perforante y sus músculos parecían ahora responder con mayor rapidez. Su postura era menos encorvada y ya no necesitaba estar la mayor parte del tiempo agarrándose a si misma. No sabía que había sido el desencadenante de todos estos cambios, el calor de la chimenea, el viaje hasta el lago, abandonar la iglesia o el nuevo contrato de la compañia, quizá todo, pero desde luego había obrado un buen cambio en ella.

Buenos días - saludó a los más cercanos y se aseó y vistió para comenzar a sentirse útil. 

El desayuno no estaba aún listo y desconocía si habría desayuno, pero necesitarían agua de nuevo y algo de comida.

 Vio a Capitán y se dirigió directamente hacia él - Señor, ¿será necesario volver al lago a por agua o disponemos de una fuente más cercana? - La propia pregunta llevaba implícito un ofrecimiento a ir a buscarla...

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

La noche paso sin sobresaltos, el lugar no resultaba ser especialmente cómodo pero lo suficiente como para descansar y quitarse el intenso frío de los huesos.  Grito se incorporó y un latigazo en su vientre le recordó que sus heridas seguían allí, todavía podía notar una punzada cada vez que se movía demasiado.

Levantandose salió en busca de algo de aire fresco que poder respirar, pues sin duda el ambiente del interior estaba bastante cargado.  Al salir pudo comprobar como aquel extraño lugar les tenía guardada una sorpresa en forma de copos de nieve, Grito extendió su mano para recoger algunos de aquellos pequeños blancos copos que el aire hacía bailar al compás de su travesía.

Una leve sonrisa se esbozó en el rostro y el seno del guerrero, era como si aquella tierra quisiera darles la bienvenida a su manera, como si aquello fuera un presagio de lo que estaba por llegar.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Las guardias durante la noche fueron tranquilas y el granero, aunque no estaba precisamente hecho para dormir, fue un buen lugar en el que poder acomodarse aunque pasé mucho frío toda la noche por la falta de equipo para resistirlo. Al despertar, descansado, el frío no bajó y a veces tengo tiritonas que me indican que este clima es mucho más despiadado que en el Cho'n Delor.

Salgo del granero solo para ver un espectáculo que nunca antes había visto en mi vida. Extrañas formaciones blancas caen desde el cielo y se van juntando en el suelo y acumulando para teñir todo hasta donde la vista alcanza de un tono blanquecino al que no estoy acostumbrado.

Miro a mi alrededor y noto que están muchos de los miembros de la Compañía Negra conociendo este fenómeno por primera vez al igual que yo. Entonces, el Cabo Barril da la explicación de qué es agua tan fría que se vuelve "nieve", que vuelve a ser agua si toca calor, como el cuerpo.

Yo, con mi pecho al aire, solo vestido con un taparrabos, siento como la nieve se empieza a derretir sobre mis hombros y el frío comienza a aumentar, por lo que me acerco al Cabo Barril y le hablo:

 - "Señor, frío mucho sentir-yo, Señor."

El Cabo sabe que no poseo más equipo que mi taparrabos, mis cueros ligeros que ni siquiera me cubren completamente, mi lanza y mi escudilla. No tengo manta de invierno, no tengo petate para descansar, ni siquiera una ropa de abrigo que me sirva para caminar tranquilo a la intemperie, lo que dificultaría que ayude con el forrajeo o lo que necesitemos a pesar de que son actividades que sé realizar sin problemas.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Fué una sorpresa... Durante su turno de guardia empezaron a caer del cielo, como cenizas blanquecinas, fantasmagóricas; era algo como... irreal. Hacía frío, bastante, pero el aire estaba calmado, y no se oían sonidos en la noche, al menos, en el último tramo de la misma

Tras ir despertando a la gente, cuando llegó el alba, como era costumbre para iniciar la jornada, se enteró de que eso era lo que se conocía como "nieve" en general, y cada trozito que caía... era un "copo"... extrañas palabras, pero bello lo que significaban. Lo peor, era el frío, sin duda; tras avivar la fogata, y antes de buscar algo caliente para empezar el día, hubo que acercar las manos al fuego para que los dedos no perdiesen sensibilidad...

Extraño país, tan frío, tan desapacible... tan... extraño

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

-No me queda nada, Barril, como a la inmensa mayoría de los presentes. Afortunadamente, ayer cenamos caliente. Pero nada como un estómago vacío para que el león busque caza -afirmó-. Dos hachas servirán. De momento. Cuerdas tenemos y quizá la mesa del sótano serviría para usarla de rampa en el carro de Khadesa. Con los tres barriles, tendremos agua suficiente para lavarnos, abrevar a las monturas y llenar nuestros odres. Para la partida de caza, necesitaríamos a gentes hábiles con la lanza y el arco, en seguir rastros y, al menos, un par de combatientes -los ojos se le iluminaron-. Tengo ganas de desentumecer este cuerpo y una buena cacería serviría a tal propósito.

Miró aquello que Barril había llamado copos.

-Tierras extrañas estas donde el agua cae del cielo sólida como hoja de árbol y se deshace con el calor, como un hombre en el desierto. Bien, una hora entonces.

Se despidió de Barril y se acercó a Guepardo, en el interior de la casa.

-Buenos días, Guepardo -dijo al verle despierto-. ¿Cómo te encuentras?

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Analista ya había despertado cuando se produjeron los primeros amagos de desperezamiento. Había descansado profundamente y se sentía extrañamente fresco y en la calidez del lugar, reconfortado. Una gran diferencia en comparación del amanecer del día anterior que parecía extrañamente lejano.

Para cuando apareció Reyezuelo, estaba completamente despejado, su estera recogida y parecía haber engordado, fruto de la doble capa de ropa que llevaba. No había dudado en ponerse su juego de ropa de viaje y sobre ella, la ropa de mercenario, firmemente comprometido a no sufrir más por el frío. A un lado, el tintero, la pluma y un pergamino.

-Buenos días, Reyezuelo -dijo en un susurro-. Lo primero que debemos comprobar es tu caligrafía. No basta con saber escribir. Tu letra debe ser completamente legible por cualquiera, y no hay lugar a faltas ni errores. Veamos cómo lo haces.

La siguiente hora transcurrió rápida, hora al cabo de la cual ya se apreciaba notable movimiento en su derredor.

-Bien, por hoy es suficiente. Hay otras cosas que deberás atender también. Ve.

Miró en derredor. Un nuevo comienzo y como tal, la Compañía empezaría gateando. Eran muchas las cosas que necesitaban y más en un clima inhóspito como aquel. Y la prioridad, sería combatir el frío. Vio los cuerpos semidesnudos de los K´Hlata, algunos precariamente cubiertos con las mantas de abrigo. Negó con la cabeza.

-Capitán -dijo acercándose a Matagatos-. Voy a ir al pueblo, a Verdín. Quiero hablar con la mujer del alcalde y pedirle que venga para ayudar a los más heridos. E intentaré obtener más información.

Dicho aquello se encaminó al exterior. Ante la visión de la nieve, abrió sorprendido los ojos. Había leído sobre ella pero jamás la había visto. Se embozó la capa y se dispuso a iniciar su camino cuando fue consciente de la presencia de un pico y una pala en relativo buen estado. Las cogió y las introdujo en la casa, colocándolas junto al fuego.

-Fuera estaban este pico y esta pala. Providenciales para cavar unas más que necesarias letrinas -dijo sin dirigirse a nadie en particular y antes de volver a partir cerrando cuidadosamente la puerta para que no escapara el calor del interior.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Al abrir los ojos esta mañana me encontraba mejor, pero aún me parecía tener en la nariz el olor del frío. Quise desentumecerme y me levanté rápidamente, también en parte porque quería evacuar los restos de la poca comida que habíamos tomado el día anterior. El estómago reclamaba algo sólido, pero no sabía si había siquiera desayuno. Me puse todas las capas de ropa que tenía, que no eran muchas, y sobre ellas la armadura y la capa de la Compañía. Esperaba que fuese suficiente.

De camino a la puerta de la casa, un resplandor que entraba por una ventana me llamó poderosamente la atención, y decidí asomarme a mirar. ¿Que es aquel manto blanco que lo cubre todo? Hermoso, y a la vez siniestro.

- Este lugar está embrujado. - Dije en alto, sin ser consciente de si alguien me escuchaba o no.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Capitán no fue, ni por asomo, de los primeros en levantarse. El cansancio acumulado, y hacer turnos junto a Plumilla y Lagrimita para vigilar a los heridos, bien le había valido ese derecho. Sin embargo, las voces de sorpresa, y especialmente la carcajada de Barril lograron arrancarle del sueño de los justos. Con curiosidad, se acercó a una de las ventanas para ver qué generaba tanto alboroto. Con un gesto de sorpresa imposible de disimular, el oscuro se quedó unos largos segundos observando el fenómeno, apenas consciente de la presencia de Dedos no mucho más allá.

-No-replicó, aún embobado y sin apartar la vista-no es una maldición. Nos contaban cosas así, en historias para niños. Es... Nieve, creo. Cuando hace mucho frío, el agua cae así-explicó Capitán, sin mucho convencimiento, pues era lo que le parecía recordar. Además, en los antiguos Anales se mencionaban cosas así, aunque nunca habría esperado verlo con sus ojos. 

Pero claro, ya no estaban en la Gran Sabana. Y con este frío, seguramente deberían acostumbrarse a esto. Y a todo lo que sin duda estaba por venir, lo que le recordaba que ya había perdido bastante tiempo. Tras adecentarse lo máximo posible, y abrigarse con todo aquello con que contaba, se preparó para salir al exterior a comprobar como estaba la cosa. Asintió a Analista cuando le comunicó sus intenciones, pues la verdad es que necesitaban todo lo que pudieran conseguir. 

-Toda la información que nos puedas ganar será buena-replicó, saliendo a su vez poco después. Su estado como grupo, aunque había mejorado, seguía distando mucho de estar bien. Y aún les faltaban no pocas cosas para arrancar el día, no digamos ya para considerarse operativos. Fue en ese momento cuando se le acercaron primero Desastre con su petición de caza, y luego Palomita respecto al agua.

-De uno en uno. Cazaremos, pero no irás solo-replicó al primero-y no será necesario acercarse al lago, tenemos un pozo accesible.

-¡Cabos!-llamó, esperando que los dos cabos oficiales y el cabo no-oficial acudieran. Una vez estuvieron presentes, tomó la palabra.

-Necesitamos letrinas, necesitamos llenar los barriles, necesitamos leña y necesitamos comer. Una partida de caza no suena a una idea tan terrible, ¿a quienes sugerís?

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Guepardo sonrió dolorosamente a su hermano de capa y líder de su escuadra.

- Cabo - saludó con dificultad a Ponzoña -. Me siento... como si me hubieran... apaleado - logro decir articulando la última palabra sorprendido, como si hubiera contestado a esa sensación indescriptible y desconocida del final de su sueño -. Los canijos... ¿El resto de los hombres están bien? - preguntó preocupado por el estado de los compañeros que fueron con él en la exploración -. ¿Y Palomita? - preguntó confuso. No tenía muy claro si finalmente la jinete en apuros era la auténtica o un espejismo sobrenatural creada por los bichos. Finalmente miró de nuevo a la estancia donde reposaba y preguntó de nuevo al hiena.

- ¿Y donde estamos?

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Se había despertado como si llevara años durmiendo. Descansada, hambrienta, y anquilosada. Seguía sintiendo el frío calarle los huesos, pero era distinto a ayer. Todo era distinto a ayer, al parecer haber dormido junto a la hoguera, tras un buen tazón de suculenta y cálida sopa de harina, la había dejado nueva. O casi.

Sus compañeros ya empezaban a levantarse también, y a salir. Se dirigió arriba, a la sala grande, para ver si quedaban restos de las gachas, o algo que desayunar. Nada, hasta habían rebañado la olla,  debería esperar para echarse algo al estómago, no tenía ni una migaja de ración. Pero no quiso darse por vencida, si no podía aplacar el hambre y el frío, los atacaría. Por algo era una luchadora. Entrenaría, eso se le daba bien, y le gustaba. La distraería de las sensaciones que la aguijoneaban.

Empezó a subir y a bajar las escaleras que llevaban al sótano, una y otra vez, cada vez más deprisa. Cuando los músculos de las pantorrillas empezaron a protestar, salió.

La sorpresa fue mayúscula.

¿Qué demonios era eso que revoloteaba en el cielo? La respuesta llegó por varios ángulos. Agua helada que flota. Barril casi se emocionó describiéndola por recuerdos personales, y el gélido Serpiente, como no podía ser de otra manera, la definió con un nombre. Nieve. Y tras él, otros más. No ella, para Derviche la nieve era algo desconocido, y, como todo lo desconocido, poco fiable.

Le sirvió de contrincante.

Con sus cimitarras se lanzó a "destrozar" enemigos imaginarios disfrazados de Nieve, los copos formaban siluetas, y la fanática las despedazó.

Fue por poco tiempo, no quería exponerse a sumirse de nuevo en la enfermedad, y aún sentía la mordida del frío. Volvió dentro justo cuando Barril voceaba buscando hachas. No, no tenía ninguna. Pero podía hacer otras cosas. Esperó a que contaran con ella para algo útil.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Ponzoña sonrió.

-Todos bien, así que deja de preocuparte. Tú eres el que se llevó la peor parte pero Capitán ha estado cuidándote y esperamos no tener que aprovechar tu cadáver, trocearlo y comérnoslo -añadió con una gran carcajada-. Estás débil como un cachorrito de guepardo y tus heridas son más propias de un hipopótamo macho en celo que de un cachorrito, pero al final, todo va de la mano. En cuanto a dónde estamos... Anoche llegamos aquí, a una granja que Analista consiguió. Se formó una segunda partida tras vuestro regreso, encabezada por Barril y por Analista. Tuvieron la suerte de llegar hasta aquí, una aldea pequeña llamada Verdín, hablar con los locales y, de momento, podemos quedarnos. Hay incluso un contrato para nosotros. Pero seguimos sin estar en el mejor de los momentos pero de haber seguido en la Iglesia, estaríamos peor. Y fuera, cae del cielo algo que Barril llama copos. Parecen extrañas semillas, como las del diente de león pero más grandes, que al contacto con la piel se convierten en agua. Y hace frío -miró al fuego y vio que este se había acabado y que no había leña en las inmediaciones-. Tú descansa y abrígate.

En aquel punto oyó a Matagatos llamándolos.

-Debo acudir donde el Capitán. Regresaré más tarde y te seguiré contando. Adiós, hermano.

Cuando oyó lo que pedía, asintió.

-Barril y yo ya nos lo hemos planteado. Contamos con dos hachas, las de Uro y Matador para talar algún árbol y conseguir madera. Usaremos el carro de Khadesa para ir al pozo y traer los barriles llenos de agua. Necesitaremos cuerdas y una plancha de madera. Habíamos pensado usar la mesa que hay en el sótano para ello. La partida de caza también la hemos previsto. El grupo, había propuesto yo, debe estar formado por gentes hábiles en la lanza y el arco, además de un par de combatientes para el caso de que haya que defenderse del ataque de algún animal. Yo mismo me ofrezco como combatiente para la cacería. El resto de nombres aún no lo hemos decidido. Habíamos pensado dejar que los soldados despertaran y se despejaran.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Preocupado había dormido bien y caliente, al menos el tiempo que no había estado haciendo guardia o que no se había encargado de mantener encendido el fuego de la casa. Podía decir que se encontraba mucho mejor, pero le preocupaba que aún seguía enfermo. ¿Es que no se iba a curar nunca?

Espero que el descanso y el calor hagan que Plumilla mejore también.

Estaba muy preocupado por ella y cuando se levantó la dejó dormir, necesitaba descansar mucho. Algo llamó su atención en el exterior y muchos de sus compañeros parecían estar contemplando algo atónitos. Se puso al lado de su cabo mientras miraba la nieve caer preocupado.

-¿Está seguro cabo? -Barril nunca les había mentido y confiaba en él, pero aquella vez se estaba enfrentando a lo desconocido.- ¿Agua muy fría? -Le preocupaba que su cabo se tomara mal que dudara de su palabra, así que en un acto de valentía estiró el brazo y dejó caer la nieve sobre el, algunos copos se le derritieron y acabó con pequeñas gotas de agua.- ¡El cabo tiene razón! ¡Es agua! ¡Los espíritus de este lugar deben querer mantener esta tierra fría por algo! -Se protegió un poco con su capa.- Me preocupa que no salta pronto el sol, aquí hace demasiado frío.

En la sabana estaban acostumbrados a ir en taparrabos y el clima era lo suficientemente plácido como para no necesitar mucho más, quizás alguna manta en las noches frías o las pieles de algún animal, pero si allí era así siempre iban a tener un problema y eso le preocupaba.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Si alguien sabía de maldiciones ese era Capitán​​​​​​, sin embargo si explicación no me convencía y, por primera vez en mucho tiempo, estaba de acuerdo con Desastre.

Aproveché mi posición para escuchar la conversación entre mandos, y algo de lo que dijeron hizo que me recorriera un desagradable escalofrío por la espalda que nada tenía que ver con el frío. 

- ¿Qué? ¿Aún no hay letrinas? 

Tenía tantas ganas de ir al baño que estaba dispuesta a coger una pala y cavar yo misma... Aunque sólo la mía. 

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO.  - CAE LA NOCHE.

Mientras se aproximaba al granero lentamente, bebiendo su sopa, a Frontera le abordó Desastre pidiéndole que hicieran la primera guardia.

Claro, amigo. Así luego dormiremos del tirón.

Vio que Desastre pretendía dejar su cena sin tomar para hacerlo luego, pero Frontera le insistió en que se la bebiera caliente, ya que no tenía mucho sentido empezar la guardia tan pronto, cuando aún estaban todos despiertos y dando vueltas por el lugar.

Posteriormente cogieron sus armas y patrullaron juntos el perímetro, mientras todos los compañeros se preparaban para dormir.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Frontera durmió prácticamente del tirón durante toda la noche, pero cuando el sol se acercaba a despuntar sobre los bosques circundantes comenzó de nuevo su pesadilla particular.

O-ojopocho... No... ah... tú estabas de guardia y yo durmiendo, ¿qué culpa puedo tener?...

Finalmente se despertó, entre sudores fríos. Alguno de sus compañeros del granero le miraba, aunque tampoco parecían muy interesados. Miró su mano, y estaba temblando, incontrolable. Tenía la boca muy seca e intento solucionarlo bebiendo de su odre. Pero era algo más. Creía que estaba bien tras pasar dos días sin tomar hierbas, no había tenido ningún síntoma extraño, y el día anterior no había tenido pesadillas siquiera. Pero parece que su cuerpo deseaba, no, necesitaba aquellas sensaciones, ese entumecimiento placentero.

¿Por qué? ¿Por qué ahora?

Se incorporó, casi mareado, sin que su mano dejase de temblar. Abandonó el granero y se dio cuenta de que no sólo eran sus sudores fríos, sino que realmente habían bajado las temperaturas. Unas motas blancas descendían del cielo, como lluvia, pero más ligera, flotando. La observó anonadado, distraído durante un momento, hasta que sintió una punzada en la sien.

Entró en la vivienda de la granja y buscó a los mandos. Necesitaba encontrar algo para tomarse. Y lo necesitaba ya.

¡Permiso para forrajear, Capitán! -dijo, quizás con demasiada energía.

Oyó como hablaban de una partida de caza. Sabía que era uno de los candidatos ideales para ello, pero por una vez necesitaba que le dejasen a su aire, así que mantuvo silencio esperando una contestación...

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

El día anterior ya había sido ignorado, y hoy volvían a hacer lo que parecía estar convirtiéndose en una costumbre. A pesar de ser el Primer Mago de la Compañía no había sido solicitada mi presencia en la reunión de mandos, y todo ello teniendo en cuenta que no sabían dónde diablos estaban y el papel tan importante que jugaba la magia en todo lo que nos rodeaba. Ellos sabrían… O no, espera, no lo sabían: ¡¡lo ignoraban!!

Con una sonora carcajada me encaminé a la granja donde, de nuevo, se habían reunido y, sin mediar saludo por mi parte, comencé hablar. Algo que tampoco era tan diferente de lo que acababa de hacer Frontera. Pero qué se podía esperar, lejos quedaba la época de la Tienda de Mandos y en aquella anárquica comuna bajo el mando de Matagatos todos iban y venían como les venía en gana.

- Necesito, en la medida de lo posible, que los que salgan a cazar traigan un organismo vivo, o lo suficientemente vivo como para que no muera por las heridas de su captura. Un animal. Un humano al que no tengáis mucho cariño sería perfecto, pero… Sería poco ético, ¿verdad? – Reí. – Es para un pequeño, pequeñísimo, experimento…

Aunque, obviamente, lo ideal era una variedad lo suficientemente amplia de especímenes de diferentes tamaños, dadas las circunstancias me debería contentar con lo poco que se pudiera conseguir. Más adelante, si nuestro nuevo trabajo era tal, tendría la oportunidad de probarlo en seres humanos, que era, después de todo, lo que realmente me interesaba.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

La siguiente hora transcurrió lenta, al menos para el aprendiz en escritura que era el noble Castor. No había escrito una sola letra antes de entrar a la Compañía, y de su aprendizaje posterior nunca le dedicó el tiempo suficiente como para tener una caligrafía como describía Analista. Al menos ya no temblaba como el día antes, por lo que pudo hacer un trabajo bastante decente, a su criterio. Para alguien más objetivo el resultado era, a lo sumo "mejorable", pero no se podía decir que Reyezuelo no pusiese empeño.

Su maestro marchó, y aunque aquellas gentes que no había conocido le generaban curiosidad y hubiese querido acompañarlo, se limitó a asentir. En efecto, allí habían muchas cosas por hacer, como bien le recordó el eco de las voces de la reunión de los mandos.

Aún sin que lo hubiesen reclamado expresamente para ello, Reyezuelo va hasta donde había dejado las raciones el día anterior, y con su "cuerda mágica del recuerdo" compara los ocho nudos en dos montones de uno de los hilos con las veinti... Se sorprende. El montón era claramente más pequeño. Repite la cuenta para estar seguro ¿Quién se habría atrevido a comer por su cuenta? Aquello molestó bastante a Reyezuelo. Casi como si acabasen de robarle algo que era suyo, pero se guardó bastante de expresarlo en voz alta.

Ponerse a lanzar acusaciones no serviría de nada, más cuando no había estado pendiente del montón por un buen rato. ¡Hasta podían acusarlo a él! 

Con un hondo suspiro, toma control nuevamente de sí mismo recuperando su pose altiva habitual, casi tan natural como el respirar. 

Revisa el siguiente hilo. - Seis heridos, si - Separa seis raciones y con ellas en las manos se dirige al capitán. Muchos le hablaban directamente y aquella información, si había entendido bien, se había requerido expresamente.

Hace una leve inclinación respetuosa pidiendo la palabra y aguarda. En cuanto alguno de ellos le invitase a proseguir, hablaría.

- He separado seis raciones para los heridos.  

De resto - Señala el del montón que quedaba en la mesa - son diecinueve raciones de las recopiladas por Analista. - Para veinticinco soldados restantes... - la resta se las deja a quienes lo escuchaban. Era evidente que no daría para todos, y no le correspondía a él escoger el orden de prioridad... aunque había estado muy tentado en guardarse una para sí o comer antes de que nadie más se diera cuenta. - Tal vez tendría que haberlo hecho.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO.  - CAE LA NOCHE.

Matador se levanta con el estómago aun demandando comida. Las cosas parecen estar mejorando en cuanto a alojamiento, pero aún hay muchos enfermos y cosas por enmendar.

Se levanta y se estira. No es que no haya dormido en sitios malos e incomodos antes, pero con el cansancio que llevan encima, no es algo agradable.

Se reúne con aquellos que están despiertos para ver si hay nuevas instrucciones.

Entonces es cuando observa el fenómeno que esta siendo comentado por muchos de sus compañeros. Esta lloviendo, pero no es lluvia, es algo distinto, de color blanco.

Se queda maravillado por el espectáculo, aunque parece que el fenómeno viene acompañado de frio.

Necesitan adecuar la casa para poder mantener el frio fuera, necesitan comida mas consistente y necesitan letrinas.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Me despierto tarde, pero bastante mejor que ayer. Sigo sintiéndome débil y enfermo, pero estoy convencido de que los espíritus de la enfermedad están perdiendo la batalla.

Pero entonces llega la sorpresa. Miro eso que cae y doy un par de pasos, temeroso. Entonces escucho una palabra, "nieve".

Así que esto es nieve. Oí de ella a gentes del norte, pero junca vi nada parecido...

Entonces reacciono a las palabras de los otros mandos. Campamenteros, hora de actuar.

 Plumilla, sigue cuidando de Guepardo y estate atenta a cualquier cosa que necesite Capitán.

Ballestero, Desastre y Sabandija, si se forma la patrulla de caza acompañadles. Si no, Sabandija, pon algunas trampas, las que puedas.

Frontera, a menos que el Capitán diga otra cosa, tienes permiso.

Tarado y Lombriz, necesitáis curaros del todo. Tenéis permiso para pasear o ayudar en alguna tarea, pero solo si tenéis fuerzas para ello.

Chamán Rojo, Keropis, Reyezuelo y yo mismo cavaremos unas letrinas detrás de la casa, lejos de esta. Entre cuatro espero que no sea tan difícil, y además espero que la tierra no esté muy dura.

Después, podéis dedicaros a entrenar, recoger leña o hacer guardia si os toca. Con este frío cualquier leña viene bien.

¿Alguna duda? ¿Ninguna? Así me gusta.

Me dirijo a mis cosas para ponerme encima todo lo que tenga que abrigue algo.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Embrujado o no, lo cierto es que tiene cierta... belleza está “nieve”- dijo ante las palabras de Dedos mientras observaba con cierta fascinación (y algo de temor) aquel nuevo paisaje blanco- claro que también hace un frío bastante inclemente. Espero que esté estado no implique que no salga el sol. 

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

ALBA.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Observó a todos ir y venir en silencio y casi con indiferencia. De cuando en cuando se miraba los dedos para ver si todavía los tenía y, quizá meneaba la cabeza de manera casi imperceptible, como si no se creyera lo que veía.

La nieve ya la había visto durante la guardia, y cuando vio que no era dañina, la ignoró.

Mientras los demás seguían dando vueltas, hizo el mantenimiento de sus armas y pertrechos.

Con gesto de amargura, miró a Piojillo: tenía los ojos hundidos y la piel gris, pero dijo: ──Señor.

¿No había unos bichos comiéndose sus dedos? Miró sus dedos rápido, como queriendo sorprender a algo (y se movía muy rápido), pero no había nada en sus dedos, ni siquiera un mordisquito de nada.

No obstante, la perspectiva de una misión le animó un poco. Quizá comerse un corazón caliente y sangrante. Si. Le apetecía. Si no fuera por los bichos, todo sería perfecto.