Partida Rol por web

Hice una seña a mi padre indicándole que esperara un instante para poder responder a Pelagatos. Era algo que me apetecía hacer después de la incredulidad que parecía haber mostrado en su respuesta a mi consejo.

- Tan solo se sorprenden los que ignoran y tú no deberías ignorar que yo soy consejero de los Hostigadores. Alguna razón habrá… En este mundo, Pelagatos, se dicen muchas más cosas de las que escuchas y suceden aun más de las que ves y no todo lo que tú ves y escuchas verdad tiene que ser.- Llegado a aquel punto le dediqué una sonrisa mordaz. Había sido “bueno” demasiado tiempo y me apetecía divertirme un poco.- Obviamente me refiero a las reuniones con los mandos a las que tú nunca has sido invitado.

Me detuve un instante para recrearme en la reacción del Oscuro antes de acercarme a Ikharus. Lo cierto era que no le iba a ayudar a buscar nada ni aun queriendo, pero cualquier opción para alejarme del caballo y su preocupada plañidera me parecía perfecta.

- Vamos… Pero el único que dormirá al raso si no encuentras nada serás tú; yo tengo tienda de campaña.

TIRADAS OPCIONALES:

Ocultas y secretas:

- Supervivencia: Dificultad 12. Para comprobar si este lugar es adecuado para pasar la noche o se puede adaptar a ello.

- Otear y Escuchar: Dificultad 10. Para montar guardia y asegurarse de que el grupo permanece a salvo de depredadores o ataques enemigos.

- Buscar: Dificultad 12. Para encontrar algo útil. Esta tirada va vinculada a la de Supervivencia, si se falla esa es poco probable que encontréis algo de utilidad en esta zona.

* Debéis decidir si vais a encender un fuego o no. Un fuego ayudaría a pasar mucho mejor la noche, y posiblemente sería bueno para evitar el posible ataque de depredadores animales. En el lado malo, puede ser visto de lejos y atraer a los Fantasmas Irredentos.

- Ikharus acondiciona el lugar lo mejor posible dadas las circunstancias para pasar la noche. Encuentra cerca una poza de agua y también matorrales secos que pueden convertirse en excelente leña para una fogata de campamento.

IKHARUS:

- Montas la primera guardia. Si alguien o algo se acerca, lo oirás.

- Te gustaría poder disponer de un buen fuego, espantaría a las bestias, a todas menos a las de dos patas...

PELAGATOS:

- Descargas a Orgullo de la silla de montar y de tus cosas, que lleva encima sujetas a la silla.

- Estás tan enfrascado en eso que no eres consciente de apenas nada más.

La sangre manaba sin parar. No había nadie a quién pedir ayuda, ni siquiera los enemigos seguían allí. Aunque no creía que fuese capaz de producir ningún sonido.  El inconfundible sabor metálico de la sangre inundaba mi boca, y el olor… Olía a muerte. La muerte de enemigos, de compañeros… Y la mía. Sí.

Lo había intentado con todas mis fuerzas. Moverme, respirar, pedir ayuda… Pero no conseguía nada. Había resistido, sin duda. ¿Por cuánto tiempo? Los Dioses lo sabían. Sí, ellos, siempre crueles, observando y jugando con los mortales. Castigándoles por sus crímenes, pero también por diversión. Si no ¿cómo explicar que un bebé inocente no conozca a sus padres, que esté sólo y sea criado por criminales? ¿Qué clase de futuro puede tener?

Pero ya nada importaba. El olor de la muerte era cada vez más fuerte. Yo había sido fuerte durante mucho tiempo, lista… Había conseguido siempre de un modo u otro lo que quería… Y eso era sobrevivir. Ahora… Todo se había terminado. Era mi última carta a jugar, y no tenía ases en la manga esta vez.

Entonces llegaron las convulsiones. Noté cómo mi cuerpo se movía de manera extraña y violenta, y no podía hacer nada por evitarlo. Estaba ahí, era mi cuerpo, pero no podía controlarlo. Vi entonces campos verdes… Extraño ya que había crecido entre desierto y tierra. Pero eran campos verdes y fértiles. Los árboles estaban cargados de fruta jugosa y el río estaba limpio, su agua era cristalina… Allí nadie podía morir. Allí era fácil sobrevivir. ¿Debería ir a buscar mi sitio? Entonces noté que ya no temblaba. De hecho… no sentía dolor. Eso no era una buena señal… El dolor te demuestra que estás vivo.

Me vi reflejada en las aguas del río. No había sangre. No había heridas. No había siquiera polvo en mis mejillas. Mi piel blanca estaba reluciente y no había ropas que la cubriesen. Decidí entrar en el río. Sí, era mi última decisión… Dejaría que la corriente me arrastrase al lugar dónde debía estar, dónde pertenecía… Diría adiós a La Compañía. Ya no tenía que luchar por sobrevivir. Ahora era libre.

Bebí de mi odre tras el esfuerzo titánico de montar mi tienda de campaña. Mirándola no parecía demasiado bien puesta, y de haber sido un edificio de piedra seguramente se habría desmoronado matando a todos sus inquilinos, pero a mí me bastaba y era de lona así que no corría ningún peligro pasando la noche dentro. Eso sí, una vez más tendría que dormir bocabajo por culpa de los latigazos.

Tras terminar de beber me sequé la boca con la manga y me encaminé a la poza para rellenar el odre. En el camino me encontré a mi padre, que un terreno dominado por pantanos y humedad en exceso había encontrado unos matorrales resecos.

- ¿Por qué miras tanto esos retorcidos matorrales? Espero que no estés pensando en usarlos…

Quité la silla de montar a Orgullo y con ella mis cosas. Nadie había venido a darme una señal de aviso, así que eso suponía que no había enemigos por la zona. Cogí la tienda y la monté mirando a Orgullo cada vez que escuchaba algún ruido producido por el corcel.

"Qué bien me iría que Codorniz estuviese aquí, así podría dedicarme a otras cosas mientras ella monta la tienda."

Codorniz, la pequeña Oscura huérfana. La había visto atacar a uno de esos chacales con su pequeña daga. ¿Valentía, ganas de ser nombrada soldado? Sea cómo fuere, no estaba por aquí ni parecían haberla visto. Seguramente había caído.

"Lástima. La estaba empezando a apreciar. Siempre está bien tener a Oscuros a tu alrededor. Si hubiese llegado a ser Soldado tal vez me habría pedido ser su hermano de capa." - pensé sintiendo un deje de orgullo. Mi padre me habría tomado más en cuenta, seguro, si un soldado Oscuro me elegía como hermano de capa - "No parecía llevarse demasiado con los K'hlatas que formaban su escuadra. ¿Compartiría mis ideas? Habría estado bien averiguarlo."

- Ikharus - llamé al recluta cuándo le vi cerca - ¿Todo en órden? 

Esperé a la respuesta del viejo Oscuro antes continuar.

- Reclutas, vamos a establecer guardias. No somos muchos efectivos, así que serán guardias individuales. Por lo que veo vosotros no sufristéis herida alguna en la batalla. - digo a los reclutas, aunque era obvio su cansancio y no quería arriesgarme a que me matasen en medio de la noche porque un recluta se dormía. - Ikharus, harás la primera guardia. Si puede ser, de dos horas, así podemos descansar algo más tras la batalla. Después irá León Anciano, Belleza, Mogimba, Mongowa y Perdida, guardias de una hora y en ese orden. Perdida, tú me avisarás a mí para el reemplazo, y Serpiente, tú harás la última guardia. Tras eso y si la noche transcurre sin incidentes, recogeremos y buscaremos a alguno de los pelotones de La Compañía. Hay que informar cuánto antes de lo ocurrido y unirnos al grueso. Descansad hasta que llegue vuestro turno. 

Les despaché con un gesto de la mano.

- Serpiente, espera - le dije firme pero sin ningún tono de superioridad en la voz. Serpiente podía ser una persona irritante, pero también era un soldado y parecía ser que podía ayudar más de lo que aparentaba. - Tu magia. ¿Qué alcance tiene? Sé que puedes saber y ver cosas que otros no con ella... ¿Puedes notar peligros? ¿Puedes proteger el campamento o poner alguna trampa? Y por favor, no me contestes con algún acertijo si mi pregunta te parece estúpida. No soy mago ni tengo contacto con la magia de cerca, así que creo que mis dudas son razonables.  Si puedes hacer algo de lo que te he pedido, nos ahorraríamos el fuego para evitar los posibles depredadores. - ni siquiera me planteaba nada que nos protegiese de los Fantasmas Irredentos y sus "compañeros" Chacales. Eran tantos y nosotros tan pocos que si daban con nosotros podíamos darnos por liquidados.

- Mogimba y Mongowa aún no han vuelto de su misión de exploración.

- Misteriosa huyó con el resto, pero en algún momento debió separarse de los demás. Tal vez haya desertado.

Busco un buen lugar para acampar, y, por la Diosa, que no es nada fácil en esta zona.

Al final encuentro un lugar medio decente y me dispongo a ponerlo a punto.

De pronto, el particular olor a agua, más o menos limpia, me guía hacia una poza.

“Bien, como mínimo, no nos moriremos de sed”

Esbozo una lúgubre sonrisa ante tan desagradable pensamiento.

Un poco más allá encuentro algo para hacer fuego. Me quedo un momento pensativo, meditando sobre si es buena idea hacer fuego o no.

Al fin me saca de mis pensamientos la voz de mi hijo. Me giro y le contesto:

-Hijo, está claro que no deberíamos. Pero si hace frio, o si hay animales por aquí, tal vez debamos arriesgarnos. – Y miro a la tienda, montada precariamente, de Serpiente- Porqué tu tienda no dará para los dos. ¿Verdad?-

Lo digo a modo de chanza, estoy seguro que soy la última persona que quiere en su tienda.

Casi al momento Pelagatos me ordena, no, me pide (Y Pelagatos no le pediría nada ni a la misma Diosa) si puedo montar guardia, de hecho guardia doble.

Por un momento, me ha parecido ver, en el orgulloso oscuro que ahora es Pelagatos, al chiquillo que correteaba por el campamento. Esta visión me enternece un poco, pero no lo muestro, me acerco al grupo principal y le contesto:

-Claro, muchacho, cuenta con estos ojos y oídos para guardaros el sueño-

Y me quedo a un lado, vigilante, mientras oigo las palabras que Pelagatos tiene con Serpiente.

“Esto de la magia… No me gusta nada”

ME giro hacia los dos, y poniendo una cara de indiferencia digo:

-¿Crees que es necesario, chico?-

- Pelagatos consiente finalmente en encender un fuego, consciente de que el calor hará bien también a su malherido caballo.

- Se establecen turnos de guardia y la noche transcurre tranquila.

- Serpiente no responde a la pregunta que se le formula sobre la magia, parece exhausto realmente.

BELLEZA:

- Te encuentras perfectamente bien de salud.

IKHARUS:

- Por la mañana te encuentras perfectamente bien de salud, pese a las guardias y dormir a la intemperie.

LEON ANCIANO:

- Pese a los rigores de la vida de mercenario, por la mañana te encuentras perfectamente bien de salud.

PELAGATOS:

- Por la mañana estás casi totalmente recuperado (tienes 22 puntos de golpe sobre 23).

- Orgullo ha empezado a recuperarse lentamente (tiene ahora 4 puntos de golpe sobre 19).