Partida Rol por web

- "Me preocupa el mal yuyu del ojo de Ojopocho... Pero también me preocupa que si nadie más quiere entrenarlo, no le entrene nadie... Eso sería preocupante." -

- "Pelagatos, tú conmigo." -

- "Chamán, necesitas recuperar tu orgullo." - Dice clavando un dedo que parece hecho de acero en el pecho de Rastrojo.

- "Intentaré entrenarte." -

- "Elijo al Tagliano, si no le ha escogido nadie ya." - Dice señalando a Sicofante.

Drama resopla y mira fijamente a Serpiente como si intentara dilucidar si es comestible.

- "Te vienes conmigo." -

Attar asintió a Matador, y se echó su arma al hombro, listo para lo que el mestizo quisiera hacer para entrenar. 

La verdad es que, en el fondo, se alegraba de que Matador se acordara de él. Era cierto que eran Hermanos de Capa, pero le parecía ver que no todos estaban igual de contentos con sus Hostigadores, así que no dejaba de ser significativo.

-Attar está listo-dijo en Oscuro.

Cuando puso por fin el pie en tierra se alegró. El era un animal de tierra, no uno de agua, aquello de ir por el rio no era para él.

Durmió mal. Las pesadillas en las que el agua se empeñaba en aparecer se sucedieron, mezcladas con una desagradable voz que lo animaba a perderse en las profundidades oscuras del rio. Se despertó varias veces y cansado ya de intentar descansar en paz, nada más amaneció, se dirigió a lavarse un poco y hacer sus necesidades en un rincón apartado de los demás.

Al poco de volver con el resto, llegaron las noticias. Iban a tener dos días de entrenamiento, dos días sin agua de por medio. Fantástico, por fin algo de acción.

Formó con el resto de sus compañeros y sonrió a Grito cuando lo eligió.

-Intentaré no defraudarte en el entrenamiento. Me esforzaré todo lo que pueda, y más. Eres mi hermano de capa, te lo debo.

Jabalí estaba contento por la perspectiva de los dos días siguientes. Entrenar con su hermano de capa era una buena oportunidad de aprender, de demostrar lo que podía hacer, de lo que sabía hacer.

Pero por otro lado le preocupaba no poder conseguir lo que la pitonisa le había dejado encargado. Y dos días más sin hacer aquello que ella quería hacer para alejar a su hermano de su vida parecía mucho tiempo así de repente ahora que había perspectiva de poder acabar con aquellos malos momentos.

Sabía que no había opción, que tendría que procurar aprovechar el tiempo y conseguir aquellas cuentas de cristal lo más rápido que pudiera, quería tenerlo todo para cuando la pitonisa le llamara. Solo deseaba que no fuera demasiado tarde...

Recibo con agrado la petición de Vieja Guardia y me siento orgulloso que Lagrimita también quiera entrenar conmigo. Ambos son grandes luchadores con gran fama en la Compañía. Hago un gesto de agradecimiento a Lagrimita por sus palabras, Loor tendrá un gran guerrero a su servicio.

-Gracias Vieja Guardia, es un honor para mi compartir entrenamiento contigo, estoy seguro que podrás enseñarme mucho más que un par de trucos.

Vieja Guardia era un soldado veterano con mucho renombre entre sus compañeros y que además de combatir bien seguro que tenía muchas anécdotas que contar. Me pongo a su disposición inmediatamente.

KHADESA:

- Ayudas a Cresta una y otra vez a esquivar todas las rocas, incluso las que apenas se ven.

- "Yo puedo entrenar a Uro." -

Vieja Guardia se lleva a Matagatos algo lejos, para no estar rodeado de los demás mientras entrenan.

- "Vamos a correr un poco, Attar. Es importante mantenerse en forma." -

Campaña sonrió al saber que sería Divisora con quién iba a entrenar, su fama como luchadora era conocida por todos los miembros de la Compañía y además era una mujer muy agradable. En una ocasión, cuando Campaña era pequeño, ella consiguió que dejase de llorar sólo con su sonrisa.

- Es un honor para Campaña entrenar con Divisora - dijo el gigante con la mano derecha sobre el corazón.- Campaña quiere aprender... Campaña está listo...

- "De acuerdo, ahora somos leones al acecho. Vayamos de caza." -

Grito y Jabalí se alejan corriendo.

Ojopocho había pasado el tiempo del viaje por el río haciendo el perezoso, no se le había requerido para nada, y ni siquiera se habían percatado que estuviera ahí, desde que bajaran de nuevo a tierra Ojopocho miraba a su alrededor cogiendo plantas y frutos, buscando aquello que le pudiera ayudar en sus tareas de aprendizaje. A la hora de formar según la orden de LenguaNegra, Ojopocho estaba entre los primeros, y entre los primeros a la hora de ser elegido por el escuadrón de infantería, aunque ninguno de ellos quisiera siquiera dirigirle una mirada.

Finalmente fué Preocupado quien se preocupó por él, parecía un guerrero fuerte y musculoso, y Ojopocho esperaba no quisiera entrenarle a cabezazos..., cuando todo se empezó a dispersar se acercó a él - Te saludo Preocupado, y te agradeceré tus enseñanzas. ¿Cuando comenzaremos?

Ojopocho esperaba tener toda la tarde para pasear por los alrededores y ver los cambios que hubiera podido verse en la flora y fauna del lugar, y buscar algunas hierbas y plantas con las que hacer algun preparado de los de Frontera... si Preocupado pretendía enfrentarse a Ojopocho, éste se defendería con todo.

- "Me gustaría enseñarte algo acerca del exquisito arte de la espada tal y como se practica en las lejanas tierras del Océano Occidental. Ven conmigo, Campaña." -

Los dos se alejan.

Uro había acudido a la llamada de Matagatos sin apenas entretenerse en otras cosas, aunque no lo pareciera estaba ansioso por comenzar su entrenamiento con la Infantería. Sin duda alguien de aquel pelotón se daría cuenta de las verdaderas capacidades de Uro para el combate y obtendría por fin su gloria negada.

Permaneció inmóvil, mirando al frente, mientras los Soldados del Pelotón de Infantería iban escogiendo a sus pupilos. La mayoría de aquella gente no merecía el respeto de Uro, pero este ni siquiera se molestó en hacerles ver lo mucho que les despreciaba, se limitó a mantener el gesto inexpresivo que le caracterizaba.

Cuando Garzung declaró su intención de entrenar al bárbaro, Uro le miró de arriba a abajo y, finalmente, dio un paso al frente.

- Uro listo - dijo en una especie de gruñido y se quedó mirando a su instructor con los ojos entrecerrados.