Partida Rol por web

Te sorprende la afabilidad con la que te responde el gigante. No parece querer abusar de su imponente aspecto para imponerse y trata de ser amable en todo momento.

- ¡JAJAJA! ¡Claro que sí, amigo! Ahora le diré a la camarera que le cante algo.

Haciendo una pausa cambia de tema.

- Entonces dos de cuatro, ¿Es así?- dice mientras cuenta y sopesa detenidamente las monedas de Raff.- Muy bien, si me disculpas un segundo te doy las llaves. ¡Disfrutad de vuestra estancia en el Pez Silbador!

En un instante Gruenab te da las llaves para acceder a las habitaciones.

- Vuestras habitaciones están en el piso de arriba, cuando acabéis la cena una camarera os enseñará el camino. ¡Gracias amigo!

- Vaya, yo esperaba alguna bronca tabernaria. Comienza el druida, Hemos encontrado el lugar más tranquilo de todo Flanaess para cenar. Cualquiera le dice que no al señor propietario, acaba con una pequeña risa.

Bueno, salvo que queramos dar un paseo por la noche de Greyhawk, lo mejor seria irnos a dormir y mañana encontrar algun quehacer digno de nuestras mañas.

Habiendo preparado su "trampa", Raff se sentó nuevamente con sus compañeros con aire espectante, casi impaciente.
-Bueno, he rentado dos habitaciones para cuatro personas, estas son las llaves.-Dijo sacándolas del bolsillo y mostrandoselas al resto.-No me hago problemas por quienes sean mis compañeros siempre y cuando me deje dormir en paz, organicensé como prefieran.-Acto seguido se recostó sobre el respaldo, esperando ver como terminaba su triquiñuela.

Miró de reojo a Raff, primero al irse y después al volver con las llaves. Y en ese momento, al ver hablar al gigante con la camarera, algo le dio mala espina en la forma que el pícaro sonreía y se acomodaba, expectante.

Había aprendido a no esperar nada bueno de él, y sin duda, conociéndole, algo estaría maquinando, sobre todo en una noche tan aburrida como aquella, en un lugar sin música, sin juego y sin mujeres.

Suspiró. Como fuera, daba igual, parecía que iba a acabar el día tan aburrido como lo había empezado, aunque al menos, se dijo, más caliente que al despertar.

Viendo que la clérigo le ignoraba deliberadamente, ¡que desfachatez!, decidió recostarse en su mesa esperando la cena. Comería rápido, decidió, y después se iría a dormir rápidamente.

Con suerte a la mañana siguiente podría despertar pronto y darse una vuelta por la ciudad, en busca de alguna diversión de las pocas que ofrecían la luz del alba.

Se nota el cansancio acumulado en nuestros cuerpos, sin contar que la comida tarda en llegar, y que el ambiente no acompaña. De repente Raff se levanta, va a hablar con el gigante y vuelve con dos llaves de diferentes habitaciones. Hodrum con una mirada de aviso a Nithael comenta.

- Supongo Nithael, que estarás completamente de acuerdo a dormir en una habitación diferente de la de Elsbeth, a no ser que ella decida lo contrario - dijo moviendo los dedos. Después mira a Barkanar - y respecto a lo de nuestros compañeros animales no creo que suponga un inconveniente que duerman en la misma habitación, ya que de una manera u otra estamos ligados a ellos, igual que ellos a nosotros y no causarán problemas. -

Con intención de animar un poco el ambiente, Hodrum hizo aparecer varios fuegos fatuos de diferentes colores y empezó ha hacer malabares con ellos (o al menos a imitar que lo hacía), y para acabar lanzó todos al aire y cada uno representó una explosión de fuegos artificiales, pero con un volumen adecuado para la sala.

Cuando acabó su actuación hizo una reverencia a sus compañeros y satisfecho se sento de nuevo en su asiento.

Mientras estáis discutiendo sobre el reparto de las habitaciones, alguien se acerca a vuestra mesa. Parece que habéis atraído la atención de algunos dentro de la posada. El hombre parece engalanado con varios símbolos religiosos.

- Disculpadme viajeros... ¿Podría acompañaros en esta ronda?

Dice educadamente.

- Mi nombre es Talasek.

Raff miró con aire desconfiado al extraño, pero siendo que parecía ser alguna especie de figura pública, dudaba que representara una amenaza inminente. -Mientras que no pretendas que nosotros te paguemos la bebida, por mi no hay problema, no se según el resto...-Y sin esperar respuesta agregó.-Bueno, de todas formas la noche está muy aburrida, te acepto la charla aunque ellos se opongan.-Dijo con sonrisa socarrona.-¿De dónde vienes, Tasalek?

El alcohol habia hecho un ligero efecto en el druida, Vamos adelante Maese Talasek. Señala una silla vacia de una mesa cercana, Tomad asiento y decirnos que os hace arrimaros a una compañia tan interesante como la nuestra

Hodrum siempre estaba a favor de compañia externa al grupo, no solo por la compañia que podían ofrecer, sino también por la información que podrían darles o la que ellos les podrían sacar sin que se diesen cuenta, además que cuanto más alcohol pasase por sus gargantas más se les ablandaba la lengua.

- Por favor Talasek, tome asiento y pida algo para beber, nosotros ya hemos pedido. - Dijo de manera educada - Y cuentenos que le trae por este lugar o hasta nosotros. Somos todo oidos. - Hodrum se puso a pensar un momento  - O tal vez quiera que le contemos alguna historia que hayamos pasado en nuestros viajes para animar la noche. -

Entonces se puso a pensar en sucesos graciosos o de acción que les hubiese ocurrido durante el recorrido, pero en ese momento su cabeza no estaba por la labor de ayudar a recordar.

Dejó de lado su pasiva posición, esperando aún la comida y bebida, que no llegaba, cuando aquél hombre de aspecto religioso aunque marcial se presentaba buscando su compañía. No era muy dado a las religiones, y eso era ser amable con sus conocimientos sobre ellas, pero aquél parecía pertenecer a algún tipo de orden, y si estaba extendida, seguro que, en algún rincón de su mente, habría algún rastro que le llevara a deducir algo más que su simple aspecto. 

Hizo un vago gesto afirmativo mientras ofrecía, con la mano, asiento a Talasek, aunque todo esto apenas consciente, pues ya había empezado a dar vueltas en su cabeza a cualquier pequeño dato que pudiera reconocer de aquellas vestiduras. 

- Sois muy amables.

Dice el hombre mientras toma asiento. Dirigiéndose a Raff, continúa hablando.

- No se preocupe señor, por esta noche estoy servido- dice con una ligera sonrisa-. Greyhawk es mi hogar desde hace muchos años, podría considerar que soy nativo de esta tierra.

Dirigiéndose ahora a todos:

- Sed bienvenidos a Greyhawk, entiendo que sois extranjeros. Tengo entendido que os habéis interesado por algunos de los problemas locales, lo que me hace pensar que buscáis trabajo... Pero empecemos por el principio, ¿Habéis reservado ya vuestras habitaciones en El Pez Silbador? ¿Necesitáis que os aconseje sobre algún lugar en la Ciudad Libre?

Talasek parece amable y dispuesto a ayudaros con vuestras dudas sobre la ciudad.

Crees probablemente que se trata de un Caballero de alguna orden de Sant Cutberth

Sonrió, un gesto apenas perceptible pero que ahí estaba, presente, mientras el paladín se sentaba junto a ellos y, como si de una charla ocasional se tratara, empezaba, a su entender, a sacar información sobre ellos. Puede que simplemente quisiera ser amable, pero había algo en él que no le gustaba, y sabía con certeza el que. 

Las ropas de aquél extraño y su experiencia personal en el mundo le decían que aquél hombre pertenecía a alguna de las órdenes de San Cutberth, y no es que tuviera especial odio, ni conocimientos, sonbre los dioses y sus enseñanzas, pero sí que detestaba estar cerca de los fieles súbditos de la mayoría de esas deidades, sobre todo cuando la preocupación de dicho clero acababa por ser el orden y la purificación de los pecadores, cosa que él, para los cánones de aquellas iglesias, estaba seguro de ser de numerosas maneras. 

Sin duda, haberse encontrado con aquél hombre allí, era otra de las grandes "ventajas" de una taberna como aquella.

Pese a todo mantuvo su sonrisa, a medio camino entre la burla y el sarcasmo, mientras escuchaba a Talasek hablar y hasta que acabó. Luego cerró los ojos, suspiró, se volvió a recostar en la silla con los brazos cruzados, y ladeó la cabeza como si quisiera dormir. No necesitaba ninguna ayuda que un sacerdote pudiera ofrecerle, así que era mejor esperar la cena haciendo ver que, por él, podía irse a buscar a otros desamparados viajeros. 

Raff se detuvo un momento a pensar que responder. Sin duda un extraño que se acerca con actitud servicial a un grupo de completos desconocidos es algo raro de ver. Sin embargo, por alguna razón, le resultaba dificil desconfiar del... ¿Paladín?-Es inusual tanta hospitalidad en un extraño, pero es bien recibida por mi parte. Si, en efecto, somos un grupo itinerante que busca ganarse la vida entre aventura y aventura... Llegamos hace muy poco a la ciudad por lo que no hemos recorrido nada, y aunque el interes profesional me insta a preguntar dónde podemos llegar a conseguir trabajo, el interes personal me insta a preguntar primero a quién sirves, si no te ofende. Una armadura como esa no se ve todos los días.- Finalmente las bebidas llegaron a la mesa y sin dudar un segundo, hechó un largo trago de cerveza mientras esperaba respuesta.

Con una mueca amable, Talasek fija su mirada en Raff.

- Sí, por supuesto. Greyhawk ya no es la amable ciudad que era antes. No sabemos en quién podemos confiar.- Haciendo una pausa para atusarse el bigote continúa con su discurso.- Soy Sir Talasek Thraydin, fiel servidor de San Cuthbert.- Dice mientras se lleva la mano al pecho y eleva la mirada al cielo.

-Saludos noble clerigo de St Cuthbert. El druida para un momento, para acto seguido continuar.

-Que esteis a estas horas en un lugar como este, quiere decir que algo os debe apremiar. Una leve sonrisa se muestra en la comisura de los labios de Barakanar,

-Como bien ha dicho mi compañero Raff, acabamos de llegar hace pocos momentos a Greyhawk y estamos dispuestos a escuchar lo que apesadumbra vuestro corazon, noble Talasek. Se cruza de brazos esperando la respuesta

El rostro de Sir Talasek se torna apesadumbrado.

- Esta ciudad solía tener leyes sobre ciertas cosas. Pero ahora, las leyes siguen ahí y nadie las cumple. Nunca pensé que vería la ley dar la espalda a los ciudadanos de bien y mirar hacia otro lado para los transgresores de la misma.

En voz baja, angustiado, Thlasek le dice que ha detectado un mal creciente, pero no puede determinarlo con precisión.

- He estado recibiendo esa sensación durante muchos meses-, dice.- Los oficiales de la ciudad parecen indiferentes al problema. No puedo decirles donde buscar, por lo que sólo me dicen que no pueden hacer frente a un problema que no existe. Pero he visto algunas cosas extrañas. Han llegado tipos extraños a la ciudad. No son las familias de agricultores o comerciantes típicas. Son demasiado tranquilos y distantes. Claro, siempre habrá gente así, pero ha habido muchos últimamente. Siempre vienen solos. Y siempre parecen encontrarse entre ellos. No sé donde viven; he tratado de averiguarlo. Simplemente parecen desaparecer en la ciudad. Greyhawk solía acoger una gran cantidad de aventureros como vosotros. Pero últimamente, salen de la ciudad poco después de su llegada. He oído que sus habitaciones son saqueadas, que sufren emboscadas, y reciben amenazas.

Talasek se queda en silencio por unos segundos y a continuación, añade en tono de disculpa.  

- No estoy tratando de asustaros. Pensé que deberíais saber algo de esto para que podáis vigilar vuestras espaldas. Pero estoy arruinando vuestro tiempo de esparcimiento, y por eso me disculpo. He hablado demasiado. Os diré algo. Dejad que os muestre la ciudad mañana. Realmente es un gran lugar. Prometo ser más divertido y mostraros algunas cosas realmente interesantes. Esta ciudad tiene tesoros que no encontraréis en ningún otro lugar. ¿Qué me decís? Nos encontraremos aquí justo después del desayuno.

El druida escucha las palabras de Talasek interesado. - Bien, entonces mañana nos veremos por la mañana noble Talasek. Vendreis a buscarnos, o quedamos en un sitio concreto ¿?, pregunta el druida, con un punto de ansiedad.

Cuando el humano se ha marchado, el druida habla a sus compañeros en tono sombrio. - Deberemos hacer guardias, por lo que ha dicho Talasek esta noche probablemente tendremos visita
 

Hodrum empezó a pensar en todo lo que había dicho Talasek, y sobre los asaltos nocturnos o lo viajantes excesivamente tranquilos.

- No sería mala idea que durmamos todos en una misma habitación, entre nuestros acompañantes animales y nosotros, supongo que si hay alguna incursión a nuestra habitación nos enteraremos. - Hodrum reflexiona un momento y continua - También podemos bloquear la ventana y la puerta, aparte de comprobar el techo por si hay alguna entrada secreta de los malechores. -

Hodrum hechó un vistazo a sus compañeros por si alguno tenía algo que aportar a sus pensamientos.

- De todas formas, pase lo que pase esta noche, mañana tenemos guia para visitar la ciudad y podremos investigar un poco lo que ocurre. - Mira a Nithael que es el más agarrado - Y si esto se convierte en un trabajo temporal no te preocupes que pediremos una remuneración por ello. -

Cuando acabó de hablar pegó un buen trago a su bebida mientras que se relajaba en el asiento.