Partida Rol por web

Las viandas y las rondas de cerveza y otras bebidas van llegando a la mesa. La comida es suculenta y en general el ambiente y la compañía son agradables.

Sir Talasek se despide amablemente tras preguntar de forma educada vuestros nombres de nuevo.

- Nos veremos mañana a la hora del desayuno, señores. Que pasen ustedes buena noche.

Talasek saluda a Gruenab antes de abandonar el establecimiento.

Algo ha llamado tu atención. Poco después de la llegada de Talasek, notaste que un hombre entró en la taberna. Tras sentarse, cambió de ubicación varias veces, cada vez mas cerca de vuestra mesa. Finalmente, tras la marcha de Talasek el hombre abandonó la posada abruptamente, dejando lleno un vaso de sidra que acababa de pedir. El hombre llevaba una túnica de color azul oscuro y estaba jugando constantemente con una pieza de joyería que colgaba de una cadena alrededor de su cuello. Podrías reconocer a ese hombre si lo vieras otra vez. Aunque hasta ahora no le habías dado mayor importancia.

Y una vez el hombre santo sale por la enorme puerta de la posada, Raff se despide del resto y va a acostarse, intentando aprovechar todo el sueño que pueda hasta que le toque su guardia.

Tras esperar pacientemente y comprobar que la sala esta libre de personajes sospechosos, el druida hace un gesto a sus compañeros para que se acerquen.

- Compañeros, con el dedo indice llama su atencion, las palabras de Talasek puede que encierren una verdad, he visto a un hombre que ha llegado despues de él, estaba muy interesado en nuestra conversacion y que ha abandonado la taverna despues de marcharse.

- Esto quiere decir, que puede que estemos en peligro y será mejor que nos tomemos en serio nuestra protección esta noche
 

Hodrum hecha un vistazo rápido pero disimulado a la parte que tiene visible de la taberna, pero no ve nada anómalo, de todas formas no duda de las palabras de Barakanar.

- Pues entonces no deberíamos perder más tiempo aquí. Terminemos nuestras copas y jarras, recojamos nuestras cosas y preparemos la habitación ante una probable visita nocturna no deseada. - De un trago se acabó lo poco que le quedaba en la copa y le dijo a Kirara (su comadreja) que se metiese en su túnica cuando hubo acabado la pechuga de pollo.  La pobre venia todo el camino sin probar casi bocado, y Hodrum no podía negarle la cena.

- Caballeros, leopardo. - Se levanto he hizo una pequeña reverencia - Yo y mi comadreja vamos subiendo a la habitación. -

Hodrum se dirigió a las habitaciones dando un pequeño vistazo a su alrededor y despidiendose del posader y la camarera.

Una de las camareras acompaña a Hodrum escaleras arriba para mostrarle la habitación. Fijando la vista en el resto, pregunta:

- ¿Ustedes no suben? Gruenab quiere cerrar, es tarde.

Mientras subís las escaleras, podéis escuchar los sonidos típicos de una ciudad a altas horas de la noche: marineros que alzan su voz con cánticos sobre los peligros del mar mientras acuden a trabajar, borrachos intentando encontrar el camino a casa, gatos maullando y ronquidos. Todo parece en orden.

El druida se estira en su mesa. Ahmmm. Parece que las bebidas espirituosas han hecho su efecto, yo me subo a la habitacion, compañeros

Había permanecido callado prácticamente todo el rato que el paladín había estado presente. Sus miedos y preocupaciones no significaban nada para él, ni le importaba si la criminalidad en aquella ciudad crecía hasta derribar sus mismos cimientos. Aquella urbe era una simple parada mas, un lugar de paso. No era su hogar y no alcanzaba a sentir lástima por Greyhawk. Sin embargo, sus pertenencias y su propia seguridad era otro cantar. Él no había visto nada raro en la taberna, aunque era cierto que había hecho un fuerte intento por mostrarse ausente durante la charla del santo guerrero (tanto que había ignorado las chanzas dirigidas a él), pero si su compañero druida decía haber visto algo sospechoso, era suficiente para tomar medidas. 

Apuró los restos de su cena y terminó su vino de un trago cuando la camarera fue a despedirles, y después, tras un dramático estiramiento, como si tuviera mucho sueño, se levantó y siguió a sus compañeros por las escaleras, deteniéndoles cuando vio seguro hablar sin que nadie estuviera espiando su conversación. 

Acercó sus cabezas en un círculo cerrado, para no tener que alzar la voz, y habló en un susurro apenas audible más allá de su reunión. 

- Podemos aprovechar que tenemos dos habitaciones y poner trampas en una de ellas. No hace falta que sean mortales, pero si aseguramos las dos, si de verdad nos atacan y se confunden nos servirá de aviso y les hará perder tiempo. 

Hizo una pausa, quedándose pensativo durante unos instantes, para luego mirar a Raff, que seguramente sería el más hábil, por experiencia, con esas cosas. 

- Si desmenuzamos la piedra alrededor de las ventanas podremos evitar que claven ganchos, ya que lo más probable es que se suelten por el peso. También podríamos poner algo afilado en el marco para que no puedan colar ninguna cuerda, y por supuesto poner algo para evitar que pasen por ahí. Con las camas podemos hacer algo para atrancar la puerta, aunque no veo cómo sin quedarnos al menos uno dentro... - Volvió a quedarse ausente, ideando alguna otra manera -. Aunque tampoco hace falta bloquearles, simplemente ralentizarse y hacerles perder tiempo y el factor sorpresa. Podemos partir algunos maderos de la cama para hacer de sierra en la ventana y usar tablones astillados como abrojos en el suelo. 

Sonrió, sin duda emocionado con tender una trampa a los que podrían querer asaltarles a ellos. 

- En nuestra habitación con hacer guardias y alguna otra defensa nos valdrá - Guiñó un ojo a sus compañeros. Se le veía animado y activo, todo lo contrario a lo que había dado a entender en el salón -. ¿Qué os parece? 

Raff se quedó pensativo unos segundos, envidiando la agudeza mental de Nithael.-Tus ideas son buenas. Lo de la barricada podrías dejarmelo a mi. Coloco la cama en posición y salgo por la ventana cerrandola detrás de mi. No sería la primera vez que hago algo parecido, el problema es que resultará raro para cualquier transeunte que pase por allí, por no mencionar el hecho de que me veran entrar por la taberna nuevamente.-Hizo una pausa para dar un vistazo alrededor.- Igual y el plan es un tanto complejo. A veces unas botellas puestas en un buen lugar pueden hacer que cualquier malandrín se tropiece o las patee y haga escandalo suficiente como para ponernos en alerta, por no mencionar que no quiero ser yo el que le explique al gigante por qué hemos hecho un desastre en la habitación. Hacer guardia es algo obligatorio.-Raff se perdió un instante en sus recuerdos, pero luego volvió con una nueva idea.- ¿Recuerdan aquella trampa del gatillo de ballesta atado al picaporte de la puerta? Yo tengo la  ballesta y algo de cuerda...

A mi me parece bien, comenta el druida. Acaricia a su compañero, Los sentidos de Findar tambien ayudaran, verdad pequeñin. El leopardo ronronea levemente.

Hagamos guardia, y preparemosnos contra la entrada de intrusos. Intentando no parecer que estamos bajo aviso, podremos sorprender a nuestros posibles visitantes nocturnos
 

Quizás yo también me esté complicando mucho...a veces el gatillo automático puede ser un dedo conectado a unos ojos que miren fijamente a la puerta.-Raff se abstrajo brevemente y miró a sus compañeros detenidamente-... Hodrum, mi buen amigo... ¿De casualidad no sabrás algun conjuro de alarma, o alguna clase de runa o algo que nos ayude en nuestra situación?-A veces se olvidaba de que la versatilidad de la magia era bastante más amplia que la del ingenio.

Hodrum no podía aportar mucho, estaba más preparado para el ataque y el apoyo a los compañeros que para bloquear o inutilizar mecanismos, aun así le gustaban los trucos de ilusionismo como el que le había lanzado a Nithael antes de entrar en la ciudad.

- Si quereis podemos colocar un cartel en la puerta que ponga " Si entras sin permiso invocaras a espiritus de ultratumba" - Antes de que dijesen nada añadió - Si, si, lo se, van a entrar igual. Pero ellos sabiendo y habiendo leido eso con anterioridad si cuando entran yo lanzo un conjuro que simule esas voces fantasmales, mermaremos su moral, y les introduciremos algo de miedo en el cuerpo -

Se encogio de hombros - Quien sabe, puede que funcione - luego, mirando a Raff - Sobre lo de la ballesta..., quizas habra la puerta un inocente y lo enviemos al otro barrio, así que no creo que debamos colocar esa trampa, pero lo de las botellas es buena idea. Nos sirve de alarma poner unas cuantas delante de la puerta y otras en la ventana. -

Cuando termino de hablar buscó una cama libre y dejó allí sus trastos, a la vez que se sentaba en ella y probaba la comodidad de esta.

Asintió. La verdad es que podría ser que estuviera siendo un tanto... exagerado. Las últimas palabras de sus compañeros, sobre todo Hodrum, le habían hecho recapacitar en cierta medida. Por un lado no quería cabrear a un gigante destrozando una habitación en su posada (tampoco tenía intención de pagar los daños claro), y por otro, bueno, siempre estaba la posibilidad de que entrara otra persona, como la agradable que no agraciada camarera, y entonces... Suspiró. No, era mejor evitar las trampas mortales, pero lo de las botellas no estaba del todo mal. Lo de las voces fantasmales ya empezaba a ser un tanto surrealista, pero podría llegar a ser incluso divertido. 

Y todo esto teniendo en cuenta que era la primera noche en la ciudad y no creía que nadie fuera tan estúpido de atacarles tan rápido, sin siquiera haber vigilado un poco sus hábitos de costumbre y haber analizado los puntos fuertes y débiles del grupo. 

En definitiva, que era bastante improbable la incursión de un grupo de bandidos en sus habitaciones y él estaba muy cansado. Y como Raff se había ofrecido a armar la trampa de la ballesta, no podía pensar que no estuviera también dispuesto a bajar de nuevo a pedir él unas botellas al amigable y enorme tabernero. Al fin y al cabo el estaba muy amable y generoso, había que aprovechar. Con una sonrisa y una elegante gesto, abrió su bolsa y sacó 10 relucientes piezas de oro que tendió hacia el pícaro.

- Ya que eres el más hábil en estas cosas - dijo, decidiendo empezar con un pequeño halago que le hiciera estar más propenso a hacer lo que se le pedía -. ¿Por qué no bajas y consigues unas botellas vacías y una de buen vino llena? Luego nos ponemos manos a la obra y lo celebramos después - Sonrió amable - ¿Qué te parece? 

Dicho esto siguió el ejemplo de Hodrum y dejó sus cosas, de manera ordenada y perfecta, junto a otra de las camas libres, la más alejada del mago, y se tumbó, con un sonido de alivio al descansar al fin su cuerpo sobre un colchón decente.

Yo si quereis hago la primera guardia

-Tan temprano en nuestra aventura, tan tarde en la noche y ya nos toca hacer sacrificios. Está bien, bajaré las escaleras, pero no digan que no perecí como un martir.-Dijo Raff mientras atajaba las monedas y abría la puerta.
Bajó las escaleras y le pidió al tabernero una botella de vino y algunas botellas vacías. Al volver le dio la botella llena a Nithael y se dispuso a colocar las demas botellas junto a la puerta.-Tomaré la segunda guardia, como hacemos siempre.-