Partida Rol por web

Una vez servido el desayuno, la camarera se queda un poco perpleja ante vuestros comentarios.

- ¿Sueños extraños? Para nada señores, no hemos oído nada al respecto. Normalmente nuestros huéspedes afirman haber tenido un apacible descanso en nuestra posada.

Al oír comentarios sobre Talasek, la camarera reacciona.

- ¿Talasek? ¿No es el amable caballero que estaba con ustedes anoche? Tiene muy buena relación con Gruenab y suelen reunirse para hablar sobre la ciudad. Hoy no ha aparecido.

La verdad es que a estas horas Talasek debería haber hecho su aparición, pero no es así. La posada aún permanece cerrada para el resto del público, pero las palabras de la camarera hacen pensar que si Talasek hubiera venido, estaría hablando con Gruenab en la barra.

El druida ligeramente alarmado, pero no del todo sorprendido se dirige rapidamente a hablar con Gruenab.

Saludos, noble Posadero, dice con una leve reverencia, habiamos quedado esta mañana con Talasek el clerigo. Pero la posadera nos ha informado que es muy extraño que no haya llegado todavia a esta hora. Meneando la cabeza, Talasek ayer estaba atribulado y parecia que tenia una gran carga encima. No podrias decirnos si teneis alguna noticia de él, o si por ventura conoceis su lugar de residencia, de manera que podamos ir nosotros a buscarle

El gigante arquea la ceja al oír tan educado saludo por parte del druida.

- Buenos días, señor. ¿Ha dormido usted bien?- Dice con una amplia sonrisa.

Al oír las palabras sobre Talasek, Gruenab muestra mucha más seriedad en su rostro.

- No, no sé dónde vive. Es uno de mis más habituales parroquianos y nunca falta a una cita. Quizá se ha retrasado por alguna razón.

Hodrum usó a su mascota como espía, y le dijo que fuese con Barakanar. De esa manera podría saber lo que decía el tabernero y comentarlo con sus compañeros que estaban en la mesa.

- Amigos, Gruenab tampoco tienen noticias de él y no sabe por donde vive. - Dijo cuando termino de comunicarse con Kirara - Esto es cuanto menos sospechoso, y tendremos que recoger y empezar a movernos antes de que se enfrien las posibles pistas. Aunque nuestro guía a desaparecido, y la ciudad no nos la conocemos. - Hodrum se acarició la barbilla mientras pensaba en que se podria hacer, o al menos por donde poder comenzar a buscar - Podríamos preguntar a Gruenab si conoce un guia de confianza, o al menos indicaciones de donde está la iglesia a la que Talasek rendía culto. Puede ser que fuese un buen lugar para empezar la busqueda, además los parroquianos de la iglesia puede ser que sepan donde vivian. -

A pesar de que Talasek parecía entusiasta y sincero, han pasado dos horas tras finalizar vuestro desayuno y el caballero no aparece.

De repente, violentos golpes en la puerta resuenan en todo el salón principal de la posada. "¡Guardia de Greyhawk, abra la puerta!" - Se escucha claramente.- No está abierto todavía señores.- Responde Gruneab. - "¡Abra! Se trata de un asunto oficial..."

Finalmente el gigante accede a abrir la enorme puerta y cuatro guardias irrumpen en el establecimiento. Tras observar detenidamente el enorme salón, los cuatro guardias se dirigen hacia vosotros.

Cuando los guardias entraron en la habitación Raff miró de reojo al resto de la mesa-¿A quién has molestado, Nith?-Susurró. Al ver que los guardias se acercaban hizo un bostezo falso para intentar esconder un gesto de fastidio y saludó levemente con la mano a los guardias.-Buen día señores ¿En qué podemos ayudarlos?- Dijo con la voz más tranquila de la que era capaz ¿Qué quieren estos tipos? No hemos cometido ningún crimen aquí...por lo menos no todavía.

- Uh, oh resopla el druida. -Nadie ha hecho nada esta noche, asi que o alguno tiene deudas pendientes en la ciudad o esto va a tomar un giro extraño y nada bueno para nosotros. El druida calla al acercarse los guardias

Uno de los guardias que parece ser la persona al mando se adelanta unos pasos y comienza a interrogaros.

- Señores levántense, ¿Podrían proporcionarme sus nombres? ¿Qué les trae a la Ciudad Libre? ¿Cuándo llegaron? ¿Cuál es su procedencia?- Las cuestiones se suceden con algo de impaciencia pero de forma educada por el momento.

Había permanecido callado, atento a la explicación que el mago les iba dando acerca de lo que el druida y el gigante hablaban en la barra. Estaba bastante convencido en un principio de que el paladín se habría olvidado de ellos, pero cada vez estaba más claro que algo extraño pasaba. Tendrían que acabar el desayuno y buscar su templo, donde tal vez tuvieran respuestas. 

Sin embargo, como no, hasta eso era demasiado fácil para un aventurero, y cuando los guardias entraron por la puerta y se dirigieron directamente a ellos, supo que las cosas no iban bien. 

Aguardó a que el que parecía llevar la voz hiciera sus preguntas, evitando reírse ante el bostezo mal disimulado de Raff y sus palabras. ¿Él? Si no había pisado aquella ciudad nunca, ¡y aún no le habían dado tiempo a montar ningún espectáculo para recordar!

Como fuera dejó de lado esos pensamientos y atendió de nuevo a los soldados, siendo el primero en responder, de manera alegre pero claramente evasiva y llena de sarcasmo.

- Podéis preguntar a vuestros compañeros de la puerta de la ciudad, ellos tienen nuestros nombres y motivos; Entiendo que no queráis pagarles, ¡pero parece que son las leyes! - Sonrió -. Yo es que veréis, bebí demasiado anoche, culpa sin duda de las pesadillas, y no me acuerdo ni de como me llamo - Le guiñó un ojo al capitán, que parecía ligeramente impaciente -. Tú puedes llamarme milord, seguro que me acostumbro. 

Hodrum sabía que esa irrupción no era algo casual, algo había tenido que pasar o alguien estaba detrás de esa visita.

Tranquilamente sacó su libro de conjuros y lo abrió ojeando un par de ellos. Aquello no se sabía como podía acabar, así que más valía estar preparado.

- Buenos dias caballeros, disculpenme si no me levanto pero estoy con la ciática y no puedo mantenerme en pie por culpa del dolor. - Mintió a los guardias - Como bien dice nuestro amigo, en la entrada teneis nuestros nombres y motivos. Llegamos recien entrada la noche porque no pudimos llegar antes, y un guía nos iba a enseñar esta adorable ciudad esta mañana, pero todavía no ha llegado. -

Hodrum tampoco quiso decir su nombre a los guardias, nunca se sabía a quien buscaban y por qué. Con lo que por el momento decidió permanecer en el anonimato.

- ¿Que es lo que ha ocurrido para recibir esta violenta e inesperada visita? - Decidió preguntar - Entiendo que seamos nuevos en la ciudad, pero el tabernero les puede confirmar que no hemos salido desde que subimos a la habitación para descansar de nuestro largo viaje. Así que si no desean que nos llevemos una mala impresión de la amabilidad de esta ciudad a los nuevos viajeros, agradeceríamos una explicación de lo ocurrido. -

Dijo esperando tener la suerte de conseguir algo de información, ya que si ellos hablasen quizas tendrían un punto por donde empezar a investigar.

El ladrón trataba de parecer despreocupado, pero las palabras del elfo lo pusieron un tanto nervioso, no tanto por su contenido como por sus formas. No quiero darles una posición de poder en la charla, ni tampoco hacerlos enojar...Pensó mientras elaboraba una respuesta lo más rápido que podía.
-Resulta muy curioso que nada sepan de nosotros y, sin embargo, no han dudado en dirigirse a nuestra mesa y asumir que somos extranjeros ¿No?- Raff emitió un pequeño suspiro que dejaba ver un mal actuado fastidio.-Sin embargo, como acto de buena fe, diré que tenemos muchos nombres, quienes nos desprecien nos llamarán "mercenarios"; "vagos"; "indecentes" y toda una retaíla de epitetos poco agradables, yo nos considero aventureros. Llegamos ayer por el Sendero del Pantano, donde un par de guardias nos frenaron y nos hicieron pagar un doloroso impuesto.-Tomó un pedazo de pan de la mesa y se lo llevó a la boca.-¿Nefhezitan alfho más?- Concluyó sin haber terminado de tragar.

El druida frunce el ceño un poco nervioso. Porque vendran asi de agresivos, si no hemos hecho nada. Mira las reacciones de sus compañeros, y duda un momento. No tiene mucha experiencia con los guardias de una gran urbe. Mira a su pequeñin un momento, y despues al guardia.

- Yo soy Barakanar el druida, responde dubitativo. Llegamos ayer por el Camino del Pantano y veniamos a buscar trabajo, porque hemos completado nuestro ultima mision al sur del Bosque de Gnarley.

Mira a sus compañeros buscando alguna mirada de aprobación

Miró a Barakanar con la boca abierta y una mueca de estúpido en la cara. Todos habían seguido el juego perfectamente y llegaba el maldito salvaje y lo cantaba todo. Sólo faltaba que les presentara también a ellos y a los animales. 

Luego negó con la cabeza, suspiró y se recostó en la silla, mirando desde su cómoda posición a los guardias.

- Me acabo de enterar que se llama así - Acercó el rostro hacia ellos, poniendo una mano entre su boca y el druida, como si buscara hacer una confesión, aunque sin molestarse en hablar bajo -. Entre nosotros, creía que sólo le veía yo por culpa del alcohol y algunas sustancias del bosque - Sonrió, volviéndose a poner normal y mirando de reojo a Barak -. No esperaba que alguien fuese tan feo más que en mi alocada imaginación la verdad, ¡hoy estamos conociéndonos todos!

Guiñó un ojo al guardia que hablaba.

- A propósito... ¿Podrían proporcionarme sus nombres...? ¿Qué les trae a la Ciudad Libre? Oye, ¿y cuándo llegaron? ¿Cuál es su procedencia? - Sonrió mientras intentaba imitar la voz del capitán; aquello era muy posiblemente el primer paso para acabar en los calabozos de la ciudad, pero estaba siendo divertido.

El guardia parece tornar el rostro más serio cada vez que Nithael abre la boca.

- ¿Tú debes ser el bufón del grupo verdad?- Dice dirigiéndose a él. -Aquí nosotros somos la autoridad y quienes hacen las preguntas. Ayer un Caballero de San Cutberth fue asaltado. ¿Os dice algo el nombre de Talasek? Les pido de nuevo que se pongan en pie si no quieren ser acusados de desacato a la autoridad, incitamiento a revuelta y cómplices de asesinato. Se pasarán varios años en la cárcel antes de ser desterrados...

El oficial al mando parece sincero y muy molesto con vuestra actitud.

Raff le dedíca una rápida mirada de ira fulminante a Nithael, pero no hizo ningún comentario.-Ayer pasamos la noche aquí. Mientras comíamos Tásalek se acercó a nosotros y nos preguntó si podía acompañarnos. Charlamos un rato con él mientras comíamos y entre otras cosas, nos habló acerca de las amenazas y robos que les andan ocurriendo a los viajeros últimamente en este lugar. Se había ofrecido a darnos una suerte de tour por la ciudad hoy y, probablemente, mostrarnos donde podríamos conseguir trabajo, pero no ha aparecido. Ahora sabemos por qué.- Raff habló con el tono más neutro posible. Si los guardias querían problemas los habría igualmente, si solo estaban trabajando, lo mejor era contarles lo que sabían.-¿Está herido?

-Ademas, señala con un tono de voz más pausado, ahora que ya comienza a tener algo claro la situacion, puede preguntar al Maese Gruenab y a la posadera. No hemos salido de esta posada en toda la noche, nosotros no hemos podido ser. El druida señala a la posadera y al Ogro con ambas manos.

Tambien podra preguntar a los parroquianos. El druida se para un momento, como si una chispa hubiese recorrido su mente, Aunque hablando de parroquianos, hubo uno que estuvo muy atento a Talasek toda la noche. Llevaba una tunica azul oscuro y (el druida les da una descripcion del hombre). Una vez que Talasek se marcho, dejo su bebida a medio acabar y salio al poco tiempo de la Posada.

Maese Gruenab o la Posadera podrá confirmarlo, si se acuerdan del hombre en cuestion. Ahora el tono del druida es más confiado

Hodrum se queda mirando a Raff con la boca desencajada cuando pregunta si está herido. Cuando vuelve en sí le dice a Raff.

- No se si te has dado cuenta que nos querían acusar de asesinato.- Hace una pausa para que Raff lo asimile. - Con lo que para mi entender, herido se queda corto -

Luego se dirige hacia los guardias - Caballeros, disculpad nuestro comportamiento anterior, pero pensabamos que venian a buscarnos sin motivo alguno. - Se levantó y se alisó la túnica - Mi nombre es Hodrum. Como bien les ha dicho Barakanar, ayer por la noche tras la salida de Talasek, un hombre que estaba pendiente de nuestra conversación salió a los pocos segundos, pero no le dimos importáncia. Talasek iba a ser nuestro guía, y por ese motivo estabamos esperando aquí hasta que ustedes aparecieron. Cualquier cosa que necesiten pregunten, y si mis compañeros están deacuerdo, nos prestamos a ayudarles en la investigación de lo que ocurre en su ciudad, lo que implicaría que compartiesen la información que ustedes tienen sobre lo ocurrido. -

El guardia es tajante ante vuestras dudas y excusas:

- Aquí somos nosotros quiénes hacemos las preguntas. Sir Talasek fue atacado anoche. Fue capaz de sanarse a sí mismo lo suficiente como para alcanzar el templo de San Cuthbert. Allí, los clérigos fueron capaces de prestarle auxilio, después convocaron a la guardia de la ciudad. Talasek se recuperará, pero todavía está débil y su mente confusa.

Tras hacer una pausa, el guardia sigue con su tono serio:

- Muy bien señores, nos van a acompañar a la Gran Ciudadela. Pueden recoger sus pertenencias.

Resopló, indignado, primero le insultaban (¡bufón! Como mínimo el era un artista...), luego tenía que morderse la lengua (cualquiera seguía hablando con todos sus compañeros reculando como niños asustados a la primera reprimenda), y ahora encima le obligaban a un servicio forzado. Aquello no podía estar pasando; él necesitaba descansar, y no se refería a dormir precisamente. Mujeres, cartas, apuestas y alguna que otra pelea de taberna, eso es lo que buscaba al llegar a la ciudad, no dormir por turnos y a la mañana siguiente ser arrestado. 

Se levantó de un salto, mirando con desaprobación notoria al guardia, y se dio la vuelta haciendo un gesto de soberbia con la cabeza. ¿Les seguiría? Si. ¿Le gustaba? No. ¿Lo haría notar? ¡Faltaría más!

Y así, con todo el orgullo que sólo un elfo podía tener, se fue escaleras arriba a por el resto de sus cosas. 

Hizo esperar adrede, pese a que tenía todo bien preparado, y bajó de nuevo a los quince minutos, con una media sonrisa no del todo disimulada ante la impaciencia de los demás. 

- Bueno, ¿nos ponemos en marcha o esperáis a más guardias? A lo mejor medio centenar no es suficiente para escoltarnos. 

Rió por lo bajo, mientras esperaba a la entrada con la puerta de la taberna abierta. 

El druida miro pacientemente a su compañero elfo. Esperemos que se le pase el berrinche pronto, mientras espera pacientemente en la sala, ya que el druida siempre viaja con todas sus pertenencias encima, se pone a mirar curioso a los guardias.

- Señor Guardia, nosotros no hemos podido ser, cual es la razon por la que nos ordena prender, como si fuesemos vulgares delincuentes, y no una compañia de viajeros que llego ayer por la noche a esta ciudad y no ha hecho nada más que cenar beber y dormir desde su llegada ? Pregunta el druida inquisitivo

- De que se nos acusa ? - remata mirando al guardia