Partida Rol por web

Un poco sorprendido por las palabras de Raff, el caballero comienza a responder.

- Supongo que mis intentos de acabar con la incipiente corrupción que azota la Ciudad Libre en los últimos tiempos es un problema para esa mano oscura que está detrás de ella. ¿Sueños con orbes dices? Siento no saber de qué hablas ¿Por qué lo preguntas? - su tono es comedido y sosegado.

Talasek se dirige ahora a Hodrum.

- Gracias querido mago. La verdad es que mis recuerdos son muy confusos, me drogaron, eso está claro. Siento no poder aportar más pistas sobre mis agresores. Sobre mi pensión, por supuesto, además así quizá podríais acercarme algunos objetos personales que necesito. Mis hermanos creen que es mejor que permanezca unos días en reposo aquí y sería una ofensa no obedecerles. ¿Que me decís?

Mirando finalmente al druida, el caballero concluye:

- Bueno... creo que ya he respondido a tus cuestiones, ¿No es así?- Talasek espera un gesto de complicidad por parte de Barakanar.

Ladeó la cabeza mirando al paladín, justo después de haber mirado con cara de incredulidad a Raff cuando le dio por preguntar acerca de los sueños raros que habían tenidos. Estaba claro que intentar detener la corrupción en cualquier ciudad era algo arriesgado, pero hacerlo en una de las ciudades más ricas e importantes de la zona, bueno, era motivo suficiente para lo que le había pasado o incluso que te mataran. Era bastante probable que algún grupo organizado hubiera perpetrado el ataque, y siendo así era mejor estar en guardia pues bien podrían ser los siguientes.

- Sir Talasek, ¿no tenéis ni idea de quién puede estar detrás? - Sonrió, pensando en las posibilidades -. ¿Tal vez algún gremio de asesinos de la ciudad contra el que hayáis emprendido acusaciones? Contadnos más acerca de esa corrupción que asola la ciudad y sus distintos brazos. Luego veremos que hacer.

Talasek, visiblemente entristecido por no poder aportar muchas más pistas, contesta a Nithael.

- No- dice pensativo-. Parece ser que, quién sea que está detrás de todo esto, ha sido mucho más rápido que yo. Sabía mucho más de mí que yo de él o ellos.

- Sí, mi propuesta para vosotros era para que me ayudaseis a investigar ciertas sospechas que tenía sobre actitudes y sucesos bastante genéricos... A decir verdad, después del ataque estoy muy confuso y no sabría ni por donde empezar- Talasek realiza una larga pausa-. Pero si me permitís, me gustaría pediros un favor. Mis hermanos quieren que pase la noche aquí, aunque físicamente me encuentro bien. Necesitaría algunas cosas de mi habitación de la pensión en la que vivo- mirándoos de soslayo, vuelve a hacer una larga pausa-. Sé que no estoy en posición de pediros nada pero, ya que yo no debo faltar al respeto a mis hermanos, os agradecería que...- El paladín no concluye su frase, esperando que entendáis que necesita vuestra ayuda y que accedáis a ayudarle. 

Raff dudó un momento sobre la propuesta de Talasek, el clérigo no parecía tener malas intenciones pero ayudarlo activamente podría suponer ponerlos en el centro de esta intriga. Aunque de todas formas probablemente ya no podrían salir de Greyhawk sin confrontarse con la guardia, por lo que ayudar a que el asunto termine podría tambien traer algún beneficio.-Supongo que sería una manera de agradecer la advertencia sobre los asaltos a los viajantes... ¿Qué necesita? ¿Tiene la llave de la pensión?- Desvió los ojos evitando la mirada del clérigo, se sentía levemente avergonzado.- Tenemos habilidades que...-dejó la frase en suspenso, buscando las mejores palabras- nos dejarían entrar igualmente, pero prefiero evitar posibles encontronazos con la guardia, el interrogatorio al que nos sometieron debería contar como tortura, no quiero saber como tratan a los ladrones.

Atendió a las palabras de Talasek todo lo interesado que pudo, que a decir verdad no era demasiado debido a la poca información que les proporcionaba. Luego miró a Raff, dejó que una leve risilla se le escapara cuando terminó de hablar, y una vez más centró su atención en el paladín, inspeccionándole una vez más de arriba a abajo, y vuelta para arriba. Parecía que estaba todo decidido, aceptarían aquél encargo y luego, cuando fueran el blanco de atención de pérfidos asaltantes, hechiceros malignos y de la corrupta guardia, entonces saldrían de allí a base de su astucia y habilidad. No era el descanso que había planeado para sus días en la ciudad, pero parecía que Greyhawk ofrecía más que burdeles y tabernas para los viajeros. Con un resoplido de rendición, levantó las manos en un gesto que venía a quitar importancia al asunto, y habló.

- Bueno, entonces le ayudaremos. Espero que esto merezca la pena, Sir...  - Sonrió al clérigo guerrero -. Diga rápido, ¿qué necesita de su casa?

Ante las palabras y por lo que parece las palabras de sus compañeros parecía que la suerte estaba echada. Volvemos a meternos en un lio, penso el druida. Los caballeros andantes estaban en las ordenes de gente como Talasek, pero por lo menos estarian ocupados hasta que el siguiente ricachón les llenase los bolsillos.

— Vale, donde se encuentra esa pensión y cual es el camino mas corto?

Hodrum sabía cual sería la siguiente parada, aunque esperaba a que Talasek respondiese a Raff sobre la pregunta de si entraban con o sin llave y a Nithael sobre lo que necesitaba de su casa, aun así no pudo esperar a que respondiese. Si podía responder a todas las preguntas a la vez mejor.

- Y una última pregunta. Por casualidad y sin pensar que haya alguna información que nos ocultes por nuestro bien o por el simple hecho de que no confias todavía lo suficiente en nosotros. - Hizo una pequeña pausa para que Talasek se quedase intrigado, cosa que a Hodrum le encantaba ver en el rostro de las personas esa esencia de intriga - ¿Hay algo en su morada que puedan buscar los asaltantes? Un objeto, o cualquier tipo de información que pueda afectar a los corruptos de la ciudad por poner un ejemplo. -

Después de soltar la pregunta Hodrum esperó a que Talasek empezase a responder para así poder ponerse en camino cuanto antes.

Talasek responde de forma calmada a todas vuestras preguntas:

- Si me permiten un minuto les escribiré una nota con los objetos que necesito. Son todo cosas comunes y de aseo personal. 

- Si tenéis un plano de la ciudad puedo indicaros el camino y la situación concreta de la pensión.

- Sí, no tendréis problemas para acceder al edificio. Tomad la llave de mi estancia.

Talasek os ofrece una llave de hierro que cuelga de un cordel rojo. También os deja una nota manuscrita con los objetos personales que desea y os indica en vuestro mapa el lugar exacto dónde se encuentra la pensión. Rápidamente hace sonar una campanilla y dos acólitos de San Cutberth aparecen.

- Gracias amigos -dice Talasek en tono amable-. Espero que no os demoréis demasiado o no os permitirán volver a entrar al templo. Está atardeciendo.

Siguiendo sus indicaciones, no tardáis en dar con la pensión. Aunque está atardeciendo, todavía hay mucha actividad en las calles.

Medís bastante bien vuestros pasos creyendo que una amenaza aguarda a la vuelta de cada esquina. Finalmente alcanzáis la pensión sin sobresaltos.

Se trata de una modesta pensión en un lateral de la Calle Procesional. La parte trasera de la misma divide el Barrio Alto de la Ciudad Nueva. La habitación de Talasek se encuentra en la parte trasera del edificio en la primera planta. Nadie os detiene ni os pregunta a la hora de entrar en la habitación.

Hodrum, al llegar a la habitación, y todavía pensando que alguien los podría seguir, miró disimuladamente por la ventana por si veía a alguien extraño.

- Deberíamos buscar lo que nos ha pedido Talasek, y de paso hechar un vistazo por si hay algo que nos pudiese hacer falta. - Hodrum de un vistazo mira a Raff y a Nithael - No venimos a saquear, y que conste que cuando volvamos con él le diremos si hemos cogido algo de lo que hay en la lista. -

Hechando otro vistazo a la calle, Hodrum comentó a sus compañeros - Quizas nos hayan usado de cebo para saber donde vivía Talasek, o posiblemente sean paranoias mias, pero sigo pensando que algo no huele bien en todo este asunto. Así que si nos damos prisa podremos entrar al templo antes de que cierren-

El camino hasta la casa de Talasek se hizo largo debido a la extrema precaución con la que recorrían las calles de la ciudad. Y es que visto desde fuera podría parecer una exageración mirar atrás cada dos metros por si les seguían, llevar la espada suelta por si necesitaban usarla y doblar las esquinas con el doble de atención por si tras el siguiente recodo eran emboscados, pero desde su posición, cuando te dicen que han atacado a un paladín en medio de su rutinario regreso a casa, todo era posible. 

Por suerte llegaron sin problema hasta el apartamento del clérigo, sin llamar la atención ni problemas durante el trayecto. Era extraño y sentía que algo iba mal, que algo no cuadraba, pero sin embargo agradecía aquél momento de relax. Ahora era hora de registrar el sitio, coger las cosas de la lista - ninguna en apariencia fuera de lo normal - y regresar al templo. 

Por su parte, él, quería investigar un poco más a fondo, y pese a las palabras del mago, que vigilaba la ventana, dejó al resto la tarea de encontrar las pertenencias del adorador de San Cutberth mientras el fingía hacerlo a la par que buscaba cosas más interesantes que fisgonear.

No era la primera vez que Raff tenía que recorrer las calles de forma furtiva, y probablemente tampoco fuera a ser la última, pero el trayecto fue tranquilo. A pesar de la vigilancia cuasi-paranoide del grupo nada raro pasó, ni nadie pareció seguirlos o prestarles particular atención. Al llegar al lugar, ya más relajado, Raff se detuvo por primera vez en lo extraño que le resultaba el hecho de que Talasek no viviera en el templo, como (según suponía Raff) lo hacían todos los cargos clericales de casi cualquier iglesia.

Buscaron todo lo de la lista y lo encontraron  en poco rato sin demasiados problemas. Hizo como si las acusaciones de Hodrum lo hirieran profundamente, con una teatralidad casi tan exagerada como la que mostraba siempre Nithael, pero al poco rato se aburrió y siguió buscando lo indicado en el papel.

Al terminar simplemente hizo un gesto con la cabeza en dirección a la puerta.-¿Vamos yéndonos?- Preguntó retóricamente. Él tenía la llave asique aprovechó que era el último en salir para, cuando nadie más mirara, dedicarle al elfo una mirada con una ceja en alto y una sonrisa tan expresivas que casi podía escucharse No creas que no me di cuenta. Compartimos oficio, granuja. Sin embargo, había más complicidad que reproche en el semblante del pícaro humano.

- Mucho cuidado al abrir la puerta, dice el druida mientras agarra su baston con fuerza. - No sabemos si aqui tambien han dejado los atacantes de Ser Talasek alguna sorpesa oculta.

El druida echa un rapido vistazo al quicio de la puerta, para seguir con la cerradura, para comprobar si ha sido manipulada por alguien antes de asentir con la cabeza para dejar paso a Raff con la llave.

Barakanar saca una mueca tras dejar paso - Ya sabemos todos, preparanos para lo peor, esperar para lo mejor
 

A la vista de Barakanar, la puerta parece normal y no contener ninguna sorpresa. Raff inserta la llave en la cerradura y se da cuenta enseguida de que ésta ha sido forzada.

Al entrar en la habitación, os dais cuenta de que Talasek no estaba bromeando cuando dijo que la habitación podía estar desordenada. Hay ropa esparcida por todas partes, varios libros sepultan el suelo, y nada parece estar en su lugar adecuado. Pero a medida que os fijáis  en la habitación, os dais cuenta de que los cajones están vacíos y los estantes han sido despejados. Talasek no es sólo un desordenado, ¡Su habitación ha sido saqueada!

Nithael entonces se interesa por cualquier cosa que pueda daros alguna pista y se da cuenta de que cada centímetro de la habitación ha sido explorado minuciosamente. Incluso los cuadros han sido movidos o descolgados de las paredes.

Cada tanto, cuando Raff se aburría, su imaginación ebullía e imaginaba escenarios completos abstrayendose de manera casi total de la realidad. Las imágenes sobre cómo llegaban a la pensión, recogían las cosas sin problemas y volvían con Talasek a pesar de las paranoias del mago y la indiscreción del elfo fueron tan vívidas que casi parecían reales. Las palabras del druida lo sacaron de su embotamiento.
Raff metió la llave en la cerradura, la giró, empujó la puerta y lo que vió lo dejó helado no tanto por la escena en si, sino por el contraste con lo que él había imaginado. El lugar había sido sacudido de arriba a abajo.

-Supongo que aun podemos encontrar lo que nos pidió.- Dijo Raff con una mueca de disconformidad y poniendose manos a la obra.

Se había imaginado un escenario más halagüeño a su llegada al hogar del sacerdote, como suponía que estaba también haciendo en ya relajado Raff, que  había estado perdido en sus pensamientos mientras recorrían los pasillos de la pensión y hasta ese momento. Cuando el pícaro abrió la puerta y avisó de que había sido forzada, no tardaron demasiado en descubrir el motivo; toda la habitación había sido desvalijada, y un rápido examen por su parte - no meramente informativo, por supuesto -, reveló que quien fuera el culpable se había tomado la molestia de recorrer centímetro a centímetro de aquél lugar, revisando concienzudamente cada armario, cajón, e incluso cada palmo de pared y suelo. La ropa tirada, los cuadros fuera de lugar y los objetos personales y sin valor del paladín eran prueba suficiente de que se había registrado buscando algo.

Como era de esperar, Sir Talasek ocultaba algo y les había enviado - y esta vez a sabiendas - al centro del peligro. Si los asaltantes no habían hallado lo que querían, era probable que vigilaran la casa y les hubieran visto entrar. Sólo habría que pensar un poco para suponer que ellos se irían de allí con algo importante. 

- Joder, ¿por qué tenemos que meternos siempre en estos líos? 

El comentario no iba dirigido a nadie en especial, y pese a ser dicho en voz alta no esperaba respuesta alguna, contrariamente a lo siguiente.

- Bueno, intentemos buscar las cosas que nos ha pedido, tal vez sigan por aquí - Sonrió -. Si encontráis algo de valor, cogedlo, no queremos que ningún otro ladronzuelo se lo lleve, ¿no?

Aunque para él era obvio que eso no era obra de aficionados, o al menos no de la clase de rateros que venían buscando oro y joyas aprovechando el accidente del inquilino. Aquello era como mínimo una manera de maquillar el ataque al seguidor de San Cutberth, una pista falsa para que la guardia cerrara el caso y... No. ¿Y si era una trampa? Si los soldados aparecían en ese momento les pillarían registrando la sala y acabarían una vez más detenidos, y esta vez sin escapatoria. 

- Hodrum, se discreto y vigila la ventana, no queremos sorpresas inesperadas. Los demás, sed rápidos, esto no es seguro.

Dicho esto el mismo empezó a buscar las cosas que necesitaban entre aquél caos, dejando en un montón apartado todo lo que revisaba y no formaba parte de la lista ni tenía valor alguno. Lo que podía serles útiles de alguna manera - oro, joyas, ropas de buena calidad, armas, pergaminos o cualquier instrumento y herramienta de calidad - lo dejaba en otro lado a la espera de ver que hacer con ello. Acabarían rápido y se irían con más prisa si cabía. Se sentía en el ojo del huracán, y no le gustaba.  

Antes de que Nithael dijese nada, Hodrum ya se estaba acercando a la ventana. Sentía en la espalda unos ojos clavados en su nuca durante todo el camino, y más aun al entrar en la habitación.

- Nithael, parece que me hayas leido la mente. Todo esto no tiene buena pinta, y como tu dices puede ser que nos estén tendiendo en una trampa. - Se paró a pensar un momento sobre la posibilidad de la entrada de guardias a la instancia, y las posibles opciones que tendrían - Aunque tenemos la llave, si entrasen los guardias podrian acusarnos de haberle quitado la llave cuando le dieron la paliza, es decir, nos acusarían de ser los responsables de la paliza que recibió y del hurto en su morada. -

Hodrum seguía pensando y dandole vueltas al tema de los guardias, lo cual era culpa de Nithael por meterle esa idea en la cabeza. - Si vienen los guardias, ¿nos dejaremos capturar o lucharemos? - nada mas decir esto se le ocurrió otra solución que les podría sacar del problema con los guardias si realmente este llegas a suceder - Nithael, se que pensaras que soy un mago de pacotilla por usar artimañas ilusorias, Pero puedo disfrazarme mágicamente y coger el aspecto de Talasek, aunque no podré hablar, si no descubrirán el engaño -

Se quedó mirando por la ventana a la espera de que alguien con andares, gestos o aspecto sospechoso pasasen por la calle, o peor aun, la guardia de la ciudad, lo que implicaría que habrian sido victimas de una trampa.

El druida suspiró mientras pensaba, Quien me mandó meterme en este lio, - Bueno amigos, esto tiene mala pinta, comienza el druida, en cuanto antes nos larguemos de aqui, antes estaremos fuera de peligro. Mira enfaticamente por donde han venido, esperando atento cualquier indicacion de que una trampa se cierne sobre ellos.

- No se si encontrareis lo que buscaba Talasek, pero coged lo que podais y salgamos de aqui, pronto

Sin mucho esfuerzo, os hacéis con todos los objetos de la lista de Sir Talasek. Todos sois conscientes de que debéis salir de inmediato de este lugar. Los asaltantes podrían volver o incluso la guardia de la ciudad podría estar alertada de este saqueo y aparecer en cualquier momento.

- ¿Habéis encontrado ya las cosas? - Sostenía uno de los últimos objetos de la lista que aún no habían tachado, cansado de rebuscar entre aquél caos. La tarea de encontrar la más mínima cosa en aquél montón de basura destrozada y removida era más tediosa de lo que pensaba, sobre todo por el hecho de que ni era para él ni había encontrado nada que mereciera la pena llevarse. Los que hubieran saqueado la habitación lo habían hecho a conciencia, no había ni rastro de algo remotamente valioso o extraordinario. 

Cuando todos afirmaron y volvieron a repasar la lista, sólo para asegurarse, metieron aquellos pertrechos en una bolsa y se propusieron marcharse de allí antes de que se hiciera más tarde y no les dejaran entrar al templo. Debían darse prisa, y evitar a toda costa cualquier problema de vuelta con Sir Talasek. 

- Larguémonos. Y no llamemos demasiado la atención - Miró hacia Hodrum, que miraba aún por la ventana, vigilante y atento -. Será mejor que no uses tus hechizos ilusorios de momento, si nos descubren sólo lograremos tener más cosas en nuestra contra. Dejadme hablar a mi si la guardia nos detiene.

Se le veía convencido, y lo que era más raro, serio. No tenía ninguna intención de ser prisionero de aquél lugar, y tal como iban las cosas, podía acabar en la ciudadela en cualquier momento, si es que no acababa apuñalado por cualquier mercenario cobarde. 

- En marcha chicos. - Sonrió y guiñó un ojo a Raff -. Cierra con llave después, no vayan a entrar a robar, ja, ja, ja.

Dadas las circunstancias, no tardáis en volver al templo de San Cuthbert dónde se encuentra Sir Talasek. 

Ha anochecido pero continúa la actividad en las calles de la Ciudad Libre. Al alcanzar el templo, os dirigís directamente a la habitación de Talasek y en vuestro camino por las escaleras sois interceptados por el sacerdote de avanzada edad con el que ya os encontrasteis unas horas antes.

- Saludos de nuevo jóvenes aventureros- dice,- estamos fuera del horario de visitas. ¿En qué puedo ayudaros?

El clérigo parece algo sorprendido por vuestra presencia, pero trata de ser amable.