Partida Rol por web

La reaccion del primer trabajador pilla por sorpresa a Barakanar, No pensaba que fuesen a ser TAN imbeciles pensó mientras rapidamente se ponia en guardia

Un segundo tardó en reaccionar Hodrum ante el inminenten ataque de los dos supuestos trabajadores. Por suerte no tardó en reaccionar, ni tan siquiera intento hablar con ellos. Puso una mano en su espalda para coger la ballesta y la otra la metió en su bolsa en busca de un foco para un hechizo.

- Élise, cuidado - Intentó advertir a su compañera, pero al parecer no reaccionó en seguida. Uno de los hombres ya estaba armado y avanzando.

Uno de los trabajadores se aproxima al final de la escalera para lanzar una puñalada certera, demostrando que es un combatiente más experto de lo que se podría imaginar.

Raff se hizo a un lado para que Findar pudiera pasar, levantó su ballesta, apuntó al trabajador más lejano, contuvo la respiración y apretó el gatillo.

Viendo que el ataque de Ralf falla y que los trabajadores se tornan agresivos el druida piensa vamos a necesitar ayuda. Rapidamente comienza a conjurar a un lobo para que venga a ayudarles

Hodrum sacó la ballesta y empezó a recitar un hechizo con el foco que había cogido de la bolsa. No era muy habil y quiso asegurarse que su disparo fuese certero.

A una señal el Leopardo se tira en picado a por el otro guarda, se abalanza sobre él pero en el ultimo instante se aparta y evita el mordisco de Findar

Notó la sangre manando de la herida. El puñal se había clavado profundamente, con maestría, aunque por suerte en ningún lado crítico. Con un esfuerzo, hizo caso omiso de la herida, del dolor, y alzó su espada para responder al ataque. El acero cayó en un golpe descendente, buscando el cuello, la clavícula o cualquier otra zona mortal del hombre, aprovechando la ventaja que le ofrecían las escaleras.

Ya no había tiempo para las palabras, no había tiempo para la diplomacia.

El trabajador al final de la escalera recibe un certero espadazo de Élise al que sigue un ahogado grito de dolor y rabia:

¡AAAAHHHGGG! ¡Maldita perra!

Mientras tanto, el otro trabajador trata de zafarse del leopardo, utilizando hábilmente su cuchillo.

El enfado del primer trabajador no le es útil para volver a asestar una puñalada a Élise.

Raff sacó otro virote y se lo puso en la boca mientras llevaba hacia atrás el mecanismo de la ballesta. La madera encastró con la traba y el pícaro coloco la munición en su lugar. Inspiró hondo y contuvo la respiración para afinar su precisión antes de disparar.
La ballesta emitió un chasquido al liberar la fuerza contenida.

Esta vez sí, el disparo de Raff impacta en el impertinente trabajador que, pese a ello, sigue poniendo más interés en su batalla cuerpo a cuerpo contra Élise.

Su corte no había causado el efecto esperado, pues aquél asesino disfrazado tenía aún la cabeza en su sitio. Sin embargo, la fuerza de golpe le había hecho sangrar y, sobre todo y más importante, recular. Preocupado de no morir, había tenido que levantar sus defensas en vez de atacar a fondo, y eso la había librado de otra mortífera cuchillada.

Su propia determinación se vio reflejada en el odio que aquél necio destilaba por sus ojos, incluso cuando el astil de madera de un virote sobresalía de su brazo. Dispuesta a acabar con aquello rápidamente, afianzó sus pies y atacó de nuevo. 

Esta vez no atacó desde arriba, imprimando más fuerza a su ya de por si privilegiada situación, sino que hizo un quiebro con la muñeca hacia la izquierda, recolocando su peso, buscando desviar la atención, para después atacar por la izquierda. No fue, sin embargo, suficientemente rápida, y el hombre, más hábil y experimentado de lo que había pensado en un primer momento, logró frenar su acometida deteniendo su mano antes de completar el movimiento.

Gruñó, maldijo en silencio de nuevo por no haber previsto algo como eso, y recuperó la postura antes de ser un blanco fácil.

El druida acaba la invocación y un lobo aparece a la espalda del granuja, el cual se lanza y coge por sorpresa al rufian, que se gira dolorido por el golpe.

Findar aprovecha la situación para morder el brazo del arma del rufian, para acto seguido darle un zarpazo en toda la garganta.

Barakanar observa satisfecho.

- Aun estais a tiempo de rendiros, IDIOTAS dice a los dos estupidos rufianes. Mientras cruza los brazos y sonrie a con la boca medio abierta

Al terminar su conjuro, Hodrum cargó la ballesta, en su mente se estaba produciendo un salto temporal gracias a dicho conjuro. Sabía donde iba a estar el enemigo y sabía hacia donde apuntar. Levantó la ballesta y con tranquilidad apuntó al pecho el trabajador que estaba cerca de Élise, intentando dar en algún organo y le incapacitase en la batalla.

El virote salió desdedido y se incrustó entre las costillas, aunque sin aparentemente haberlo incapacitado para la lucha. El trabajador hizo una muesca de dolor pero seguía en sus trece de continuar con la batalla.

- Intentad al menos capturar a uno con vida. - No le interesaba que se pudiese escapar así que prefirió rectificar - O al menos con la suficiente vida como para que le podamos hacer hablar. -

El Trabajador se ve sorprendido por el lobo convocado por Barakanar y no puede esquivar los ataques de ambos animales. A pesar de ello, parece más duro de lo que imaginabais y, aunque ensangrentado, sigue en pie y busca mejorar su posición para volver a arremeter contra Findar. El cuchillo parece ser un arma insuficiente para acabar con el temible leopardo.

El otro trabajador sube un escalón para ponerse a la altura de Élise y amenazar al mago. Sin embargo se desestabiliza al lanzar de nuevo su cuchillo contra la mujer sagrada.