Partida Rol por web

Gurne se mantuvo esta vez en silencio, escuchando acusaciones, escusas, falacias, todos intentaban arrojar luz sobre un asunto que, al menos para el era evidente, no podía resolverse en esa sala. Y había ocurrido lo que se había esforzado por que no ocurriera, Mac había acusado a viva voz, sin la menor prueba a uno de sus hermanos de asesinato. Un movimiento muy poco astuto por su parte. Albert tenia razón en algo, a Gurne no se le habían pasado por alto todas las casualidades que venían ocurriendo en estos días, pero ante la palabra de la reina poco debía hacer y para un hombre de honor como el era, si tenia que decidir quien tenia razón sin pruebas y solo fiándose de la palabra de dos hombres, antes confiaría en la de uno de sus hermanos. No dejaba de ser sospechoso que ahora se apoyara en las palabras del anciano mago, teniendo en cuenta que cuando no le interesaron las acuso de falsedades.

A pesar de todo, se mantuvo a la espera, el ya sacaba sus propias conclusiones, mas de lo que no se decía que de lo que si, y no las expresaría en voz alta, las guardaría para quien le interesase oírlas.

Una vez mas no comprendía como lo que el esperaba fuese una reunión solemne y en familia se había convertido en semejante disputa, pero el príncipe se iba a esforzar hasta el ultimo instante en que la situación volviese a lo que realmente importaba. Miro directamente a su padre.

-Mi rey, escuchad las palabras de Grifith pues son las mas sabias ahora mismo. Toda esta... discursión no es el tema que nos ocupa. Os ruego nos comuniquéis lo que teníais que decirnos. Pues desde que supe de vuestra recaída no he descansado en paz y lo que pensaba seria una oportunidad de dialogar con mi padre se convierte en... en esto, sea lo que sea.

Se aclaró la garganta, antes de continuar.

-Yo tengo algo que decir del tema que nos atañe, por si pudiese influir en la decisión. La reina estuvo cautiva menos de un día, no se os oculto nada majestad, simplemente se puso en marcha su búsqueda al instante. Es cierto que estuve en palacio y no os advertí, pero no por querer manteneros en la ignorancia si no por que supuse que me diríais que hiciese cuanto estuviera en mi mano por traerla de vuelta y ya pensaba hacerlo. Nada mas llegar a palacio anoche quise acudir a informar, pero no solo no se me permitió el paso para tal fin, ni siquiera para ver el estado de mi padre.
Y por ultimo, si fue un error no informarte asumo plenamente la culpa, y también asumo la parte de culpa de Grifith y Rowan si han desatendido parte de su cometido, pues lo hicieron por que les pedí ayuda.

- Por supuesto, mi reina - dijo Albert con una leve inclinación de cabeza cuando lady Marian le mandó callar - Por supuesto que mantendré la compostura y el recato, pero no permitiré que un plebeyo me acuse sin prueba alguna. No dudo que vos hayáis acogido a este hombre de buena fe, lo que dudo es de las razones del granjero para estar aquí.

Con un gesto casi distraído, se retiró un pequeño hilo que se había soltado del jubón, y miró hacia Rowan, esperando que trajera al anciano mago.

Sonreí al escuchar a la reina poner en su sitio al altivo de Albert. -Lo último que supe de Dasmus es que estaba investigando los crímenes. Pero saldré ahora mismo en su busca. Con vuestro permiso, majestades, hermanos, Mac...- Giré en redondo y salí presuroso hacia la puerta para ir en busca de Dasmus. Lo primero sería ir a su alcoba.

Espera, hijo. Os he oido a todos y reflexionado sobre ello. Voy a dar mi corona ahora a uno de vosotros pero el resto debera encargarse de ayudarle y asumir responsabilidades que alivien la responsabilidad del nuevo rey...Eso es primordial.

Despues, para asegurar que los rumores sobre mi fiel esposa son falsos, la reina sera examinada por un medico y su virginidad sera la prueba de su fidelidad.- dijo el monarca con una sonrisa.

- Albert, mi buen hijo. Siempre ayudandome y resolviendo conflictos... Se que sabras ser resolver el misterio de estas muertes y castigar a quien lleva tu nombre por el fango pero que sabras ser benevolente y piadoso con tus hermanos, con todos ellos. Asi pues, mañana, despues de la fiesta de cumpleaños de Grifith sera anunciada su boda y tu seras nombrado mi sucesor. Gurne, los ejercitos quedaran a tu mando, seras el general supremo de todos ellos. Rowan, tu amor por los bosques y la libertad te mataria dentro del castillo. Se te nombrara guardian de los bosques y fronteras, asi velaras por la paz y ayudaras a tus hermanos. Grifith, tu seras el diplomatico que se envie a firmar tratados, espero mucho de ti, seras el apoyo politico de tu hermano dado el gran trabajo que hiciste reescribiendo las viejas leyes.

Despues de decretar eso miro a Mc Mardiggan.- Y tu, tu recibiras el titulo que te corresponde y el titulo de tus tierras asi como seras conferido a la guardia y costodia de la reina, velando por ella en todo momento... como hijo mio que eres...El rey guardo silencio un momento.- La juventud nos hace cometer errores, pero al llegar la muerte hay que ponerse en paz. Que os sirva de leccion, hijos mios.

No podia mas, todas aquellas palabras me estaban destrozando y aun mas las primeras. Me levante y baje las tres escaleras que separaban los tronos de la altura del resto y mire al rey con lagrimas en los ojos.

- ¿Y yo majestad? ¿Que pasara conmigo? - Pregunte sin poder evitar empapar mis mejillas - En el momento que vos me dejeis ya no querre estar en este palacio, y menos aun mientras crea que las acusaciones sobre el futuro rey son ciertas, no quiero titulos, ni riquezas, jamas los he querido... Solo quiero vivir tranquila, con la paz que estar a vuestro lado me otorgaba - Pase las manos por mis mejillas limpiandome las lagrimas. 

Miro a Marian, y luego al Rey, habría hablado de las contra acusaciones, pero el Rey dicta sentencia y entrega la corona a Albert. Si el mago tenía razón, estoy jodido, muy jodido.... Por mucho que el Rey haya dicho que tiene que ser benevolente y piadoso con todos sus hermanos, conmigo incluido, yo no lo veo tan claro...

-Mi reina, yo estaré a vuestro lado cumpliendo mi cometido, protegiéndoos, vayais donde vayais.-

Nada os faltara mi reina, se que Albert se encargara de vuestro bien.- dijo el rey mirandote con dulzura.- No teneis nada que temer, os lo aseguro.

Baje la mirada ante las palabras de Mac y del rey - Deseo irme mi rey... lo queria hablar con vos ayer... deseo salir de palacio, cuando vos no esteis no quiero ser una sombra del anterior reinado... solo deseo un lugar tranquilo en el que vivir, nada mas... - Le pedi mirandolo con la tristeza mas pura en los ojos.

Cuando su padre comenzó a hablar Gurne bajo la cabeza, centrándose en sus palabras y cuando termino de orilas así la mantuvo con la cabeza gacha y aspecto sombrío. No era una noticia nueva para nadie que Gurne esperaba el trono. Pero como había optado con anterioridad decidió guardar para si sus reflexiones, a fin de cuenta en la sala había quien estaba peor que el.

-Podremos... -dijo saliendo de sus pensamientos, y por tanto sin percatarse que quizás interrumpía otra conversación- ¿podremos tener una audiencia privada con vos, mi rey?

El rey parecia cansado pero acepto.- Si ese es vuestro deseo... pero deberan ser cortas, hijos.- Aseguro.

Cuando nuestro padre habló al fin, una expresión de decepción se dibujó en mi rostro. La noticia de que Albert sería el nuevo rey de Asdrom no era precisamente lo que ansiaba escuchar y no pude evitar girarme para observar el rostro de mi hermano y nuevo sucesor del trono. Cuando el rey aseguró igualmente que yo sería el encargado de los asuntos de política asentí amablemente pues, después de todo seguiría sirviendo a la corona de Asdrom por encima de todo, fuera cual fuera la cabeza que la portara.

Una vez que nuestro padre terminó de hablar, bajé los brazos entrecruzados como si me sintiera vencido. Con paso tranquilo me acerqué a Albert y, sin decir una sola palabra, estreché su mano con fuerza al tiempo que le mostraba una reverencia cortés:

-Mi sincera enhorabuena, majestad Albert, espero ver a vuestro lado, como os convertís en un gran rey.- ,esbocé una ligera sonrisa y concluí, -Y sí, hermano mío, estaré a vuestro lado.-

Al decir esto, solté la mano de mi hermano y me encaminé hacia mis aposentos para prepararme para los festejos de esa noche. Ahora un nuevo comienzo se abría ante mí con el nombramiento de Albert como sucesor y el asunto de los asesinatos y conspiraciones debía ser llevado por él mismo, por lo que mi participación tan solo se daría si mi hermano lo requiriese, después de todo, ahora le debía la misma lealtad que a mi padre.

Sin decir una palabra más, le mostré una reverencia a mi padre y me dispuse a salir de la sala del trono.

Albert, sorprendido por la noticia, se quedó perplejo y tardó un par de segundos en responder a la noticia de su padre. Con el cuerpo relajado, quizás ya después de toda la tensión acumulada, se acercó al Rey y se arrodilló a su lado, tomando su mano y besándola suavemente.

- Es un gran honor que me hayas elegido a mí, padre, entre tan dignos herederos. Me aseguraré de que el Reino de Asdrom mantiene su gloria, y de que vuestro recuerdo sea por siempre recordado. Esos horrorosos asesinatos tendrán su culpable, os lo aseguro.

Luego se incorporó, y dedicó una mirada a la reina.

- Aunque injustamente y sin fundamento me consideréis un asesino, sabed que os trataré con el respeto que os merecéis. Estáis al lado del rey en sus últimos momentos, y nunca olvidaré eso.

Luego se acercó a sus hermanos, y no sólo estrechó la mano de Grifith, sino que lo abrazó. Al fin y al cabo, había sido el único hermano que le había felicitado por su nombramiento.

- Será un honor tenerte a mi lado, querido Grifith - luego se giró a Gurne y Rowan - Lamento de todo corazón si esta noticia os ha llenado de pesar, hermanos, sobre todo porque habéis sido tan dignos como yo. Pero yo os pido que permanezcáis cerca de mí, puesto que ahora os necesito más que nunca.

Finalmente se dirigió a Mac Mardiggan desde su posición.

- Bienvenido a la familia, hermano - dijo, con sorna - Y enhorabuena por el cargo.

Sin decir una palabra más, esperó allí, junto a Grifith, a que terminara la audiencia.

No pude evitar que mi asombro asomara en mi rostro al escuchar que sería Albert el nuevo rey, puesto que yo habría apostado hasta la última de mis monedas de que sería Gurne el elegido. Pese a todo sonreí y ofrecí mi mano a mi hermano. - Enhorabuena hermano, espero que te conviertas en un rey sabio y justo. Tienes un gran espejo en el que mirarte. - dije en referencia a neustro padre. Aquellas últimas órdenes me llenaron de felicidad al ver el orgullo en los ojos de mi padre al referirse a mi. - Gracias por el cargo padre, no sabeís lo feliz que me hace sentirme valorado por vos. Cumpliré con gusto mi cometido, puesto que ya tenía en mente el trasladarme a vivir a los confines del bosque, donde vivir en paz y harmonía con la naturaleza. - sonreí al recordar la bella compañía que me esperaba en aquel lugar, si ella deseaba acompañarme claro. - Tomaré el control de los montaraces del bosque si así lo requerís, y desde mi morada vigilaré el bosque y los límites de la frontera .

-Sera breve, tan solo unas palabras.

Aseguro Gurne, después como si saliese de su ensoñación se acerco a Albert le dio una palmada en el hombro y seguidamente lo abrazó.

-Lo siento Albert, mi mente estaba a la deriva en lejanos mares. Enhorabuena hermano, que tu reinado sea prospero. Mis hombres y yo estaremos a tu servicio, como lo estuvimos al servicio de nuestro padre.

Después también se mantuvo a la espera, para poder hablar con su padre en privado.

Albert esperó a que terminaran las audiencias privadas del rey con sus hermanos para poder tener la suya, ya que debía de recibir la información que requeriría para su futura tarea.

Cambié el peso de mis pies incómodo. -Y bien, ¿ahora qué hago? Voy en busca de Dasmus, nos podemos retirar ya... yo personalmente quisiera despedirme de vos en privado padre para despues ir a los rosales interiores a meditar y pensar.

-De nada hermano y enhorabuena por la coronación....- Le contesto a Albert en su mismo tono. -Benevolente y piadoso....- Susurro negando con la cabeza, seguro que lo es.... Pienso irónico, menos mal que si la reina se va, me iré con ella....