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La Corte de Invierno: Kyuden Seppun

Corte de Invierno: Llegada a Kyuden Seppun

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09/03/2016, 10:16
Narrador

Año 1122, vigésimo cuarto día del mes del Jabalí.

Todo el mundo en Rokugán, desde los etas que se ensucian las manos con los muertos hasta el resplandeciente Hijo del Cielo que se sienta en el trono esmeralda, conocen el significado del invierno.

Es la época del recogimiento, de permanecer en los hogares mientras el viento azota las casas y la nieve cubre las tierras del Imperio Esmeralda. Y por una buena razón, ya que bajo este manto blanco no hay ninguna actividad que pueda realizarse en el exterior sin riesgo de morir congelado. Claro, que eso no quita que las actividades de interior sean las que florezcan en esta época.

Nobles samuráis de todos los clanes son invitados cada invierno a asistir a las reuniones cortesanas celebradas en los palacios de las más importantes familias del imperio. Estas cortes de invierno duran toda la estación y son un hervidero de oportunidades de mejorar el estatus, de ganar honor, de conseguir oportunidades provechosas o de hundirte en la vergüenza y la deshonra.

La más importante de estas cortes es la que cuenta con la presencia del mismísimo Hijo del Cielo, el emperador Hantei en persona. Este año será celebrada en el palacio de sus primos hermanos, los Seppun.

Muchos nobles samuráis y refinados cortesanos de todas partes de Rokugán han acudido a la invitación del emperador. ¿Qué destino les aguarda en el corazón del Imperio Esmeralda?

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21/09/2016, 21:07
Bayushi Shigeru

A pesar de ser una época tan avanzada del año, el clima ese día resultó ser benigno. El Sol brilla en el cielo despejado, alguna tímida ráfaga de viento nos recuerda que se acerca el invierno, pero eso no enturbia mi ánimo.

 

La comitiva escorpión desfila por el camino imperial de forma pausada, dentro de poco llegaremos a las puertas de Kyuden Seppun, y la tensión comienza a notarse, o al menos así me lo parece. Algunos palanquines se han puesto en paralelo, mientras sus ocupantes charlan, algunos de forma animada, otros aparentemente discutiendo algún punto a tratar en la corte, los rápidos susurros y los gestos de las manos así lo indican.
Los Bushis por nuestra parte vamos algo relajados, no del todo, puesto que aun podríamos sufrir algún percance pero ¿Quién atacaría a los invitados del emperador tan cerca de Kyuden Seppun? Es inevitable una ligera relajación en la vigilancia del entorno.

 

Al cabo de unas pocas horas más de plácido viaje, llegamos a las puertas de Kyuden Seppun. Hoy es el día en el que se espera la llegada de los grandes clanes al palacio, y, a pesar de haber partido con suficiente antelación, para mi sorpresa ya hay clanes formando una larga cola en la entrada. Tras mirar con mayor atención, mi sorpresa disminuye en gran medida. Por lo que puedo ver, Leones y Grullas ya han llegado y, para regocijo de nuestros cortesanos, parece que el León está resentido por haber llegado más tarde que los grullas, o al menos así lo parece por las airadas miradas que dirigen hacia delante.

Nada mas pensar eso, comienzo a mirar con mas atención a los samuráis del otro clan, buscando algún rostro conocido entre los hombres y mujeres que esperan su turno de ofrecer sus regalos al anfitrión y comenzar a instalarse en el castillo.

Al no descubrir ningún rostro entre la multitud, me relajo y vuelvo a mi posición, deseando poder comenzar a disfrutar ya de las comodidades del castillo.

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22/09/2016, 17:11
Togashi Origumo

  El Togashi miró al cielo de la mañana, madre Sol había sido generoso con ellos aquel día y había decidido darles una tregua antes de que el invierno alcanzase de lleno a los descendientes de sus hijos. Las comitivas de los distintos clanes parecían apresurarse, palanquines aparecían por uno y otro lado portando a los altos nobles con sus respectivas escoltas compuestas de cortesanos, samurais y sirvientes. A Origumo le entretenía ver a aquellos hombres valerosos con los nervios a flor de piel mientras avanzaba tranquilamente a pie hacia el palacio por el margen de la calzada.

  Por un momento se pregunto si de entre todas aquellas cohortes estaría la de su viejo amigo Duke, la última vez que había acudido a un evento de características semejante había sido como uno de sus invitados... ojalá en esta ocasión tuvieran más fortuna y no tuvieran que enfrentarse a un siervo del Kami caído para salvar sus vidas. Aunque lo cierto era que las preocupaciones del Ise Zumi con respecto a Duke iban en otra dirección, su amistad se había resentido desde el momento en el que decidió posicionarse en contra de los intereses de su amigo con respecto a la huida de Sachiko y esperaba que el Grulla hubiera logrado entender que solo había actuado de ese modo por el bien de la joven y su vástago...

  Alejó sus pensamientos del pasado recordando las palabras de un viejo sabio "Todo fluye, nada permanece, es imposible bañarse dos veces en el mismo río". No podía vivir en el pasado, ahora se encontraba en un lugar diferente y ya había pasado mucho tiempo desde todo aquello, debía de centrarse en la corte y en descubrir el interés de su maestro por enviarle a un acto tan solemne.

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22/09/2016, 23:36
Daidoji Daisuke

Ciertamente el sitio donde se había elegido hacer la corte de invierno quedaba relativamente igual de cerca que si lo hiciesen en Otosan Uchi, pero como siempre, los Grulla llegaban primero. Seguramente se hayan levantado más temprano de lo habitual para poder arreglarse el doble para la ocasión, pero eso no era mi caso, simplemente escogí mi mejor kimono y solté mi pelo, dejando que cayese a su voluntad por mi espalda.

Es posible que le vea en esa corte de invierno. Solo rezaba a los Kamis que en esa comitiva Doji estuviese entre ellos. ¿Se acordaría de él, después de tanto tiempo? Quien sabe, ni siquiera él sabe si lo reconocerá.

Seguí a mi comitiva algo entusiasmado, estábamos en las puertas y los Grulla eramos los primeros en llegar, seguramente aquello ocasionaría alguna que otra discusión entre los cortesanos, pero eso a mi ni me va ni me viene, simplemente quiero pasar la corte sin ocasionar muchos problemas y llamando la atención lo menos posible... cosa que era imposible, ya que en el camino más de uno y una se me ha quedado mirando... maldita sea... si no sacase casi una cabeza a más de uno... a lo mejor llamaría menos la atención.

Pasé de las miradas ajenas, si no se acercaban ellos, yo no les haré el trabajo sucio, si quieren algo que hablen o que se marchen.

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25/09/2016, 13:05
Kitsuki Haru

El viaje se ha ralentizado,al parecer todos se han puesto de acuerdo para llegar al tiempo, y el franqueo ha ocasionado una retención.

Abandono las comodidades de la caravana y empiezo a caminar lentamente, y sin embargo avanzo más rápido que las filas de palanquines. Aprovecho la radiante luz, y los alegres ánimos para no perder detalle de los invitados y sus séquitos.

Cuando llego a la altura de la comitiva escorpión me separo un poco ya que no es mi deseo incomodarlos. Por desgracia no puedo obtener información de sus rostros y gestos, ya que estos están velados parcial o totalmente.

Finalmente decido esperar a un lado del camino hasta que mis compañeros Dragón lleguen hasta donde me encuentro. Aprovecho esos momentos para volver a observar, siempre con gran sutileza, a aquellos a los que adelante mientras caminaba.

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27/09/2016, 08:08
Hiruma Kôkatsu

Hiruma Kôkatsu se encaminaba con pasos pesados hacia el palacio Seppun. Deseaba alejarse de aquel gentío. Deseaba también llegar y asearse tan pronto como fuese posible.

El Hiruma era consciente de lo mucho que llamaba la atención entre aquella pomposa comitiva que se encaminaba hacia su mismo destino. Era alto para la media de Rokugan pero no se podía comparar con sus gigantescos primos Hida. Curtido y acorazado era una nota discordante entre tantas sedas y palanquines. Sin embargo, era la ausencia de su antebrazo y su mano izquierdos lo que más llamaba la atención.

A Kôkatsu no le gustaba ser un espectáculo andante y miraba furibundo a todo aquel que se le acercaba curioso. Sabía que en cualquier momento podría molestar a algún caprichoso señor y dar con sus huesos en algún calabozo, pero era el enviado Cangrejo a la corte de invierno y nunca estaría a la altura de los aduladores, manipuladores y cortesanos. Debía hacerse respetar y sólo conocía una manera de hacerlo.

El pensamiento del cangrejo vagó hasta los sucesos de Kyuden Doji y se preguntó si le costaría encontrar a Doji Hirachi. El pequeño grulla había sido su compañero al servicio del Magistrado Esmeralda, Bayushi Sanosuke. Hacía casi un año desde que ambos se separaron y Kôkatsu no estaba seguro de poder reconocerlo entre la multitud. Su cabello níveo destacaría en cualquier lugar... menos allí. Había contado al menos 5 samurái con el pelo decolorado y ninguno de ellos le recordaba en lo más mínimo al rostro infantil de Hirachi.

Era evidente que el Clan de la Grulla contaba con el favor imperial, el mon de su clan era visible por doquier. Si recordaba bien las enseñanzas de su difunta madre, era tradición que el sucesor del Emperador Hantei se desposase con una chica Doji. Quizá su posición no fuese óptima para influenciar a su marido, el futuro Hijo de los Cielos, pero sí lo sería para aconsejar al hijo de ambos, que también reinaría algún día.

Kôkatsu se hallaba pensando en que, si casi todas las madres de la dinastía Hantei eran del Clan de la Grulla, por las venas del Hijo de los Cielos apenas corría sangre de su ancestro, el Kami Hantei, cuando se tropezó con la enésima patrulla Seppun que le reclamaba los papeles de viaje. Todo estaba en orden, decían entre miradas suspicaces.

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01/10/2016, 14:23
Doji Hirachi

Los caminos no eran el lugar en que más cómodo podía llegar a encontrarse el pequeño Hirachi pero en cambio ofrecían una oportunidad maravillosa para la introspección y reflexión.

En un año la vida podía dar muchas vueltas y los días como estudiante en el palacio escorpión habían llegado a su fin. Aun así, desde que viajara a sus tierras por primera vez, nunca había llegado a sentirse nuevamente feliz. La separación de su familia en su infancia y ahora la pérdida del amor le habían sumido en un perpetuo estado de melancolía. Su día a día era ahora más fácil. En casa, rodeado por los suyos, se sentía mucho más seguro pero la sensación de sentirse incompleto no le abandonaba fácilmente. No eran pocas las ocasiones en que se había descubierto absorto contemplando los jardines con la mente en aquella fatídica noche en que descubrió que sus sentimientos eran correspondidos. Había sido tan hermoso y trágico… como la muerte de su prometida pocos meses atrás.

El carro en que había estado viajando junto a Doji Reiko se detuvo. Ahí estaba… a las puertas de la Corte de Invierno más importante del Imperio como acompañante de su maestra, casi una segunda madre, a unos momentos de realizar uno de sus sueños de la infancia… y era incapaz de sentir la emoción que se esperaría en un cortesano novato de su edad. Tal vez fuera cosa del viaje. Estaba cansado y había pasado demasiado tiempo dando vueltas al pasado cuando realmente ya no tenía remedio.

Excusándose ante Reiko, Hirachi decidió bajar del carro para estirar un poco las piernas y también para tener una primera visión del palacio. El frío se dejaba sentir más en el exterior y la brisa descolocó algunos de sus cabellos. Desde luego, necesitaba aquello. Tenía que mantenerse ocupado esos días y procurar sacarles partido. No tenía forma de saber cuándo volvería a tener una oportunidad así.

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04/10/2016, 22:46
Doji Naota

El duro invierno aun se hacía de rogar aunque no por muchos más días, ya se notaba en la brisa su pronta llegada. 
Hasta la última hoja seca de los árboles había caído al suelo cuando semejante cantidad de samuráis se dirigían a las puertas de Kyuden Seppun. Era el acontecimiento más importante del año y aun era incapaz de asimilar que fuera a asistir a él. 

La invitación no le había llegado a él precisamente, sino a él. El primer pensamiento que tuvo fue que este le obligaría a permanecer en la casa, encargándose del hogar en su ausencia,  con tal de hacerle sentir un poco más miserable. Sin embargo su sorpresa fue descubrir que este insistió con fingida amabilidad en que su presencia a su lado era importante. Y si bien no le hacía ninguna gracias acompañarle era todo un honor al cual no podía negarse, literalmente. 

Y ahí se encontraba, sentado a su lado en un carruaje, evitando todo lo posible cruzar miradas o entablar conversación. El molesto humo de su pipa se colaba en su nariz acrecentando su incomodidad según se aproximaban al lugar. Diversos samuráis del clan al que pertenecían ya se encontraban allí y paulatinamente se unían a aquella reunión miembros del resto de clanes. Hacía un tiempo que no veían algunos rostros familiares como los de su maestra o su compañero y amigo Daidoji Daisuke-san (junto con el cual había compartido sus primeros dos años de misión)
Con algo de esperanza revisó con su ojo sano las multitudes en búsqueda de alguno de ellos, mientras se llevaba la mano a la boca y tosía levemente debido al humo.

La cínica risa de su padre se escuchó como un cortante sigues siendo un crío mientras Naota deslizaba su mano por su propio cuello, sosteniendo el delicado collar de su cuello.

 

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11/10/2016, 13:23
Seppun Hatamoto

Caballos y carromatos llegaban a las puertas del impresionante palacio Seppun y sus ocupantes bajaban de sus medios de transporte para dirigirse a la entrada de tan imponente morada.

Allí fueron cortésmente recibidos por uno de los magistrados de la familia Seppun, Seppun Hatamoto, el cual se inclinó ante los invitados, saludándoles cortésmente.

 -Sean bienvenidos al palacio Seppun, samas. No se preocupen por sus pertenencias, los sirvientes se están encargando de ello.

Y efectivamente varios miembros de las familias vasallas de los Seppun, los Hanako y los Yotsu, se afanaban en coger los equipajes de los invitados para llevarlos al interior del palacio.

 -Se les han asignado tanto sirvientes personales como una habitación para que puedan descansar mientras dure su estancia aquí. Por favor, siéntanse libres de descansar hasta la cena, que se servirá en la hora del gallo en el comedor principal de la primera planta.

Dicho esto el cortesano se retiró, dejándoos en compañía los unos de los otros y de vuestros sirvientes.

Notas de juego

La hora del gallo transcurre entre las 6 y las 8 de la tarde. Ahora estáis en la mitad de la hora del caballo(12 de la mañana a 2 de la tarde).

En Rokugan la hora de la comida es la hora anterior a la del caballo, la de la serpiente (de 10 a 12 de la mañana). Dicho de otro modo, se come sobre las 11:30-12 y ahora mismo es más de la una.

En un principio, todos habéis comido durante el viaje. Pero lo que sientan que por lógica no han podido comer durante el trayecto (por la razón que sea), sentíos libres de pedir un tentempie a los sirvientes. Después de todo acabáis de llegar y es comprensible que estéis cansado y hambrientos.

Por último, los que decidan irse a sus aposentos que posteen sólo para el directos si van solos o a los compañeors con los que van en caso de ir acompañados. Si os quedáis en la puerta charlando, postead para los compañeros que estén allí (que en principio estáis todos).

El único que no dbéis marcar es Doji Duke, que es el único que aún no ha posteado.

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20/10/2016, 10:30
Bayushi Shigeru
Sólo para el director

Vamos a estar aquí todo el invierno, ya habrá tiempo de conocer a todo el mundo. Por el momento prefiero dejar todas mis cosas ordenadas y tomar un baño. Quiero estar lo más presentable posible antes de acudir a las estancias comunes.

Asi pues, subo a mis aposentos indicando a los heimin que lleven mi equipaje. Al llegar a la habitación que se le asignó, despido a los heimin, no sin antes decirles que deseo darme un baño, y comienzo a desenvolver las cosas y guardarlas con cuidado en sus respectivos lugares.

Cuando todo está en su sitio y me siento satisfecho, con un juego de ropa limpia bajo el brazo encamino mis pasos al lugar en el que me aguarda un baño caliente.

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25/10/2016, 16:38
Chiyoko

Fuiste llevado por los pasillos del palacio hacia el ala de las habitaciones de invitados, donde se encontraba el que sería tu aposento durante la corte de invierno. Un par de sirvientes heimin habían llevado tus cosas y la que te había conducido hacia allí era una mujer mayor, menuda, de pelo blanco y cara arrugada. Llevaba un kimono sencillo, más decorado que los de los otros sirvientes, denotando un estatus algo mayor. Una vez llegasteis juntos a la puerta de tu cuarto, la mujer se arrodilló para hacerte una profunda reverencia.

 -Esta es vuestra habitación, samurái-sama. Si necesitáis cualquier cosa no dudéis en pedirla.

La mujer permaneció en aquella postura, esperando a que le dieras permiso para retirarse.

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25/10/2016, 16:38
Narrador

Notas de juego

Bayushi Shigeru se retira a sus aposentos, si posteáis en grupo, no le marquéis.

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25/10/2016, 20:25
Hiruma Kôkatsu
Sólo para el director

Hiruma Kôkatsu se fue a sus aposentos. Ordenó a uno de los heimins que le aseara y, una vez limpio y perfumado, se tumbó en su futón incapaz de conciliar el sueño.

Notas de juego

Sorry por postear tarde y poco. Me olvidé de que tenía que escribir.

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25/10/2016, 22:42
Bayushi Shigeru
Sólo para el director

Miro atentamente como los heimin manipulan mi equipaje, alternando esta labor con observar la sala, decidiendo donde irá cada cosa.

Cuando los heimin acaban su labor y la anciana se dirige a mi, le respondo con educación y amabilidad.

-La verdad es que me gustaría mucho poder tomar un baño ahora mismo, ¿Puedes encargarte del asunto por favor?

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26/10/2016, 09:28
Daidoji Daisuke

Tras el recibimiento del Seppun, me dirijo hacia mi sirviente, por culpa de querer ser los primeros casi ni he podido aprovisionarme para comer y estoy algo hambriento, así que le pido algo para poder matar el hambre, por lo menos antes de la cena.

De mientras doy una vuelta entre la gente que ha llegado por si acaso reconozco a algún rostro o no.

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03/11/2016, 12:08
Chiyoko

 -Me ocuparé de ello de inmediato, samurái-sama.

La anciana se levantó y se marchó a pasitos cortos para avisar a los sirvientes pertinentes para que te prepararan un baño.

Al cabo de un rato regresó llevando una estera de bambú bajo el brazo y seguida por unos sirvientes que traían un barreño lleno de agua caliente. La anciana de arrodilló y abrió la puerta de tu habitación.

 -Su baño, samurái-sama.

Después entró para poner la estera de bambú sobre el suelo. Encima de la estera los sirvientes pusieron el barreño, el cual rodearon con un biombo que había en la habitación y dejaron un taburete de madera con esponjas y ungüentos perfumados para después del baño. También te dejaron un paño suave para que te secaras después de bañarte y ropa limpia para vestirte nada más acabar.

 Una vez estuvo todo colocado los sirvientes se retiraron y la anciana volvió a hacer una reverencia profunda.

 -Espero que el baño sea de su agrado y le permita quitarse el polvo del camino, samurái-sama. Si necesita cualquier cosa, avíseme.

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03/11/2016, 12:16
Narrador

Los sirvientes habían dejado tu equipaje colocado en tu cuarto y cuando pediste que te asearan, un heimin vino con un balde de madera lleno de agua caliente y una esponja para ayudar a quitarte el polvo del camino. Después te ayudó a secarte con un paño suave y te arregló con ungüentos perfumados para luego ayudar a vestirte con ropa cómoda. Sólo entonces se retiró dejándote solo.

Te tumbaste en el futón con la esperanza de descansar un poco antes de la cena, pero sin éxito. Demasiadas cosas te pasaban por la cabeza en esos momentos. Al cabo de un rato, te pareció oír algo detrás de la puerta, como pasos suaves sobre el suelo de madera. Luego escuchaste un sonido de un objeto posándose sobre el suelo y otra vez pasos acelerados. ¿Los sirvientes te habían traído algo quizás?

Notas de juego

Tira percepción a dificultad 15 para discernir con más claridad la naturaleza de los ruidos que has oído. Puedes hacer aumentos para sacar más detalles. Y por supuesto, puedes ir a mirar al pasillo a ver qué encuentras.

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03/11/2016, 12:51
Doji Reiko

Junto con tu maestra te dirigiste hacia los aposentos que os habían cedido durante la duración de la corte de invierno. Los heimins llevaban vuestro equipaje mientras os conducían por los pasillos hasta llegar a vuestro destino.

Las habitaciones eran sencillas, pero lujosas. Los tatamis del suelo eran suaves, sin una fibra fuera de sitio, los muebles estaban bellamente decorados con dibujos lacados de muchos tipos de flores y grullas en diferentes posturas. Cada habitación tenía un futón impecable y realizado con tejido de algodón suave y cálido, un escritorio pequeño, una cómoda para guardar los equipajes y una ventana circular que daba al hermoso jardín de los Seppun.

Los sirvientes dejaron vuestros equipajes en las habitaciones y dos doncellas de manos delicadas se dedicaron a deshacerlos y guardarlos en las cómodas. Mientras guardaban vuestras cosas, tu maestra se acercó a ti.

 -Hirachi-san, ahora es el momento de descansar y refrescarse para quitarnos de encima el polvo del camino. La cena de esta noche será tu primera aparición en la corte del emperador. Debes dejar tu cansancio y tus dudas en el agua del baño.

Sus palabras eran firmes pero sus ojos no podían ocultar el brillo de dulzura con el que te miraba siempre. Cuando terminó de hablarte, se dirigió a los sirvientes para que os prepararan un baño a cada uno para poder asearos en condiciones tras el viaje.

Los sirvientes se marcharon y regresaron con esteras de bambú impermeables, barreños grandes llenos de agua caliente, esponjas, paños suaves para secarse y ungüentos perfumados para acicalarse tras el baño. Dejaron todo preparado y tras sacar ropa de la cómoda para que os vistierais, se retiraron. Reiko se metió en su cuarto para darse un reconfortante y rápido baño, dejándote solo.

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03/11/2016, 13:00
Takeo

El sirviente se inclinó profundamente cuando te dirigiste a él.

 -Samurái-sama, si me acompaña hasta su habitación le serviremos un pequeño refrigerio allí para que pueda comer con tranquilidad. También me encargaré de que lleven su equipaje y lo guarden en su aposento.

De entre los samuráis que allí había, reconociste a Doji Naota, el cual fue junto con sirvientes y acompañantes hacia las habitaciones. No pareció verte mientras se iba, por lo que no gastaste energías en saludarle en voz alta. Estabas en el palacio Seppun, cualquier ruptura de etiqueta te podía hundir en la miseria.

Mientras tanto, el sirviente seguía inclinado, esperando pacientemente a que le dirigieras la palabra.

Notas de juego

Hirachi, Kôkatsu y Naota se retiran a sus cuartos. No les incluyáis.

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03/11/2016, 13:12
Goro

Nada más bajar de los carromatos, tu padre no perdió tiempo y llamó a los heimins para que llevaran su equipaje a los cuartos. En silencio seguiste la comitiva formada por tu padre y los sirvientes hacia las habitaciones. Los heimins os mostraron los aposentos, los cuales eran sencillos pero bellos y lujosos, como cabría esperar del palacio Seppun.

Las esteras tatami estaban tan perfectas que parecían recién tejidas de esa misma mañana. Las paredes y los muebles estaban decoradas con bellas pinturas lacadas que representaban distintas escenas de naturaleza, con diversas flores coloridas y diferentes especies de pájaros. Había un futón precioso e impecable, realizado en suave y cálida tela de algodón. También había un escritorio con materiales para escribir y unos pocos pergaminos en blanco, algo que todos los shugenjas siempre necesitaban. También había una cómoda bellamente decorada donde los sirvientes estaban guardando tu equipaje y una gran ventana circular con vistas al bello paisaje que rodeaba el palacio Seppun.

Tu padre lo primero que hizo fue ordenar a los sirvientes que le prepararan un baño y una taza de té para poder descansar tras el viaje. Uno de los sirvientes, un chaval con cara de no ser muy espabilado, se arrodilló delante de ti, haciendo una reverencia profunda con la que casi tocaba el suelo con la frente.

 -Su equipaje está ordenado, samurái-sama. ¿Necesita algo más?

Notas de juego

Opciones: puedes tomar un baño para asearte antes de la cena, ya que aparecer así sería una ruptura de etiqueta. Puedes pedir algo de comer, puedes estudiar conjuros, puedes dormir... Básicamente lo que quieras hasta la hora de la cena.