Partida Rol por web

Decidís rápidamente que no merece la pena pelear contra la parvada por los cadáveres de unas personas que ni siquiera conocéis. Los cuervos se ensañan en Valentine mientras libera las ataduras y se sube al caballo, pero la sacerdotisa de Freya consigue evitar que le piquen en los ojos y en la cara. Las aves negras pierden rápidamente el interés en ella cuando pone al galope a su caballo y deja atrás los dos cadáveres. 

Continuáis vuestro camino en silencio, con el ominoso graznido a vuestras espaldas de los cuervos dándose un festín.

Con mi arco preparado y el conjuro de dormir en mi mente por si algo salía mal, veo como Valentine fue atacada ferozmente por los cuervos, estuve a punto de correr en su ayuda, pero finalmente logró salir de allí sin más daño que algunos picotazos, el drow sale un poco antes y cuando posa su mirada en mi le hago una pequeña sonrisa, a la que este responde con una mirada altanera, quede con la curiosidad sobre lo que pudo encontrar en el camino por el que llego, pero no me atreví a preguntar, quizá no era nada importante y por eso no lo había mencionado aun.

parecía que finalmente podríamos continuar, pero de repente el Drow se pone a parlotear, después de parecer que intento convencer al paladín de dejar los cuerpos, ahora quiere recuperarlos, y enseguida tiene el cinismo de juzgar de incoherente a quien hace lo más coherente, al parecer este Draw no era tan agresivo como el que conocía, pero si igual de irritante y sínico, como me cuesta entender a estas criaturas, primero parece amable, ahora es un fastidio.

En fin, lo que realmente me interesaba era llegar al valle. Así que espero a que terminara de hablar y dije con un tono algo impaciente.

-Si no hay nada más que resolver por aquí, Podrían terminar de discutir esos asuntos mientras continuamos ¿no?

Finalmente, la paladín accedió a acompañarme lejos de la bandada de carroñeros dispuesta a luchar por su alimento. Nos alejamos a la carrera, todo lo rápido que a mi compañera le permitía el peso de su formidable armadura, aún más al tirar yo de ella por el brazo, que no solté hasta que estuvimos a suficiente distancia. Me giré, comprobando que Valentine lograba huir a caballo tras liberar los cuerpos, no sin llevarse algunas heridas no demasiado graves en el proceso, y me arrebujé en mi oscura capa oyendo cómo Aalis renegaba.

Si un día caes... -Corregí el supuesto del que hablaba, sin apartar ojo de la bandada a lo lejos- ...tu cuerpo no será más que un cuerpo. Dudo que ninguno de los presentes conozca la naturaleza de la muerte como yo. -Torcí el gesto, mirándola brevemente de reojo, consciente de que había sonado más dura de lo que pretendía- Pero... velaré tu cuerpo y lo honraré, si es tu deseo. -Ofrecí agachando la mirada, incómoda con el cariz de aquella conversación- Respetaría tus deseos en la muerte como te respeto en vida. -Carraspeé, dándole la espalda- Estoy de acuerdo con la no elfa... Prosigamos...

--¿No elfa?¿Alguien tiene algo que explicarme o tendré que esperar mucho más?No es que me sorprenda, resultó un tanto extraño pero prefiero oírlo de la boca de nuestro "magnífico y adorable impostor", por otro lado yo podría, o no, compartir de donde viene el humo y que es lo que se oculta más allá, ambas me parecen interesantes igualmente interesantes historias.--ladeo la cabeza con curiosidad y complacido de hacerse el interesante.-- Si, me parece un negocio equitativo, a las malas siempre podría convertirte en algo más útil que un elfo sin orejas, bien, bien veamos estoy divagando, así la casa. He encontrado una pequeña casucha oculta entre las rocas, el hombre que la regenta no parece en exceso amigable, pero no me dejé ver, tiene buen gusto para las canciones picantes , muy mal gusto por la cocina y una magnifica arma a su espalda la cual le inspira seguridad y confianza. Debe estar a punto de terminar de cocinar así que no veo por que no visitarle en vuestra compañía, tal vez no invite a pasar o tal ves le reduzcamos rápidamente si sus intenciones no son nobles. ¿Y bien, qué me decís?Estoy seguro que no debe recibir muchas visitas por este vecindario y tal vez sepa algo más de los bandidos o sea uno de ellos, me maravilla tan amplio abanico de posibilidades, es tan apasionante como una novela de alcoba escrita por un goblin.

Por otro lado me parece muy interesante lo que propone Elsbeth, un intercambio cultural, esta noche durante la cena podríamos contarnos que esperáis que hagamos los demás si algún día caéis en batalla. Imagino que es una manera como cualquier otra de conocernos un poco mejor. --dijo algo aburrido de su hallazgo pero interesado por la historia del recién llegado.

Curándome las heridas de los malditos pájaros, presto atención a las divagaciones del drow. ¿Un tipo con un arma grande? Eso no significa nada. Puede que no sepa ni usarla. O puede que sí. Podemos seguir hacia nuestro destino o ir a visitarle. Por otro lado, ¿a que viene esa obsesión por conocernos y por entender de nuestras costumbres? Se hace cansino. La verdad es que me da igual tomar un rumbo u otro.

-Como queráis. Pero obviando la parte en que lo reducimos. Está en su casa, y me niego a atacarlo sin más.

-Así que un hombre, quizá podamos obtener algo de información y en eso soy buena, bastante buena diría yo, generalmente logro caerle bien a la gente.

Digo mientras ignoro los comentarios del Drow diferentes a los de la casa, comentarios que me resultaba tan incoherente como confuso, no por su lenguaje elaborado, sino por sus argumentos incoherentes. Impostora, no me he echo pasar por nadie, soy quien soy y soy muchos y uno, todos soy yo, que sabe él. Eso de saber mi linaje, pues mientras todos cuentas sus historias se pasará la vida y no avanzaremos, y creo que en este grupo hay más rarezas que mis orejas, ya se dará oportunidad para contar historias, sin embargo, por ahora, prefiero guardarme mis pensamientos y me limito a ofrecerle una mirada de molestia.

Pese a su irritante actitud, estaba de acuerdo en que sería buena idea hablar con aquel hombre y enterarnos un poco del contexto del lugar.

-Si están de acuerdo podemos ir y hablare con él, es muy probable que logre obtener buena información.

si la paladín daba su aprobación, que era quien se mantenía en silencio sobre le tema, encabezo el grupo en dirección a aquella casa 

Nos alejamos de la bandada de cuervos tan rápido como pudimos, siendo aún llevada del brazo por Elsbeth. Esta sólo me soltó al alcanzar una distancia prudencial, dando una respuesta al comentario que había hecho acerca del momento de mi fallecimiento.

Hizo alusión a su conocimiento sobre la muerte, diciendo que mi cuerpo no sería más que eso, ante lo que no me atreví a replicar. Era innegable que conocía la muerte mucho mejor que yo, pero no se trataba únicamente del fallecido, sino de quienes aún quedaban con vida. Fue entonces cuando aceptó seguir mis deseos cuando pereciera, respetándome como lo hacía en vida.

- Elsbeth… - musité conmovida, viendo cómo me daba la espalda de forma repentina, animándome a proseguir.

Había querido cortar la conversación en ese punto, aquello era algo que me había quedado más que claro, como claro tenía que eso no quedaría así. Retomé el paso para seguirla, momento en el que el drow comenzó a pronunciarse.

Con más rodeo del necesario, nos informó de lo que había podido presenciar en la cabaña, abriéndose ante nosotros un nuevo camino. Sopesaba sus palabras cuando escuché la referencia que hacía a la propuesta de Elsbeth, abriéndose mis ojos como platos y dirigiendo estos a la nigromante.

¿Qué propuesta?

No, me negaba a hablar de algo así sin más, de manera programada, con aquella “no elfa” presente. No sabíamos prácticamente nada de ella y no estaba permitiéndome confiar con su actitud.

Cuando Valentine se pronunció enarqué una ceja. El mago a veces jugaba con ciertos límites que no eran de mi agrado, pero en esta ocasión se había mostrado bastante prudente, lo único reprochable era aquella excesiva verborrea.

- Valentine, Olplyn ha hablado de reducirlo si no tiene buenas intenciones, en cuyo caso estoy de acuerdo. Es indiferente que esté en su hogar, no hay lugar donde el mal pueda esconderse. – repliqué en tono conciliador, justo antes de que Sol se pronunciara.

Tuve que aguantar una irónica sonrisa cuando hizo alusión a que solía caerle bien a la gente. Estaba visto que con nosotros era una de esas raras ocasiones en que "no caía bien”. Al menos en mi caso, me generaba suspicacia, y este parecía ser también el caso del drow; incluso me atrevería a decir que el de Elsbeth, pero dado su mutismo sobre la última incorporación no me atrevía a determinar nada.

- Me parece bien, acerquémonos. Pero recordad que el hombre es inocente a menos que se demuestre lo contrario y estamos irrumpiendo en su casa, seamos amables. – dije con contundencia.

Había tratado de avanzar, reanudar el camino, pero mis compañeros se empeñaban en hablar, especialmente el drow cuya verborrea parecía inagotable. Al menos se dignó compartir lo que había descubierto acerca de aquella cabaña, algo que no me despertó el menor interés. Lo que sí me hizo mirarle de medio lado fue la mención a una propuesta mía, una que no había formulado tal cual. No había intercambio cultural que me interesase, de momento, salvo el que me unía a Aalis. Los demás aún tenían mucho camino por delante si pretendían que les dispensase igual trato que a la paladín.

El mago, inmiscuyéndose en conversaciones privadas como aquella, lo tenía aún más complicado.

Para mi sorpresa, todos parecían de acuerdo en abandonar el camino a la ciudad para visitar aquella cabaña. Enarqué una ceja, dispuesta a protestar, cuando me vi completamente sola en mi postura. ¿Que sentido tenía? ¿Ibamos acaso a acercarnos a cada cabaña, granja o tienda de aquel territorio? No lo veía lógico... Debía ser en las aglomeraciones urbanas donde recabasemos pistas acerca de la localización de la cripta que buscábamos, o al menos de dónde buscar otras pistas más fiables. Visitar a cada leñador, granjero, pastor o eremita me parecía una pérdida de tiempo.

Ya está decidido, según parece... -Admití en un reniego, suspirando antes de echar a andar, hundiendo mi rostro gacho en las sombras de mi capucha.