Partida Rol por web

un nuevo anochecer llega y los cadavéricos cuerpos de los no-muertos vuelven a la no-vida gracias al místico efecto de la vitae. El príncipe Radu manda a uno de sus ghouls para disculpar no poder despedirse, pero al parecer un asunto urgente ha reclamado su atención ya a primera hora de la noche. El ghoul comunica que lo prometido por Radu les espera a la salida del poblado, y manda sus mejores deseos tanto para el viaje como para la empresa.

Al salir de la ciudad el grupo vuelve a estar al completo, con Austère incluido y tal y como estaba prometido, os aguarda un único carruaje (Volveréis a estar apretados) cargados con vuestros equipajes y varios arcones mas, donde deben estar los recursos prometidos por el príncipe de Bistriz. Por desgracia no hay ningún ghoul cochero a juego con el vehículo.

Ian y Sherazina aguardan junto al mismo, aun mostrando las marcas de la extraña epidemia que no parecen mejorar, unos metros mas alejados de ellos y con el rostro tapado casi en su totalidad se encuentra Alexandra la única mortal que no sucumbió a la enfermedad. Ian informa de que los pocos ghouls supervivientes del ataque, se han marchado a buscar fortuna con otros amos mas complaciente o que como mínimo los alimenten.

Junto al carro se encuentras también esperándoos Myka y Silvan, el primero sonríe al veros y toma la palabra.

El hermoso tzimisce toma la palabra.

-El príncipe me ha comentado vuestro cometido en estas tierras, no se a que se devía tanto secretismo por vuestra parte es una empresa encomiable. La cuestión es que hemos tomado la decisión de que mi pupilo Silvan os acompañara y ayudara a partir de ahora.

Pasa su brazo sobre los hombros de Silvan al comenzar a hablar de el.

-A pasado casi toda su no-vida conmigo y creo que es momento de que se relacione con gente mas de su edad. Después de todo vosotros sois el futuro. No os preocupéis por la recompensa que os hayan prometido, Radu y Vencel hablaran sobre que posible recompensa puede tener mi joven pupilo. Tratadlo bien... mejor de lo que habéis tratado a otros al menos.

Mientras el grupo comienza a cargar sus cosas en el carruaje, Myka te separa un momento para hablarte en privado.

-Escúchame bien por que voy a darte una buena lección de como se planta la semilla de un buen plan y se recogen las frutas con el tiempo. Cuando vayas con ellos quiero que seas mis ojos, infórmame de que es lo que ocurre con regularidad, dime quien va y quien viene, los sucesos mas importantes en resumen cualquier cosa que creas que es digna de mención. Y lo mas importante...

Bajo aun mas la voz, de tal manera que tan solo mejorando tu oído con el auspex eran capaz de escucharle.

-...Que esa torre no este terminada a tiempo, mientras que yo no te indique lo contrario, sabotea el proyecto. Roba, miente, asesina, haz lo que sea necesario para que el proyecto no avance como debe. Pero se discreto, sobra decir que si te descubren yo negare cualquier implicación. Cumple con tu cometido y seras el mejor recompensado de todos.

Gracias a la cortesía del príncipe Radu, te sientes completamente lleno y saciado de vitae, empiezas este nuevo tramo del viaje con la Bestia totalmente relajada.

Tras tu temtepie de sangre muerta te sientes totalmente lleno y emprendes este nuevo tramo del viaje sabiendo que tu Bestia esta satisfecha y que el hambre no sera una preocupación en una buena temporada.

Gracias a la cortesía del príncipe Radu, te sientes completamente lleno y saciado de vitae, empiezas este nuevo tramo del viaje con la Bestia totalmente relajada.

Gracias a la cortesía del príncipe Radu, te sientes completamente lleno y saciado de vitae, empiezas este nuevo tramo del viaje con la Bestia totalmente relajada.

Gracias a la cortesía del príncipe Radu, te sientes completamente lleno y saciado de vitae, empiezas este nuevo tramo del viaje con la Bestia totalmente relajada.

Cuando el grupo se reencuentra Austère estaba ahí para recibirlos. Melvin sintió como la marioneta se inquietaba y salía de su bolsa para reunirse corriendo con su dueño.

-¡Mi querida Lorens! ¡A mis brazos! -Grita el engendro cuando se agacha con los brazos abiertos para recibirla y estrechar a su pequeña "hija". Sin poder evitarlo por la emoción al vampiro se le escapan un par de lagrimas rojas
-Me consta que te lo pasaste muy bien ¿y que tal el castillo? De seguro que debía ser una maravilla arquitectónica.

Cuando dejaron de abrazarse la marioneta empezó a gesticular delante de su dueño, como sin mantuvieran una conversación pero sin hablar en ningún momento.

-¡OH! Ya veo... ¿ Y te acordaste de darle las gracia al señor Melvin por sus extraños cuidados? -Tras la pregunta la marioneta se rascó la cabeza y negó. Se dio la vuelta y le enseñó el dedo corazón al Malkavian.

-¡Lorens! No estaba siendo sarcástico. En fin ¿que tal os fue, compañeros? Yo estuve aquí muriéndome de asco... -Dijo jocoso, esperando que alguien pillara la broma.

El Malkavian estaba extrañamente bien aquella noche. Había tenido un sueño agradable, y se sentía totalmente lleno. Luminoso tal vez. Cuando el engendro se dirigió a él, el Malkavian le respondió.

- De nada... supongo... - se estiró el cuello de su larga gabardina, consiguiendo una simetría perfecta en ambos lados de su parte superior - Supongo que debo contentarme con eso. Por cierto... - se acercó a los oídos del Nosferatu - mantén vigilados a tus amiguitos. Sobre todo a Lorens, pero sobre todo a Tomas. Son muy... inquietos.

Cuando terminó con el Nosferatu, se dirigió hacía el nuevo integrante del grupo. Lo intentó abordar de frente, pero se frenó en seco, retrocedió unos metros, y se dirigió hacía él inclinándose un poco sobre la propia vertical, casi en diagonal. Cuando llegó hasta él, hizo el amago de ofrecerle su mano, pero rectificó rápidamente. Después de varias rectificaciones de protocolo, decidió inclinarse ligeramente, y se presentó:

- Mi nombre es Melvin. Supongo que ya te habrán informado de cual es nuestro cometido. Si a partir de ahora vas a acompañarnos en nuestra misión, bienvenido seas.

Esperó una respuesta del joven cainita, y abandonó su posición retrocediendo lentamente sobre sus pasos.

Cuando Melvin se aproximó Austère retrocedió un paso y extendió el brazo entre ellos para poner tierra de por medio.

-¡Hey, calma! ¡Ya te dije que estoy agradecido! -Exclamó preocupado, quizás su compañero quería golpearle o peor, violarle la mente. -¡Pero lo que tengas que decirme hazlo manteniendo la distancia! -Por lo demás escuchó obedientemente a su compañero y asintió con la deformada cabeza.

-Hohoho... ¡Si, mis pequeños son unos traviesos!

Tras su presentación al grupo, Silvan con un brazo chocando con su estomago y el otro estirado se inclina levemente en forma de saludo mientras muestra una sonrisa poco marcada.

-Estoy Impaciente por emprender el viaje con un grupo tan prometedor y jovial, espero aprender mucho de todo esto.- Añade de forma amigable mientras recorre con su mirada a todos los presentes.

Mientras el grupo carga sus vienes para el viaje, Silvan asiente con la cabeza a las palabras de Myka y prepara sus cosas sin mayor demora. Cuando se disponía a subir al carruaje ve como se aproxima titubeante el Malkavian -Gracias por su bienvenida Melvin.- Le dice mostrando esta vez una mayor sonrisa. -Estoy encantado de estar aquí y aunque conozco el cometido que aguarda, me ha llamado la atención vuestro trato con el príncipe, supongo que no puede contarme sus motivos, ¿me equivoco?- Manifestando su lado curioso.

Melvin arqueó una de sus cejas cuando el Nosferatu se alejó cuando le estaba hablando. Empezaba a sospechar que ese cainita no estaba del todo bien. Pobrecito... pensó para sí mismo, pero él no podía hacer nada.

Cuando Silvan terminó, Melvin comenzó a rascarse delicadamente la parte trasera de su oreja derecha. Dos toquecitos con el dedo índice, tres con el corazón, dos toquecitos con el dedo índice, tres con el corazón. Tenía un cierto ritmo y todo. Cualquier Toreador habría quedado embelesado ante tal maravilla rítmica, apenas apreciable por nadie. Mientras tanto, contestó a las preguntas de Silvan:

- No hay nada que ocultar realmente, mi reciente amigo - Melvin le señaló su nuevo carruaje - básicamente el príncipe fue tan amable de ofrecernos lo que le pedimos. Tus respuestas están ahí. Esos arcones deberían ser suficiente para saciar tu curiosidad... - una leve sonrisa se dibujó en la cara del Malkavian - bueno... dijo mientras se estiraba, y cesando el hipnótico movimiento rascador sobre su oreja lo mejor será proseguir con el viaje. Esta vez iremos todos en el mismo, así que no creo que haya ningún problema...

Esperó a ver si alguno de sus compañeros tenía algo que decir, para una vez terminadas las conversaciones adelantarse hacía el carruaje, y comenzar a ver en qué estado se encontraba, para más tarde subir en él.

Mientras se desarrollaba la conversa, Austère bolbió a enganchar los hilos de Lorens y a dejarla colgando de su cintura, pero al parecer la marioneta estaba demasiado "viva" para quedarse quieta esta vez, cual perrillo contento que sin moverse del sitio no está del todo quieto.

-¡Lorens, haz el favor! ¡Si no dejas de moverte no podré ponerte los hilos! Mira a Tomas, tan muerto y quieto, así da gusto.

Tras su empeño, el engendro se aproxima a su nuevo compañero curioso. Tras un minuto baja la intensa mirada sin párpados del Nosferatu este le tiende la mano, pero no la suya, la del cadáver que había amputado, para que la estrechara. Aunque arrugada había dejado de descomponerse demasiado rápido y empezado a secarse como las momias o la carne de cecina. Así y todo los dedos se movieron inquietos, esperando ser estrechados.

-¡Encantado! Yo soy Austère Cautere. Soy el líder del grupo ademas del tesorero.

Silvan se quedó con expresión sorprendida y agraciada al escuchar las palabras aparentemente sinceras que le brindaba Melvin -Me alegra escuchar eso, no me sentiría cómodo pensando que se oculta algo y supongo que ustedes tampoco, dejando a un lado sus excentricidades que le caracterizan, parece de fiar.- Le palmó un hombro para expresar confianza y luego el otro, pensando en el aprecio de la simetría de su compañero -Así como a la mayoría.- Exhibiendo una sonrisa y dirigiendo la mira al grupo.

Al parecer Melvin no era el único que se presentaba formalmente, el Nosferatu que le había llamado la atención a Silvan desde su primer encuentro, reincide en la presentación un tanto pintoresca -Veo que se tiene mucho aprecio a si mismo, tanto por evitar contacto como con su, al parecer impuesto rango, pero admito que tiene sentido del humor.- Dice entre risas mientras se mete las manos en los bolsillos -Espero que no le moleste que no le estreche esa mano, a decir verdad estoy encantado de conocerle, pero no puedo estar encantado de conocer a la persona a la que pertenecía esa mano.-

La mano se cerró, como decepcionada ¿Porque nadie quería estrecharla? Estaba limpia, Austère mismo se había encargado de limpiar la roña que había entre las uñas para que no resultara desagradable. Algo confundido por el trato dado disimuló el rechazo rascándose la cabeza. Esta ves parecía que tuviera cortezas secas de sangre coagulada. Quizás durante su ausencia había sido atacado por algo... podía ser eso o quizás fuera otra de las desagradables alteraciones que disfrutaba provocar en su cuerpo.

-Vaya, Austère, menudo corte. -Se mofó Tomas, quien hacia mucho estaba en silencio.

-Tomas, tu piel pertenecía a un orondo humano... ¿Quieres que te la arranque a tiras de la misma forma? Pues a callar.

Con las presentaciones ya hechas, el grupo vuelve a ponerse en marcha Ian se pone a mandos del mismo pues no parece haber mucha mas opción. Los otros ghouls deben ir andando y los cainitas se amontonan con un pequeño espacio por persona, si desean ir todos juntos.

El viaje prosigue con los caballos haciendo un esfuerzo por llevar el carruaje por caminos de montaña, haciendo pronunciados giros y poniéndose al borde del abismo en mas de una ocasión. Tardan un día entero en llegar a la cumbre, donde los restos calcinados de una torre de una torre se alzan como las lápidas de un cementerio.

Ni siquiera esto seria visible en la oscuridad de no ser por un par de antorchas que chisporrotean en el suelo. El sonido de alguien que cava y la voz de un hombre cantando un himno en tono bajo perturban la calma de la noche.

El Nosferátu no había pasado mal día a pesar de las estrecheces. Acostumbraba a dormir compartiendo tumba, a decir verdad incluso dormía "mirando" y abrazando a su compañero. Aunque le apetecía mucho, por respeto no se puso cariñoso con Blythe, aquello podía molestar siendo mujer de tan buenos modales. Por desgracia su cabeza estuvo mirando al Malkavian, el único bajo clan que parecía disfrutar del contacto con el engendro. Aunque Austère tenia algún que otro prejuicio no le quedaba mas remedio ya que el sombrero de plumas de Alberto le daría en la cara, de Silvan no le había gustado que cuestionara su autoridad y Stepan era el paria del grupo.

El carro se detuvo con una pequeña sacudida, pero fue suficiente para sacar al Nosferatu de la fingida calma y seriedad. Cuando lo sintió intentó salir del carro el primero, incluso si para ello tenia que pasar por encima de compañeros o arrastrándose.

-¡¡Llegamos!! ¡¡Al fin!! -Exclamó emocionado.

Tras bajar hizo como si respirase el ambiente. Sus pulmones hacía tiempo que se habían marchitado (incluso mas que el resto de vampiros, si es que aún los conservaba), pero podía sentir el aroma de tierra removida, aún caliente del sol durante todo el día... y entre los dedos de sus pies.

-¡Este es el lugar, compañeros! ¡Justo aquí edificaré una magnífica torre que llevará mi nombre! Bueno, es un decir porque llamarla Torre Austera no suena muy bien... ¿O tal vez si? Tendremos tiempo para pensarlo. Lo mas importante ¿Donde nos alojaremos?.

Al escuchar el cantar de una persona y el sonido de la pala el engendro mira en su dirección.

-Parece que ya están preparando mi dormitorio. -Soltó entre risas, chocando palmas y unos pequeños saltos, cual colegiala emocionada.

Después de comprobar el buen estado del carruaje, Melvin subió a él. Se dispuso como pudo, aunque realmente no tuvo reparos en la forma en la que sus compañeros se sentaron. Parecía que el tiempo que habían pasado con el Malkavian les había hecho madurar, incluso Silvan que era nuevo en el grupo se sentó correctamente.

Así pues, el viaje fue tranquilo y silencioso. Austere pasó gran parte del viaje con la mirada fija en el Malkavian, y Melvin, de la misma manera, decidió ser generoso y corresponderle con el mismo gesto. Aún así, sus arremolinadas retinas captaban a todos sus compañeros, a los que también percibía adecuadamente.

Al llegar a su destino, Ian detuvo el carruaje y los cainitas eran libres de empezar a visualizar la zona. Austere fue el primero en bajar, alegre y bucólico, y seguidamente el propia Melvin acompañó al engendro.

Al bajar del carruaje, golpeó varias veces con la puntera del pie el suelo, para una vez finalizado, observar sus manos. Primero la derecha, luego la izquierda. Bien, parecía que estaba todo en orden. Decidió continuar, está vez dirigiéndose donde se situaban las pequeñas pinceladas luminosas de las antorchas, y el extraño himno que sonaba desde la lejanía.