Partida Rol por web

Finalmente todo había terminado en su muro y los disparos empezaban a disminuir en intensidad en los otros, el ataque podía darse por finalizado.
Miró durante un rato hacia la base del muro lleno de bichos muertos asegurándose que ninguno de ellos se movía, no quería tener ninguna sorpresa desagradable. Cuando estuvo seguro de que estaban todos bien muertos sonrió y se sentó en el suelo apoyando su espalda contra el muro. Se unió a la alegría general.

-Gracias Sargento! Buen trabajo a todos!

Allí sentado rememoró la batalla paso tras paso, había tenido buenos y malos momentos, algunos que quisiera olvidar como cuando el miedo lo venció y dejó su puesto durante unos momentos. Pero había conseguido sobreponerse y volver para abatir a unos cuantos enemigos.

-Si, buen trabajo.

Murmuró para si mismo mientras sacaba su cargador usado y ponía el único intacto que le quedaba.

50 balas, ¿Serán bastantes para otro asalto?

Fuera como fuera es lo que tenía y lo usaría todo contra sus enemigos. Ahora el Sargento lo había dejado libre hasta la segunda guardia, así que apoyó el rifle en sus piernas y cerró los ojos intentando descansar.

Mkoll se encontraba sentado y arropado después del combate. No sabía muy bien por qué, ni qué había pasado, ni cuanto debería quedarse así... Pero así se encontraba. Mientras seguía tatareando, algunos fragmentos del combate le venían a la mente. Y el peor de todos, el que incluso lograba entrecortar su voz mientras tatareaba, era el de aquel pobre diablo de la otra escuadra deshaciéndose en la llamarada que él logró evitar. 

A partir de ahí, en parte y sólo en parte era consciente de que algo se quebró dentro de él. Pero ya daba igual. Sin embargo, sí que recordaba algo. Les habían dicho que la Flota les sacaría de allí, pero no había señales de ello. Tampoco nadie se había molestado en comunicarle nada, así que sólo quedaba una conclusión: él tenía razón. Les habían abandonado a su suerte en aquel planeta, juntando bichos para luego hacer de blanco. 

Ante la idea, empezó a reírse cada vez más, mientras de vez en cuando soltaba un:

-¡La Infantería pelea, la Flota se pasea!

-En vez de venir a besarme te vas a tomar una cerveza con tus amigotes???.-Con un deje de risa en la voz hizo un comentario en alto mientras se acercaba al sargento y cogía el cargador que le tendía.-Esta escuadra ya no es lo que era sargento. Por cierto, ya que están asignadas las guardias voy a darme una vuelta por el cuartel, solo por si acaso "algo" se haya colado mientras estábamos distraidos y de paso le miro el perfecto culo a la cabo de la Eco. -Se puso firmes y saludó.-Si da usted su permiso señor.

Registro a Mkoll y compruebo que su munición es especial para su rifle Hakweye, distinto a nuestros Morita. Lleva también un cuchillo de combate, una pistola y una granada.

- "Señor, su munición de rifle no es compatible con la nuestra. Si no quiere que le despoje de sus armas, entonces lo único que puedo llevarme es una granada, señor." -

Gracias sargento- le dice tras coger el cargador que le ofrece- cabo... lo siento, me es mas apetecible la cerveza que besarte- le responde. Da un trago a la cerveza, que le supo a gloria. Un buen premio después del trabajo realizado.

-¡Señor, sí señor! -Respondo inmediatamente ante las órdenes del Sargento, notando cómo se me calienta el ánimo ante todos los piropos que nos está echando encima. Aguanto lo suficiente mientras guardo la cantimplora medio vacía para escuchar el turno que me toca, el último... el más jodido, siempre. Pero no es algo que no pueda aguantar, así que me vuelvo a echar el petate a la espalda y, rifle en mano, me acerco a nuestra técnico. -Vamos Billy, pongámonos a currar antes de que a los bichos les apetezca volver para saludarnos. -Le digo en un tono jovial. Ahora que ha pasado todo el condenado calvario por ahora, parece demasiado sencillo volver a recuperar el buen humor. Y qué demonios, tengo bien claro que es una mentira como una casa, y que por dentro estoy temblando acojonado por otra oleada con más bichos, pero por ahora me vale. -La puerta ha sufrido bastante, ¿empezamos por ahí?

Me tomo una ración de campaña y luego me retiro a uno de los barracones a descansar como puedo, arrebujado en una manta. Dormiré algo hasta mi turno de guardia.

Cogió la cerveza al vuelo y con el primer trago ya se sintió algo mejor, más animada. Y el sargento estaba también de buen humor, como los muchachos, y no dudó en subirse al carro, aunque sin dejar de lado las responsabilidades, preparando ya unos turnos de guardia para todo el escuadrón. Aceptó el cargador que el sargento le tendió, con un asentimiento suave y agradable, diciendo:

- Muy amable, sargento, pero... ¿no le hará falta a usted o a alguno de los demás? - le preguntó - Aún tengo bastante munición para la escopeta y si se acercan lo suficiente seguirá siendo tan efectiva como hasta ahora.

Se sentó en el suelo, acomodándose contra el parapeto del muro, entrecerrando los ojos mientras daba sorbos a la cerveza. Prefería descansar allí mismo, en el muro, y levantarse como un resorte si pasaba algo. No sin antes exclamarle al cabo, risueña:

- ¡No te deja en buen lugar que tengas que ir a mirar culos de otros escuadrones! ¡Y menos cuando trabajas con mujeres armadas!

Bockman se colocó la cerveza sobre el muro mientras colocaba su morita de forma cómoda y observaba el desierto páramo helado. Le habían ordenado la primera guardia y no quería defraudarles. Estaba cansado de tanta adrenalina que al desaparecer sus efectos le había dejado algo atontado. Por suerte algo de líquido mientras oteaba el horizonte le servía para mantener los sentidos y los comentarios graciosos de sus compañeros de escuadrón mientras se sentaban a descansar le servían de entretenimiento. Mirando al montón de bichos que se encuentran bajo los pies del muro, observo como estos han hecho un escalón que podría ser usado por el posible siguiente ataque.

- Sargento esa pila de bichos muertos pueden ayudar a los siguientes a ascender el muro evitando tener que romperlo, no podríamos incinerarlos de alguna forma?- No sabía si era posible por tiempo o por disponibilidad de gasolina, pero el caso es que no era agradable ver tanto bicho muerto a tus pies. - Aunque mejor muertos que vivos sin duda.

El cabo no se dio la vuelta al oir el comentario de su compañera, sonrió sin que le vieran y siguió andando hacia las escaleras que descendian al patio.-No te pongas asi Sonia. Sabes que siempre me gustará el tuyo, pero a menos que quieras enseñármelo, y ahora hace demasiado frío para proponérmelo, tengo debilidades humanas. Eres nuestra chica Fox recuérdalo... después de Raynor claro.-Al alcanzar las escaleras se paró, la guiñó un ojo (aunque no estaba muy seguro de si le vería) y descendió al congelado patio para hacer un reconocimiento de la zona.

Estoy durmiendo, soñando que estoy en Nueva Gales del Sur, fumándome una pipa mientras mi padre me habla de los impuestos locales.

Raynor movió la cabeza hacia los lados mientras una sonrisa se le dibujaba en la cara tras el comentario del Cabo. Descansaba con los ojos cerrados apoyado en el muro pero seguía escuchando las conversaciones de sus compañeros.

-Gracias por el cumplido Cabo, pero me temo que sigo negándome a cenar con usted.

Abrió los ojos y miró a su alrededor para ver donde se encontraba el Cabo pero no pudo verlo.

¿Donde está metido?

Volvió a cerrar los ojos de nuevo y a acomodar su espalda contra el muro.

Respondo a Sonia acerca de los cargadores mientras saco otro más de mi cinturón y se lo tiendo a Raynor:

 - "Te lo paso porque la idea es que no lleguen a estar cerca. Si ese el caso y no tenemos más balas de rifle, bueno, ya sé a quién relegar más responsabilidad. Yo tengo granadas, mi pistola, mi rifle y mis cojones. No necesito más para defender este muro."

Luego respondo a Kurt acerca de la munición de Mkoll:

 - "Está bien, quédate con esa granada entonces. Sé que no está en un estado muy útil, pero tampoco lo quiero desnudo."

Luego de eso pienso un momento en el montón de bichos muertos que hay abajo, pues están exactamente como quería que estuviesen antes para hacer una barrera de fuego que proteja el muro. Hablo para todos antes de decidir:

 - "Bockman, en el lado oeste del muro hice que dejaran la mitad del combustible encontrado. Riéguelo sobre los cadáveres y enciéndales fuego para que cubran el muro. Eso mantendrá a los bichos atacantes un poco alejados, espero que lo suficiente para que no dañen el muro como hicieron antes."

Mantengo la mira en el horizonte esperando a que los arácnidos no contraataquen antes de que ese nuevo muro de fuego esté protegiendo nuestra posición, dándonos una oportunidad de mantenerlo hasta que la Flota llegue.

Abrió los ojos cuando sintió algo golpeándolo en su hombro. Pensó que era el Cabo que venía a continuar con la broma, pero se encontró al Sargento tendiéndole un cargador. Lo recogió con agradecimiento.

-Gracias Sargento, intentaré no fallarle. Dijo mientras guardaba el cargador en el cinturón. Mi rifle siempre estará a su servicio y al de toda la Fox. Acompañó sus palabras con un par de pequeños golpes sobre su morita.

Al menos esperaba si se producía otro ataque aguantar en el muro sin que el pánico volviera a apoderarse de él y dar buen uso a la munición que le habían confiado.

La cara se me iluminó al oir las palabras del sargento, había combustible. - Se hará enseguida sargento!- Desplazandome a la esquina oeste del muro recojo el combustible y comienzo a rociar los cadáveres desde esa esquina hasta el otro punto del muro sur. - Cada escuadrón que salve su culo. Pienso mientras cansado de los brazos y mentalmente continuo con la tarea encomendada.

Aunque parezca algo sencillo, su trabajo es el más difícil. Tiene que valorar todo el puto muro e intentar fortalecerlo para que los bichos aracnoides esos no entren en el fuerte y se los carguen a todos. Y como si tuviera suficiente material en ese lugar para hacerlo.

Y por si fuera poco, al alto mando les importa una mierda lo que les pueda pasar.

Sigue a Sonny hacia la puerta del fuerte. Si esa parte cae estarán perdidos.

-Vamos a ver como está la cosa. Como pinte mal tendremos que echar a bajo el fuerte para reforzar el muro. Joder, con los putos bichos.

Sigo dormitando hasta que me avisen para relevar en el muro a quien está ahora de guardia.

Con la respuesta del sargento, la latina sonrió levemente, asintiendo. Joder, si es que sabía ganarse a sus soldados, sin duda. Sonia estaba segura que sería capaz de seguirle al mismo infierno sin rechistar.

- Los cojones y los ovarios de toda la Fox están también defendiendo este muro, señor- le dijo con orgullo, sin borrar la sonrisa. Eso sí, lo de Mkoll la preocupaba, como a todos - Espero que se recupere pronto... No se le ve bien.

Tras eso, quedó acomodada de nuevo contra el muro, dispuesta a esperar allí, junto a los compañeros. Tenía algo de cansancio, no lo podía negar, pero no quería irse al interior. Prefería estar allí, en primera línea, lista para saltar a la mínima si ocurría lo peor.

Sin embargo, eso no evitó que, acabada la cerveza, entrecerrara los ojos, con la cabeza apoyada en la almena, para intentar reposar un poco. Cuanto más fresca estuviera para cuando la batalla se reanudara, mucho mejor.