Partida Rol por web

Cuando el grupo de investigadores pone rumbo a la iglesia, para tratar de averiguar el paradero de Charles Mallard.

Salís de la posada todos juntos, y ponéis rumbo a la iglesia de Yokelville, donde esperáis encontrar al reverendo del que os ha hablado miss Stone.

Por el camino, os cruzáis con un par de aldeanos, que os miran con cara de pocos amigos, y que se apartan del camino cuando vosotros pasáis por su lado, sin decir ni palabra.

También veis un par de casas en vuestro trayecto a la iglesia. En una de las casas, había una mujer a la ventana, y al veros, se apresura a cerrar la ventana y ocultarse en su interior.

El camino, no se le puede llamar carretera pues para ello requeriría un mejor asfaltado, desde luego, os lleva en línea recta hacia la Iglesia. Mary ya os especificó que al llegar a la iglesia el camino se bifurca en dos, rodeando el pueblo, así que es imposible perderse.

Gordon de acomoda su sombrero y tras ir por su maletín, parece preparado, y bastante divertido por la situación.

-:Vamos señor Mallard, en todo lugar hay buenos samaritanos, pero recuerde que por una bolsa de monedas, hasta Judas vende a Jesucristo- dijo con tranquilidad y otro cigarro en la boca -: Parece que nunca hubiese estado usted en Boston, podrá conseguir una o dos personas que le ayuden, pero con un pequeño incentivo, seguro que tiene bloques de búsqueda, multitudes felices de alegrarle... así se mueven las cosas en Boston, y en América, y no me lo he inventado yo- afortunadamente Gordon tiene una visión algo parcial, pero revelarle más cosas a Mycroft Mallard, sería una pérdida de tiempo.

Camina junto a los otros, observando al pueblo, y dando un silbido a gusto -: No me gustaría salir a dar un paseo durante la noche en este pueblo... no parece que se tenga en estima a los viajeros ocasionales... me pregunto si el bueno de Charlie, no se habrá topado con la hospitalidad de Yokelville y ahora esté realizando labores de jardinería- comenta despreocupado y tranquilo, como si no fuera de importancia. -Los titulares serían fantásticos, pueblo de maniáticos homicidas acaba con la vida de prestigioso Periodista- dijo mientras anotaba mentalmente.

- Vaya que me ha entrado un escalofrío, esperemos que el reverendo Winthorp sea mucho más parecido a la señorita Stone, de lo que lo son los residentes de este pueblo...- acaba su cigarro y lo arroja hacia un prado cercano, mientras ya va buscando el siguiente.

Aunque no lo parezca caballero, paso gran parte de mi tiempo en Boston, pero afortunadamente frecuentamos diferentes lugares respondo remarcando la palabra afortunadamente. En los locales que yo frequento, la gente es bastante mas altruista de lo que se piensa. Solo espero que el genero humano sea capaz de superar esa fiebre por el dolar, o el futuro que nos espera se tinta bastante oscuro.

Decido ignorar el resto de los comentarios y paso el resto del trayecto hasta la iglesia en silencio, recluido en mis pensamientos la verdad es que estoy harto preocupado, el hecho de que la posadera local no haya oido hablar de mi hermano no es buen augurio, no parecia que miss Stone nos estubiese mintiendo. ¿O acaso sus dotes como actriz son lo suficientemente buenas como para engañarnos? Dioses, debo alejarme de este sujeto, me esta pegando su desconfianza hacia el resto de las personas. Espero que el reverendo Winthorp puede arrojar algo de luz sobre este asunto.

Un crío se encuentra jugando cerca de la puerta de entrada a la iglesia. Juega en el suelo, con unas piedras del camino, alineándolas como formando un senderito por el que hace circular algunas más grandes, como si fuesen vehículos.

Sin embargo, al veros acercaros, os mira con espanto, se levanta, y sale corriendo hacia una de las casas, entrando y cerrando la puerta tras entrar a toda prisa.

Los hombres que se apartaron del camino al veros entrar, y a los que habéis dejado atrás, cuchichean entre ellos mientras os miran con curiosidad y recelo.

Al ver correr al podre criatura que tan solo esta jugando con unas simples piedras me pregunta si somos nosotros los que provocamos esas reacciones o el pueblo es siempre tan "hospitalario"

-Diablos, digo mirando a mis acompañantes que dios me perdone si le he hecho algo a ese pequeño sin quererlo pero...¿no les resulta extraño e inquietante el hecho de que todos estos lugareños si comporten de este modo ante nosotros?

Luego continuo caminando esperando llegar pronto a la iglesia y librarme de esas miradas.

Gordon Flemming rió estrepitosamente, casi escupiendo el cigarro -Ya lo puedo ver señor Mycroft, ha traído a todo un batallón de altruístas intelectuales como usted a buscar a su hermano...- y sonrió al cielo -Por supuesto, cuando uno se anda entre el Boston real, en el que está construída cada casa de esa hermosa ciudad, conoce a la gente como es realmente... hablo de las pasiones humanas exageradas... habló de saber moverse en lo que significa la sociedad, pero usted disculpe... seguramente tendrá algun diploma que enmarcar cuando regrese a su hogar- dijo con sarcasmo evidente.

Observa la reacción del chico, mantiene una sonrisa cínica a pesar de las circunstancias. Parece divertido con la intervención de Charlie Mallard. -: Es lo que he dicho joven Mallard, la hospitalidad de Yokelville es simplemente magnífica, no me extrañaría ver que empiecen a sacar escopetas mientras caminamos... pero aquí entre nos... su tío parece darse aires de no estar enterado de nada...- dijo mientras observaba por encima del hombro. -Empezaré a cuidarme la espalda, no quiero sorpresitas con estos amigables pueblerinos...-

Como bien decía Gordon, el bueno de Mallard no tenía demasiado claro el lugar en el que estaba

Es posible que, la anterior visita a la nuestra... Charlie, les diera esta desconfianza hacia los recien llegados

O tal vez sea esa una de esas historias en las que una oscura leyenda habita en un lúgubre pueblucho

Tomo un par de notas de mis ideas en una libretita de mano que saco y guardo con celeridad en mi bolsillo

Observo con el mismo descaro con el que cuchichean a los marujones del pueblo

A mí tampoco me sorprendería que a mi siguiente paso me colocaran el cañón de una escopeta en la cabeza

Paso con cuidado junto a las piedras del chaval

Solo faltaria darles motivos para ser hostiles

Y con cuidado pico a la puerta de la parroquia haciendo ademán de asomarme al interior

Estoy tenso, nervioso, y ni los agoreros comentarios de Gordon ni el talante de Mallard me tranquilizan

Llegáis ante la puerta de la iglesia sin más contratiempos:

By Camember

Jason pica a la puerta, pero os percatáis de que está abierta. No se escucha ningún ruido procedente del interior desde la puerta.

Tranquilo Charlie, es simplemente que estas personas no estan habituadas a las visitas por parte de la gente de la ciudad le digo a mi sobrino intentando serenarlo.

Pues espero no conocer jamas esa "verdadera Boston", como usted la llama caballero. Parece usted disfrutar de ese "mundo real" como usted lo llama, en el cual la gente es capaz de apuñalar a sus parientes por unos miseros centavos, y ademas desear que se extienda por el resto del mundo. ¿Esta usted diciendome que solo me ayudara a dar con el paradero de mi hermano si hay un incentivo economico de por medio? Eso tiene un nombre y es mendicidad. Digame, ¿es usted un mendigo o un caballero? le pregunto al empedernido fumador con una sarcastica sonrisa en el rostro.

Tras la falta de respuesta a la llamada de John, decido adentrarme en la pequeña iglesia, deseoso de hablar con el reverendo para intentar sonsacarle nuevos datos hacerca del paradero de mi hermano.

By Camember

Entráis en la pequeña iglesia, que está vacía. No se ve un alma en ella.

Echando un vistazo, se puede ver el altar al fondo, y ante él, formando una única hilera, una serie de bancos bastante maltrechos. La iglesia está muy limpia, casi se podría decir que impecable, aunque no se puede negar que se la ve bastante miserable, realmente pobre.

Cuando entráis, de una puerta verde que hay en el lateral derecho aparece un hombre entrado en años, que os mira con curiosidad y que sonríe al veros entrar.

-Bienvenidos a la casa del Señor- os dice, mientras se acerca a vosotros. Su voz es suave y agradable, y desde luego parece muy amistoso- Es bonito ver nuevamente a fieles visitando este sagrado lugar. Pero desde luego, no son ustedes de la zona, ¿no?

Es un hombre entrado en años, no muy alto, y bastante delgado. Pelo canoso, y barba blanca, lleva unas gruesas gafas poco favorecedoras. Viste un pantalón color caqui, y una camisa blanca bastante raída.

Os mira con curiosidad, pero contrariamente a lo acaecido en el camino a la iglesia, no parece incómodo o molesto por la presencia de turistas. Más bien todo lo contrario, a juzgar por la agradable sonrisa con la que os ha recibido.

¿Nuevamente?

Tras santiguarme frente al paupérrimo altar me giro hacia el sacerdote con una sonrisa radiante.

- No padre, somos forasteros en su bonito pueblo.- Me acerco a estrecharle la mano. - Alan Rowlandson, de los Rowlandson de Boston.- Señalo a mis compañeros. -Estos son los señores Mycroft y Charles Mallard.- Hago una pequeña pausa atento a su expresión antes de seguir con las presentaciones. - Ese caballero de mirada atenta es el señor Strawberry y el otro caballero del sombrero blanco el señor Flemming.

Ya discutiría con Mycroft Mallard luego sobre Boston, él estaba aquí por otros asuntos, y enfrascarse en mera dialéctica con el orgulloso profesor, era más una cuestión de diversión para los tiempos libres. Guardó una enorme sonrisa y mantuvo en sus labios el cigarrillo, saludó tocando el ala de su sombrero con una leve inclinación.

-: Muy buenos días tenga, Reverendo Winthorp- dijo con un gesto alegre y afable - Vaya que parece que los forasteros son recibidos con desconfianza, claro, yo haría lo mismo si tuviese malas experiencias con las visitas, es bastante común, aunque algo raro encontrarse con un desagrado generalizado, pero ya ve... es bueno estar en la Casa del Señor- dijo oteando toda la Iglesia, fingiendo curiosidad -Es un agradable sitio de reflexión... aunque algo vacío... supongo que aún no es la hora de la misa- sonrió siendo amable.

Sin saber muy bien que preguntarle así de entrada a un hombre de dios de aspecto y maneras tan educadas me limito a saludar y presentarme.

Y aprovechando la osadía de mis compañeros con sus preguntas paseo despreocupada mente por la iglesia en busca de al curioso con lo que mantenerme ocupado mientras escucho la conversación.

Ave Maria purisima pater saludo al padre haciendo la señal de la cruz efectivamente, como ya le han dicho mister Rowlandson y este amable caballero no somos de la zona. Estamos aqui en busca de una persona: mi desaparecido y querido hermano Charles Mallard, del cual no tenemos noticias desde hace unos dias.

Se trata de un hombre ya entrado en años, de estatura normal y complexion delgada. LLeva su cabello rubio corto, con ligeros tintes grisaceos debido a unas incipientes canas, tiene los ojos marrones y posee un prominente apendice nasal. Posee una voz suave y tiene un caracter amable, con gran facilidad para hacer amistades, ¿no habra usted visto a alguien que encaje con la descripcion en los ultimos dias, pater Winthorp? pregunto al ver que ninguno de mis compañeros a tenido a bien sacar el tema de que nos ha traido hasta la pequeña capilla.

No sólo no era creyente, sino que estar en una parroquia, aunque de pequeño tamaño, me hacia sentir incómodo

Pero no esa clase de incomodidad de la que nada quieres saber y tratas de evitar

Más bien una incómoda necesidad de mostrar profundo respeto y silencio ante las santas eminencias de la religión

Un respeto impuesto por décadas de tradición, que mis padres, como buenos cristianos, se habian encargado de inculcarme

El reverendo se muestra muchisimo más colaborador que el resto del pueblo, seguramente debería explicarnos el porque de tanto recelo, y muy probablemente tenga algo que deseemos saber, observo atento su cansada mirada a través de las enormes gafas, y su predisposición a acogernos.

Tal vez desee nos sentemos en algun lugar para hablar padre.

Mucho me temo que será el único, a parte de la Srita Stone, en todo el pueblo que nos brindará algo de conversación

Sonrio, pero no demasiado, no querría parecer grosero ni impertinente con el reverendo, querría que se sintiera en confianza para hablarnos cuanto supiera

Algo nervioso intentando recordar todas las preguntas que los recién llegados le han hecho, el reverendo os indica que os sentéis en un banco y él toma asiento, mirandoos con curiosidad.

-Pues sí, señor Mallard, he conocido a su hermano. En alguna ocasión se ha pasado por esta iglesia, cámara en mano, y ha intercambiado algunas palabras conmigo. Es un hombre muy agradable. ¿Por qué le están buscando? Hace unos cuantos días que no lo veo, aunque me había dicho que regresaría al término de las vacaciones navideñas.

Ante vuestras palabras sobre la cordialidad de Yokelville, lo veis bajar la cabeza, algo avergonzado, y retoma la conversación con aire alicaído.

-Mmmsí... No se puede decir que este lugar sea muy hospitalario, no. Pero bueno... Esto no siempre ha sido así... Pero sí, posiblemente la señorita Stone sea la persona más cordial y agradable que se vayan a encontrar por la zona.

"Así que Winthorp conoció a Mallard, un hombre que se pasa por una iglesia antes que una posada... es un comportamiento extraño, a menos claro, que tuviese otro sitio para alojarse... ¿una amante en el pueblo quizás? si era así, seguro que esto es toda una noticia" sonrió con este pensamiento, soltaría una bomba sobre Boston si resultaba ser, que uno de los más rectos y moralistas periodistas, tenía una segunda familia en un pueblo perdido en la nada. Después de eso, su reputación saldría a flote, y las acusaciones en su contra serían cosa del pasado. Que delicioso guiso se estaba cociendo.

Pero la segunda intervención era la idea, al diablo con los Mallard, con el idiota de Strawberry y con Rowlandson, seguro tendrían su misma impresión, pero sus modales refinados y educados les estorbarían. Él era un periodista, y uno muy bueno, no se detendría aún estando en la casa del señor.

-¿No siempre ha sido así, reverendo Winthorp? vaya que cuesta creerlo, ¿acaso este pueblo se contagió con algunos instintos xenófobos por algún mal trago en el pasado?¿Hubo algún evento que los pobladores recuerden y que les obligue a guardar tal resentimiento contra los extraños y a heredarlos a sus hijos?- y sacó su libreta, con una pluma para empezar a anotar todas las palabras del reverendo. Estaba en su papel -: ¿Quizás una vieja rencilla en el pasado que ha echado raices en la consciencia colectiva?- se acomodó el sombrero, puso su pierna derecha sobre la banca y con la otra al nivel del suelo, empezó a anotar...

¿Habrase visto tal falta de tacto? pienso fulminando con la mirada al incorregible fumandor ¿acaso hay espacio en el corazon de este hombre para algo mas que su propia ambicion? Jamas habria visto a alguien tan desconsiderado con sus semejantes. Estoy seguro de que seria capaz de condenar a toda la humanidad si con eso consiguiera una primicia.

No haga caso al caballero pater, no es de extrañar que en un pueblo pequeño como este la gente desconfie de los extraños que comienzan a bombardearles con preguntas antes siquiera de presentarse me apresuro a hablar intentando que las palabras del periodista queden en el olvido.

Me temo que no es usted el unico que no ha visto a mi hermano en los ultimos dias, pues la razon de nuestra venida a Yokelville no es otra que encontrar pistas acerca de su paradero, ya que hace varios dias que nadie tiene noticias suyas. Dice usted que paso varias veces por esta iglesia, ¿dijo en alguna de las ocasiones el porque de su estancia en Yokelville? Ademas, segun nos ha comentado miss Stone, mi hermano no se hospedo en la posada local, ¿comento por ventura si dormia en alguna casa local? Perdone que le avasalle de esta manera  con mis preguntas pater, pero estoy realmente preocupado por el le digo al reverendo con una amable sonrisa en el rostro.